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🔮capitulo ocho🔮


Pasó una semana y mi madre no apareció, Sebastián se quedó en mi casa y Dylan no volvió a acercarse a mi.

Sebastián se pasó esos siete días contándome todo lo ocurrido durante ese año, comprendí muchas cosas y nuevas dudas me surgieron.

Pase esa semana aprendiendo un nuevo hechizo para ocultar las orejas y la cola de mi Singapura.

—Ama ¿Realmente tengo que asistir a clases?

—Si, Sebastián, no quiero estar sola —respondí afligida.

—Me da miedo que mis orejas salgan a la luz.

—Tranquilo lo llevamos practicando y probando por 3 días todo estará bien.

—Tiene razón jefa.

Con un poco de magia me coloque los patines.

—Déjeme llevar su mochila

—No hace falta —Rei —Yo puedo.

—Quiero hacerlo ama.

Sin que me dejara responder me la quito.

—De acuerdo, vamos.

Ambos salimos de la casa, íbamos hablando sobre cómo hacer para que Dylan quisiera escuchar lo que pasó el último año cuando una moto chocó conmigo.

—¡Oh por dios! Ama, Jefa ¿Esta bien? —sebastian apresurado se agachó a mi lado

—¡Cornelia! —Se sorprendió aquel chico. —Lo siento tanto.

—¿Quién eres? Creo que rompiste mi brazo —quería llorar gracias a aquel dolor.

—Soy Mackie, no me conoces. Pero en la escuela de magia nos enseñan tu historia, la de tu padre, la de tu madre.

Mire asombrada a Sebastián.

—Dejame ayudarte. —se acercó a mí, se agachó y tomo con suavidad mi brazo.

Lo envolvió en una burbuja espesa y mi brazo lentamente dejo de doler.

—Listo señorita —hablo el tal Mackie

Estaba muy contenta, al fin conocía a otro hechicero.

—Entonces—corte el silencio —Gracias por curarme.

—Descuida, después de todo fue mi culpa.

—Debemos irnos —Habló Sebastián.

—Los llevo —Mackie señaló la moto.

—Gracias —De un chasquido me subí en ella.

Mackie se quedó mirando asombrado.

—Es la primera vez que veo a alguien transportándose, es magia de alto nivel, algunos nunca llegan a lograrlo, es decir, sus partículas nunca vuelven a unirse.
—Es algo simple —Sonreí—Creo.

El se subió delante mío y me ofreció un casco.

—Sebastián —Lo llamé —¿Vienes?

El con nerviosismo subió detrás mío y me abrazo por la cintura con fuerza.

—Bien señoritas —Mackie río—Nos vamos.

—¡Espera! —Grité —Debo ir a la escuela es la...

—Princesa, se cual es tu escuela.

¿Cómo es que sabe? ¿Leerá mi mente?

El puso la moto en marcha y avanzó con velocidad.

Llegamos al colegio y Dylan estaba ahí.

Hice de cuenta que no me importaba y dirigí mi atención a Mackie.

El me ayudó a bajar de la moto y Sebastián lo aparto celoso.

—Ella es mi Ama —Se quejo —Yo la ayudo.

—No te preocupes Sebastián, siempre serás el único singapura para mí —Rasque su mentón y el ronroneó.

Nos acercamos a la puerta del colegio y Dylan seguía ahí.

—Piérdete gatito —Mack golpeó el hombro de Dylan.

Interiormente reí mucho al ver la mandíbula apretada de Dylan.

—Asquerosos hechiceros —Susurró.

Mackie no se separaba de mi, Dylan no dejaba de vernos enojado y Sebastián creía que fue reemplazado.

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