🔮 Capítulo Dieciséis 🔮
—Ama —repitió Sabastian —¿Qué hace aquí? ¿Cómo llegó?
—Sebastian —corrí a abrazarlo.
Él se quedó estático, y no me correspondió.
—¿Por qué esta en bata de hospital? —me miró confundido.
— Es una larga historia —reí. —Lo importante ahora es que vengas conmigo —lo tomé de la mano.
—¿A donde? —se soltó y se apartó.
—¿No confías en mi? —mi corazón de estremeció de tristeza al ver su accionar.
—Ama ¿Cómo no confiaría en ti?
—Entonces vamos, tenemos que ir a un colegio para que estés a salvo de Eleanore.
—¿Un colegio? Ya vamos a uno —susurró lo ultimo.
—Este es un colegio...¿Mágico?
—¿El de la realeza?
—Si, eso creo que dijo mi mamá.
—No es lugar para alguien como yo —volvió a retroceder.
—Prometo que no dejaré que nada te pase Sebastian, no otra vez.
En mi vida pasada gracias a un descuido él murió en manos de un psicópata que estaba obsesionado conmigo y con las riquezas.
—Ama —sonó inseguro.
—Confía en mi, por favor ¿Si?
—De acuerdo —asintió.
—Gracias —lo tomé de la mano —Ahora, solo debemos encontrar a mi madre.
Como hice anterior mente para hallar a Sebastian busqué a mi madre.
—Aquí estamos
—Hija lo encontraste, solo debes esperar a que termine de rellenar este formulario así vamos a entregarlo al colegio.
—¿Formulario?
—Si, aquí se especifica que poder o habilidad tienes, de que familia provienes y otras cosas. Es muy importante.
—¿Ahí pondrás que Sebastian viene conmigo?
—Si, hay una sección especial para acompañantes o mascotas mágicas.
—Raro, pero de acuerdo.
—Ve a empacar.
Subí por las escaleras hasta mi cuarto sin soltar la mano de Sebastian.
—¿Ama quiere que la ayude a empacar?
—No hace falta —abrí la puerta de mi cuarto.
—¿Qué clase de tornado pasó aquí? —Él se sorprendió.
Mi cuarto era un desastre, libros abiertos y hojas desparramadas por todos lados, sin contar las tazas vacías y sucias por el suelo.
—El tornado del amor y en poco de desesperación —suspiré.
—¿Eh? —me miró confundido.
—No importa, ya estas aquí.
Di un aplauso y las cosas comenzaron a acomodarse y limpiarse.
Sebastian estaba mirando sorprendido.
—¿Crees que deba llevar la ropa?
—Claro, ama ¿Por qué lo pregunta?
—Por que puedo tan solo vestirme con magia. —suspiré.
Empaqué los libros que me faltaron leer y mi bufanda favorita.
—¿Eso es todo?
—Sip ¿Vos tenes algo por empacar?
—No, lo que ves es lo que tengo —el se encogió de hombros.
Me senté en el suelo y apoyé mi espalda contra la cama.
—Ven —susurré —siéntate a mi lado.
Él obedeció.
Apoyé mi cabeza sobre su hombro y suspiré.
—¿Se encuentra bien ama?
—Eso creo —susurré —Creo que estoy amando a alguien a quien no debo amar —lo miré fijo a los ojos.
—Comprendo ese sentimiento Corne —suspiró.
Mi corazón se aceleró, mi nombre sonaba tan bien desde sus labios.
Pero, él desde un inició marcó esa linea de Amo y sirviente, esa que dijo que nunca cruzaría y yo con mis egoístas sentimientos quiero obligarlo a hacerlo, a que cruce y borre esa linea.
—Cornellia ¿Estas lista? —Mi madre gritó desde abajo.
—Si —espabilé mis pensamientos.
—Bajen, ya nos vamos.
—Si..
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