—Si.

—Tu, voz se me hace tan familiar —respondí sin dudar.

—¿Necesito saber quien eres? —me pregunto con un tono desesperado.

—¿Quién soy? —quedé pensativa —Cornellia, soy Cornellia.

—Si, ¡No! No me refiero a tu nombre. Es que te recuerdo y al mismo tiempo no. —rió nervioso.

—No seras... el gato que causó mi accidente ¿No? —Me asuste y agarre la almohada, lista para ser lanzada.

—Haría de todo contigo, pero no lastimarte —Note diversión en sus palabras.

—Eres un gato pervertido —sonreí, por algún motivo no me molestaron sus palabras.

《Ese vacío que siento cada día ya no estaba, se sentía tan bien, tan confortable.》

La puerta de mi cuarto se abrió de un golpe y mi madre con un hechizo daño a aquel gato, mi corazón dio un salto.

—Aléjate de mi hija Dylan —Mi madre estaba enfadada, tan enfadada. No podía creerlo.

—¿Qué haces estas loca? —Me acerque corriendo al gato —Espera... ¿Dijiste Dylan?

《Dylan, aquel vampiro lo nombró, dijo que... que yo lo amaba.》

—Cornellia aléjate de él —Ordenó —¡Ahora!

—¡No! Tu aléjate de él —sin pensar, con enojo levante la mano, con algo de magia, empuje fuera a mi madre y cerré la puerta.

—¿Te encuentras bien? ¡Háblame! —No se por qué, no se como, ni cuando. Pero lágrimas desesperadas salían de mis ojos y mi corazón dolía.

—Estoy bien —tocio

—Claro que no estas bien, estas sangrando mucho —contradije.

Lentamente aquel gato comenzó a crecer y a ser un ¿Humano? Su estómago estaba con una gran herida.

Me levanté sorprendida, por unos segundos me quedé aturdida, hasta que vi la sangre desparramada por mi alfombra. Fuí a agarrar alguna remera para poner en su herida y hacer presión hasta que encuentre un hechizo para arreglar esto.

Me arrodille a su lado, con las dos manos en su herida llame al libro de hechizos, este se puso frente a mi y comenzó a pasar las hojas.

—No, no, no, no ¿¡Por qué cuesta tanto encontrar un hechizo para curar heridas!? ¡Mierda! —Las lagrimas no cesaban y Dylan estaba con los ojos cerrados, con una respiración tenue.

—Tranquilízate —intento sonreír aun sin mirarme.

—Mataré a mi madre por esto —respondí asustada, creyendo que no lograría salvarlo.

《Ella sabia que era lo que pase ese año, lo conoce a el y por algún motivo que averiguaré no quería que me acuerde.》

—Lo encontré —Suspiré aliviada.

《"La sangre, necesita sangre"》

《¿Qué clase de frase era esa?》

Seguí leyendo y claramente decía que debía darle de beber mi sangre mientras recitaba unas palabras.

—Aguanta un segundo —me levante a buscar una tijera en mi cartuchera.

volví a su lado, me arodillé detrás de su cabeza y la subí a mis piernas.

—Bebe —ordene mientras cortaba la palma de mi mano y la acercaba a su boca — "quid tibi est" "quid tibi est " Esas palabras escapaban desesperadas de mis labios.

Su herida comenzó a brillar, retire mi remera y pude ver como esta estaba sanando.

Exhale aliviada, una sonrisa se formó en mis labios y aquellas lágrimas cesaron.

El siguió recostado en mis piernas.

—¿Tu me recuerdas? —preguntó

—No, ¿Tu? —realmente quería recordarlo.

—No —suspiró.

—Quédate quieto —hablé.

—Ya estoy curado, no hay necesidad.

—Solo haz lo que digo, por favor —supliqué.

—De acuerdo —Me miró confundido.

—Cierra los ojos —volví a hablar.

—¿Qué harás? —Preguntó desconfiado.

—Nada, solo ciérralos.

— Mm.. Bueno.

Mordí mi labio inferior nerviosa, no puedo creer lo que voy a hacer... cerré los ojos y lentamente lo besé.

Claramente sus labios eran hermosos.