Temblaba del miedo tan grande que tenía, estaba a punto de enloquecer. Me senté en un rincón de la habitación y abracé mis piernas como pude.

Muchos pensamientos y preguntas habían pasado por mi cabeza desde el momento en que entré a la nave, pero sin duda ésta es la situación más aterradora que he experimentado. Sigo pensando que esto no puede ser real... ¿Entrar a un "ovni" y ser raptada por "extraterrestres" es real?... Podría ser, pero puede que sea un sueño, o simplemente esté muy loca, alucinando, quién sabe.

Estos pensamientos me llevaron de vuelta a la realidad, dándome cuenta de que si ésta "alucinación" llega a hacerme daño, debería estar preparada y sobrevivir. Pero sin duda éste sería mi fin; hice despertar al reptiliano, le tiré la puerta en la cara, me dispuse a escapar de él y ahora... Estaba escondida de nuevo.

Quiero gritar de miedo y enojo por estar sufriendo siempre... pero no lo hago, ya que por la situación atraería a ese bicho. En vez de eso, me dispuse a llorar amargamente y para no hacer ruido mordí a Azurita.

Miro fijamente la puerta, esperando a que el reptiliano entre por ahí y prepararme para volver a escapar, si es posible. Siento que pasa una eternidad, pero el bicho nunca aparece, ni tampoco el sol...

"¿Qué se habrá hecho ese reptiliano?... De seguro puede olerme, pero... ¿Por qué no me ha encontrado?"

Sacudo mi cabeza para quitar esa última pregunta de mi mente y opté por no retar a la suerte y agradecer que no me haya encontrado...

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Desperté sudando... "¿Cuándo me dormí?... Ya era de día y no supe cuánto tiempo dormí. Quería saberlo, ya que es posible que en éste planeta las horas del día y de la noche sean diferentes que en la tierra. Mi curiosidad es muy grande y llego a formular muchas preguntas en mi cabeza, pero no podría encontrar las respuestas si me quedaba aquí acostada.

Ideé un plan para encontrar las respuestas, y también para buscar a Jeniffer. Me quedé un rato donde estaba acostada, reuniendo las pocas fuerzas que tenía para levantarme.

Finalmente me levanto, estirando mi adolorido cuerpo, pero ya estaba acostumbrada a éste dolor. Inspeccioné la habitación en la que estaba, es igual que las otras, empolvadas y frías. Caminé hacia la puerta y la abrí con cautela, miré a ambos lados del pasillo, al parecer no había nadie y empecé a caminar despacio por el pasillo.

Igual tendría que ser la esclava de ese reptiliano y si no me llegaba a aparecer ante él, de seguro me mataría. Llegué a la cocina, con todo lo vivido desde mi rapto, no me percaté de que tenía muchísima hambre.

"Pero... ¿Qué habrá de comida en éste planeta?"

En la cocina había un pequeño horno y una nevera muy desgastados. Abrí la nevera y lo que me sorprendió fue que había mucha carne, de diferentes colores. Esto me dio mucho asco, pero ya que tenía mucha hambre, opté por coger una carne de color rojo, parecida a la de la tierra. Saqué un pedazo y en un sartén pequeño la empecé a cocinar... Al parecer todo lo de la cocina son inventos de la Tierra.

Cuando ya estuvo, esperé a que no estuviera tan caliente y luego procedí a comer. Tenía tanta hambre, que me concentré sólo en ese pedazo de carne, estaba tan delicioso que no sentí que alguien entró a la cocina, sino después de que acabé de comer. Sentí que alguien estaba mirándome y miré hacia la puerta, para mi mala suerte, el reptiliano estaba ahí recargado con una sonrisa escalofriante, dejando ver sus colmillos de reptil. Grité y por puro impulso retrocedí mi cuerpo, pero me tropecé con algo y quedé tendida en el mugriento suelo, a merced de ese bicho. Él soltó una carcajada y empezó a acercarse a mi...

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Gracias por leer, espero les haya gustado mi historia y recuerden, lo único que recibo a cambio por escribir para ustedes son sus votos y comentarios.