Capítulo 2
"Azurita"... Es mi palabra favorita, puesto que es el nombre de mi manilla, nunca me lo quito ya que sin ella no podría hacer nada, me siento muy vacía si no la llevo puesta. Además, ella me da la fuerza y la esperanza para seguir con mi vida. Es un cristal muy lindo, no sabía su nombre hasta que consulté en internet y todo lo relacionado a dicha piedra.
Me lo regaló un extraño hombre, pues la verdad no pensé en recibírselo pero había algo en su mirada que me hizo confiar en él y aceptárselo. Quise hablar con él un poco más, saber su nombre y porqué me dio esa extraña manilla con inscripciones muy lindas alrededor de Azurita, pero solo me dijo "disculpa, no será posible hablar más contigo... Me tengo que ir" y salió corriendo como si de eso fuera su vida. Pero algo si me impactó, yo no le dije que quería hablar con él, solo lo pensé y estaba pensando darle las gracias, cuando dijo aquello.
Ése mismo día, yo pensaba suicidarme... Pensaba que la razón de mi existir no era más que un error y que no merecía vivir. Pensaba que lo único que hacía en mi vida era lamentarme y saber que no podía llegar a una solución de poder salir de ese sufrimiento. Ya que cada vez que mis padres podían, me insultaban y me decían cosas horribles y así iba a llegar a ese acto de suicidio. Pero él, con ese extraño regalo, de parte de esa persona desconocida a la que nunca había visto, tan simple como eso... Me hizo dar fuerzas para no hacer tal locura de quitarme la vida.
Desde ese día, me colocaba la manilla (o amuleto, como me gusta llamarle) y nunca dejé de pensar en aquel desconocido...
Es una manilla, con la piedra en forma de "corazón" por así decirlo, no es tan perfecto pero yo le veo esa forma.
Para ir a mi trabajo, cuando ya estoy en frente de un cliente, me quito discretamente la manilla y la guardo en mi bolso... Esa es la única forma de que está a salvo y sin peligro de que me lo lleguen a robar.
Han pasado 3 años en que ese desconocido se cruzó en mi camino, y el amuleto que me dio me ha dado fuerza para vivir, nadie se imaginaria el mundo en el que vivo... Atormentada todos los días por aquel trabajo, viviendo en la soledad, lamentándome porque la vida es injusta... Pero aun así, no puedo negar que a las personas les sonrío y no dejo ver mi sufrimiento.
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