Narra Carlos

Había pasado dos semanas desde el evento y a decir verdad Mark ha estado algo despistado durante este tiempo, sin embargo hoy no ha venido a clase, seguramente este enfermo, se pasa demasiado rato con sus inventos en su laboratorio y no hay calefacción en ese sitio asique habrá cogido un buen resfriado. Supongo que el lunes estará mejor, no iré a visitarlo no sea que me lo pegue y no quiero pasarme varios días en la cama sin poder hacer gran cosa.

Narrador normal.

Pasado el fin de semana, Carlos esperaba ver a su amigo cerebrito asique decidió ir a clases un poco antes para poder saludarlo y charlar con él. Los minutos pasaban y Mark no aparecía por ninguna parte, repitió el proceso durante toda la semana pero ni siquiera apareció. Se preocupó bastante pues hacia una semana que no le veía y alomejor podría estar muy enfermo, decidió ir a visitarlo después de las clases y también darle los deberes de toda la semana.

Llegado al lugar todo parecía tranquilo, se acercó a la puerta y comenzó a llamarlo.

Carlos: -tocando la puerta- Mark estas ahí? Mark?

La respuesta fue nula, parecía no haber nadie en la casa y esa sensación le hizo ponerse nervioso.

Carlos: -nervioso- em Mark, si esto es una broma no tiene gracia. Estas en casa? He venido a traerte los deberes y a ver cómo estas!

Nuevamente nada, todo estaba en un escalofriante silencio, silencio que hacía que la casa diera miedo, más aun sabiendo que tenía inventos raros que aún no había descubierto para que servía. Decidió entrar por su propio pie aunque no por la puerta principal, Mark le había dicho que una de las puertas del costado derecho de la casa no se cerraba bien, si tenía suerte se la podía encontrar abierta y efectivamente estaba abierta.

Lentamente entro en la casa con algo de miedo, el silencio sepulcral que había en la casa podía erizar la piel de cualquier fursona, por muy valiente que fuera. Subió al segundo piso que es donde se encontraba los dormitorios y entre ellos el de Mark, se acercó a la puerta de uno de ellos que estaba cerrada por lo que supuso que el lobo se encontraba en ella y la abrió.

Carlos: Mark, estas aquí... por dios Mark!

El joven husky se sorprendió al ver el estado desnutrido y pálido de su amigo, este solamente le miro frio, serio, sin ninguna expresión en su cara y repitió una frase que diría a lo largo de la siguiente hora.

Mark: nadie me quiere.

Carlos no entendía nada, pero rápidamente bajó a la cocina para prepararle algo decente y que comiera. Seguramente habrá estado así por una semana! Carlos no se hacía a la idea de estar tumbado en una cama por siete días sin comer ni beber, quizás él hubiera comido a las pocas horas. Tampoco entendía muy bien por qué tenía ese estado de desnutrición, se le notaba más pálido de lo que en un principio pensaba, necesitaba comer para recuperarse.

Carlos: ven, te ayudo a bajar. Así, un paso por pierna.

Mark: nadie me quiere.

El lobo apenas podía mantenerse en pie, le faltaba fuerza incluso para pestañear. El perro tuvo que hacer un gran esfuerzo y cárgalo al ver que le faltaba la fuerza para andar y que de haber seguido hubieran tardado mucho más.

Finalmente se sentó en la cocina y comenzó a comer, apenas cogió la cuchara entre sus manos y Carlos pudo ver como la falta de fuerza hacia que temblara asique antes de que se le cayera, él tomo la cuchara y le dio de comer como a un niño pequeño.

Carlos: tienes suerte de que tengo una prima pequeña a la que le gusta que le dé de comer.

Mark: no te he pedido que me des de comer.

Carlos: pero lo necesitas, apenas podías mantenerte en pie, desde cuando estas así.

Mark: perdí la noción del tiempo, pensaba que llevaba un mes.

Carlos: yo he contado una semana, enserio, en que estabas pensando?

Mark le contó a su amigo lo ocurrido con el tigre que había conocido el mismo día que empezaron las clases, el husky no se sorprendió en absoluto, ya había escuchado cosas así de él pero le fastidió no haber podido advertirle de eso. Carlos también le dijo que no había tenido mucha suerte, que estaba "solo" pero esperaba a que, algún día, llegara.

De pronto, después de comer, el teléfono de Carlos empezó a sonar, tuvo que cogerlo pues ya era la tercera vez que le pasaba.

Carlos: si?...Ah, hola, que tal?... bien ahora no puedo estoy ocupado... si ya sé que habíamos quedado para pasar la tarde juntos... bueno, es que ha surgido un imprevisto importante y por eso no puedo estar contigo ahora... si yo también te quiero, chao amor.

De pronto escucho como el contrario empezaba a sollozar, levantarse del sitio y subir a su habitación.

Carlos: no, no, no! Lo siento, lo siento. No te vuelvas a meter en ese lugar.

Mark: snif para qué?! Ahí estoy mucho mejor. Hasta tú tienes novia.

Carlos: ya pero empezamos el martes, y si no lo tenemos claro y lo dejamos?

Mark: Carlos, no me seas idiota, uno no lo deja a los días de empezar.

Carlos: bueno vale, pero no te puedes poner así solo porque no encuentras a nadie que te quiera!

El lobo abrió los ojos como platos, había tenido una idea, y si...

Mark: y si, en vez de buscarlo me lo creo.

Carlos: qué?

Mark: sí, claro; si no puedo tenerlo, me lo creare yo mismo, jaja.

Carlos: como piensas creártelo si se puede saber.

Mark: solo necesito un cuerpo muerto y la "máquina E", no necesito más que eso.

Carlos: y de donde piensas sacar el cuerpo?

Mark: qué tal si me lo creo yo a partir de partes de otros cuerpos?

Carlos: Mark, eso no está bien, no puedes forzar a alguien a quererte!

Mark: no lo voy a forzar, luego de traerlo al mundo lo enamorare. No es tan difícil, solo ahora el mundo no podrá corromperlo de manera que me acabe engañando.

Carlos: sigo sin verlo, no estoy muy convencido de eso.

Mark: pues no lo estés, simplemente deja de darme el coñazo y... me vas a ayudar o te vas a quedar mirando?