Tres horas antes

El reloj de péndulo marcaba las doce menos cuarto, el tick-tack del aparato rompía el silencio que reinaba en la casa, igual que todas las mañanas cuando Mark se iba a la escuela a estudiar. Fran seguía tumbado en la cama, abrazado a la almohada que le encantaba oler e imaginarse que su creador sigue en la habitación.

Dos furgones antiguos llegaron al lugar, de ellos bajaron doce agentes de armados con un sedante, cascos y chalecos anti-balas. Un agente resaltaba más que los demás, un perro policía que, al contrario que su comando, estaba protegido por únicamente su traje de servicio, su pistola con la munición sedante estaba cargada y lista para ser usada en su cinturón de accesorios.

¿?: bien, rodeen la casa.

El comando hizo lo que se les ordenó, tenían entendido que se enfrentarían a un ser extremadamente peligroso y debían de estar atentos a todo tipo de movimiento, hasta del aire moviendo las nubes.

Agente1: John, que tan peligroso es?

John: no estoy seguro de lo peligroso que puede llegar a ser, de todas formas no pienso esperar a que provoque algún problema o catástrofe.

Agente1: entendido.

Agente3: la puerta está cerrada, puede que no haya nadie en la casa.

John: que iluso, claro que está cerrada, no la van a dejar abierta para nosotros! Tendremos que forzarla.

Trajeron las herramientas necesarias para forzar la cerradura y poder entrar en la casa. Les resultó más complicado que otras veces forzar la puerta, pero una vez habiéndolo logrado, entraron sigilosamente en la casa.

Cada agente se dispersó por la planta baja de la casa y registró todo tipo de escondite en donde pudiera haberse escondido.

John: que diantres están haciendo!?

Agente3: buscando al objetivo señor, no hay que dejar lugar sin revisar.

John: es un lobo de dos metros y pretenden que este escondido detrás del sofá que apenas tiene metro y medio!? Sois unos auténticos paletos que no saben hacer las cosas bien!

El comando terminó de revisar la planta baja y empezó a subir para registrar las habitaciones. Lentamente abrían las puertas de los dormitorios y registraban cada esquina, cada palmo, no había lugar en donde no habían mirado. Un par de agentes entraron en la habitación de Mark para inspeccionarla, al entrar se encontraron con un feliz gran lobo blanco abrazando la almohada mientras estaba tumbado en la cama.

Al momento en lo que los agentes vieron al lobo, este les devolvió la mirada y se quedaron congelados con el tamaño del "monstruo". El único impulso fue apuntar con sus armas al contrario e intentar disparar pero algo les impedía dispararle. En eso Fran pudo notar lo que estaba pasando, esos como se llamaran, habían entrado en la casa y estaban apuntándole con un arma que, en cualquier momento, podían disparar y quien sabe el resultado después de esto.

Ante tal situación Fran decidió actuar, les lanzó la almohada y echó de la habitación con un fuerte empujón que consiguió tirarlos al suelo, tras eso se escabulló y se encerró en otra habitación.

Agente1: señor, el lobo está en la última habitación del pasillo.

Agente2: parece haber atacado a dos de nuestros agentes y los ha dejado algo heridos, son leves pero no podrán ayudar en su captura.

John: ven como es peligroso? Les dije que se anduvieran con cuidado, que no hay que tomarlo a la ligera. Donde se ha metido ahora?

Agente2: en esa habitación –señala al lugar- no parece tener seguro asique podremos entrar sin dificultad.

John y dos agentes más se acercaron a la puerta, el perro policía giró el pomo de la puerta y lentamente comenzó a abrirla. Fran sabía que debía de estar en silencio si no quería que esos tipos le hicieran daño, estaba escondido en el armario, único lugar con espacio suficiente para su gran tamaño.

Los dos agente se aventuraron a mirar debajo de la cama pero no estaba; John lo intentó mirando detrás de la puerta pero no consiguió dar con él. Faltaba un solo lugar en el que no habían mirado aun, el armario. Sigilosamente se acercaron y apuntaron con sus armas al mueble mientras su superior abría las puertas. Para sorpresa de los tres estaba vacío, en la habitación no había nadie, pero como era posible?

John: habéis perdido a un lobo de dos metros imbéciles! No servís para nada, seguro se escabulló y escondió en otro lugar. Seguid buscando!

Fran escapó por el pasadizo secreto que había en el armario, Mark le contó que el almacén que usa de laboratorio lo construyó su abuelo y por eso del pasadizo detrás del armario. Ahora tenia que esperar a que nadie entrara en el laboratorio o estaba acabado, la suerte no jugó de su lado cuando escuchó gente en el piso de abajo buscando y rebuscando por todos los rincones.

Narra John

El reloj de péndulo dio la una de la tarde, rayos! En menos de una hora regresará y todavía no le tenemos, es más escurridizo de lo que pensaba. No tengo que perder más tiempo o de lo contrario todo se echará a perder. El comando estaba buscando, en vano, al monstruo que tenía que estar por algún lado, no era posible que saliera a la calle puesto que de seguras se lo habrían prohibido si no iba acompañado de ese muchacho.

Agente1: señor, hemos encontrado esta puerta que aún no hemos revisado.

John: -sonríe- tiene que estar aquí, asegúrense de que esta vez no escapa.

Narrador normal

No tuvo tiempo de reaccionar cuando la puerta se abrió y sintió un pinchazo en el hombro, al instante se quedó dormido. El cuerpo cayó al suelo mas no llegó a tocarlo pues John lo sujetó antes.

Se llevaron el cuerpo dormido del gran lobo blanco hasta los furgones, tras meterlo en uno de ellos junto con cinco agentes más se fueron al cuartel. Sin ser vistos por nadie John encerró a Fran en una especie de celda, le puso unos grilletes que tenía la celda que lo ataba a la pared para que no tuviera plena libertad dentro de ella y le ató de manos a una silla, en menos de una hora despertaría, o eso pensaba según el tranquilizante usado.

Mark regresaba montado en su Thiger a casa, al entrar y llamar a su compañero pudo notar que no hubo respuesta, tras ver la que realmente el lobo no se encontraba en el lugar, solo pudo hacerse una única idea, lo habían secuestrado.