Cap 25
Ya habían pasado dos meses y medio desde que le volvieron a dejar paralitico, los tres o cuatro matones se quedaron impresionados al haberle visto al día siguiente caminar y estar como si nada de la paliza que había ocurrido. Lo que los empujó a volver a intentarlo a la salida del colegio, algo que no se esperaron es que los dejaría sedados pues esta vez usó su reloj-arma para lanzarles los sedantes y por fin deshacerse de ellos. Nada más despertar del "sueño" se encontraron con una escuela vacía y que era de noche, para el día siguiente, al encontrarse con Mark, se sintieron muy atemorizados por si volvía a noquearlos hasta que despertaran, dejando de molestarle.
Carlos: ya casi está listo, solo hay que terminar la suspensión, la correa, la cabina de disparo y el motor junto con la transmisión.
Mark: en que mierda momento se me ocurrió hacer un coche-tanque para proyecto de tecnología!
Carlos: tú mismo dijiste, así te construías un tanque para poder viajar en él, y de paso diseñabas un motor de combustión especial que no lo has terminado.
Mark: me he quedado bloqueado.
Carlos: te recuerdo que esta semana hay que entregarlo, como vamos a presentarnos con las manos vacías?
Mark: tener a un lobo de dos metros, que está muy bueno y que te quiere hacer suyo es mucho trabajo del que me tengo que encargar. A eso hay que añadirle el diseño, unión y confección de la estructura del tanque; aparte de que tienes que hacer todos los trámites para poder usarlo como vehículo y que pueda circular por carretera. Te crees que es poco eso?
Carlos: tienes razón, se me olvidaba que tienes a un macho queriendo restregarte su cañón, al cual no le has dicho "no" sino que le has dejado en "stand by".
Mark: no lo sabes tú bien, terminemos esta última hora y vayamos a por el Thiger.
Pero por muy entretenidos que estuvieran y por muy concentrados en la materia, el tiempo pasó más lento de lo que creían. El timbre sonó para dar por finalizado el día y como el viento, desaparecieron de la clase. Nada más llegar a la casa del joven lobo fueron recibidos, por así decirlo, un lobo en celo que únicamente pensaba en cosas un tanto salidas de tono. Lo único que llegaba a hacer era meterle mano de vez en cuando, no es que le pareciera mal a Mark, pero tampoco podía decirse que estuviera bien del todo.
Carlos: bien, vamos a terminar de una maldita vez el Thiger.
Mark: yo terminare el motor cuando cierto salido me deje un poco en paz.
Fran: -algo triste- no me quieres, es eso no?
Mark: -apenado- hay no, claro que sí.
Carlos: no Mark, vas a caer en su trampa!
Para ser sinceros, ese día no avanzaron gran cosa, nuevamente los siguientes días pasó exactamente lo mismo hasta que en algún momento tuvo que decir basta.
Mark: se acabó! No te voy a pasar ninguna más y no me pongas ojitos y eso que esta vez no funcionara.
Fran: pero...
Mark: lo siento Fran, no puedo ahora. Tengo que terminar un motor, un proyecto, que funcione, arreglarlo, volver a probarlo, volver a arreglarlo si vuelve a estar roto y probarlo para asegurarme de que nada falle. No tengo tiempo para hacer todo eso en una sola tarde sino que me quitas más tiempo!
Fran: solo quiero estar contigo
Mark: ya estás conmigo, únicamente ahora necesito terminar mi trabajo, cuando lo haga entonces estaré contigo. Pero por favor, necesito que no me quites más tiempo.
Por toda la tarde Fran se quedó en la casa yendo para las habitaciones, volviendo al laboratorio, nuevamente para los dormitorios y así sucesivamente hasta que finalizaron, sorprendentemente, el proyecto.
Mark: listo! Ha quedado muy chulo no?
Carlos: ya pensé que no lo terminaríamos. Ahora, como lo sacamos a fuera?
Mark: por la puerta.
Carlos: que puerta exactamente, porque por esa no entra.
Mark: quien dice por esa? -abre la puerta del almacén al exterior- por esta.
Carlos: nunca pensé que tuviera esa puerta.
Mark: bien, ahora hay que probarlo.
Con el tanque hicieron todo tipo de maniobras, "carreras" y midieron que pudiera ser resistente aun siendo ligero. Pese a que debía de ser como un coche, tenía que tener la apariencia, resistencia y velocidad de un tanque. Como era de esperar el cañón del vehículo fue hecho de cartón, y la torre en donde se colocó se movía manualmente y tenía un freno manual que se podía activar en cualquier momento. Por otro lado también disponía de un cierre de seguridad como los coches.
Por la noche se fueron al centro de la ciudad con el Thiger, tenían que probar si la potencia del motor podía mover el carro de combate por una cuesta algo escarpada. La cuesta serían las escaleras de la plaza, el tanque tendría que subirlas sin mucha dificultad o el motor habría sido diseñado con poca potencia.
Mark: bien, arriba.
Lentamente subía las escaleras, en ningún momento perdieron potencia por lo que el motor estaba muy bien diseñado. Nada más llegar al final, dieron un giro de 180º y las bajaron para irse a casa.
Carlos: mañana se quedarán impresionados con el proyecto.
Mark: si, y encima es a primera hora la presentación.
Por la mañana, Carlos llegó a la clase antes que nadie. Conforme pasaba el tiempo, se iba llenando de alumnos con sus proyectos que habían hecho. La profesora tomo nota de cada uno de ellos nada más la campana dio inicio a las clases.
Profesora: y bien? Donde está el proyecto?
Carlos: debería de estar aquí, Mark se encargaba de traerlo asique debe de estar por llegar.
Profesora: no tengo tiempo para tonterías, está o no está terminado?
Carlos: solo espere un segundo –suena el teléfono- ya está aquí; para poder contemplar nuestro proyecto es mejor mirar por la ventana.
Todos se agruparon en la ventana y vieron como un tanque llegaba a la escuela, se paró en frente de las escaleras.
Delfin: jaja, esa cosa no va a poder subir!
Los alumnos comenzaron a reírse pero lentamente el Thiger subió las escaleras sin mucha dificultad. La profesora impresionada dio la mayor nota al duo.
Los dos regresaron montados en el tanque y lo guardaron en el garaje, que por poco no entraba.
Mark: Fran ya estamos en casa!
Silencio, la casa estaba inundada de ese estúpido silencio.
Mark: Fran?
No hubo respuesta, el lobo comenzó a buscarlo por toda la casa. Al no encontrarlo en el lugar se puso muy nervioso, intentó tranquilizarse diciéndose que habría salido un rato pero Fran no desobedecía la norma de "no salir de casa sin acompañante".
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