Alya: no hace falta que vayas tan rápido, sabes que nuestro hijo vive en las afueras.

Paul: ese niño me va a escuchar, como puede quedarse dormido en clase, por favor Alya, ni yo me quedaba dormido y eso que madrugaba mucho para poder ir al trabajo antes de irme a la escuela!

Dan: vamos a ver a Mark?

Alya: si cariño, vamos a ver a tu hermano.

Los cuatro: bien!

Fred: cómo crees que será la casa de nuestro hermano?

Igor: yo creo que será pequeñita, solo vive él en ella.

Dan: yo creo que es muy grande –susurrando- recuerden que papa le quitó parte de la herencia de Mark que le dejo el abuelo.

Paul: ese dinero es mío! tu hermano nos intentó dar gato por liebre con el testamento!

Ray: ya has enfadado a papa, bien hecho.

El coche llegó por la autopista hasta un gran atasco, muy común cuando hay mucho tráfico en la zona.

Fred: ya hemos llegado?

Alya: no cariño, estamos en un atasco.

Dan: qué? Pero no íbamos a ver a Mark?

Paul: maldito atasco, hemos venido tres veces mal contadas y las tres nos ha pillado...

Alya: jeje, si pero tenemos que atravesar la pequeña ciudad, que para ser pequeña hay mucho tráfico.

En casa

Fran: buenos días cachorrito.

Mark: buenos días grandullón.

Fran: no tienes que ir a la escuela?

Mark: lo siento, no te dije, aparte de llamar a mis padres los profesores tomaron la decisión de expulsarme toda la semana.

Fran: ahora necesitas relajarte.

Mark: no, no lo creo, se avecina una tormenta y la tranquilidad no llegará hasta que se vaya.

Fran: no me importa, yo te relajare.

El lobo blanco se acercó hasta darle un beso, que gustosamente correspondió su contra parte. Fran se puso sobre el joven para poder "jugar" a su antojo.

Fran: te gusta?

Mark: sabes, me pone que me acorralen y no pueda escapar.

Fran: supongo que también los chicos grandes.

Mark: -fingiendo sorpresa- como lo sabes?

Fran: no sé, tal vez porque mido casi dos metros y tú apenas metro cincuenta?

Mark: 1.55 para ser exactos y muy astuto, sigue, no pares.

Esta vez el grandullón empezó a besar su cuello, a lamerlo y a darle pequeñas mordidas leves, Mark gemía con cada beso, lamida y mordida que recibía. Hasta que la diversión se acabó.

Ding-dong

Mark: ya está aquí la tormenta.

Fran: pero has disfrutado de mientras.

Mark: y me ha encantado.

Se dieron un último beso antes de levantarse de la cama y bajar a abrir la puerta.

Los cuatro: MARK!

Alya: sorpresa! Mira quienes han venido también.

Paul: como sea, tengo que hablar muy seriamente contigo.

Mark: chicos, je; vaya novedad, espera a que me ponga unos tapones porque no tengo ganas de escucharte.

Alya: venga niños, Mark ayúdales hasta sus habitaciones.

Mark: ya sabes que hay cuatro.

Paul: y una la tiene llena de trastos inútiles

Mark: no son trastos inútiles!

Paul: como sea, necesito ir al baño.

Mark: ya sabes donde esta; vamos chicos os enseñare vuestra habitación, dormiréis los cuatro en la misma asique no quiero quejas por las noches.

Dan: una habitación?

Fred: está bien.

Ray: mientras me dejen dormir no hay problema.

Igor: hermanito, me ayudas a arreglar mi reloj, se me ha roto y no he podido arreglarlo.

Mark: ahora te ayudo. Bien, esta es vuestra habitación. No es muy acogedora pero os servirá para los próximos días.

Dan: me pido la de la derecha!

Fred: yo la izquierda!

Ray: dormimos todos en esas dos, no elijáis ninguna!

Igor: me ayudas?

Mark: si, un segundo.

Después de organizar a los cuatro hermanos en las dos camas Igor y Mark fueron al laboratorio para arreglar el reloj del menor de los cinco.

Igor: conseguí abrirlo pero no encontré el fallo en ninguna parte.

Mark: jeje, no es tan difícil de arreglar, vamos a ver...

En lo que abría el aparato ya iba pensando en los posibles fallos del artefacto y revisó uno por uno todos los mecanismos.

Igor: ya funciona?

Mark: espera, ya casi...-escucha el tick-tack del reloj- listo, no fue para tanto, tenía un engranaje que impedía el movimiento de las agujas.

Igor: gracias Mark! –le da un abrazo.

Mark: -corresponde- de nada, ya sabes si se te estropea algo solo tienes que pedírmelo y yo te lo arreglo.

Igor: ya he arreglado el ordenador de casa siete veces, la lavadora se estropeo hace un mes y se la arreglé una mañana de domingo, y un día que se fue la luz cree un pequeño motor de vapor para generar electricidad para la casa!

Mark: me pregunto a quién me recuerdas...

Alya: a mí me recuerda a dos lobos que también hicieron sus descubrimientos a tan corta edad.

Mark: si, en ese entonces estaba el abuelo.

Alya: lo echas mucho de menos.

Mark: cada día que pasa, me gustaría que estuviera aquí para, bueno, muchas cosas.

Alya: tus hermanos no lo conocieron tanto como tú, hace cuatro años que nos dejó, en ese entonces ellos tenían solo tres años.

Charlando con su madre pudo desahogarse un poco acerca de la muerte de su abuelo mas los gritos de sus hermanos les hicieron levantarse de la silla en la que estaban para ir a ver qué pasaba.

Dan: mami, tengo miedo.

Alya: y eso?

Fred: hay un gran lobo blanco en la habitación de Mark.

Mark palideció, olvido que Fran estaba en la habitación, pero pese a que le dijo que no se escondiera de sus familiares, este parecía no haber hecho mucho caso a lo que quería su amigo.

Alya: Mark, llama a la policía y...

Mark: no hará falta, te he dicho que no te escondieras, que no hacía falta.

Fran: -saliendo de la habitación- seguro de ello? La primera impresión no ha sido muy buena.

Mark: y te sorprende? No te conocen y descubren que hay un gran lobo blanco en mi habitación, como para no causar mala impresión.

Alya: quién es?

Mark: chicos os presento a Fran, u-un amigo.

Fran: encantado. No me dijiste que tenías tantos hermanos pequeños.

Mark: tampoco son tantos, solamente cuatro. Otros podrían haber tenido hasta dos veces más, tuvimos suerte de que cuando me tuvieron solo fuera uno.

Los cuatro hermanos dejaron de tenerle miedo y comenzaron a hacerle muchas preguntas, todo iba bien hasta que llegó el padre, la tormenta empieza ahora.