4• Peligro.
Maratón 2\5
Capítulo 4
Peligro
Barbara's POV
La soledad que rodeaba la habitación era innata.
Desde que había visto a Rachel de esa forma, no había duda que algo nos estaba siguiendo y eso explicaba el por qué de su actuar en los días que habían pasado.
Mi hermana había tenido contacto con aquel ser, había llegado a esa conclusión.
—Ver a nuestros hermanos no será tan... grato como pensé al enterarme de su existencia. —ella confesó, sacándome de mis pensamientos. El tono amargo de su voz me hacía notar su resistencia a socializar con los mismos.
—Rach, es algo sucedió en el pasado. —tome su mano mirándola, no sabía si había cometido el error de contarle todo lo que sabía de mi vida en casa.
Pero ya las cosas estaban hechas.
—Barb. Me he esforzado en no dejar que el disgusto crezca en mi persona desde entonces, pero saber que los voy a ver y conoceré al idioma que debía protegerte... me pone los pelos de punta.
La miro, sus ojos están en una tonalidad más oscura, con pequeños destellos violeta.
Esta enojada.
Noah me hace una seña para que me aleje, hay algo que él detecta antes que yo lo haga. Así que suelto a la rubia y beso su mejilla.
—Prepara todo, tenemos que irnos en cuanto antes podamos. —sentencio saliendo de la habitación, bastante tenía con pensar cómo resolver todo este asunto de estar en peligro y mis sueños raros.
Jaek ya no había aparecido desde la cueva, lo cual agradecía muchísimo más de lo que pensaba. La marca de mi mano estaba ahí, como un tatuaje, pero no brillaba o hacía algo.
Unos brazos rodearon mi cintura y sonreí al reconocer ese exquisito aroma que tanto enloquecía mi interior.
—¿Qué hacía mi princesa? —susurro contra mi cuello, dejando pequeños besos en el espacio de este, haciéndome reír.
—Pensaba en sí mi lobito tendría un rato para mí. —respondí juguetona, él soltó una risita y me relaje contra su pecho sintiendo sus besos en mi hombro y mejilla.
—Para ti siempre tengo tiempo. —me giro entre sus brazos guiñándome un ojo, bese sus labios sintiendo su familiaridad.— pero tenemos que salir en dos horas. —me interrumpe tomándome de las mejillas.—el alfa de la otra manada nos recibirá antes de irnos. Con respecto a volver, lo haremos eventualmente, cuando ya no estén en peligro. —aseguró, y mi corazón retumbó.
Connor sabía lo mucho que me había amañado a Italia y lo mucho que amaba esta pequeña ciudad de la misma.
—¿Tú quieres volver? —pregunté, porque esto no era sólo mi decisión.
—Me gustaría hacerlo. —afirmó,— nuestros mejores recuerdos están aquí. —me guiño un ojo y sin poder evitarlo me sonroje.
Había tenido unos años de grata tranquilidad y ensueño.
Dejando de lado mis poderes y todas esas cosas, Italia se había vuelto mi hogar.
Connor y yo habíamos tenido la mejor etapa, juntos aquí.
Sin más, decidí aprovechar lo que nos quedaba de tiempo aquí, las maletas habían estado listas desde ayer. No necesitaba llevarme más de lo necesario.
Con sentimiento estampe mis labios a los suyos, sujetándolo de la nuca para adueñarme del mismo beso, saboreando cada parte de mi novio gustosa, Connor me correspondía en cada acción en mi arrebato de control.
Hasta que entonces, él me estampó contra la pared sin hacerme daño y luego yo rodear su cintura con mis piernas, dejándole mi cuello expuesto a sus delicados y apasionados besos.
Quería todo él.
Quería que me recordara lo bien que se sentía estar entre los brazos del otro y como nuestro amor podía volverse una llama de fuego abrasadora.
La pasión se encendió en la habitación, nuestra habitación se convirtió una vez más, testigo de nuestras caricias y besos.
•••
Connor era un experto en trazar marcas en mi cuerpo con sus labios, eso lo había comprobado la primera vez que nos hicimos novios.
Reí por el pensamiento de ese día, sonrojada.
No era de dudar que antes habíamos empezado a engancharnos del otro.
—¿Ya estás lista, pequeña? —asentí colocándome la blusa para cubrir esas marcas de mi clavícula y cuello.
Mi padre nos recibiría, claramente no quería que mi novio entrara en una situación incómoda. Aunque pensándolo bien, creo que no le tomaría tanta seriedad al asunto.
Sonreí divertida imaginando la escena, bese su mejilla y luego me coloque perfume, complementado mi rutina.
—¿El alfa nos va a recibir? —el castaño asintió tomando el último bolso, para después tomar mi mano.— ¿cómo se llama? —pregunté con curiosidad empezando a bajar las escaleras con él.
—Damien. —respondió rodeando mi cintura posesivo, reí por su reacción y subí al auto besando sus labios. — no estoy celoso.
—Mmh. —reí más colocándome el cinturón.— menos mal y el viaje es largo. —añadí coquetamente, tomando su mano antes de que empezara a conducir.
—Es inesperado lo traviesa que eres. —afirmo sacándome otra sonrisa con risa.— me encantas tanto, Barbara. —soltó mimosamente.
—Sólo por mi lobito. —bese su mejilla cerrando mis ojos, él soltó un suspiro encantador y me fue inevitable no robarle un casto beso.— nunca me canso de tus besos. —confesé soltando un suspiro soñador.
Estos momentos eran únicos para ambos.
No había nadie más.
Sólo Connor y Barbara.
No había que rendir títulos o más.
Concentrándome en la realidad y toda la situación, no me quedo de otra que ocultar mi aroma tal cual me lo había enseñado el castaño. Así esa presencia no nos encontraría en el camino, realmente quería pensar de esa forma aún así me ilusionara.
Damien nos recibiría, pues bien se sabía que él era dueño de esa parte en el aeropuerto que necesitábamos.
Hablando de aquel alfa que no conocía, sentía un extraño presentimiento.
Como si él tuviese que ver en algo de mi futuro.
Y si yo lo presentía, mi hermana de seguro podría visualizar el suceso imaginario.
Pierdo el tiempo de concentrarme en la carretera en mis pensamientos y sólo me saca de mi mente, la mano de Connor en mi pierna.
—¿Amor? —me llama preocupado,— ¿Barb?
—¿Eh?
Su ceño se frunce pero no de molestia, más en confusión.
—¿Estás bien? No me escuchaste avisarte que ya habíamos llegado. —mencionó tomando mi mano.
No era para menos admitir que el castaño siempre se preocupaba por mi bienestar sin importar cómo estuviese el momento.
Su forma de amarme era tan... indescriptible pero buena.
—Si, cariño —respondí al fin, dejando un beso en sus labios suavemente.— sólo pensaba en el vuelo. —no mentí del todo al decirle.
—¿Se...
—Muy segura. —interrumpí sus dudas, sonriéndole antes de salir del auto y contener mi respiración.
Había logrado mantener mi esencia oculta, sólo me faltaba un poco más de tiempo antes de salir de Italia.
—Damien me aviso que poseían la ayuda de un hechicero. —me comentó mi novio, tomando mi mano, mientras nos abríamos paso por el camino verdoso de la mansión que el alfa poseía.
—¿Un hechicero? —pregunté sin creérmelo.
—Así es. —me sonrió y antes de poder preguntarle algo de nuevo, un hombre de tez aceitunada, musculoso y castaño, salió contento de la mansión.
—¡Connor! ¡Mi buen amigo! —soltó con alegría.— ¡Que alegría tenerte por acá en persona! —añadió antes de abrazarlo y palmear con la clásica actitud tosca de algunos alfas fuertes.
—¡Hermano!
—Ya decía yo que mi madre te habría devorado de cachorro. —bromeó sin notar mi presencia aún, pero ahora que lo tenía de frente.
Había algo en él que me transmitía cierta familiaridad, el hombre ruloso de ojos cristalinos, y un poco de aspecto rudo, sonreía como un pequeño que había recibido su dulce favorito después de mucho tiempo. Podía deducir que Damien era una persona despreocupada cuando era libre del deber, pero que en sí, tenía mucho carácter.
Un detalle más, es su cuidada barba a la perfección.
Es el típico dios griego personificado con barba bien cuidada.
—Si, como te decía, ella es mi prometida y mi hermosa mate; Barbara. —me presento el castaño con orgullo y amor al mirarme.— ella e-
—Ya a ella la había visto. —respondió de forma brusca, manteniéndose en su lugar, me mira de arriba a abajo sin ser grosero y se fija en mis ojos.
— disculpa mi imprudencia. Pero me eres conocida de algún lugar.
—Oh... ¿así parece? —pregunté curiosamente y él asintió sin dejar de mirarme, la estrella de mi palma ardió y algo me dijo que las cosas no saldrían de todo el bien.
—Si, no podría olvidar esa mirada de ninguna manera. —sus músculos se tensaron, mientras me detallaba, me dolía la palma y la dificultad al ocultar mi aroma se hacía más complicado.
Mi mente dejaba de funcionar si esa estrella ardía, bien que yo sabía que eso también significaba que invocaría a Jaek, una fuerza sobrenatural de mí, me hizo tensarme y alertarme.
—Connor. —lo llamé sintiendo la corriente helada pasar a través de mi cuerpo, mi hermana aún no había llegado, me calmaba saber eso— el señor Damien, es muy amable al recibirnos. —la cabeza me dolía.
Jaek iba a llevarme a la oscuridad si el castaño no detenía la mirada intensa de aquel hombre, porque de por sí, empezaba a enojarme y mi cuerpo arder.
—Eh, tienes toda la razón. —su tono extrañado me hizo saber que no era consciente de lo que estaba sintiendo.
¿Cómo no puede sentirlo? ¿Dónde está la conexión de nosotros?
—Hermano, ¿qué tal si vemos lo que quedamos? —mi prometido palmea la espalda del ruloso tratando de distraerlo, cosa que hace que salga de su extraño trance al querer sacar información inexistente en mí.
Mientras yo lucho por ocultar mi aroma, mantener la concentración de no caer en el llamado de Jaek y alejar esa corriente helada.
—No ahora, Jaek. —gruñí entre dientes sintiendo una palma fría contra mi abdomen, permanecía en el bosque fuera de la casa donde Connor se había adentrado con el quisquilloso Damien.
—¿Tanto esperabas que viniera al rescate? —murmuro su helada voz contra mi cuello, tensando mi cuerpo y erizando mi piel como resultado, le sentí sonreír.— que patética, criatura. —su agarre no me suelta, sin embargo empieza a caminar conmigo hasta donde se encuentra un frondoso árbol.— El hechicero que poseen, va a ver la estrella si tú así lo permites.
—¿Cómo es eso posible? —él olisquea mi cuello y me suelta, pero no puedo verlo, el aura oscura no lo rodea.
—No estoy para responder banalidades. —sentenció, apareciendo frente a mis ojos.— tengo cinco minutos más, antes que el maldito pulgoso venga por ti; —añadió disgustado, relamiendo sus labios.— estás obteniendo piedad de mí, por no estar en un terreno que nos pertenezca, además de ser esencial. —se agachó un poco frente a mí, sonriendo con malicia acariciando mi mejilla con falsa calidez.
—Voy a devolverte a la oscuridad. —gruñí entre dientes, al darme cuenta que había paralizado mi cuerpo.
Se carcajeó y rozó sus propios labios con su índice.
—Quiero verte intentar obtener la redención de un poderoso príncipe, pequeña humana. —se burló con aquel apodo apoyándose contra otro árbol a su lado, sus ojos brillaron con una oscuridad que pareció hacer estragos en mi interior sin yo así quererlo.— así como ocultas el linaje de perros en tu sangre, ocultarás tu otra conexión. —tomó mi palma observando la estrella.— concentra tu mente en ocultarla.
—¿Por qué te preocupa que la vean? —una emoción rápida se asomó por su rostro, pero tal cual desapareció. — no he terminado de cobrarme lo que me estás haciendo.
El enojo empezaba a crecer de nuevo en mi interior y lo único que podía pensar era en clavar mis colmillos en su cuello.
—Lastimosamente ya pasó el tiempo dónde podías hacer eso. —sujeto mi mentón con brusquedad, mirando su anillo, el cual brillaba con más fuerza.— sabes lo que te conviene, tu naturaleza no hará que falles en esto.
—¿A qué se debe tu interés en mí? —le planteé recuperando mi fuerza propia nuevamente, él no se inmutó y caminó hasta quedar frente a mí, sonriendo con gracia y sus ojos taladrando lo más profundo de mi alma.
—Tienes algo que me pertenece, Serafina. —susurra lentamente contra mis labios, creando un anhelante deseo oscuro.— así que encárgate de no perderlo.
Dicho esto, chasqueó sus dedos y entonces todo lo que en algún momento había estado frenado pareció tomar el ritmo habitual de nuevo.
Igual que Connor saliendo en mi busca, adentrándome con él a la casa del poseedor de ojos cristalinos.
•••
Hace mucho tiempo que no lo pensaba, que no veía ese viaje venir tan rápido. Mirar al castaño de mi novio me daba cosquillas, pero el filoso me tenía inquieta y por más que luchaba con mantener esa marca roja oculta, mi piel quemaba.
Era como si estuviera prohibido que lo hiciera.
¿Por qué?
—Es ella la famosa Barbara. —escuché una voz masculina saliendo desde la sala, esa sonrisa cínica y divertida. Era el hechicero.— Pensé que tendría que esperar más de quince lunas para verte de nuevo. —se acercó a mí de forma tranquila, despistando a Connor de sus acciones.— ¿Qué tanto puedes ocultar ese aroma? —preguntó con voz baja.
—¿De qué estás hablando?
Mi piel se erizo recordando al azabache del bosque y temblé.
—El de tu linaje. —señaló con una sonrisa divertida, pinchando mi mejilla con su dedo.— tu rostro me parece conocido, debe ser por tus padres.
—¿Mis padres?
Mi voz cargada de duda lo hizo sonreír mucho más antes de asentir con emoción y girarse para ver al ruloso, Damien, quién rodó sus ojos y se centró en tomarse el jugo de fresa que traía.
—Tu eres famosa por estos campos.
—Basta de juegos, Benjamín. —gruñó Connor, acercándose para cubrirme entre sus brazos de forma protectora.
Podía sentir su aura expandiéndose.
Él quería protegerme, pero yo ya estaba manchada por esa estr-
¿Qué me pasa?
Exaltada me aparte de mi chico, recogiendo mi cabello con cierto desespero, observé todo a mi alrededor y traté de fingir que estaba bien, pero no podía.
Acelerada y con el corazón en la boca, corrí a la sala de la amplia casa dejándome caer en el sillón con frustración.
¡¿Qué me está pasando para pensar así?!
Mi palma seguía ardiendo y sabía que Jaek me lo había advertido, maldije entre dientes y me dejé ahogar por mi mente de forma momentánea.
Volver a casa se estaba complicando demasiado.
—Pequeña. —rodeó mi cuerpo de nuevo y me escondió contra su pecho después de susurrar ese dulce apodo,— todo estará bien, mi amor. —Connor besó mi frente, dejándome estática.
—Esto que está pasando se siente como demasiado, no puedo negártelo.
—Y entiendo que lo pienses así, pero tenemos que seguir con el plan, salir de aquí y ver qué sucede para que tengamos que volver a ese lugar. —me explico mi castaño entre cortas caricias reconfortantes contra mi propios pensamientos.
Era cálido.
Su mirada era tranquila.
Su aroma me consumía con gusto.
Pero ese demonio de cabellos negros había despertado algo de mí que me consumía con el paso del tiempo en aquel bosque.
Ya esto tiene que ver con el bosque.
—Todo va a estar bien.
Senti un flash y mire a quien sea que haya sacado una foto Encontrándome con la risueña de mi loca prima Kristin
-hace cuanto estas ahí?.pregunte
-hace ...mira su celular y luego a mi-un minuto exactamente .dice sonriendo -lo siento es que se veían muy tiernos .dijo pasándome su celular
-salio perfecta,me la pasas luego,ahora dime como carajos entraste ?.pregunte y ella río un poco
-por la ventana .dijo normal
-que sucede?.pregunto connor resfegandose los ojos -estas bien princesa ?.me preguntó y deposito un beso en los labios
-mejor.asegure ,el tiene razón no dejaré que esto me afecte,yo soy muy fuerte ,un carraspeo me saco de mis pensamientos y connor miro a la persona que estaba sentada justo en nuestro sofá
-que cara....Kristin como demonios entraste?.preguntó connor confundido y ella se encogió de hombros
-por la ventana
-diablos kris ya sabes lo que te he dicho de entrar por la ventana ,no vez que cagas a los Tortolitos.oímos una voz en el lumbral de la puerta de mi habitación y volteamos nuestras cabezas
Era Alissa ,y a su lado un Noah riendo,se que la situación le afecta pero ella siempre ha sido la optimista de las dos
-mierda.dije y me levante sonrojada ,porque me había acordado de la posición que me encontraba con Connor
-esa posición es muy comprometedora hermanita.me dijo alis y rodé los ojos
-ufff ni te imaginas cuando la otra vez ...le tapó la boca a kris quien pensaba decir algo que no debía decir ,ya que eso paso un donde semana que ella salio con Noah y bueno kris nos sorprendió así ,pero ....
-rubia ven aquí !.le dije y ella río y se acerco a mi y me abrazo ,salude a Noah y note un precioso anillo en la mano de mi hermana
-te vas a casar?.dijimos en unísono y asentimos
-que horror ,como se olvidan de una y no le dicen .dice kris haciéndose la ofendída
-deja lo pendeja .le dijo alis y reímos
-Chicos allá abajo esta Louis .dijo kris ,ya que quería hablar con nosotras
-si ya entendimos ,vámonos bro.le dijo Noah a connor y salieron de la habitación
Louis era el esposo de kris
-bien hablemos .dije
-chicas se que es difícil hacer esto pero ,hay que ir a Portland. Dijo y mi mundo vino abajo
-estamos en peligro.dijo de repente alis y la miramos
To be Continue.......
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Louis en multimedia
Saludos ♥
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