Capítulo 3
Los rayos del sol entraron por la ventana abierta de la habitación, anunciando que ya había llegado un nuevo día.
El azabache que se encontraba en su cama, se movió incomodo y con una almohada cubrió su rostro del sol. Era insoportable, más si sufría de la migraña.
El sonido del despertador, perforo sus oídos, por lo que tuvo que levantarse. Estrelló la almohada hacia el despertador, mientras lanzaba quejidos de dolor.
"Esas son las consecuencias de beber licor" pensó, agarro su celular que estaba en la mesita y miro la hora 9:30 "Genial, ahora me parezco a Shikamaru"
La puerta se abrió bruscamente y entro un rubio con una gran sonrisa y una bandeja en la mano.
- ¡Buenos días! ¿Cómo amaneciste? – pregunto el rubio, mientras dejo la charola en la mesa - te traje un té verde y unas aspirinas... con esto se te bajara la resaca -
Al no recibir respuesta, miro sobre el azabache -¿Sucede algo? -
Sasuke parpadeo varias veces ¿Esto es un sueño? Por qué si lo es necesito despertar, con eso en mente, cerro sus ojos y se pellizcó. Cuando los volvió abrir, el rubio seguía en la habitación.
Sasuke trato de no perder la calma. - ¿Quién eres? -
Naruto sonrió - Mi nombre es Naruto Uzumaki ¡soy el sabio que buscará tu felicidad! - alzo ambas manos con alegría.
Sasuke solo asintió - De acuerdo... haré como si no te conozco y no llamare a la policía y te pediré que salgas de mi casa como si nada - empujo al rubio hacía la puerta.
-¡Espera!- Naruto se agarró de la puerta- Al parecer no me crees ¿verdad?. -
-¿Por qué debería creerte?.-
-Por qué... es la verdad - Naruto casi se cae, cuando Sasuke lo empujo más fuerte. - por qué... ¡Conozco a tu padre! - gritó.
Sasuke dejo de empujarlo - ¿Qué? -
Naruto lanzo un suspiro de alivio - Conozco a tu padre... de hecho el me creo para buscar tu felicidad –
El azabache se cruzó de brazos y alzo una ceja - Supongamos que te creo... ¿Cómo rayos vas a "buscar mi felicidad? - hizo comillas con los dedos.
-Bueno... yo se leer los corazones sinceros, así que de ese modo buscare a la persona que te haga feliz - Naruto se rasco la cabeza – O el amor de tu vida -
-De acuerdo. - Sasuke se acercó a la mesita y agarro la taza de té - Supongo que gracias por esto – bebió un sorbo, luego tomo una pastilla y se lo metió a la boca y pregunto al rubio - ¿Algo más que deba de saber? -
-Eh... bueno te tengo que explicar varias cosas, si quieres estar más cómodo podemos ir a los sillones - Naruto aconsejo, mientras salía de la habitación.
Sasuke aprovecho y cerró la puerta con seguro.
-¡Hey... Sasuke... abre la puerta! – El rubio golpeo varias veces.
Sasuke grito -¡Vete de mí departamento o llamare a la policía!.-
-¡Creí que confiabas en mí! -
-¡No creo en las personas! -
Poco a poco los golpes cesaron.
Sasuke suspiro de cansancio y siguió con la rutina. Tomo el celular y mando un mensaje a su amiga para avisarle que lo cubriera.
Una pequeña cucaracha paso por debajo de la puerta, sus antenas se movían por todos lados, miro al azabache que estaba sentado en la cama mirando un extraño aparato; sus pequeñas alas se extendieron y empezó con el vuelo, hasta aterrizar en la cama.
El azabache mientras escribía, no pudo dejar de pensar en el rubio. Si recordaba bien, era pequeño, no del tamaño de un adolescente de 17 años, pero lo qué más le quedaba grabado en su mente, era su belleza. Esos ojos azules como el cielo, cabello dorado como los rayos del sol y esas tres marquitas en cada mejilla le daba un aspecto salvaje.
Sasuke despertó de sus pensamientos, cuando empezó a vibrar su celular, la llamada entrante era Sakura, no quiso responder por lo que rechazo la llamada.
-¿Qué es ese aparato? –
Sasuke se sobresaltó al escuchar esa voz.
Miro hacía la puerta, que estaba cerrada como lo había dejado, luego miro hacia su lado, topándose con esos ojos azules.
-¿Cómo...cómo.. entraste? – pregunto el azabache y se levantó rápidamente de la cama.
-Por... debajo de la puerta ¿Tal vez? - Naruto se encogió de hombros, como si fuera algo sin importancia.
Sasuke alzo una ceja y miro de nuevo hacía la puerta. - Eso... es imposible -
-No para mí -
-¿Qué eres en realidad? -
-Ya te lo dije... soy el sabio que buscará tu felicidad-
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