Compras peligrosas.
La visita al banco fue un gran shock y toda una experiencia, pero después de golpear un poco a leo para sacarlo del banco, la verdadera experiencia comenzaría.
La visita a las tiendas fue un poco peculiar, todos reconocieron a Leonel como el chico de los tratos y su amigo, ya que seguían desconociendo que se tratara de Harry Potter. Obtuvieron muchas cosas a gran precio debido a la forma tan especial de negociar y regatear de Leo, en especial porque intentaba no pagar con dinero directamente, ofrecía muchas cosas de su propia posesión, entre ellas un disco de Michael Jackson, pirata por supuesto, del que había conseguido recrear una copia con un tocadiscos y el disco original.
Recogieron los calderos, las balanzas, los viales, aunque fueron un poco demasiado caros pero el detalle es que eran de cristal, resistentes al ácido y a las maldiciones o productos peligrosos, de hecho compraron 3 kits en total. Cuando los padres preguntaron porqué, Leo dijo: "secreto empresarial" y ahí terminó la conversación.
Los adultos vieron a su hijo moviéndose por el lugar como un experto, miraba en todas direcciones y de vez en cuando soltaba esa risa de negocios por lo que era tan conocido, de hecho, al pasar por la tienda de escobas nuevamente, soltó un comentario sin querer «“Mañana puede que esté listo”» demostrando que tenía planes para volver. No lo reñirían por eso, ya había estado viniendo sólo hasta Londres él solo durante años aparentemente, él sabía lo que estaba haciendo, parecía que todo el tiempo era así.
Los libros fueron bastante más baratos que los viales, aunque era de esperarse. Aunque leo dijo que simplemente estaban en rebaja en una tienda de segunda mano, él los restauraría y les pondría pastas nuevas. Si todavía servía entonces para qué gastar demás, y era verdad, los libros eran de estudiantes del año pasado, por lo que, prácticamente, estaban nuevos. Pero lo mejor fue un par de baúles, anti-robo, expandidos y portátiles, sin límite de peso. Podías hacerlos tan pequeños como una caja de fósforos, y podías llevarlo a donde fuera. Eran grandes por dentro, del tamaño de una casa pequeña ,10 metros de largo, 20 de ancho , 5 de alto. Dentro habían unas cortinas, que permitían entrar al baúl sin necesidad de abrirlo. Solo tenías que hacerlas aparecer en la pared y tendrías tu propia casa portátil. Harry apreció mucho eso, pondría esa cortina dentro de la habitación de Dudley, la que antes era su segunda habitación donde guardaba sus cosas.
Luego de que los padres de Leonel se dieran cuenta que el muy maldito había estado ganando dinero usándose a si mismo como modelo para publicidad en la tienda de túnicas, pensaron que ya no merecía una mesada además tenía acceso a básicamente dinero ilimitado.
Después de que madame Malkin le dijera que las ventas de sus "inventos" se dispararon después de solo una semana quería saber si estaba dispuesto a hacer un contrato profesional con ella. Él aceptó con la condición de agregar "aditamentos" a sus vestimentas, por ejemplo, runas o hechizos de protección, de limpieza, anti-desgaste, ignifugidad, antiarrugas, de calor o frío respectivo al clima, en fin, lo típico que pediría un cliente inusual y excéntrico o un cliente muy exigente.
Hablando de clientes inusuales, Leo pudo ver a un chico de cara redonda cabellera rubia y complexión robusta... Gordito más bien, que se parecía bastante a Dudley, aunque la Complexión era similar era diferente al mismo tiempo, mientras la de Dudley parecía la del típico gordo bully, este niño parecía el típico gordito introvertido y demasiado blando o asustadizo para hacer algo contra los que se burlan de él, ésto último quedó confirmado cuando escuchó a la anciana mujer que lo acompañaba llamarle "Neville" Y de paso insultarlo por su torpeza y peso.
Leo iba a intervenir, pero no había nada con qué trabajar en él por el momento, así que tuvo que hacerse el de la vista gorda, pero definitivamente quería ayudar al niño, su vida era mala y más con la familia de mierda que tenía, eso solo ayudó a su baja autoestima y a destruir completamente su columna vertebral figurativa. La falta de sus padres sólo hacia que el chico fuera aún más triste. Pero Neville sobrevivió la última vez así que tendría que esperar un par de meses para hacerse su amigo.
Además, definitivamente quería tener a éste Magikarp en su equipo, sería difícil para subirlo de nivel pero valdría la pena totalmente tener al Maldito-degenerado-chuchasumadre-aplastaperras-paleozoico-rompe virginidades–matadioses del infierno de Gyarados. Cuando terminara de guiar a Neville por el camino de la venganza, el bastardo podría desinstalarte de la vida con una patada en el occipucio, podría destrozar a cualquiera en especial si eran Malfoy o a los mortífagos. Sí, a Bellatrix Lestrange le esperaban cosas muy desagradables cuando saliera de la cárcel.
Cuando terminara con él, las patadas de Neville serían como un maldito dildo, listo para sacarle las entrañas a la maldita mortífaga, extrayéndole la mierda del hoyo como si estuviera bombeando petróleo, dejándola temblando en el piso junto a sus tripas y con ganas de más, Como la perra hambrienta que era.
Neville estaría tan maxeado que fácilmente podría sacarle el cráneo por la raja a Bellatrix de una patada en el hocico. Lastimosamente tendría que esperar un par de años para ver esto en vivo y en directo, pero la espera valía la pena, incluso podría llegar a grabarlo y venderlo como material para Xvideos.
Después de salir se encontraron con varios otros magos que le preguntaban por ciertos artículos que él les había vendido y que si podía conseguirles más, lo que disgustó a sus padres. Su sorpresa y disgusto solo se amplió más cuando llegaron a la tienda de varitas, no sólo se había vendido a sí mismo, sinó también a Harry.
Después de calmarlos diciendo que Harry era quien recibía el dinero por eso entraron a la tienda, fue un poco divertido, la reacción de Ollivander fue de total adoración con respecto a los padres del chico ya que creyó que su inteligencia y habilidades eran heredados de ellos aunque ninguno se atribuyó ese mérito, además de no merecerlo se sentía que en vez de un logro les estaban echando la culpa por algo.
Ollivander les dio un tour por su tienda y la fabricación de varitas. Leonel les mostró los inventos que había ayudado a crear, el maniquí, el sombrero y la bola de cristal.
El señor Thomas quiso intentar solo por curiosidad, obviamente nada pasó o más o menos, la esfera brilló tenuemente pero solo Leonel lo notó pero no dijo nada, investigaría más tarde sobre eso.
Después de despedirse de Ollivander y que muy amablemente Leo le quitara 59 galeones fueron a buscar el resto del equipo para la escuela.
Visitaron una tienda de animales pero no encontraron nada especial, luego entraron al imperio de las lechuzas, un lugar oscuro donde un millar de pequeños ojos brillantes y ululares los recibieron.
Cuando encendieron una luz las aves nocturnas parecían emocionadas o alborotadas por la luz. Harry vió una hermosa lechuza ártica que Leo reconoció como Hedwig.
-"Deberías comprarla"-animó su amigo.
-"¿Yo?"-
-"Sí, te será útil en algún momento, qué más da si la compras ahora, además mírala es hermosa."-
Harry la contempló por un momento y asintió.
En eso, los Lionheart miraban algunos folletos sobre el cuidado de lechuzas, su hijo ya les había mencionado que compraría una ya que en Hogwarts no había línea telefónica por lo que la única manera de comunicarse con él sería a través de cartas enviadas por lechuza mensajera.
Mientras los padres hablaban con el dependiente para saber más acerca del cuidado del animal, y no se referían a su hijo, Leonel buscaba un ejemplar idéntico al de Harry, por su mente estaban pasando unas cuantas ideas acerca de la cruza y cría de lechuzas Cómo mascotas exóticas para muggles y obviamente mensajeras para los magos.
Entonces lo vió, parecía un búho, los cuáles eran mucho más grandes que las lechuzas, pero su forma era la de una lechuza, aunque eso tampoco era importante, lo que le había robado la atención era que el animal tenía un plumaje dorado. Era sencillamente hermoso, además sus ojos eran extraños, tenían un color verde esmeralda increíble, en la totalidad de sus escleróticas, sus pupilas se distinguían por ser ligeramente más oscuras pero no menos impresionantes.
El majestuoso ejemplar no parecía ser un animal normal, miraba con soberbia a los humanos, parecido a la mirada desdeñosa que dan los gatos.
El chico se le acercó y lo miró directamente, pero la lechuza lo miró hacia abajo desde su pedestal como si dijera "admírame".
-"¿Quieres ser mi nuevo compañero?"- Le preguntó, sabía que las lechuzas eran inteligentes y entendían el lenguaje humano, de hecho hablarles como si fueran estúpidos les enfadaba.
El ave lo miró un poco pero chilló molesto y miró en otra dirección, pero la forma en que lo hizo fue particular, parecía una diva dándote la espalda, diciendo "soy perfecta, no te mereces verme".
Leo Sonrió y dijo -"¿Acaso a su magestad le gustaría quedarse el resto de sus días encerrado en una habitación cuando el cielo es su reino?"-
La lechuza lo miró fijamente casi con sorpresa.
El chico se inclinó ante el ave y dijo -"Del cielo rey, la noche sus dominios, déjeme mostrarle al mundo su majestuosidad, permítame sacarlo de éste calabozo y llevarlo a la libertad."-
El ave pareció querer aceptar, pero hasta Leonel pudo ver la expresión de su cara, difícil en un ave, que decía "Yo no me rebajo a servir a nadie".
Entonces Leonel hizo otra reverencia y dijo -"lo que ordene su magestad"- y se fue.
El ave siguió con la mirada al chico mientras caminaba hacia Harry que ya estaba recibiendo a Hedwig. Cuando vió a quién estaban comprando el ave pareció entrar en pánico. Chilló, ululó, grasnó y siseó mientras intentaba quitarse la cadena que la ataba a su pedestal.
Leonel vió ésto y regresó con el ave.
-"¿Qué pasa?"- Dijo mirando al ave.
El ave no parecía querer saber de él solo seguía intentando escapar.
Leonel miró en la dirección que parecía estar viendo el ave y se dio cuenta que miraba a Harry o más bien a Hedwig. Eso lo hizo sonreír.
-"¿Es su reina?"- Le preguntó y el ave lo volteó a ver.
-"¿Dejarás que se vaya, o vendrás conmigo?"- le dijo sonriendo.
Pero el ave volvió a despreciar la oferta mientras seguía intentando escapar.
-"Bien entonces, mira cómo se llevan a tu reina, porque ésta será la última vez que la veas, ya que te quedarás aquí para siempre. Su magestad, está bien tener orgullo, pero lo que está haciendo se llama arrogancia y perderá todo solo por algo tan insignificante como la arrogancia. En fin, hasta siempre"- dijo Leonel para largarse pero un chillido lo hizo voltear. El ave bajó su cabeza mientras mantenía la mirada en Hedwig.
—“No, no bajes la cabeza, un rey no se postra ante nadie”— dijo Leonel y el ave Volvió a erguirse levantó su pata y Leonel puso su brazo para que se posara en él, cuando ésto ocurrió la cadena que lo ataba se transformó en una especie de grillete o brazalete de color negro.
El ave parecía querer volar libre pero la mirada de Leonel se cruzó con la suya y eso le dijo todo, «no todavía.»
—“¡Oh Merlín! ¡Ésto es increíble! Dijo la dependiente de la tienda al ver cuál era el animal que traían al mostrador.
—“Me llevaré a este majestuoso espécimen”— dijo levantando al ave en su brazo quien parecía que entendió lo que dijo, porque inmediatamente siseó mientras entrecerraba los ojos y subía su cabeza sin perder la mirada. Como un noble al que le debías pleitesía.
—“Es enorme”— dijo la señora Martha asustada por el animal.
«“Eso me dijiste anoche”» pensó el señor Thomas pero sabiendo que su esposa se enojaría dijo algo diferente —”Increíble”— e intentando tocar al ave, pero un siseo molesto y la apertura de sus alas le dijo que era mala idea y lo era ya que un segundo después casi le muerde la mano.
La codicia en la mirada de la dependiente le dijo a Leonel que el precio no le iba a gustar.
—“Gran elección, un ejemplar único, debo informar, sus ojos son inusuales y sus plumas brillan como el Sol durante el día y se vuelven plateadas por la noche. Su precio es de 87 galeones.”—
Leonel casi se muere cuando escuchó el precio y sufrió un ataque de tos por la sorpresa.
—“¡Qué! Gritó con locura.
—“¿Qué pasa hijo? ¿Es mucho? Preguntó la señora Martha.
—“Son 1197 libras y 84 peniques!”— Dijo el chico recuperándose un poco.
—“¿¡Tanto!?”— Dijo la señora Martha molesta.
—“Pero si mi lechuza solo costó 15(214 libras) y es bastante. ¿Porqué la de Leonel es... Es... Es casi 6 veces más cara?”— Preguntó Harry haciendo el cálculo matemático en su mente sin darse cuenta que ése era un mal hábito que había adquirido de su amigo amante del dinero.
Leonel dió una mirada molesta a la cajera pero un segundo después puso lo que sus padres y Harry denominaron como su Cara De Negocios.
—“Bien, entonces no lo compraré”— dijo dejando al ave en un pedestal vacío.
El ave vió con extrañeza al Chico que le guiñó un ojo para que confiara en él.
La cara de la dependiente perdió vida inmediatamente.
Leo se volteó y la miró desafiante—“Suerte en encontrar a alguien dispuesto a pagar eso y a quien tenga la capacidad de hacer que el ave le haga caso, es orgulloso sin medida y posiblemente no se deje atrapar otra vez. ”—
Esa fue la señal del animal para empezar a hacer ruido y volar por todas partes de la tienda haciendo un alboroto.
La dependiente vió con horror como artículos y comida eran lanzados al piso por el ave del demonio, mientras hacía que las demás empezaran a hacer ruido.
La mujer vió a Leonel quien le dedicaba una mirada de come-mierda —“Soy un legeremante, él no se irá con nadie que no sea yo, además que ninguna de las hembras de éste lugar es de su agrado así que tampoco se apareará con ninguna, por lo que, básicamente, será un estorbo el resto de su vida y tengo bien entendido que viven muchos años. Pero así son las cosas en fin, suerte en atraparlo”— dijo señalando al ave en fuga.
La mujer entró en pánico, sabía que el ave era hermosa pero había un gran problema, la maldita cosa ya había vivido un tiempo sin que nadie pudiera comprarlo, después de las palabras de Leonel supo que si se quedaba entonces no habría forma de sacarlo. Además nadie se le acercaba porque era peligroso, el maldito animal te atacaba si te le acercabas incluso con ánimo de alimentarlo.
Ella se molestó pero dijo de forma astuta —“Si logras atraparlo te lo dejo al mismo precio que el de tu amigo”— olvidando que no hace un minuto lo traía en el brazo, talvez debido al miedo que le tenía o que era un poco estúpida.
—“¡Bien!”— dijo y se inclinó un poco a modo de reverencia diciendo —“su majestad”— a lo que el ave aterrizó frente a él y replicó la acción como si reconociera al chico como un igual.
La mujer tenía la quijada desencajada.
El ave saltó a su brazo y la dependiente con la boca abierta solo pudo ver impotente como el maldito animal de los cojones parecía un inofensivo polluelo con el rubio. Aunque cuando se acercó a la caja para pagar y registrar al ave como propiedad de Leonel el maldito animal casi le picotea los ojos.
Rápidamente la mujer despidió a los Lionheart quienes saliendo quedaron maravillados con el ave de su hijo ya que brillaba como el Sol. Sus plumas eran iridiscentes por lo que parecía cambiar de color pero habiendo un color oro debajo de los demás colores.
—“¿Y cómo lo llamarás? Preguntó Harry, —“ella es Hedwig.”—
—“Tiene que tener un nombre a la altura de su majestuosidad.”—
El chico pensó un muy buen rato, el maldito pájaro era un egocéntrico de mierda y se creía de la realeza por lo que pensó en ponerle "Vegeta" pero no quería que terminara con la ala derecha lastimada a cada rato, ni perdiendo con cada enemigo al que se enfrentara. Por otro lado estaba kratos, en sus propias palabras, "Un puto dios de la guerra" pero la verdad de majestuoso no tenía nada era más bien un barbaro. Pero había uno que sí parecía encajar, Su majestad Escanor, ambos imponentes, ambos soberbios, ambos como el Sol y ambos simps, se dió cuenta de inmediato que le gustaba Hedwig pero que ella no parecía hacerle caso.
—“Lo tengo " Su majestad Escanor, El león del orgullo”— dijo sonriendo.
Cuando Harry iba a decir que él no era un león el pájaro soltó un chillido potente y expandió sus alas como si estuviera aprobando el nombre.
—“Creo que eso es un sí”— dijo Leonel.
Después de un rato lograron meter las jaulas con los animales dentro de los baúles aunque fue un poco difícil meter a "Su majestad" en la jaula, Solo hasta que Leo le dijo que pondrían las jaulas juntas pudo hacer que el estúpido pájaro entrara de una maldita vez.
—“¿Entonces, qué más tenemos que comprar?”— dijo el señor Thomas.
Leonel vió la lista pero ya estaba todo y un poco más, no quería dejar ver que otros negocios tenía aqui, pero sería mejor que se enteraran de una vez, además no tendría tiempo mañana, ese día sería especial, pero decidió hacer algo para sus padres el día de hoy.
Pasaron por una droguería, que en el mundo mágico era básicamente un lugar donde podrías encontrar de todo para pociones y medicamentos en general.
—“Buenas tardes”— dijo el señor Thomas y un hombre viejo parecido extrañamente a un vagabundo salió tras una cortina hacia un mostrador.
—“Hola, ¿qué podemos ofrecerle?”— Preguntó con una voz extrañamente profunda y sexy. Aunque rápidamente su mirada cambió al ver a Leonel.
—“Señor Lionheart”— dijo con una sonrisa.
—“¿Aquí también?”— preguntó Martha ya un poquito harta.
—“Más o menos”— dijo encogiéndose de hombros.
Harry nunca había estado en ésta tienda lo que quería decir que definitivamente el negocio que tenía en este lugar era mucho más antiguo que su amistad.
—“¿Ya tienes lista la poción?”— Dijo sacando unos cuantos galeones.
—“Así es, con la cantidad de materiales que me dió podría haber hecho más pero según sus instrucciones el resto de ingredientes están en ésta bolsa”— dijo mostrando un montón de hiervas y cosas al azar.
—“Bien”— dijo tomando la bolsa y metiéndola en su baúl que pasó de estar en su bolsillo siendo del tamaño de una cajetilla de cigarrillos a su tamaño completo.
—“¿Y qué es lo que le está entregando?”— Preguntó Martha con las manos en las caderas.
—“Oh, ésto es una poción, técnicamente es una poción de amor, aunque no afecta los sentimientos de las personas.”—
—“¿Qué? ¿Poción de amor?”— Dijo la mujer con el ceño fruncido y volteando a ver a su hijo. "¿Y tú para qué quieres una poción de amor?”—
Leonel sonrió y dijo —“Si tomas un poco lo sabrás.”—
Ella le dió La Mirada y supo que no estaba jugando, ella quería una muy buena explicación.
—“La poción se llama felices para siempre”— dijo el tendero —“las instrucciones están en la botella.”—
La señora Lionheart leyó la etiqueta que indicaba:
—“Felices para siempre la fuerza máxima, una poción para usted y su verdadero amor, esta bebida bebe, la felicidad serán la comodidad y felicidad de tu divina belleza”—
Y dice el otro lado de la etiqueta:
"ADVERTENCIA: los efectos secundarios pueden incluir picor, vómito, supuración, lágrimas, No está diseñado para los pacientes cardíacos o personas con trastornos de la personalidad.
Para hacer que los efectos de la poción sean permanentes el bebedor debe obtener un beso de su verdadero amor, antes de la medianoche."
—“¿Es de verdad?”— Preguntó la madre del chico insegura de lo que su hijo haría con ésta cosa.
—“Básicamente es para desesperados, lo usaré para ganar unos puntos con alguno que otro alumno de años mayores o los profesores solitarios, además tengo suficiente como para vender dosis pequeñas, lo suficientemente grandes como para que el efecto dure más de una hora, pero lo suficientemente pequeño como para sacarle de ganancia”— Sonrió el chico.
—“¿De verdad Jugarías con los sentimientos de un persona para conseguir dinero?”— Preguntó Harry.
—“No del todo, también compré ésto”— dijo sacando una caja con un pedazo de cuerda roja junto a un frasco grande de polvo azul.
—“¿Qué es?”—
—“Hilo rojo del destino, Si lo atas al meñique de una persona se sentirá locamente enamorado de ti”— explicó.
—“¿Quieres decir que harás negocio con esto?”— preguntó el señor Thomas.
—“Básicamente el hilo rojo es una especie de trampa para la cláusula de encontrar a tu amor verdadero antes de medianoche. Volverá los efectos de la poción permanentes para ti únicamente, la otra persona con la que te ates con el hilo no se verá afectada si cortas el hilo antes de 4 horas, Aunque entre más pequeño sea el hilo menor efecto de tiempo tendrá, por lo que básicamente están pagando por una poción embellecedora con efectos permanentes.”—
—“¿Y el polvo azul?”— preguntó el señor Thomas.
—“Es para poder ver el verdadero hilo rojo del destino y encontrar a tu verdadero amor”— dijo sonriendo con símbolos de dollar dorados en los ojos.
—“¿Y qué tal si...?— Dijo la señora Martha viendo a su esposo con sus ojos llenos de ilusión.
—“Para la familia, la primera vez es gratis”— dijo el rubio mostrando la botella, el hilo y el polvo.
—“No hay nada que perder”— dijo el señor Thomas seguro de sí mismo como el puto alfa que era.
Leonel hizo que ambos estuvieran a su altura y les obligó a verlo directamente mientras sostenían sus párpados para no cerrar los ojos. Les sopló un poco de polvo azul en los ojos y obviamente eso les irritó los globos oculares, haciendo que perdieran la capacidad de ver colores pero notando que en sus manos había un pequeño cordón que los unía a ambos.
—“Entonces...”— dijo la señora Martha viendo la sonrisa de "Lo sabía" de su esposo.
—“Bien”— dijo Leonel cortando un pequeño pedazo de hilo rojo y atándolo en los meñiques de ambos. Inmediatamente parecieron encontrar a una persona que había muerto hace mucho y que extrañaban con el alma. Antes que hicieran otra cosa les dió a beber un sorbo de la poción y hubo cambios inmediatos además de una luz blanca muy intensa ambos pareciendo rejuvenecer 10 años, el señor Thomas pareció crecer un poco, unos cuantos de centímetros, su cabello se volvió más lacio si eso era posible y sus dientes se volvieron totalmente blancos, ya contaba con un buen tono muscular pero como si le hiciera falta al muy maldito obtuvo el cuerpo de un dios griego y pareciendo endemoniadamente más sexy que antes.
Mientras que la señora Martha parecía que pasó de tener una belleza natural pero apagada, a ser una maldita supermodelo. Medidas perfectas, piernas torneadas, piel blanca y prístina, sin pecas o imperfecciones, también creció un poco hasta tener un metro con 75, con los ojos más azules que alguien hubiera visto.
Harry y Leonel se sonrojaron un poco por ver el cambio en la señora Lionheart aunque alejaron esos pensamientos de sus mentes exactamente por la misma razón, era básicamente su madre, no pensarían de forma morbosa en ella.
Leo Sonrió y se paró frente a ellos diciendo —“Con el poder que me confieren los 35 galeones 2 sickles y 47 knuts que pagué por estas porquerías; yo los declaro, mamá y papá.”— Ambos adultos se besaron brillando como el sol y haciendo que que los efectos de el hilo rojo del destino artificial más la poción felices para siempre se hicieran permanentes.
Cuando la luz cesó los amantes se vieron mutuamente y ambos dijeron —“Te amo”— mientras se besaron.
—“¡Primer cliente satisfecho!”— dijo Leonel mientras que el tendedero se limpiaba algunas lágrimas, mientras decía —“Me encantan las bodas, pero siempre me hacen llorar.”—
Después de eso fueron a un lugar menos agradable, era oscuro y parecía un barrio de mala muerte, y en realidad lo era, estaban en el Callejón Knockturn, una zona comercial del Callejón Diagon lleno de tiendas dedicadas a las Artes Oscuras junto a burdeles, bares, casas de apuestas y de artículos prohibidos, incluyendo Borgin y Burkes, que se especializa en objetos que tienen propiedades mágicas curiosas y fuertes. En la cual, casualmente, había trabajado el mismísimo señor oscuro Voldemort Después de que Dumbledore le negara el puesto de maestro de defensa contra las artes oscuras y que de paso maldijera el puesto para siempre.
Por lo general, gente poco común y peligrosa caminan por ese callejón, por lo que fue bastante incómodo, en especial para Martha, llamar la atención al ser personas "normales" en un lugar tan lúgubre.
En el centro había un negocio modesto, era Chimney Sweep Elf, una tienda en la que se podía alquilar un elfo doméstico para limpiar chimeneas.
El grupo entró en la tienda y se encontraron con unas criaturas extrañas. Tenían Cabezas grandes, narices y dedos largos, de alrededor de un metro de altura, con protuberancias, ojos de pelota de tenis y orejas de murciélago, su piel parecía la de un humano en color pero más bien parecía la de un perro o gato calvo. Pero una característica muy marcada en sus rostros era infelicidad, se veían lamentables.
Ahora un hombre vestido con túnicas negras extrañamente parecido a Gargamel de la película de los pitufos, los recibió.
—“Buenas tagdes”— dijo con un acento francés.—“ Biengvenidus a Chimney Sweep Elf, ¿necesitan los servicios de mis elfos para limpiar su hogar?.”—
—“No en realidad, señor Turner”— dijo Leonel que no había sido visto por el vendedor.
—“Oh pero si es usted”— dijo el hombre viéndose feliz.
Ahora su más hermosa y joven madre pareció recuperar sus años y lo regañaba con la mirada como diciendo "¿En verdad te mezclas con estas personas?".
Leonel sonrió para apaciguarla pero eso en realidad sólo la preocupó más, —“vengo por mis sirvientes”— Dijo sacando unos cuantos galeones de oro.
—“Venga, venga”— dijo llevándolo a la parte de atrás de la tienda donde habían aún más elfos domésticos pero se veían un poco peor.
—“Elija los que quiera”—ronroneó mientras sacaba una especie de pergamino de un escritorio cercano.
El chico vio a varios elfos que se veían bastante mal, hasta que encontró a uno que se lanzaba miradas con una elfina, Aparentemente preocupados porque fueran separados.
—“¡Él!”— dijo señalando al elfo.
—“¿Yo señor?”— preguntó el elfo con piernas y voz temblorosas.
—“Así es, Tú eres el elegido para servirle a la familia Lionheart”— dijo el chico.
—“¿Servir?”— Preguntó Thomas.
—“Son elfos domésticos, hacen los quehaceres de la casa como un mayordomo y mucama al mismo tiempo”—
—“¿Cuanto cuesta el servicio?”— Preguntó la señora Martha, entendiendo que lo estaba alquilando para que limpiara la casa durante las vacaciones, más o menos el mismo trabajo que hacía la señora Higgins cuando salían de vacaciones, que lastimosamente ya no podría realizarlo pues se había mudado con su hijo a Gales.
—“No, no es un servicio”— dijo su hijo.
—“¿Entonces?”—
—“Lo estoy comprando.”—
—“¿Qué?”— Preguntaron ambos padres escandalizados.
”—“Les explico luego, aún necesito elegir a otro.”—
Normalmente Leonel sabía lo que estaba haciendo pero ésto estaba mucho más allá de cualquier límite conocido, pero por el momento seguían confiando en él, así que verían a donde llevaba ésto.
—“¿Me haces un favor?”— le dijo al elfo que no dejaba de mirar a la elfina que parecía que iba a empezar a llorar.
El elfo bajó la cabeza en derrota —“Sí señor, lo que el amo pida”— dijo con voz quebradiza.
—“No cierres los ojos”— dijo soplándole polvo azul en los ojos.
El elfo se retorció un poco pero cuando abrí los ojos dijo —“veo todo gris”— Levantó la mano derecha y se miró el meñique luego lo siguió con la mirada y vió a la elfina por un rato. Dijo un "estamos atados" muy bajo sacándole una sonrisa al chico.
—“Bien creo que lo decidí”— dijo el Leonel eligiendo a la elfina.
—“Excelente elección”— dijo el hombre parecido a Gargamel entregando el contrato al chico. —“Séllelo y el trato estará completo.”—
El chico lo hizo y los elfos le hicieron una reverencia —“Amo Lionheart, estamos a su servicio, úsenos como más le convenga”— pero sin que tuvieran tiempo de levantar sus cabezas un par de capas enormes, de la talla de un adulto fueron colocadas sobre sus hombros.
Los demás elfos casi gritaron por el suceso.
—“¿Qué?”— gritaron los demás Elfos e incluso el señor Turner.
—“Son libres”— dijo el chico.
—“¿Pero qué?”— Gritó el señor Turner sin poder creer lo que sus ojos veían.
—“No, no señor, no podríamos”— dijeron en pánico los elfos.
—“Mi deseo es que sean libres.”—
—“¿Pero para qué los liberas? Son solo elfos, solo existen para servirnos”— gritó fúrico el hombre.
—“Me gusta hacer las cosas de manera más ordenada”— dijo sacando un contrato de su mochila. " —“¿Y Ahora que son libres, Buscan trabajo?”— Les sonrió el chico.
—“Pero señor...”— Dijo temblorosamente el elfo.
—“Ya no me digas señor, no soy tu dueño, soy solo alguien que desea pagar por tus servicios dignamente”— dijo entregándoles un contrato a cada uno.
—“¿pagar? ¿A un elfo? Estás demente?”— Gritó el hombre tras el chico.
Señor Turner, ellos ya no son su problema, ni yo tampoco, déjeme hacer mis negocios tranquilamente, así como dejé que hiciera los suyos dijo el chico provocando la rabia del hombre.
Ellos lo leyeron, se tardaron un rato y casi parecían ofendidos, pero cuando leyeron una de las condiciones tuvieron que preguntar, con miedo.
—“¿Mi señor, En qué consiste éste juramento?”— Dijo señalando una cláusula que indicaba que para poder trabajar con la familia Lionheart estaban obligados a realizar un juramento.
—“Oh eso, simplemente quiero que juren por su magia que jamás dañarán a nadie que pertenezca a mi familia, ni mis amigos ni a ninguna persona, A menos que esa persona atente contra mi familia. Lo dejaré claro”— dijo Leonel leyendo el contrato textualmente.
«"LAS TRES LEYES DEL ELFO DOMÉSTICO:"»
«"NO CAUSAR DAÑO: "El elfo no puede dañar a un ser humano. Eso incluye la inacción, no puede permitir que un ser humano sufra daño". Hay una excepción, que sea para defender a la familia Lionheart y sus allegados."»
«"CUMPLIR LAS ÓRDENES: "Un elfo debe cumplir las órdenes de sus contestadores, excepto si dichas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley, y la tercera..."»
«"PROTEGER LA PROPIA EXISTENCIA: "Un elfo debe proteger su propia existencia, integralidad y decencia en la medida en que ello no entre en conflicto con la Primera o Segunda Ley y sus condiciones."»
—“Pero aquí dice que recibiremos un galeón por semana.”—
—“Así es, con eso compraran ropa y zapatos, además pueden ir a algún lugar bonito y pasar sus descansos fuera de casa y comer fuera.”—
—“¿Descanso? ¿Un elfo? Qué clase de basura tienes en la cabeza, son esclavos ¡no necesitan descanso!”— Gritó el señor Turner.
Leonel parecía no escucharlo y dijo —“¿Qué dicen?”—
—“¿Pero pagos y descansos? No es así como trabajamos los elfos domésticos, los magos no tratan así a sus elfos”—
—“Estoy chapado a lo muggle, somos un poco más civilizados con nuestros "colaboradores" que los magos que se creen de sangre pura... por cierto ¿Tienen nombres?”— Preguntó Leonel.
—“¡Por supuesto que no lo tienen, no los necesitan, son elfos!”— gruñó el señor Turner nuevamente.
Leo le dedicó un gruñido molesto al señor Turner pero siguió hablando con los elfos —“Bien, creo que también me haré cargo de eso y tengo dos nombres para elfos que serán perfectos.”—
Ambos se miraron mutuamente, susurraron un rato, se tomaron de las manos y asintieron.
—“!Excelente!”— dijo el chico ofreciendo una pluma fuente que ambos elfos usarían para firmar sus contratos, a pesar de solo escribir un garabato en el papel. A pesar de ello ambos Elfos brillaron un momento indicando que la magia había aceptado el contrato así como el juramento de los elfos sobre su propia magia.
Cuando los devolvieron el chico los guardó en su mochila y luego sacó algo más, eran un par de viales donde vertió un poco de poción felices para siempre y otra cosa. Cuando terminó, sonrió un poco dándoles una botella de poción a cada uno.
—“Beban”— ordenó.
Los elfos bebieron el líquido sin preguntar y un momento después ambos brillaron y se transformaron.
—“¿Usaste la poción en ellos?”— preguntó Harry.
—“Así es, serán sirvientes de la familia Lionheart, tienen que verse lo mejor posible”— dijo mientras la luz se desvaneció.
La cara de todos era de sorpresa. Ambos cambiaron demasiado.
El elfo se volvió alto, 2 metros con exactitud y tenía una cabellera rubia larga y lisa, un rostro delicado pero varonil, su piel era blanca y delicada además sus orejas habían cambiado de unas de murciélago a unas seudo-humanas, eran largas y finas, como las que esperarías de un elfo de un mundo literario diferente, el elfo parecía un dios.
Mientras que la elfina se volvió una hermosa mujer con una cara perfecta y figura esbelta con un hermoso cabello castaño hasta mitad de su espalda y ojos grises cristalinos que podrían hacerte llorar.
—“¿Bien, que les parece?”— dijo Leonel.
Ambos se vieron mutuamente y no podía creer lo hermoso que era el otro.
—“¿Legolas y Tauriel bienvenidos a la familia Lionheart.”—
El ambicioso hombre vió una oportunidad de oro de explotar a sus elfinas de maneras distintas, así que quiso congraciarse con el chico.
—“Oye chico ¿Qué clase de pócima has utilizado?”—
—“Lo siento secreto profesional”— dijo sin pensarlo.
Sin querer perder su oportunidad dijo —“¿podemos hacer un trato, cuánto me costaría que convirtieras a todas mis elfinas?”—
Los padres del chico supieron A qué se refería y se enfurecieron.
—“Es usted un monstruo”— dijo la señora Martha.
—“Llamaremos a la policía”— dijo el señor Thomas.
—“No pueden, el chico firmó un contrato en el que después se firmarlo esto quedará entre nosotros como secreto, no puede llamar a la policía o se muere”— dijo con una mirada filosa.
Los padres del chico se asustaron por eso pero el rubio estaba tranquilo así que pensaron que podría librarse de alguna manera de las cláusulas que podrían matarlo.
—“No importa, de todas formas ya terminamos nuestros negocios aquí”— dijo Leonel comenzando a salir de la tienda siendo seguido por sus padres y Harry, además de ambos elfos. A estos últimos les costaba un poco caminar ya que no estaba acostumbrados a ser tan altos.
Salieron de la tienda y de repente el señor Shackllebolt pasó a su lado guiñándoles el ojo, mientras una docena de hombres lo seguían.
—“¿Qué hace el señor shackllebolt aquí?”— dijo la señora Lionheart.
—“El contrato decía que no podría llamar a la policía después de firmarlo, en ninguna parte decía que no podía hacerlo antes”—
—“Pero... ¿Cómo?”— pregunta su madre.
—“llegué a un trato con ellos, yo les ayudaría a encarcelar a este tipo, que amenazaba a algunas familias para que les cediera los derechos sobre sus elfos domésticos, media vez no me cuestionaran sobre lo que había comprado y funcionó”— Sonrió el chico.
—“Ok, definitivamente necesito unas vacaciones ahora”— dijo la señora Lionheart.
—“Mejor aún, una luna de miel”— dijo el señor Lionheart besando a su esposa.
—“Que se me hace que regresaremos más personas de las que nos iremos de viaje”— dijo Leonel divertido.
—“¿Y ahora qué hacemos?”— Preguntó Harry.
—“Vamos a casa nos espera un largo”— viaje.
Continuará....
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