La Llamada
Florida, 10:30 a.m.
Una triste noticia les llegaba a los hermanos Soo desde tan temprano, ambos se encontraban fuera de la habitación de su madre hablando con el médico cabecera que la estaba atendiendo hace ya un mes y medio, que, a pesar de todo, trataba de darles aliento para salir de la tormenta en la que se encontraban.
—Lo siento, chicos, pero los resultados han arrojado que su madre ha empeorado, por lo que necesitamos las medicinas que les solicitamos con urgencia, saben que son algo costosas y el seguro médico no las cubre. No les puedo prometer que mejore en esta situación, pero sí podemos ayudarla durante unos cuantos días con las que han donado al hospital.
Su semblante trataba de no sonar tan pesado ante los dos jóvenes que se encontraban frente de él. Ellos simplemente pudieron dejar escapar un suspiro mientras lo observaban.
—Lo entendemos... Doctor, apenas hemos acabado de depositar el dinero por el mes de estadía que ha pasado... No tenemos para comprar ese medicamento...
La joven, quien se encontraba con un semblante melancólico, es abrazada por su hermano menor, el cual se encontraba firmemente a su lado, acompañándola en esta situación tan fuerte para ambos.
—Señor Celis, si conseguimos el dinero... ¿Nuestra madre se salvará?
—Claro que sí, se podrá recomponer un poco y conforme avance en su salud se le puede hacer el cambio de medicamento por uno que sí lo cubra el seguro.
—Comprendo doctor, entonces haremos todo lo posible para traer pronto las medicinas... ¿Podemos entrar a verla?
La mirada de la joven se posó en el médico quien no pudo negarse, él mismo les abrió la puerta a los dos y llamó a la enfermera para dejarlos en la intimidad con la mujer de unos sesenta años que estaba conectada a múltiples dispositivos médicos. Su corazón estaba debilitado, por lo que necesitaba de medicinas costosas para poder controlarlo y vivir, aunque sea con una nueva rutina de vida, por lo que sus dos hijos buscaban la forma de ayudarla.
Ver así a la mujer hizo que cada uno de ellos se colocará a cada lado, Hara en el izquierdo y Jeong en el derecho. Juntos la miraban evitando derramar sus lágrimas, tenían que transmitirle fortaleza para salvarla. Sus miradas se volvieron a unir al pensar seguramente en lo mismo, la solución la tenían a una sola llamada.
—¿Crees que podremos lograrlo?
—Trataremos de hacer todo lo que esté a nuestro alcance por ella, pero para eso considero que debemos aceptar la propuesta del señor Kim...
Suspira un poco la joven antes de empezar a acariciarle el cabello a la mujer con cierto consuelo de saber que aún seguía con ellos.
—Lo sé Hara, sé que es el único que nos puede dar el dinero que necesitamos lo antes posible, sé que es el único que puede curarla... Pero... ¿Qué lo tengas que ver todos los días? —suspira un poco pesado mientras le toma la mano a la mujer. —Yo aún no comprendo por qué el señor Kim nos quiere devuelta y que, para empeorar la situación, trabajemos para su hijo... Él sabe que las cosas entre Jung y tú no terminaron para nada bien...
—Quiero pensar que hacíamos un excelente trabajo, por eso es por lo que nos quiere de vuelta, le hacemos falta a la empresa... Por qué, que Jung no se opongan es por qué es una relación netamente laboral, además no soy solo yo, también te requieren a ti como contador...
—Yo creo que es porque saben que no nos separamos... Pero tienes mucha razón, nuestra madre nos necesita, así que llamaré al señor Kim.
—Sí, hermano. Llama al señor Kim, necesitamos un traslado a Corea del Sur, con nuestra madre volvemos, no podemos dejarla aquí.
El joven asiente ante lo dicho para sacar su teléfono móvil y marcar al número de la oficina del señor Kim, tenían acceso a llamar al extranjero por cierto tiempo. Estaba nervioso, pero después de unos timbres quien contestó fue una voz bastante seria, era Jung, el esposo de su hermana.
En la llamada.
J-K: ¿Hola? ¿Con quién hablo?
J-S: Hola... Habla Jeong Soo, estoy en busca del señor Kim, ¿se encuentra?
J-K: Jeong, es Jung, ¿sucede algo? ¿Para qué necesitas a mi padre?
J-S: Es sobre un tema laboral qué él nos ofreció y estamos interesados, me lo pasas, por favor.
J-K: Mi padre ahora no puede contestar, pero dime, ¿en qué te puedo colaborar?
Hara se encontraba escuchando la conversación al tener su hermano el móvil en alta voz, Jung desde que habían terminado decían que no era así de amable, Hara por su parte después de que su matrimonio acabo más nunca había tenido una conversación así de cerca, pero a la vez tan lejos, con él.
J-S: Bueno, lo que pasa es que su padre nos ofreció volver a la empresa, además de ayudar a nuestra madre en su proceso de salud, por lo que pensando en su mejoría hemos decidido en aceptar la vacante, él nos habló de un traslado, aceptaremos con tal de que se cumpla su ofrecimiento y ella esté con nosotros.
J-K: Comprendo... ¿Cómo sigue tu madre? ¿Hara está bien?
La joven reaccionó sorprendida, ¿en serio se preocupaba por ella?
J-S: Mi hermana está bien, señor Jung, y mi madre... Ha empeorado, por eso necesitamos el empleo, necesitamos ayudarla con las medicinas costosas.
J-K: Bien, pediré que la trasladen de hospital, y a ustedes les compraremos los boletos en el primer avión que salga para Seúl, no se preocupen, nosotros nos encargamos de todo.
H: Gracias Jung... —intercede en la llamada dejando un silencio corto desde el otro lado de la línea.
J-K: Harita... ¿Estabas escuchando todo?
H: Sí... Jeong tiene el alta voz encendido, en verdad, muchas gracias, ustedes nos quitarán un peso arduo de la espalda, no sé cómo les terminaremos por pagar esto.
J-K: No tienen por qué agradecer, la empresa no ha sido lo mismo sin ustedes, realmente son muy importantes para nosotros.
J-S: Le agradecemos esas palabras, señor Jung, iremos a poner en orden todo de nuevo, les debemos pagar bien este favor con nuestro trabajo.
J-K: Eso espero, a sus correos les llegarán sus tiquetes de avión y en breve irán por su madre, un chófer los recogerá con Kang cuando lleguen, y los llevarán a su nuevo hogar, espero tengan un buen viaje y nos vemos en Seúl.
J-S: Gracias, pero siento que eso es mucho, no tenemos como pagarles y... —es interrumpido.
J-K: Las órdenes de mi padre son precisas Jeong, no te preocupes por eso, tengo que colgar, reitero, buen viaje.
Jung, cuelga la llamada, a lo que ambos hermanos se miran un poco más animados ante el problema, ya con la ayuda del señor Kim, su madre de seguro mejorara y saldrá de esa enfermedad.
—¿Estarán tan necesitados qué hacen todo esto? ¿O qué piensas tú?
—Yo solo sé que debemos aprovechar esta oportunidad, pero no puedes ilusionarte, seguro Jung ya debe tener esposa nueva, es el empresario más codiciado de Corea.
—¿No tienes algo mejor que decir Jeong? —comenta algo frustrada cruzándose de brazos. —Solo me haces recordar que hace cinco meses era muy feliz con él...
Deja escapar un pequeño suspiro, Jeong, niega con su cabeza mientras toma asiento con su hermana en el sillón. Dos horas después se escuchó la puerta ser tocada y luego abierta, observando a un par de enfermeros, uno de estos le extendió a Hara la orden de traslado, quien la firmó para así ellos poder llevarse a su madre al helipuerto donde la embarcarían en un avión que la llevaría a Seúl.
—Será extraño volver... ¿Recuerdas la primera vez que llegamos? Fue el momento en que lo conocimos.
—Cómo olvidarlo, hermana, si yo no deseaba ir, pero tú me arrastraste a ese lugar como tu traductor, capaz si no se fuesen comunicado, no fuesen entrelazado una relación y no estarías con el corazón roto.
—En verdad que a veces no me ayudas.
La joven le da un pequeño golpe a su hermano menor, quien solo dejo escapar una pequeña risa antes de descender juntos al auto, los tiquetes habían llegado a su correo, y, en tres horas, saldría su vuelo, por lo que tenían una sola para empacar.
—Aún recuerdo que cuando lo viste te pareció muy atractivo.
—Solo silencio Jeong, era una niña, solo tenía diecisiete, no sabía lo que era vivir del todo y menos hablar coreano, por eso te lleve como mi traductor, además de que era la única americana en dicho lugar, sabes que siempre había vivido con mi padre, no como tú, que sí eres totalmente coreano.
—Es que yo sí saque todos los rasgos de mamá, en cambio, tú eres igual que papá, una mujer muy guapa, ¡canela pasión!
La joven deja escapar una pequeña sonrisa mientras ve como su hermano estacionaba frente a su pequeño departamento, pero antes de bajar notan como unos hombres salían con sus maletas en mano, que antes de rechistar fueron abordados.
—El señor Jung nos mandó a que hiciéramos sus maletas, es mejor que se dirijan directamente al aeropuerto, el tráfico está algo pesado, nosotros nos encargaremos de llevar todas sus pertenecías por aparte, y, en caso de que se haya quedado algo se lo haremos llegar inmediatamente.
Hara solo pudo contestar con un gracias poco audible, puesto que miro a Jeong con cierto semblante de impresión, eso fue muy extraño, puesto que se metieron en su casa y tocaron sus pertenecías, eso era invasión a la privacidad.
De todas formas, iban a demorar para ir al aeropuerto, así que sin comentar nada más, simplemente emprendieron camino tratando de entender las nuevas actitudes de Jung Kim, Hara pensaba que había sido mala esposa y era odiada por este magnate, pero la verdad es que no lo era, al contrario, aún era amada porque Jung desde su oficina estaba un tanto desesperado de volverla a ver.
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