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Buenas nuevas en prisión

Después de seis horas, que se sintieron eternas, todos volvieron ingresar en la sala donde se definiría el caso de Jung Kim, la tensión crecía en la sala, que el ambiente se sentía pesado, cuando por fin el juez pronuncio sus primeras palabras.

—Después de una ardua revisión del caso en profundidad y sin intención de alagar más la decisión, nos pusimos de acuerdo para concretar el siguiente veredicto que leeré a continuación. —el hombre levanta la hoja que le entregaron para empezar con la lectura. —El tribunal judicial de Seúl, después de haber revisado las pruebas pertinentes sin intervención de terceros, decidió retirar los cargos presentados hacía Jung Kim por parte de la señorita Sook Han, las pruebas de testigos en audio y video, asimismo como las cartas firmas a puño y letra que también se encuentran autenticadas por la corte, permiten dejarlo libre de una condena de setenta años, no obstante, por aceptar que cometió el delito de intento de homicidio, como castigo tendrá que cumplir la pena de siete años de prisión.

La sala estaba en silencio cuando se escuchó la celebración por parte de Daniel, pensaba que había vengado a su hermana, pero allí no terminaba la carta del juez, por lo que pidió silencio para proseguir con la lectura.

—Además de lo mencionado, el tribunal acepta la contrademanda del señor Jung Kim al señor Daniel Han, por difamación, calumnia, daños psicológicos agravados, robo de activos monetarios, violencia física y verbal, otorgándole veinticinco años de prisión.

—Su señoría, eso no puede ser posible, eso no fue dicho en el juicio.

—Así como ustedes tenían su as bajo la manga, nosotros también teníamos el nuestro, si voy a prisión, Daniel estará conmigo.

—Objeción de apelación su señoría.

—Objeción denegada, las pruebas son contundentes, y todos los presenten las han conocido, se cierra el caso.

El golpe con el mazo fue la señal para que las autoridades esposaran a ambos jóvenes, nadie se esperaba que la decisión fuese de esa forma, pero la justicia llegaba, quizás algo demorada. Los dos fueron llevados al centro penitenciario, por la seguridad de ambos, fueron colocados en pabellones distintos.

Jung fue llevado a una celda solitaria, donde sería custodiado y con ciertos privilegios por su padre, nunca había estado en una prisión, por lo que tenía aun así que cuidarse, puesto que Daniel quizás no se quede tranquilo sin hacer de las suyas, aunque ahora estaba solo. Sin Sook, sin mantener una buena relación con sus padres, quedando como un mentiroso, eso lograba generar un odio que no podía ser medible de ninguna forma.

La primera visita que tuvo estando en ese asqueroso lugar fue la de su pareja, quien pidió hablarle en su celda, con sus influencias logro ingresar mirándolo recostado en la cama, que al observar el lugar sonrió un poco para irse a sentar con él. Estando uno frente al otro, ella lo abrazó con fuerza, no se podían derrumbar.

—No quiero estar siete años aquí... No puedo estarlo... Teníamos planes, mi amor...

—Tranquilo, mi amor, te sacaremos de aquí, pero solo deberás ser paciente, trataremos de lograr conseguir pagar una fianza para que obtengas la libertad, tú no hiciste nada comparado con lo que ellos te hicieron.

—Creo que merezco estar aquí... Por el daño que te cause...

—Nada de eso, no me puedes dejar sola, no ahora que alguien te va a necesitar además de mí y no puedes estar lejos.

—¿Qué? ¿Cómo que alguien me va a necesitar? No te comprendo amor.

Hara saca de su bolsa una pequeña caja de color azul pastel decorada con un lazo rosa pastel, extendiéndoselo a su amado con una sonrisa. Este lo tomo para abrirlo, sorprendiéndose por ver un zapatito rosa y uno azul de bebé junto a una prueba de embarazo que marcaba positiva, sus ojos se cristalizaron un poco mirando a su amada, sus manos temblorosas las coloco sobre su vientre.

—E... Estas...

—Sí... Estoy embarazada, mi amor...

Un nuevo abrazo lleno de alegría se efectúa entre los dos para así la joven limpiar las lágrimas de su esposo, dejando así un beso sonoro en sus labios con su sonrisa.

—Te necesitamos, así que saldrás pronto de aquí, solo deberás ser un poco paciente, nuestro hijo o hija te necesita fuerte.

—Lo seré... Pero... ¿Cómo? ¿Cuándo te enteraste?

—Fue hace unos días que sentí mareos, me empezó a doler el vientre y Jeong me llevo a urgencias, pensé que era la herida que empezaba a doler de nuevo, pero el médico me dijo que estaba era embarazada, por suerte la herida del vidrio no había sido profunda y que fue mucho más arriba del vientre, nuestro bebé está muy bien.

—Entonces si necesito salir de aquí... Nuestro sueño de tener una familia se está cumpliendo, por lo que no dejaré que nadie lo arruine... Si tengo que escapar... También lo haré.

—Eso del escape... También lo dijo Mark y Jenner, pero yo prefiero intentar que obtengamos un pago de fianza, al final tú no mataste a Sook...

—Espero lo logres, si no... No me importaría huir lejos, y más si es contigo.

—Seamos pacientes, ahora me debo ir mi amor, te amo y cuídate mucho, te estaremos esperando fuera con los brazos abiertos, trataré de venir lo que más pueda.

La joven se pone en pie para pasar sus brazos por detrás de su cabeza dándole un sonoro beso en los labios antes de que apareciera el guardia que interrumpió su momento, el tiempo de visitas había terminado, por lo que Hara se marchó dejando a Jung un poco más animado.

—Seré padre... Qué magnífica noticia...

Una sonrisa en sus labios lo hizo recostarse de vuelta en la cama, tenía que ser paciente como había dicho Hara, confiaba en que su esposa lo sacaría de ese lugar, ya sea por las buenas o por las malas.

La hora de la cena llego, por lo que, en vez de salir con los otros presos al comedor, a Jung le llevaron su comida a la celda, la cual estaba bien equipada con un baño, cama cómoda y estantes donde acomodar sus pertenencias, comodidad para estar en una prisión, lo cual lograba generar ciertos rumores entre los demás presos, y más que Daniel no tenía esos mismos "privilegios", por lo que, aunque Jung realizara todo en privado no estaba de más evitarlo a toda costa.

Cinco meses más adelante.

Los intentos frustrados de Hara y Jenner por conseguir una fianza que pagara la libertad de Jung habían sido en vano, aunque Jung vivía con normalidad en su celda, cada que dormía tenía pesadillas con Daniel, por lo que no quería seguir en ese lugar, y fue cuando entre todos planearon un escape que sería grande, puesto que sería por toda la puerta principal.

La noche del sábado sería la noche indicada, la seguridad normalmente se debilitaba, por lo que era fácil salir. Jung había contactado con algunos presos comprando su silencio para que sirvieran de distracción, su padre, persona que pensó que se negaría ante esa locura le había conseguido las tres llaves que abrían las puertas cuando no había fluido eléctrico, y con sus influencias dentro de la prisión estaba preparado todo para que hubiera un apagón a la hora del escape.

Las cámaras de seguridad también serían apagadas, la suma en juego era bastante grande, pero todo fuese porque Jung saliera libre y sin ser atrapado. Park Ji, el guardia personal de Jung le había dejado en su cama un uniforme de policía con la credencial y las llaves para el escape y que pasara de desapercibido.

A las diez de la noche sería el ataque, por lo que horas previas al escape perfecto, Hara llego a la celda de su amado, su gran vientre de seis meses le impedía estar pegada a su esposo en el abrazo, pero este con una sonrisa se agachó para poder dejar pequeños besos sobre el vientre contrario.

—Pronto papá te podrá llenar de besos, mi princesa, solo faltan un par de horas, y estaremos juntos los tres para siempre.

—Tengo algo de miedo, aunque Jenner me dice que me tranquilice, pero es que... ¿Y si algo no sale bien?

—Tranquila, preciosa, todo saldrá bien, está todo bajo control y te buscaré en la isla, tienes que irte con Jeong, no puedes estar en medio del caos, no con nuestra bebé dentro de ti.

—Prométeme que llegaras sano y salvo con nosotras...

—No te lo prometo, te lo juro por nuestro amor, por nuestra familia, llegaré sano y salvo con ustedes.

El mayor deja un beso en el dorso de las manos de la mujer para dejar otro en sus labios, de besos tras besos duraron cierto rato, para al final Hara despedirse y marcharse, el vuelo privado que tendría con su hermano hacia la Isla Tagomago sería algo largo, esta isla la cual había sido adquirida por el señor Kim, pero que la había colocado a nombre de sus nietos, ha de su nuevo hogar, estarían en la península europea y aunque escapar de prisión es un delito, las autoridades no los pueden perseguir fuera de Corea, puesto que son delitos menores, igual tampoco lo harían o el pago no les llegaría. 

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