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Epílogo

Un par de horas antes:

Marin, Aioria y Milo volvían al templo de Leo tras la fiesta, Milo los dejó para que hablaran a solas deseándole suerte a su amigo y se dirigió a su templo, más bebido de lo normal.

- Está bien, Aioria, te escucho, que es eso tan importante que quieres contarme?.

- Te pido que me escuches sin juzgar... sólo escúchame Marin. Por favor, siéntate.

Ella asintió y tomó asiento.

-No fue premeditado, nada de lo sucedido lo fue. No premedité acostarme con Camus, jamás se me pasó por la cabeza. No lo hablé con nadie. Nadie lo supo por mi boca porque no quise que pensaran que me jactaba de ello, tampoco lo oculté por que mi hombría se viera dañada, a esas alturas ya poco me importaban esas cosas. No sé que fue lo que pasó ni cómo pasó. Sencillamente sucedió. Camus es muy especial, durante años le he observado y sólo un ciego no lo vería.

-Pero qué te llevó a ello?, tu eres o eras heterosexual, siempre estuviste con mujeres.- Marin lo interrogaba también con la mirada.-Cómo llegasteis a eso?.

Aioria maldijo por lo bajo...-No te lo puedo decir Marin-

-Entonces es algo que puede volver a pasar??, yo no puedo competir  contra un hombre por tu corazón, Aioria, no es justo y lo sabes. Ni voy a servirte para ocultar tu bisexualidad u homosexualidad.

- Marín !!- la cortó él- ni yo mismo sé lo que nos pasó..., no... no lo sé, siempre me han atraído las mujeres. Entiende que tu no eres una excusa, si yo estuviese interesado en Camus lo aceptaría sin más. Fue todo tan... raro,  cómo si una energía entre los dos nos impulsara al uno hacia el otro, ni siquiera  sentí a Camus cómo hombre, sé que es extraño pero así fue.

-Creo que, entonces, no hay mas de lo que debamos hablar. El destino, una vez más te lleva hasta él, en dos días estaréis juntos nuevamente. Espero sigamos siendo amigos Aioria.

- Marin, por favor no te vayas así, no puedo contarte que fue lo que sucedió porque eso se queda entre Camus y yo, ni Athena lo sabe porque fue consecuencia de algo muy grave y... no quiero perjudicar  a otra persona.

-No quiero saber más Aioria- Marin se puso de pie con intención de abandonar el templo de Leo.

-YA BASTA AIORIA!!!, cuéntaselo-ambos se giraron hacia la entrada- donde un Milo, evidentemente ebrio, les miraba a ambos- díselo de una maldita vez...

-Milo... cuanto tiempo llevas ahí?- preguntó Aioria-

-Suficiente- contestó el escorpio.

-Prometí a Camus que jamás ... saldría de mi boca lo que sucedió.- Aioria estaba muy serio.

-Te acostaste con él.., él lo permitió, se te entregó- Marin miraba atónita a Milo, estaba llorando mientras balbuceaba las frases.

-Suficiente Milo, estás borracho- Aioria le recriminó- Mejor cállate.

-Sí, estoy borracho y ciego..., pero no sordo- Milo seguía llorando, con expresión sombría- yo, el orgulloso caballero de Escorpio, yo... el que consigue todo lo que se propone, yo, que lo perdí todo aquella noche. Te acostaste con él!!

- No fue así Milo, no como tu crees ni fue aquella noche- Aioria se pasó las manos por el cabello, muy nervioso- Juradme los dos, por vuestra vida, que esto no saldrá de aquí, llevo callándolo tres años y ya no puedo más.

Ambos juraron.

-Camus... -Aioria comenzó a llorar también- él... atentó contra su vida, intentó suicidarse- ese fue el verdadero motivo por el cual  Athena se lo llevó del santuario, por el cual sus amigos no quisieron dejarlo solo y se marcharon con ellos.

Milo, sin previo aviso, estampó un puñetazo contra uno de los pilares del templo- al tiempo que lanzaba un grito que heló la sangre a Marin-Todo fue mi culpa, soy un maldito desgraciado!!!- 

Marin comenzó a preocuparse en serio-Que hiciste Milo?. Que fue lo que hiciste!!!- Ya no tenia tan claro querer saber la respuesta.

-Milo, no fue lo que... pasó aquel día lo que casi desembocó en el intento de suicidio de Camus, fue días después, su condición, las burlas de casi todos, era muy duro para él sobrellevarlas, no es tan frío ni insensible como aparenta. Pero sobre todo su estado anímico. No quería vivir, después de aquello Athena me encomendó vigilarlo y cuidarlo porque yo fui quien lo encontró casi muerto en su templo, él  se aferró a mi en un momento dado, creamos un vínculo muy fuerte y pasó..., sin más y lamento si os duele escucharlo pero yo no me arrepiento de nada, Camus es muy especial para mi.

-Entiendo- Marin se aproximó a la salida del templo.

- Sin embargo..., él no estaba enamorado de mí sino de otra persona y eso fue  lo que le destruyó por dentro-Aioria miró a Milo, quien permanecía de rodillas en el suelo- el trato al que fue sometido durante años por esa persona fue un gran dolor para él.

-Díselo,  Aioria. No la pierdas  otra vez- Milo murmuró.

-Milo... por favor, ya cállate.

Marin los observaba a ambos, recordando las burlas de Milo hacia Camus por años, cómo defendiéndose de un enemigo invisible, el carismático y hermoso caballero de escorpio, había madurado, no cabía duda, pero hacía años algo grave había pasado entre él y Camus, caballero de Acuario, que  le había empujado casi al suicidio, alejándolo del santuario poco tiempo después. Marin observó dolor y vacío en los ojos de Milo, se acercó a él ayudándolo a levantarse- Milo, que tienes?-

-Soy una vergüenza cómo hombre, por ensañarme con alguien a quien consideré mas débil y que con su silencio, por años, me superó con creces, y como caballero de Athena soy un insulto para mi diosa y mis compañeros-

-Milo..., deja de torturarte- Aioria lo abrazó- aquello pasó, eras un crío, déjalo en el pasado. Tienes que superarlo, yo sé que no hubieras sido capaz..., te conozco, no lo hubieras hecho.

-No puedo Aioria, ¿crío? Tenia 23 años, no era tan crío, aunque estuviese borracho cómo una cuba y rabioso; de no haber llegado tu...lo hubiese violado...debí mantenerme alejado de él, el daño está hecho. Casi mato a Camus de manera indirecta, lo perdí para siempre sin haberle dicho una sola vez cuanto llegué a amarlo. Soy una basura, yo sí que debería haber muerto.

-Ya basta, Milo!!!- Marin le gritó- deja de tratarte así, cuando vuelvan ya veremos que hacer- por hoy he tenido suficiente- Marin podía palpar el dolor entre ellos dos, algo antiguo que había apagado  la sonrisa de Milo porque del alegre y carismático caballero de Escorpio apenas quedaba nada..., y ahora ella era otro custodio más de ese secreto.
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Tres meses después.

Al fin... el día había llegado, Shaina estaba mas nerviosa que nunca. Su diosa, Athena, volvía al santuario junto a los caballeros que la habían acompañado en aquel viaje, que alejaba a Camus de todo y de todos, sobre todo de Milo el escorpión dorado.

Marín le apretó la mano y le susurró- Tranquilo, no pasa nada Milo, yo sé cuanto estas sufriendo por todo esto y aun si Camus no te perdona , no hará nada en tu contra, le conozco y si en estos años no ha dicho nada de aquello no lo hará ahora.

Y porque los nervios de Shaina? Ella sabía, lo habían hablado, que Aldebarán su amado caballero de Tauro iba a solicitar algo inusual a Athena. Iba a pedirle que les permitiera vivir juntos en el templo de Tauro. Algo que para cualquier pareja es de lo mas normal,  en el santuario no lo era, tanto así que los dos habían decidido de mutuo acuerdo renunciar a la orden si no les era permitido convivir cómo pareja dentro del santuario...

La vieron bajar del auto, hermosa, majestuosa, convertida en una bellísima joven de 21 años, seguida por Saga que miraba al suelo mientras la seguía silenciosamente allá dónde iba. Sintiéndose indigno de mirarla.

Ella los saludó a todos con la mano y les habló desde la entrada del santuario.

-Cómo ya os había anticipado venimos con cambios para la orden y para vosotros, es hora de tener una vida normal, aquí mis caballeros... en la recepción de esta noche os explicaran.

-Cómo bien podéis observar Camus y Aioria no vienen con nosotros, siguen en España y espero regresen pronto aunque no lo puedo asegurar.

Milo y Marin se miraron sin dar crédito, ella apretó mas fuerte la  mano de él que sentía helada, pudo notar como su cosmos estaba débil y aturdido, cómo se cristalizaba su mirada. Y le susurró:

- Te juro, Milo, por mi honor, que si no regresa te ayudaré a superarlo... No disculpo lo que hiciste pero sé que eres un buen hombre ahora,  mereces cerrar este ciclo para poder continuar con tu vida-

Él la sonrió con tristeza - ahora, Marin, por favor... necesito estar solo- le susurró.

Se despidieron mientras Aldebarán hincaba la rodilla ante su diosa que se esforzaba porque él la mirara y se levantase. A los pocos minutos Athena indicó a Shaina que se acercara a ellos, Marin no podía escuchar lo que hablaban pero sí vio a Saga sonreír abiertamente a la par que Aldebarán levantaba a su amiga en brazos y la besaba largamente, su diosa se había recostado en el brazo de Saga quien suavemente la rodeaba por la cintura. Sí... se avecinaban cambios, Marin sonrió, no sabía si Saga era consciente de que el brillo en su mirada lo delataba... el muy imprudente. Aún tenían que subir la escalinata y Athena se veía fatigada asique él la cargó en brazos para no hacerla andar y se encaminó hacia la primera de las doce casas que debían atravesar.


Aldebarán y  Shaina seguían, abrazados, a la comitiva, ellos se quedaron en el templo de Tauro, su hogar desde hoy. Se miraron con complicidad, se besaron mientras el resto continuaba ascendiendo.

Hasta aquí... lo que resta forma parte de otra historia que espero vea la luz en breve. Deseo os haya gustado este pequeño fic. A mi me ha encantado escribirlo y compartirlo.

La imagen de la portada pertenece al Gilded Tarot, concretamente el arcano XVII "La Estrella" del maravilloso artista italiano Ciro Marchetti, al cual agradezco sus maravillosas  creaciones. Todos los créditos le pertenecen.

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