La comida por fin llego, aquel chico hizo una reverencia y se retiro sin decir otra cosa, aún que miraba de reojo a Atem con el ceño levemente fruncido.

— ¿Has visto eso?. — Me pregunto Atem.

Asentí mientras veía la espalda del chico desaparecer por la cocina del restaurante.

— Le caes mal. — Murmure.

— ¿Y sabes por qué?. — Me preguntó.

— Porque lo trataste mal. —

— En parte si, pero fue que por qué te puso el ojo encima, eso no se le puede hacer a la pareja de un Alfa. —

— Otra vez con ese término... — Le dije fastidiado.

— Espera, aún no termino. —Me interrumpió. — Soy tu alfa; lo que quiere decir que soy un líder nato, que seré territorial contigo o con lo que me importa, somos muy protectores, tenemos genes lobunos recorriendo nuestra sangre, lo que puedo denominar como mi parte animal, esa fase que tu viste anoche. —

Me sonroje de inmediato, recuerdos indebidos pasaron por mi mente rápidamente recordándome lo bien que me la había pasado anoche.

Disimuladamente o intentándolo serlo, tomé mi soda entre mis manos y las lleve a mi boca para saborear el sabor, ante esta acción Atem río un poco.

— Bonito sonrojo. — Me dijo, ahora mi sonrojo pasó a mis orejas. — Pero prosiguiendo con lo anterior; ser un Alfa con lleva tener a su manada, es decir, es como un pequeño pueblo de humanos, la diferencia es que mi gente está dotada con el gen lobuno, los humanos no. Son liderados por un Alfa, en caso de los humanos sería como un presidente, la diferencia de ambos líderes es la importancia de su pueblo, por ejemplo: los alfas si les importa su gente, su pueblo, incluso arriesgaría su vida por salvarlos a ellos, en cambio el líder humano, solo ve por sí mismo, y no me refiero a que todos sean así, hay algunos que realmente me sorprenden y ven realmente por su gente, pero a decir verdad son muy escasos. Otro dato que debes entender es que tanto Alfa como Beta y Omega portan su destinado, es decir; la persona con la que está liga a estar de por vida, no importa la especie; Humano, vampiro, lobo, bruja o hechicero. Si son del mismo sexo o diferente,no importa, están destinados a estar juntos hasta que la muerte los separe. —

Bajo la mirada, mis ojos se conoce tan en aquella sortija donde tiene grabado mi nombre y una frase de amor que el mismo Atem había escrito para mí, esto me ponía  a pensar miles de cosas, inclusive mi mente se negaba a creer que por el mundo andaban caminando criaturas de cuentos de hadas y de terror entre nosotros, sonaba a ficción lo escuchaba, no podía creerlo, ¡incluso me parecía ridículo!, cualquiera que escuchara a Atem decir todo eso lo tacharia de lunático, pero yo no. Yo sabía lo que era.

O al menos una parte de lo que era él.

— Tengo que ir al baño. — Me pare antes de que Atem mencionara otra cosa y me retire hacia el sanitario a estar a solas un momento.

Necesitaba procesar toda la información.

Voy directo hacia el lavamanos, abro el grifo y mojo misma manos para luego llevarlas a mi rostro y así asegurarme de que no estaba soñando.

— ¿De verdad esto es real?. — Murmure para mí mismo, vi mi reflejo, lo analice con detenimiento de cuerpo completo, al parecer todo estaba bien a excepción de... — M-mi c-cuello. — Rápidamente mis manos se fueron a aquel lugar, toque la gaza con la que estaba cubierta, y después con mucho cuidado fui retirando lo hasta que vi una marca roja y que apenas estaba cicatrizando, parecía como si un animal salvaje me hubiera mordido.

Mi cuerpo se puso en alerta total al ver eso, me invadió el pánico.

Yo... ¡Yo no podía estar con una persona como Atem!, ¡él era peligroso para mí!.

— Bonita marca. —

Un chico llamó mi atención, salió del baño y fue a mi lado para lavarse las manos.

— Tu Alfa debe amarte mucho. — Me dijo chico de cabellera rubia y ojos como miles.

— Ah... S-sí. — Respondí tontamente mientras lo miraba, era un hombre bello, muy bello a decir verdad, lucia un camisa de cuello largo negro con un abrigo de color rojo y un pantalón de mezclilla un tanto rasgado  de las rodillas y de calzado unos botines de montaña.

— Veo que la pasaste bien, dime, ¿cuánto llevan juntos?. —

Aquel chico me hablaba como si ya nos conocieramos de toda la vida, era extraño.

— Ahm... Yo... Recién nos casamos. — Me Volteo a ver con una sonrisa que mostraba felicidad pura.

— ¡Oh!, ¡muchas felicidades!, entonces, están de luna de miel, ¿no?. — Me pregunto, yo asentí incomodamente. — Debes estar feliz, yo también lo estoy, ¿sabes?, hoy festejo mi aniversario con mi esposo y con los niños. — Se descubrió el cuello, ahí portaba una marca, idéntica a la mía. — Esto de ser madre/padre al mismo tiempo y ser esposo de uno de los mejores Alfas es un tanto agotador, ¿no lo crees?. —

Yo seguía viendo su cuello, aquella marca que parecía recién echa.

— No me duele. — Me dijo sacándome de mi estupor.

Reaccione de inmediato al verme descubierto.

— ¡L-lo lamento no quise ser imprudente!. — Me disculpe, el comenzó a reír.

— Nada de eso. No me molesta que vean mi marca, es más, me siento orgulloso de mostrarla tanto Alfas, Betas y sobretodo Omegas. —

¿Betas?, ¿Omegas?.

— En fin. Tengo que retirarme.. — Me dijo, luego rebusco en la bolsa de su abrigo, sacó una pomada y me la dio. — Toma. —

—¿Una pomada?. —

— Está hecha de hierbas medicinales, aliviara  el dolor de tu marca. — Me guiño el ojo. — Pontela cada vez que tu Alfa se sobre pase a la hora de morderte en el cuello cuando tengan sexo desenfrenado. —  Y con aquellas palabras se retiro dejándome más rojo y avergonzado.

Minutos más tarde me encontraba regresando a la mesa donde estaba Atem.

— Por un momento pensé que te habías ido y me habías abandonado aquí. — Me dijo bromeando, sin embargo estaba distraído por lo cual no le preste atención. — ¿Todo bien Yugi?. —

—¿Eh?, ah, Sí, todo bien. — Respondí tontamente para luego ver a Atem levantarse y estirarse hasta mi posición para olfetear mi cuello, mi cuerpo reaccionó de forma automática y se quedó estático.

— Hueles a hierbas medicinales. — Me dijo volviendo a su lugar. — Dudo que en el baño tengan plantas medicinales. — Me sonrió. — Dime, ¿alguien te dio una pomada para el dolor de cuello?. —

Aquella deducción me dejó perplejo.

—¿Cómo sabes que...?. —

— Aquel omega. — Me señaló detrás de mí. Yo voltee hacia dónde señalaba y me encontré con aquel omega rubio que encuento me vio se despidió de mí con la mano con la otra sostenía aún pequeño niño de cabellos castaños y a su lado, un hombre de gran altura que cargaba a una pequeña con el cabello rubio.

Le devolví el gesto y después ellos desaparecieron por la puerta del restaurante.

— ¿Te dio algo para el dolor, cierto?. —Me dijo Atem.

— Algo así. — Le respondí, luego saqué la pomada que estaba vertida en un contenedor pequeño. — Me dijo que me ayudaría con la marca. — Atem tomó el frasquito y se sorprendió al verlo.

— Oh... —

—¿Qué?. — Pregunté.

— Está pomada pertenece a los curanderos del oeste. Los mejores medicamentos proviene de ellos y muchas manadas, incluso humanos los utilizan, son muy recomendados por ser muy efectivos, pero cuestan mucho dinero. —

—¿Qué quieres decir?, ¿qué me encontré con un multimillonario?. —

—Más bien, con un Omega multimillonario y además curandero. — Me devolvió la pomada. — Te encontraste con Joey wheleer, el Omega curandero que desafío a toda la industria de medicinal de Alfas y el omega que está rompiendo los estereotipos de clasismo entre Alfas, Betas y Omegas. —

— ¿Qué los Omegas qué...? . —

*Continuará...