Capítulo 27: Yo Nunca
—¡Para ya, Leo!—Leah golpeaba la espalda de Leo en protesta. Este, la cargaba en su hombro. Era muy gracioso ver a Lea pataleando por su libertad sin tener éxito.
—Creo que iré a bañarme, tengo mucha arena pegada.—Dije después de mirar la escena de los enamorados.
Miré mi cuerpo, pasamos mucho tiempo en la zona del lago, el que se encontraba a metros de la cabaña. Fue un día agotador y divertido. Con caminatas, hasta hicimos una fogata, algo al estilo Camp Rock.
—¿Te ayudo con el jabón?—Dylan enarcó sus cejas y una sonrisa socarrona apareció en su rostro. Sonreí volteando mis ojos y fui a tomar una ducha.
***
Salí del pequeño cuarto de baño, una toalla tapaba mi cuerpo y mientras, secaba mi cabello con otra.
—¿Llegué tarde?—Dylan apareció en el umbral de la puerta. Me dirigí sonriendo hacia mi valija para sacar ropa limpia—. Leah nos pidió que bajemos cuando podamos.
—¿Por qué? Ya cenamos.—Pregunté confusa mirándolo. Dylan solo se encogió de hombros y cerró la puerta al irse.
Me puse unos jeans y una camiseta a cuadros. Esto, más el hecho de que estemos en una cabaña en South Lake, me hacían sentir como un leñador.
Salí de nuestro cuarto, el que estaba enfrentado al de Leo y Leah y bajé las escaleras. Mis dos amigos y mi novio (teníamos que hablar sobre eso), estaban sentados en ronda. Pude ver cuatro pequeños vasos con un líquido que pude sospechar que era alcohol.
—¿Qué es esto?—Pregunté al llegar, todos me miraron y luego dirigieron la mirada Leo.
—Yo nunca.—Respondió con una sonrisa perversa.
—¿Yo nunca? ¿No estamos grandes para eso?—Luego de un silencio, agregué—. Solo bromeo.
—De acuerdo.—Leah señaló con su mano mandándome a sentar y obedecí—. Muy bien, prosigamos. Antes que nada, repasaremos las reglas, aunque son las más fáciles del mundo. Cuando uno de nosotros haga una afirmación, como "Yo nunca besé a un profesor/a" todos lo que lo hayan hecho beberán un trago y los que nunca lo hayan hecho no lo harán, ¿entendido?—Todos asentimos.
—Empiezo.—Leo habló y lo pensó unos segundos—. Yo nunca pensé que Valentino Golucci es lindo.—Me reí en silencio al notar que Leo miraba de soslayo a Leah, esta luego de unos segundos, bebió de su bebida.
—Lo sabía. Sabía que ese estúpido italiano no era buenas noticias.—Dijo enfurruñado—. Me dijiste que no te parecía lindo, me mentiste.
—¿"Malas noticias"? Por si no lo sabias, cielo, él es gay.—Leah exclamó indignada—. Y segundo, no te mentí, solo fue una transgresión de la verdad.—Se encogió de hombros.
—Esta bien, sigamos.—Dylan chocó sus palmas interrumpiendo la discusión—. Yo nunca, yo nunca estuve involucrado con alguien casado.—Todos nos miramos y Leo bebió del alcohol, como me lo esperaba, Leah no se quedó sin inmutarse. Ella lo golpeó en su hombro y le exigió que se explique.
—Fue el año pasado, tú y yo no salíamos. ¿Por qué me golpeas?—Preguntó sobándose el lugar atacado.
—Bueno, por qué...¡por qué si!—Leah cruzó sus brazos. Dylan y yo compartimos una mirada riéndonos en silencio.
—Bueno, mi gran supuesto "mejor amigo"...—Leo le dirigió una mirada fulminadora a Dylan—, ya que estamos sacando viejos trapos sucios, yo nunca salí con Scarlet.—Después de varios segundos incómodos, bajo mi atenta mirada indignada, Dylan llevó el pequeño vaso a sus labios.
—Cuando me dijiste el listado de todas tus ex-novias nunca mencionaste a la perra de Scarlet.—Fruncí mi ceño.
—No salimos, solo fui al baile con ella.
—¿El baile en el que solo estuvieron cinco minutos?—Leo murmuró.
—¡Leo!—Dylan gritó a su mejor amigo—. Ya que jugamos a esto, yo nunca fui expulsado de un internado de Connecticut por vender cigarrillos a los estudiantes.
—¿En serio, Leo?—Leah preguntó a su novio y luego dirigió su mirada a un punto indefinido—. Bueno, en realidad, no sé por qué me sorprende.
—¿Escuchaste eso, Dylan?—Leo subió su barbilla orgulloso—. Mi novia me conoce.
***
—¿Crees que están bien?—Pregunté acostándome en la cama y tapándome con las sabanas. Dylan me imitó.
—Cuando subía escuché unos ruidos y créeme, no eran de discusión.—Dylan acercó su rostro al mío y yo lo aparté.
—No creas que me olvidé lo de Scarlet.
—Vamos, Charlie. ¿Qué querías que te diga? "Ey, nos estamos conociendo pero quiero que sepas que me acosté con la perra que más odias".
—Yo no odio a Scarlet, no significa tanto para mí. Solo me fastidia.–Masajeé mis sienes—. Pero tienes razón.
Acaricié su mejilla y me acerqué q sus labios.
—Durmamos.—Susurré.
—¿Solo dormir?
—Solo dormir.
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