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Capítulo 17: Recuperarla

Dylan POV

—...y ella solo se fue.—Terminé de relatar.

—¿Qué esperas? Rompiste su corazón.—Leah hizo una mueca de disgusto y negó con su cabeza.

—¿Tú crees que estaba enamorada de mí?—Fruncí mi ceño ante la pregunta. ¿Sería posible?

No lo sé, tal vez sí, tal vez no. Seguramente no le diste tiempo ya que aplastaste sus sentimientos antes de que alguien pudiese pestañear.—Leah me riñó molesta, mientras, Leo pasaba su brazo por su cintura y dejaba un casto beso en su sien.

—¡Ya terminé con Sabanna desde hace semanas y Charlie no quiere ni ver mi rostro!—Protesté.

—Hablando de eso, ¿cómo se lo tomó Sabanna?—Preguntó Leo, involucrándose en la conversación.

—Al principio, gritó. La acusé de haber besado a ese tipo y ella solo dijo que él se le había abalanzado. Y bueno, luego más gritos a partir de ahí y le dije que se había terminado todo. Me gritó por haberle "engañado" con "esa chica" y que me perdonaba pero....agh, más gritos. Dejé de escuchar....

—Auch, de solo escuchar el nombre Sabanna me da escalofríos, nunca me gustó.—Leo negó con la cabeza.

—No importa eso.—Gruñó Leah—. Era tu novia y aunque sea el ser más insoportable del mundo, no tendrías que haber hecho lo que hiciste sin antes pedirle explicaciones. ¿Cómo se supone que quieres que Charlie te perdone?

Me quedé mudo unos segundos, aunque me dolía admitirlo, ella tenía razón. Fui un idiota, pero ver a mi novia besando a ese chico delante de mis narices solo me hizo enfurecer. Tomé el alcohol que se cruzara en mi camino y dormí con una chica hermosa.

Charlie...

—¿Qué hago?—Pregunté totalmente perdido.

—¡Hombres!—Leah elevó sus brazos mirando hacia el techo—. Tienes que recuperarla, genio. Demuéstrale que no eres el cerdo que ella cree que eres.

—¿Cómo hago eso?—Leah sonrió cómplice y sonrío dando a saber que tenía un plan.

***

Era de noche, las 12:45 para ser exactos. Me encontraba en el patio trasero de la casa de Charlie. Rogué que no haya ninguna alarma de seguridad o algunos malditos perros que me comiesen vivo...

Distinguí la ventana de Charlie y me alegré que su luz estaba encendida. Tratando de seguir todos los pasos que Leah me dio a hacer, proseguí.

Agarré una pequeña piedra y como si de una película se tratase, golpeé su ventana. Leah dijo que aunque algunas lo negaban, estos detalles románticos las volvían locas. Al no recibir respuesta, intenté de nuevo. Al segundo golpe, vi la distinguida cabellera de Charlotte asomarse.

Moví mis manos para que me ubicara y pude ver cómo sus ojos se abrieron como platos. Bajó su mandíbula inferior de la sorpresa que le había dado. Al procesar la información, arrugó su frente. Abrió la ventana rápidamente.

—¿Qué crees que haces?—Dijo molesta.

—Charlie...—Me senté sobre mis rodillas (esperaba que ningún pitbull saliese de las sombras)—, solo quiero tomar cinco minutos de tu tiempo. Solo hablaremos, por favor. Solo eso, olvida lo que dije antes.

Ella me miró unos segundos, estática. Pude notar que vacilaba y al final cerró su ventana y desapareció. Mierda, no sabía si era una señal de que me iba a ignorar o bajaría...

—Dylan...—Su voz me hizo voltear. Estaba parada en el porche, con su pijama y una chaqueta sobre sus hombros. Tenía unas ganas inmensas de besarla en ese instante, pero no podía hacerlo. No—. Solo cinco minutos.

Suspiré.

¡Recuerda el plan! ¡Sigue el maldito plan! La insistente y chillona voz de Leah gritaba en mi cabeza

—Yo...—Murmuré mientras revisaba mis bolsillos—, te traje esto.—Saqué de mi chaqueta un ¿cassette?

—¿Qué es?—Preguntó Charlie a través de la oscuridad, solo había una pequeña luz colgando en el porche.

—Es un...cassette o cinta, no estoy seguro de cómo supuestamente se llame esto...–Dije mirando el pequeño objeto.— Tiene tus canciones favoritas, hice una recopilación. Un poco de Simple Plan, The Neighbourhood, The Offspring, Green Day...

Silencio.

—Gracias, Dylan. Pero no creo que tenga un....la máquina para escuchar esa cosa.—Sonríe—. Pero gracias.

¡Sonrió! ¡Bien, continúa!

—Charlie, yo...te debo una explicación, por favor, escúchame.—Ella miró hacia un costado y yo di un paso hacia adelante mirándola a los ojos—. Por favor.

Me miró y vacilando, asintió.

—De acuerdo.

—Esta bien....Yo no sé por dónde empezar....—Rasqué mi cabeza—. Antes que nada, no hay otra chica en mi vida, Charlie. Perdón, perdón por dudar antes con Sabanna....pero, créeme. Fue un error, fue hace mucho tiempo, eres la única en la que puedo pensar...

—No mientas, Dylan. Por favor, no mientas.—Susurró mirando sus pies.

—¿De qué hablas? No estoy mintiéndote...

—Sé que Sabanna y tú siguen siendo novios, nunca terminaron...

—¿Charlie, que dices? Terminé con Sabanna hace mucho. No siento nada por ella.

—¿Por qué vino a mí casa a decir que me aleje de ti y toda esa mierda?—Levantó su mirada. Me quedé sin habla, ¿Sabanna había venido a la casa de Charlie? No podía creer que había caído tan bajo.

—Charlie, ella siempre fue controladora, muy posesiva. Ella vive en una fantasía de que nunca la podría dejar....te mintió. Pregúntale a Leo, Leah, a cualquiera...ella y yo no somos nada, nada.—Pude notar la lucha interna de Charlie, si creerme o no. Me miró fijamente, me creyó. Me sentí aliviado. Pasaron segundos antes de que hable.

—Te creo, Dylan. Y aunque seguramente es lo peor que puedo hacer, te creo.

—Gracias, Charlie. Gracias.—Tomé sus manos de la emoción, Charlie me creyó, podía recuperar su confianza de nuevo, podríamos tener una oportunidad—. Nunca haría nada que te haga daño intencionalmente, Charlotte. Jamás.

La miré, concentrándome en sus ojos chocolates, ella tragó duro ante la intensidad de mi mirada. Elevamos la respiración, me acerqué más hacia ella. Observé sus labios, su contorno, su forma, su color, la besé.

La tomó por sorpresa, lo pude notar, esperaba ansioso a que me devolviera el beso. Luego de un instante, lo hizo. Solo duró máximo cinco segundos ya que se apartó.

Oh, oh...hay algo mal....

—Dylan, te creo....pero no puedes solo aparecer en mi patio a la noche y tratar de que olvide todo...

—Lo entiendo, lo entiendo....—Me apresuré a decir—, tómate el tiempo que necesites.

—No lo sé. Salí varias veces con este chico...—Empezó a decir.

—William Grayson.—Dije. Ella me miró extrañada.

—¿Lo conoces?
—Lamentablemente...

—¿No te cae bien?—Preguntó curiosa.
—Es un estúpido.—Charlie me miró con mala cara.—Te juro que no es por celos, Charlie. Lo conozco de hace bastante, no es bueno para ti, o para nadie.

—Agh...—Charlie masajeó sus cienes frustrada—, no lo sé, yo....hablaré con él. Pero me tienes que dar tiempo, no correré a tus brazos y te juraré amor eterno mañana, solo dame tiempo y veremos cómo salen las cosas, ¿sí?—Preguntó. Y la verdad es más de lo que esperaba. No podía estar más feliz.

—Sí.—Contesté inmediatamente.

—Buenas noches, entonces.—Besó mi mejilla.

—Buenas noches...

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