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Capítulo 16: Visitas Inesperadas

Charlie POV

Pasaron días desde que Dylan había tocado a mí puerta con esa noticia que destrozó cualquier esperanza de salvar nuestra amistad.

—Soy un cacahuate sí, todos somos un cacahuate sí...—Canturreaba junto a Bob Esponja.

Así es, si estás deprimido solo ve su película.

Por alguna extraña razón me reconfortaba reírme de esas películas de mi infancia.

Pero como siempre, eso no podía durar y tocaron el timbre. Como ya tenía mala experiencia, esta vez decidí no atender y grité a Aiden que abriera y por milagro no se opuso. Seguí viendo Bob Esponja para reírme de sus tragedias.

—Charlotte...—Aiden asomó su cabeza por la puerta de mi habitación e inmediatamente fruncí el ceño.

—¿Qué?—Gruñí.
—Alguien quiere verte.

—Dile a él que se vaya...

—¿Él? Es un ella.—Dijo Aiden confundido pero como siempre, con una mirada de desdén e indiferencia que lo caracterizaba.

—¿Estás diciéndome que es una chica?—Pregunté. Dudaba que fuera Emily la que me visitara sin avisarme.

—Pues, sí, genio. Si no lo sabías lo seres humanos solo pueden ser hombres o mujeres. Creo...

Rodeé mis ojos y bajé las escaleras ignorando el comentario sarcástico de Aiden.

Al llegar a la sala busqué con la mirada a la visita y al verla....no tenía idea de quién era.

Era una chica de cabello corto, castaño, se podría decir rubio. Vestía una falda beige con una camisa turquesa. Su mirada se encontraba clavada en su celular pero al oír mi llegada la subió rápidamente, dándome una sonrisa que no llegaba a sus ojos color celestes.

—Hola, ¿eres Taylor, verdad?—Preguntó todavía sonriendo.

—Sí...es decir, Taylor es mi segundo nombre. Soy Charlie.—Le dije cautelosa.

—Oh, de acuerdo...En primer lugar, quiero decirte que esto es muy embarazoso para mí, venir a tu casa...—Empezó a decir rápidamente.

—Disculpa, pero ¿quién eres?—La interrumpí. Ella formó una O con su boca y sonrío incómoda.

—Soy....soy Sabanna. No sé si sabes quién soy...—Mi estómago se encogió.

¿Qué hacía aquí la novia de Dylan? Es decir, su ex-novia. Pero igualmente, no entendía el objetivo de su visita.

—Sí, sé quién eres.—Le informé cortante.

—¿En serio?—Pareció sorprendida.—. No puedo creer que Dylan te lo haya dicho...

—No, no lo hizo. Lo supe de otra manera.—Expliqué secamente.

—Sabía que él no te lo diría...en fin, como sabes supongo, soy su novia.

—Él dijo que ya no eran novios.—Dije aunque pareció más una pregunta que una afirmación.

¿Me habrá mentido? ¿En serio Dylan era esa clase de chico? No, no me lo imaginaba teniendo dos o más chicas a la vez, jugando con ellas...¿verdad?

En ese instante dudé, dudé de todo. Todo lo que alguna vez me dijo...tal vez lo único que quería era pasar el rato, jugar para entretenerse. Es decir, nos conocimos en una fiesta...y terminamos acostándonos y él ni siquiera se acuerda de esa noche hasta el día de hoy.

—Lo siento, Charlie....—Ella suspiró lamentándose al ver mi rostro de desilusión—, él nunca terminó conmigo, seguimos siendo novios. Ayer incluso salimos a ver una película...—Se encogió de hombros un poco cohibida.

—¿Qué haces aquí?—Le pregunté cansada de idas y vueltas. Y cada vez creo conocer menos a Dylan Bradley. Sabanna volvió a suspirar fuertemente.

—Charlie....Dylan puede ser complicado, ya sabes, chicos...Lo que quiero decir es que a veces se puede confundir. Y somos novios desde hace tiempo, supongo que no quieres ser la segunda chica...¿verdad?

—Si lo que te preocupa es que me meta en su relación, tranquila. Cualquier cosa que pudo haber sido lo de Dylan y yo terminó. Permanentemente.—Sonreí sin emoción. Sabanna asiente lentamente.

—Esta bien. Eres una buena chica, Charlie.—Con esto último pasó un segundo muy incómodo en el que luego dio la vuelta y abrió la puerta para marcharse.

***

Apoyaba mi cabeza en mi mano mientras veíamos esta extraña película blanco y negro en literatura. Era inexplicablemente aburrida y también tendría que soportar ese acento extranjero irritante. Ver un documental de noventa y seis horas de cómo crece el césped sería mucho, mucho más divertido.

Por suerte, no duró más de cuarenta minutos (resultó ser un episodio de una serie de los años cincuenta).

—Señorita Sheridan, ¿podría devolver el televisor?—Levanté rápidamente mi cabeza ante la mención de mi apellido, asentí de mala gana. Me levanté para tomar el pequeño carrito movible donde se apoyaba el televisor.

—Ayúdala, Aaron.—La profesora Gibson señaló a un chico rubio sentado en el fondo.

—Lo siento, profesora.—El chico, Aaron, levantó el brazo que ocultaba.

Este estaba envuelto en yeso, sufrió de una quebradura o algo parecido seguramente. Tampoco es que eso le iba s impedir ayudarme pero estaba segura que solo lo dijo de excusa para no levantarse. La profesora bufó.

—Bien...Dylan, ayuda a la chica.

Mierda, solo esto me pasa a mí.

Dylan me miró desde el otro lado del aula, el alzó las cejas vacilando.

—Señor Bradley, ¿tengo que repetir dos veces?—Gibson no estaba de humor hoy.

Dylan se levantó y se dirigió al frente, donde yo me encontraba. Corroboró que ningún cable este en el suelo y tomó el otro extremo del mueble-carro y me ayudó a empujarlo hasta la sala de multimedia. Cruzamos la puerta del salón, ahora no había escapatoria. Los dos solos, esperaba que esa famosa sala este cerca.

Nos movimos en silencio, incómodo, tenso. No lo miré pero él sí lo hacía. Fijamente.

Carraspeó.

—Charlie...esto no se supone que tendría que ser tan incómodo.—Rió. Pero yo no le veía la gracia.

—¿Fuiste ayer al cine?—Pregunté. Dios, por favor, se más obvia si puedes...Me dije sarcástica. Miré a Dylan un poco confuso a mi pregunta.

—Sí...¿cómo lo sabes?—Sonrió y contuve la respiración.

—No importa...—Negué con la cabeza. Ellos eran novios, ellos seguían juntos.

Llegamos a la bendita sala donde se supone que se guardan estas cosas. Abrimos la puerta y colocamos el control remoto, el carrito y los cables donde correspondían.

—Charlie...—Dylan agarró mi mano, obligándome a mirarlo a los ojos.

—Dylan, dijiste que...

—Lo sé, lo sé...—Apoyó su frente en la mía, respirando pausadamente.

Había una calma en mi interior ante esa acción pero...¡no! ¡No iba a hacer esto! Y sin más me fui, tomé el picaporte al abrir la puerta y me fui deprisa. Dejándolo atrás.

__________
Ay, ay, ay.....Odio cuando se van sin explicación pero bueno, pobre Charlotte y Dylan, no importa, yo te sigo amando, bebé ;)
Bye:))

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