El partido había terminado, ambos equipos estaban fatigados, pero el equipo de Fujisawa Reiki era el más cansado y enfadado.

Los chicos se acercaron después del saludo final, vi con detenimiento los cuerpos maguyados de los chicos, un nudo en la garganta se formo.

-No llores, eso baja la moral de cualquiera- me sobrio un poco Kotaro.

-Te vez hermosa con una sonrisa en tu rostro, así que quita ese gesto triste-  Reo también me sonreía.

-La mejor recompensa es una sonrisa de nuestra estratega, verdad Akashi?-  Nebuya-san soltó unas carcajadas que se escuchaban hasta el otro lado de la cancha.

-Claro, por cierto, muestrame tu muñeca- Akashi sin esperar tomo mi muñeca y la observo.

Me sorprendí cuando por primera vez le preste atención, tenia unos enormes cardenales en forma de dedos, creo que el causante fue el tipo de antes.

-Que te paso Chizuru?-  Reo parecía sorprendido y a la vez asustado, así como los demás, menos Akashi y Kotaro.

No dije nada, volteé la mirada a otro lado.

En ese momento unos pasos se acercarón hacia nosotros, al mirar mis ojos se abrieron hasta más no poder, era suicidio lo que hacia.

-Nos ganaron y solo por esta vez ella se salvo, pero dudo que exista una próxima vez-

Era la misma persona que me había echo estos cardenales, la misma que había intentado intimidarme, Rokuro Nao, un jugador extremadamente violento.

Esto no pintaba nada bien.

-¿Que es lo que esta pasando?- Mibuchi parecía no entender nada.

-¡Reo-nee, el fue quien le hizo eso a Chizuru!- grito exasperado Kotaro.

-¡Tu, maldito...!- Nebuya-san se acerco un poco pero Akashi lo detuvo.

-Eikichi, tranquilízate y tu...- miro hacia Rokuro con desdén. -  Conoce tu lugar, eres un perdedor al cual lo hicimos caer y lo aremos mil veces más si es necesario, pero una cosa es clara, no perdono una ofensa hacia mi o ella, lo entiendes?-

Cuando termino de decir me di cuenta que los ojos de Akashi brillaban con un sentimiento de maldad pura.

-Nos volveremos a ver, tks- Rokuro antes de irse me miro.

Eso había sonado como amenaza, mire a los chicos, ellos hicieron lo mismo.

-Ah, estoy bien no paso nada, porque no regresamos y curo sus heridas?- i tente sonreir pero la verdad es que me moría de miedo.

(*****)

-Gracias por todo-

Nos despedimos del entrenador una vez llegamos a nuestra escuela, cada quie  se dirigió a sus casas después de cambiarse.

-Te acompañaré a casa- se ofreció Akashi. Solo asentí.

Caminábamos por las calles algo concurridas de personas, no hablamos, yo disfrutaba de cada momento que pasaba con él.

-Podemos sentarnos en aquella banca un poco?- pedí cuando pasábamos por un pequeño parque.

-Claro-

Guardamos silencio por un par de minutos más, no sabia que decir para romper el hielo, ademas el parecía algo molesto.

-Creo que tienes muy mala suerte- el hablo primero, pero no me veía venir eso.

-Lo siento- me disculpe  aun algo sorprendida.

-No lo digo en forma recriminatoria, es solo... creo que pierdo la calma muy fácilmente por ti-

-Y eso esta mal?- pregunte curiosa.

-En cierto modo si, dejo de ser yo mismo y no puedo controlarme-

-Lo siento- baje la mirada mientras veía como mis pies se movían jugando uno con el otro.

-Ya te lo dije, no te estoy echando la culpa de nada, es solo... estoy confundido-

-Confundido?  Que es lo que pasa?-

Guardo silencio por unos segundos y luego me miro.

-Existe alguien que es capas de captar mi atención, la conozco desde hace tiempo, pero ella es alguien muy especial para mi, no quiero dañarla con mis acciones o mi egoísmo-

Mi respiración se entre corto, los latidos de mi corazón dolían, mi pecho dolía, eso no me lo esperaba, en su corazon ya había alguien más, la cual era muy importante para él.

Ya veo, es por eso que se me decía eso, al meterme en problemas el tiene que venir a ayudarme como siempre y al hacerlo teme que ella pueda ver eso, ella podría pensar cosas equivocadas al vernos así, pero...

-Yo... creo que... si ella es especial para ti, porque no... le das una oportunidad?- hable entrecortadamente y con dificultad.

-Tal vez, pero primero tengo que asegurarme de que ella sienta lo mismo-

-Claro- desvíe la mirada.

No dije nada más, porque si lo hacia no podría controlar mis lagrimas y lloraría frente a él, eso había sido un golpe bajo.