Te extrañó.
Era miércoles, estaba regresando de clases.
-Que te vaya bien, llámanos cualquier cosa- me dijo Reo.
-Si quieres te puedo acompañar - Kotaro estaba sonriendo mientras sostenía un balón de Básquet.
-No se preocupen chicos, me iré directo a casa, mi padre seguro ya llegó - comenté sonriendoles.
Ellos asintieron y se retiraron de ahí, yo empecé a caminar con dirección a mi casa.
Nebuya-san, él había salido corriendo porque tenía vicita en casa. Así que sólo me quedé con el capitán suplente y uno de los veteranos. Reo había tomado el cargo, al menos hasta que llegará el capitán.
Desde que empezó el año, varios de los alumnos se apuntaron para entrar al equipo. Entre los chicos y yo, junto con el entrenador estuvimos haciendo varios entrenamientos. Sólo quedaron aquellos que pudieron superar los pesados entrenamientos que puse, ya que al regresar Akashi, lo que yo había puesto, sería como jugar. Los ejercicios de Akashi eran espartanos.
-Ya llegué - avise mientras entraba a casa y cerraba la puerta detrás de mi.
No obtuve repuesta alguna. Mi padre aún no llegaba.
Subí a mi habitación donde me encerre. Me quite el uniforme dejándolo tirado en el suelo. Me quedé en ropa interior, opté por ponerme una camiseta que me quedaba larga, hasta mitad de los muslos.
Me senté en la cama y saqué mi teléfono de mi bolso. Busqué en la pantalla el nombre de Akashi, marque.
Era un hábito que había adoptado, todos los días marcaba. Pero nunca obtenía respuesta. ¿Tan difícil era esa escuela? Sí, tanto que no tenía tiempo de contestar o mandarme un mensaje.
Estaba por colgar cuando escuché el quinto tono.
-Hola - su voz se escuchaba muy cansada y demacrada, no parecia él.
-¿Akashi?- pregunté algo temerosa de haberme confundido de contacto.
-¿Chizuru? Espera- esta vez contestó algo más espabilado.
Escuché unos pequeños ruidos, como si estuviese removiendose en la cama o algo así. Después una pequeña maldición.
-Cambiemos de modo a video llamada - me dijo él.
-Esta bien- quite el teléfono de mi oreja y aplane el icono de video.
La imagen cambio en la pantalla. Ahora podía ver a Akashi por completo. Al menos hasta su torso.
-Chizuru, perdóname por no contestar tus llamadas, si las veía, pero siempre que me proponía llamarte me quedaba dormido - su semblante era preocupado.
Suspire más tranquila, sentía que con sólo escuchar su voz todo el dolor y los malos ratos que había pasado desde que se fue desaparecían.
-No te preocupes, tengo confianza en ti, debiste pasar algunos apuros- le sonreí.
-No sabes cuántos, los maestros aquí son muy estrictos, las clases duran más de diez horas diarias, nos preparan para ser el futuro- dio un bostezo largo.
Parecía cansado, unas pequeñas pero notables ojeras aparecían bajo sus ojos. Su piel blanca parecía un poco más pálida, su cabello de nuevo un poco más largo y enmarañado. Se notaba que lo había despertado, me sentí mal por eso.
-¿Estas comiendo bien?-
-Si, no te preocupes, aunque a veces no alcanzó a desayunar- sonrió algo culpable.
-No descuides tu salud, y necesitas dormir un poco más de lo que ya duermes-
-Es imposible dormir más de cinco horas, los días que no tenemos clases, que son sábado y domingo, los utilizamos para poder hacer todo y entregarlo el lunes, es imposible salir por ahí y darte un respiro...-- suspiro cansado. -- Quisiera tenerte aquí, al menos los días pasarían más rapidos-
Sonreí triste, no quería hacerlo sentir mal.
-Yo también quisiera tenerte aquí, te extrañó demaciado-
-Pronto regresare, sólo faltan un par de meses, cuando menos lo esperes... estaré de regreso, jamás me iré- negó con desagrado.
-Y yo no te volveré a dejar ir- sonreí ante eso.
Río un poco, extrañaba su voz y su risa de campanilla.
-Cuéntame, ¿cómo esta todo por allá? Los chicos como le hacen en el equipo, creo que ahora mismo deben tener más integrantes- sonrió entusiasmado.
-Si, ahora mismo estoy preparandolos para un partido amistoso contra Kaijo, Kise esta super feliz de poder jugar contra nosotros, aunque se lamenta el que no estes-
-Ese Kise, jamás cambiará, espero no te estén dando muchos problemas los nuevos- me miro frunciendo el ceño.
-No te preocupes por eso, Kotaro, Reo y Nebuya-san no dejan que se pasen de listos, es un milagro que se muevan después de los entrenamientos- le sonreí.
-Entonces todo estará bien para cuando regrese, aquí no eh tenido tiempo de jugar, muero de ganas por tocar un balón - suspiro melancólico.
-Lo siento, ya verás que pronto jugaras, por cierto, mi padre regreso- sonreí.
-Me alegro, saludalo de mi parte, Chizuru... ¿has hablado con Mayuzumi?- sus ojos, apesar de estar detrás de una pantalla parecían penetrar mi ser.
Me tense, no quería hablar de éso. Pero sabía que tarde o temprano se enteraria de todo.
-Sí - mire hacia el suelo de mi habitación.
-¿Podrías mirarme a los ojos?- me pidió con dulzura.
Tarde unos segundos pero así lo hice, lo mire pero en el momento que lo hice unas lágrimas salieron de mis ojos. Me sentía culpable.
-¿Que paso? Puedes confiar en mi, no te reprochare nada- pidió amablemente.
Le conté lo que paso aquel día, lo que él me dijo y lo que yo le dije. Le conté todo, incluso aquel beso que había marcado el final de la amistad que, al menos yo sentía hacia él.
Al principio el silencio fue lo que reino de los dos lados. Yo no tenía el valor de hablar y decir algo. Escuche un suspiro.
-No tienes porque sentirte culpable, tú no tuviste la culpa, no me traicionaste y no estoy enojado, se que eso es lo que te preocupa, todo esta bien, sólo que no quiero que tú salgas lastimada en eso-
-No... yo...- mis palabras no salían por completo.
-Entiendo, se que te sientes de lo peor, pero no ganarás nada culpandote-
-Lo siento- escuche como suspiró del otro lado de nuevo.
-¿Te puedo pedir algo?- me miro medio sonriendo.
-Lo que quieras- asenti.
-Quiero que levantes tu mano izquierda-- así lo hice.-- Quiero que veas el anillo que llevas ahí, ese anillo es parte de mi corazón, mientras lo tengas siempre estaré a tu lado, ¿podrías depositar un beso al anillo?- sonrió.
Y así lo hice. Acerqué mi mano a mis labios, besando el anillo el cual unos meses atrás él beso también.
-Cada que te sientas culpable y sola quiero que mires ese anillo, ahi esta mi respuesta a todo, eres mi vida y jamas te dejare, tenlo en mente-
Sentía como mis labios temblaban, quería llorar de nuevo.
Del otro lado, donde estaba Akashi sono una alarma. Él miro hacia dónde provenía ese sonido. Miro algo molesto.
-¿Que es eso?- pregunté curiosa.
-Es la alarma para levantarme, tengo que ir a la biblioteca e investigar unas cosas- comentó resoplando.
Miré mi reloj e hice cuentas. Abrí los ojos sorprendida.
-Pero apenas y son las tres de la mañana ahí -
-Sí, normalmente me duermo a las once y despierto a las cuatro o tal vez antes, es algo fastidioso -
-Ánimo, te estaré apoyando desde aqui-
-Pronto estaremos juntos, es mi único consuelo- reí suavemente haciendo que él hiciera lo mismo.
-Te amo- dijo como despedida.
-Yo te amo más - contesté para después mirar sólo la pantalla oscura.
Suspire sin evitarlo, ahora me sentía un poco más tranquila. Akashi estaba bien, muy ocupado pero bien. Él podía con eso y más. Lo sabía.
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