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Compromiso.

Después de ese juego muchas cosas han cambiado, algunas muy notables y otras no tanto.

Empecemos por Akashi, su actitud habia cambiado, ahora era más sociable y un poco más amable. Los que en verdad lo conocían se sentían más relajados con esta nueva actitud. También los chicos, quienes una vez fueron la generación de los milagros, habían cambiado, todo gracias a Kuroko.

Hace unos días nos habíamos reunido por el cumpleaños de Kuroko, había sido muy amena esa reunión.

Ahora los entrenamientos también habían cambiado, ahora lo hacían con más empeño y siempre con mucha concentración.

Lo que también había cambiado, y era un cambio algo... pequeño, era en la manera de hablar y de mirarme de Akashi, algunas veces parecía triste.

-Es todo por ahora, recuerden estudiar y no desperdiciar el tiempo en vagar por ahi- había comentado el profesor de matemáticas.

Había regresado a clases después de que mis puntos fueron retirados, sólo me quedaba mi pie y tenía que seguir usando unas terribles y estorbosas muletas para andar.

Estábamos a semanas de cambiar de curso y ser de segundo grado, había algo también que me inquietaba, los de tercero se graduarian y con eso, la salida de Mayuzumi sería inevitable.

Murmullos en la entrada del salón me hicieron salir de mis pensamientos, Akashi ya me esperaba.

Guarde mis útiles escolares crucé mi bolso para después, con ayuda de mis muletas, caminar hacia él.

-Hola- saludé tan sólo llegar.

Como ya anteriormente había pasado, él estaba perdido en sus pensamientos y tardó en darse cuenta que estaba ahí.

-Hola, vamos a casa, necesitamos hablar- por primera vez, en esta semana, me llevó directo a casa.

Siempre dábamos vueltas por ahi, sólo perdiendo el tiempo pero juntos, una sonrisa triste apareció en sus labios.

Su comportamiento hacia que mi estómago se contrajera de pura angustia. Una sola vez le pregunté pero como siempre lo hace, me evadio con otra.

Había optado por dejarlo así, aunque en realidad me molestaba un poco.

Más de una vez le pregunté a los chicos si es que sabían algo, ellos estaban igual que yo, sin saber nada.

Con ayuda de Akashi y de mis muletas salimos hasta la calle donde nos esperaba el auto. Este nos llevo a casa, todo el camino fue silencioso.

Al llegar nos recibieron el personal de esa casa, ya me había acostumbrado a esa ostentosidad.

Fuimos directo al despacho que estaba en la planta baja, no sin antes pedirles a las sirvientas que nadie nos molestará, eso me inquietó.

Ya en el despacho me senté en el sofá de piel negro que servía como adorno en ese lujoso cuarto lleno de libros.

-¿Qué es lo que querías hablar conmigo? - solté sin más.

Los nervios me carcomian.

Guardo silencio por unos segundos, sus facciones me decían que parecía luchar con algo, se debatía.

-Veras, es algo muy importante lo cual me enteré hace unas semanas, no es que lo quisiera ocultar, es sólo...- enmudecio.

Era extraño que él estuviera dando muchos rodeos, normalmente siempre dice las cosas ya sean buenas o malas, sin tapujos.

-Sólo dilo, ¿tiene algo que ver con lo extraño que has estado estos días?- pareció sorprendido por mi comentario.

Su cuerpo se tenso, pero al instante se relajó, camino hacia mi y se arrodilló frente a mi y tomando me de las manos.

Me miro, por primera vez en esos tediosos días, me estaba sonriendo con esa sonrisa que tanto me enamoraba.

-Enserio que jamás podría engañarte a ti, siempre te das cuenta cuando algo no va bien en mi, más que yo - sus palabras cariciaban mi ser.

-Dime que es lo que pasa- casi suplique en un susurro.

Sentí como apretaba un poco mis manos.

-Hace un par de semanas me llamaron de la oficina del director, querían hablar conmigo-- no me miraba, su vista estaba entre nuestras manos entrelazadas--. Me dieron una notícia la cual me sorprendio-

-¿Cuál es? Por favor, deja de hacer pausas que hacen que mi corazón se vuelva loco- lo mire reprochante, pero siguió sin mirarme, sólo sonrió amargamente.

-Si, eso haré, cuando me llamaron me dieron la noticia de que me habían escogido para representar a la preparatoria Rakuzan-- guardó silencio y después prosigio, esta vez con su voz más apagada--. En una escuela de intercambio-

Lo mire extrañada, no veía nada malo ahi, al contrario, tenía que estar feliz por el echo de a ver sido elegido como alguien digno de representar la escuela.

-Felicidades, estoy orgullosa de ti- solté sin más.

Negó suavemente.

-Me felicitas ahora pero, tal vez no comprendiste del todo lo que dije, tendré que irme, a una escuela en el extranjero, nos separaremos- esto último lo dijo con dolor.

Lo mire sin parpadear, mi cerebro trataba de procesar todo lo que antes me había dicho, conforme pasaban los segundos me daba cuenta de lo que me había dicho, el significado real detrás de ser elegido como representante, unas pequeñas lágrimas salieron sin poder detenerlas.

-Cuando...- pero no termine de formular palabra, no podía.

-Al terminar las clases, empezaré mi segundo año en el extranjero - esta vez si que me miro, limpio con delicadeza mis lágrimas.

-¿Por cuanto tiempo?- susurre.

-Un año, sólo será un año, pero...- guardó silencio apretando sus labios.

Lo abrace rodeando su cuello, él me correspondió abrazandome por la cintura, seguía estando de rodillas.

Sentia como mi pecho dolia, mis lagrimas salian. Nunca habiamos estado mucho tiempo separados, y esta ocacion seria un año, pero en un año pueden pasar muchas cosas.

-Llamaré todos los días, trataré de hacer todo el tiempo que pueda, en vacaciones trataré de regresar aunquesea unos días... yo...- no lo dejé terminar.

Lo bese dulcemente, me separe de él y limpie mis lagrimas. Tenía que ser fuerte, sabía que al ser novia de él me enfrentaría a muchas cosas, buenas y malas, separaciones de este tipo también, después de todo él pertenecía a la familia Akashi.

-No regreses hasta que termine ese año, será más doloroso, podremos hablar, sabes que te esperaré aquí siempre- trate de sonreír.

Me miro por unos segundos y después asintió medio sonriendo, era tan doloroso saber que algo feliz como pasar de curso, se volvería triste al irse el amor de mi vida.

-Siempre estaremos juntos, por eso...- comenzó y se llevó su mano detrás de él.

Despacio saco una cajita roja de terciopelo. Abrió la cajita y al mirar el contenido quede sorprendida, un precioso anillo de oro blanco y diamantes.

-Hoy aquí, quiero ofrecerte este anillo, era de mi madre, quiero hacer una promesa, siempre estaré a tu lado, te cuidaré y te haré la mujer más feliz, nunca te faltará nada, es por eso que yo... Akashi Seijuro, te pido a ti, Izumi Chizuru por favor compartir tu vida conmigo-

Sin habla, así es como me había dejado.

Las lagrimas que antes habia tratado de detener salieron una tras otra, sollosando asenti.

Puso el hermoso anillo en mi dedo anular, y después lo besó así como mi mano. Aún con lagrimas en los ojos, las cuales salian por la emoción y también por la tristeza de la realidad.

Acepté ser la prometida de Akashi, mi emperador, el cual gobernaba todo mi ser.

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