☄️ Dificultades ☄️
Capítulo 7
☄️ Dificultades ☄️
Naruto pudo mantener su estómago para si mismo mientras el viaje avanzaba. El vértigo lo golpeó varias veces, más cuando el hombre celestes hacia movimientos inesperados y abruptos. Hinata se mantuvo silenciosa durante todo el viaje, él tampoco podría haber hablado mientras mantenía sus manos apretadas en el asiento, anclándose con el irrompible agarre de sus dedos. A penas pudo asomarse unas pocas veces para ver pasar por abajo de él las altas copas de árboles dorados.
El sol había comenzado a bajar cuando dejaron atrás los árboles, a Naruto le habría encantado bajar para estirar las piernas, pero nadie lo sugirió. Ya se había sentido lo suficientemente insultado cuando Hinata había dicho que podría haberse dañado con una caída. No quería escuchar alguna queja de ella por si pedía unos minutos para descansar y estirar las piernas. Aunque intentaba mantener sus dedos relajados, ya que se le habían empezado a entumecer.
Aún había sol cuando él terreno bajo ellos empezó a cambiar.
Los árboles comenzaron a ser más espaciados y el terreno parecía más árido. Naruto sólo se asomó unas pocas veces. La tierra comenzó a tener más altura, hasta que varias montañas se alzaron al horizonte. Su impaciencia ya estaba llegando a su límite y su trasero iba a estar muy agradecido si se detuvieran por unos instantes.
—¿Falta mucho?— no pudo evitar quejarse.
— Después de las montañas está el terreno Caza—, respondió Jaba, sin separar sus ojos del camino imaginario—. Llegaremos en pleno ritual.
Naruto frunció el ceño y miró al perfil de Hinata, notando su columna tensa. También se percató de como su afilada mandíbula se apretaba, su cabello brillaba gracias a los rayos del sol y su piel parecía reluciente. Si él no fuera un buen observador, se habría perdido en su belleza y no habría notado su incomodidad. Sus enormes ojos perlas parecían ser dos esferas de luz gracias al paisaje. Tragó saliva cuando notó a su corazón tener un vuelco extraño, pero lo descartó como mera atracción física.
Puede que Hinata no fuera como una mujer humana, pero era bella de una manera que lo dejaba algo atontado.
—¿Qué ritual?— preguntó Naruto volviendo su mirada al hombre de cuatro brazos.
—Es uno para las fechas de caza. Cada familia hace su ritual para desear buena suerte para sus competidores. Es una tradición de muchas generaciones en estas tierras.
Naruto alzó una ceja pero no dijo nada más. Su mirada se pozo hacia su izquierda, dónde había escuchado una clase de graznido. Él vió dos pájaros de rosa chillón, los había visto también en le terreno de su prima. Su atención quedó prendida en ellos cuando se dió cuenta que parecían estar volando en sincronización. Uno de los pájaros era más grande que el otro, pero parecían poder leerse y saber dónde estaría el otro antes de su movimiento. Se maravillo de su vuelo, por momentos parecían tocar sus picos, alas y colas.
—Se están apareando.
Naruto volvió la cabeza para ver a Hinata, era las primeras palabras que parecía decir en horas. Él alzó una ceja y se la quedó mirando mientras ella también apreciaba el baile de los pájaros.
—Los Xdas son aves que sólo se aparean una vez en su vida, con sólo uno de su espacie. Se cree que sus fitogenes los atraen a su única pareja y sólo con ellos pueden reproducirse.
—¿Qué pasan con los otros?— preguntó Naruto cuando vió una expresión de tristeza pasar por las facciones de Hinata.
—Su eclosión es difícil, su vida solitaria y no todos llegan a la madures. La mayoría pierde su pareja predestinada antes de llegar a su edad de reproducción—. La expresión de Hinata se endureció antes de seguir—. Ellos mueren solos, sin haber conocido a su otro ser. Ellos han tenido suerte.
Hinata desvío la mirada hacia adelante cuando terminó de hablar. Naruto miró una vez más a los pájaros, notando que su vuelo habían empezado a bajar. Entonces volvió a mirar a Hinata, dándose cuenta que había enmascarado su expresión otra vez.
No llegó a decir nada cuando él transporte dónde estaban de repente tuvo un tirón hacia adelante, aumentando la velocidad. Las manos de Naruto salieron disparadas, su instinto haciéndose cargo, apretando los dedos en cualquier superficie dónde pudiera agarrarse. Él apretó los dientes cuando vió a Jaba darle una mirada por arriba de su enorme hombro y sonreír con sorna.
¡Como odiaba volar!
Lo peor fue cuando pasaron las montañas, ya que el transporte se inclinó hacia adelante y comenzaron a bajar de manera rápida y algo peligrosa. Naruto estaba tensó, su estómago subió hasta su garganta y no quería humillarse vomitando cuando bajará de la maldita nave de golf. Y a pesar de la sensación de que se iba a caer, se mantenía sentado derecho y duro como tabla.
Jaba detuvo la bajada a pocos metros del suelo arenoso, pero siguió planeando por ya la tierra sin obstáculos. El polvo se levantó por dónde pasaban, pero Naruto podía ver no muy lejos lo que parecía un alto tronco de árbol seco. En un principio, creyó que era un árbol común, tal vez uno viejo y seco, pero mientras más se acercaba empezó a notar aberturas en el ancho tronco y escaleras que subían.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca, se dió cuenta que parecía ser como un edificio. El tronco debía ser de unos 20 a 30 metros de diámetro, y las escaleras parecían subir y detenerse cada 15 metros donde había una abertura. Era como un edificio de departamentos, aunque no llegó a contar cuántos pisos tenía hasta arriba.
—¿Viven allí?— preguntó curioso Naruto, olvidando por un momento su vértigo.
—Es el complejo para la fecha de caza—, respondió Jaba mientras empezaba a bajar la velocidad del carrito.
Naruto espero que se detuviera, pero él maldito hombre inclinó el carro y subió hacia arriba con velocidad. Tomó aliento y lo retuvo mientras sentía que su estómago se apretaba y bajaba a sus pies. Sus uñas estarían lastimadas cuando intentará sacar los dedos de los cojines de al lado de él. Naruto ni siquiera quiso mirar hacia abajo cuando Jaba al fin detuvo la nave.
—Llegamos justo a tiempo—, dijo mientras se levantaba.
Naruto había empezado a soltar aire, pero jadeó reteniendo de nuevo cuando la nave se movió de un lado a otro mientras Jaba se movía para salir del carrito. El extraterrestre no le dió una mirada y él lo agradeció al sentir que su cara se volvía pálida. Obligó a sus dedos a moverse, a soltar su agarre, y a sus extremidades a funcionar. Su corazón latía con rapidez mientras veía a Hinata bajar con un salto.
"Muévete, maldita sea", gruñó por dentro. Tuvo que pellizcar su muslo con fuerza para poder moverse con cuidado.
Notó que el carro volvía a estar apoyado en la que parecía una plataforma de madera lisa. Apoyó los pies y se sintió mejor al notar que parecía ser un suelo firme y no se movía. El martilleo de su corazón empezaba a calmarse y podía sentir como la transpiración empezaba a secarse en su frente y espalda.
Diablos, estaba empapado...
—Debo entrar, este giro me toca ser parte del ritual—, dijo Jaba, llamando la atención de Naruto.
Él levantó la mirada para notar que le daba una leve palmada en la cabeza de Hinata con cariño. Naruto se empezó a sentir mejor y caminó hacia ellos, mientras no viera hacia abajo o estuviera cerca del borde, no pasaría nada.
Se detuvo al lado de Hinata y acomodó la mochila que llevaba, esperando que ella hiciera el primer movimiento. La notó tomar un profundo aliento, cuadrar sus estrechos hombros y levantar su hermoso rostro hacia arriba. Sus delgadas manos se cerraron con fuerza en la asa de su bolso para luego soltarlo lentamente. A Naruto le habría encantado decirle algo para tranquilizarla, pero no sabía lo que los esperaba ya que Hinata no había hablado mucho sobre ello.
Era extraño, que él se lanzará a una nueva aventura sin tener información primero. En todas las misiones que había tomado, más que nada después del ejército, había tenido toda la información que había necesitado. Luego había hecho la inteligencia antes de decidir si tomaría el trabajo o no. Pero cuando Hinata se había acercado con su proposición, no había podido decir que no. No le parecía algo raro ni muy peligroso, Suigetsu había dicho que nunca había participado en las fechas de caza ya que su clan no era parte del mercado, pero él no había creído que fuera difícil.
Naruto estaba seguro que podría con ello.
•
"No me puede estar pasando esto a mí", se quejó Naruto en sus pensamientos mientras veía lo que los machos le habían dejado para que de ponga.
Está algo enojado con Hinata, ella no le explicó que tenía que hacer el ridículo antes de poder salir a "cazar".
Naruto tomó la extraña vestimenta hecha de hojas, como si fuera una pantalón bastante bien hecho con hojas marrones. Él espero que sea quebradizo y molesto al tacto, pero resultó ser bastante parecido a una tela. Suspiró mientras lo volvia a dejar en su lugar y comenzaba a desabrocharse los pantalones. Se sacó los zapatos y la prenda inferior, pero dudo al momento de sacarse el boxer. Era el único que tenía y no sabía si se arruinaría, pero no quería perderlo. Tampoco quería andar por ahí con las bolas rosando hojas secas... Eso le hizo fruncir el seño.
Los hombre celestes, muy parecidos a Java pero con sólo dos brazos, le dijeron que se sacará la ropa y se pusiera esa... Pero no dijeron nada de la ropa interior. No creía que supiera que él llevaba un boxer, no le había perguntado a Suigetsu sobre eso...
¿Tal vez ellos no lo usaban?
Naruto se encogió de hombros y tomó el pantalón con el boxer abajo aún. Se lo puso y se sorprendió por lo bien que iba. Era ajustado, pero parecía ceder y amoldarse a su forma sin problemas. Sentía que estaba vistiendo esas calzas que usaban los ingleses antes. Naruto estiró las piernas mientras probaba el material. Hasta llego a lanzar algunas patadas y giros para probar si se romperían por un movimiento brusco.
Naruto estaba haciendo sentadillas y saltando cuando se paraba justo cuando Hinata entraba en la habitación donde lo habían dejado.
Naruto sintió su cara un poco caliente cuando la fina ceja de Hinata se alzó al verlo en cuclillas.
—¿Qué estás haciendo?— preguntó algo confundida.
Él sonrió, mientras miraba los pantalones y se levantaba.
— Estaba probando la elasticidad y el movimiento. Son espectaculares.
— Son hojas de Quenqui. Nuestro pueblos los usaba desde hace muchos giros para la ropa—, explicó ella.
Él no contestó al notar la vestimenta que llevaba Hinata. Ella también llevaba ropa hecha de Quenqui, aunque el suyo era muy diferente. Era un vestido, sin tiras la cubría desde las axilas hasta por la mitad de sus muslos. La prenda era apretada y ajustada, como él sentía el pantalón. Sus ojos se quedaron más tiempo de lo que tendrían en los pequeños dos tajos que mostraban sus muslos torneados y gruesos.
Naruto se aclaró la garganta.
— Te queda bien el tuyo—, dijo sin pensar.
Hinata abrió los ojos con sorpresa y luego desvío la mirada a un costado. Él hizo una mueca, recordando como el Concord le había dicho que las hembras no le gustaban los halagos.
— Debes quedarte tu cobertura de arriba, dentro de unos momentos nos llamarán.
Naruto asintió y se sacó la remara, no tenía vergüenza. Él sabía que tenía un cuerpo trabajado y trabado, tenía unas cuantas cicatrices, pero era algo sin importancias para él. Se acomodó un mechón de pelo que le cayó a los ojos cuando levantó la cabeza y miró a Hinata. Sus músculos se apretaron al ver sus ojos bajar por su torso y podía sentir sus ojos color perla bajando y tomando nota de su cuerpo. Se sintió un poco incómodo, no sabía el porqué, jamás había sido tímido con su cuerpo.
Se rascó el bajo vientre mientras ella volvía a sus ojos a su rostro y sonrió algo tenso.
—¿Mejor?— preguntó sin saber muy bien qué tenía que hacer.
Ella asintió, pero de repente su mirada bajó a su entrepierna y frunció el ceño.
—No está permitido llevar otra vestimenta con las hojas Quenqui—, gruñó dando a sus palabras mucha autoridad.
Naruto se mordió el labio y, otra vez, una quinta o sexta vez, ya había perdido la cuenta, se insulto por haber aceptado esa tonta competencia. Él suspiró mientras asentía. Comenzó a bajarse el pantalón y estuvo a punto de bajarse el boxer cuando sintió una pesada mirada sobre él.
Su columna se tensó y levantó la mirada para encontrar los ojos perlas de Hinata sobre él. Naruto alzó una ceja y la quedó mirando también.
— Apresúrate— lo urgio mientras asentía.
Los ojos celestes de Naruto se entrecerraron y la miró fijamente.
—¿Podrías voltearte?— le preguntó. Eso provocó que ella lo mirara casi de una forma cómica—. ¿O quieres ver mí polla? Si ese es el caso...—, Naruto sonrió mientras empezaba a estirar el elástico de su boxer.
Hinata abrió a boca y luego la cerró antes de voltearse rápidamente a la puerta por dónde había entrado. Ella se mantuvo allí mientras él se reía en silencio y se sacaba la prenda y se volvía a poner la de hojas Quenqui. Tuvo que tironear unas hojas cuando sintió que apretaba su polla y bolas un poco más de la cuenta. No estaba acostumbrado a andar sin boxer.
—¿Estás decente?— preguntó Hinata.
Naruto sonrió mientras miraba su trasero enorme y redondo apretado en esa tela de hojas color dorado opaco. Las hojas llegaban un poco más abaja del final de su culo hermoso.
— Estoy vestido.. pero no soy decente— murmuró la última parte.
Hinata se volteó y él perdió la sonrisa cuando ella ni siquiera miró su rostro. No, ella miró directamente a su polla semi erecta. Apretó los dientes cuando ella alzó una ceja y lo miró como si no estuviera muy sorprendida. Él quiso gruñir, y abrió la boca para decir algo cuando el sonido de tambores lleno la habitación.
La expresión de Hinata cambio a una casi asustada, pero luego lo enmascaró con una de determinación.
— Es hora..
Continuará...
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