☄️Diferencias☄️
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Capitulo 10
Hinata observó a Naruto durmiendo cerca del fuego, la luz titilando entre ellos para mantener a los Veuras lejos de ellos. No presto atención a los chillidos lejanos y las garras que se arrastraban por las superficies de la vegetación.
Ella notó las extrañas que eran sus facciones, algo delicadas cuando estaba relajado en el sueño. Ahora cuando estaba despierto, era más bien duro con su mirada analítica. Ella lo encontraba fascinante. No solo estaba el hecho de qué él no sabía mucho de otros planetas y ella contaba con la ventaja. No era sólo eso. También él tenía una forma de mirarla, de tratarla que le hacía algo difícil entenderlo.
Ese sentimiento que había tenido por Suigetsu comenzó a latir lentamente, pero esta vez hacia Naruto. Sólo Suigetsu había sido amable con ella, la había tratado con algo de cuidado y no había pensado que su opinión era de poco valor. Ella nunca creyó que podría encontrar otro macho como él cuando lo vió junto a Karin. Se había resignado a emparejarse con un macho que jamás la trataría con consideración.
Los compañeros no eran malos, y las hembras eran respetadas, pero por su estado de fertilidad tan alta, se le negaba tener amantes. Mientras que su compañero podría tener zinat, ella sólo podría tener a su compañero. Ese no sería un problema, a menos que él fuera un idiota que tenía su cerebro en su aparato reproductor. Hinata hizo una mueca.
Había tenido relaciones íntimas con su anterior futuro compañero y no había sido la gran cosa. Él había empujado entre sus piernas, y si bien la sensación había sido placentera, no había encontrado la gracia suficiente como para decir que era una actividad que le habría gustado hacer con regularidad.
Su mirada viajo por el torso desnudo de Naruto hasta que quedó en su regazo. Ella observó ese bulto que parecía estar dormido en ese momento. Se preguntó qué tan diferente sería de un macho Mon. Ella no creía que fuera tanto, por lo que había sentido esa vez en el bosque. Se preguntó cómo hacía su especie para evitar dejar premiadas a sus hembras si el macho no tomaba el té para evitar que su aparato despertara todo el tiempo. Pero también se sintió algo fascinada de saber que podía provocar eso en el macho.
Ella no era fea a la vista, eso lo sabía, el problema era su fuerza. Eso la llevó a pensar en la Unión y lo próxima que está estaba. Y ella sin un futuro compañero.
Un leve movimiento llamó su atención al rostro de Naruto, notando como el fruncía el ceño de manera feroz. Ella lo observó removerse un poco y luego relajarse de nuevo.
Tal vez...
Tal vez si él demostraba su valía en esa fecha de caza...
Tal vez, ella podría pedirle ser su futuro compañero. No solo iba a ser su última oportunidad para tener descendencia, sino que también estaba en juego la posición de su familia en el mercado.
Hizo una mueca recordando en comportamiento poco ortodoxo de Naruto durante el ritual para la caza. Sus progenitores estaban totalmente en desacuerdo con el macho, pero la anciana había sonreído a Naruto. Ese debía ser una buena señal...
Se puso tensa y se sentó de manera inmediata cuando algo agitó el suelo donde estaban. El movimiento pareció haber despertado a Naruto, ya que está también se sentó.
Ambos se miraron, pero no hicieron ni un sonido. Ella agudizó su oído y trago con dificultad al escuchar el inconfundible sonido de huesos siendo rotos y unos pocos chillidos lejanos. Gruñó desde el fondo de su garganta y miró frenéticamente el Veuras en llamas. La ropa ceremonial no sería de ayuda para lo que se acercaba, ni tampoco el fuego.
No necesito ver a Naruto para notar que se ponía tenso y también se acercó al fuego, sin saber lo que ella buscaba. El suelo volvió a temblar y más chillidos se escucharon.
—¿Qué diablos es eso?— susurró Naruto, mirando hacia los oscuros bumbus.
Ella siguió buscando frenéticamente, sin responder a su pregunta. No podía perder tiempo hablando cuando el suelo volvió a temblar, está vez el sonido más cerca de ellos.
Naruto la tomó del brazo, deteniendo sus movimientos frenéticos e infructuosos. Ella lo observó al rostro, no pudo ocultar su terror. Se sorprendió un poco de encontrarlo serio, pero calmado. Ella sabía lo que se acercaba y estaba aterrada, sabía que él no entendía lo que pasaba, pero frunció el sueño cuando se dio cuenta de del miedo que Hinata sentía.
— Habla conmigo, Hinata—, exigió en un susurro enojado, apretando sus dedos en su brazo pero no de manera dolorosa. Cuando ella dudo por unos segundos, él agitó un poco su extremidad—. Lo prometiste— dijo profundamente, casi pareciendo un gruñido.
Hinata jadeo cuando el suelo volvió a temblar, se levantó rápidamente, tomando a Naruto de la muñeca y no perdió más tiempo. Dejó allí el fuego y comenzó a adentrarse rápidamente en el bosque de bumbus. No le importaban las veuras, la criatura que se acercaba hacia ellos hacia que fueran su mínima preocupación.
Su sangre rugía en sus oídos mientras intentaba pensar a dónde moverse, deteniéndose por unos momentos en un claro sin bumbus y mirando a todas la direcciones.
—Hinata—, volvió a susurrar Naruto a su lado.
— Ahora no—, gruñó suavemente.
Necesitaba ponerlos a salvo, rápidamente, si Naruto fuera un Mon él sabría cómo matar o por lo menos burlar esa criatura, pero él no lo era. Él dependía de ella para que estuviera a salvo. Un sentimiento extraño la lleno en ese momento. Sintió como su cuerpo se calentaba desde sus piernas hasta su rostro.
No permitiría que lastimaran a Naruto.
Él no era menos macho por depender de ella para mantenerlo a salvo. Le dió una mirada, viéndolo enojado y preocupado por partes iguales. Hinata supo que él sentía su orgullo herido, pero se asombro cuando Naruto la observo con su rostro lleno de determinación.
— Dime que hacer.
Observó sus labios, extrañamente más finos que los machos de Mon y él sonrió de costado, dando a sus facciones una peligrosidad que hizo que su corazón retumbra en su pecho.
Necesitaba ponerlos a resguardo.
Ella se obligó a separar su mirada de él y buscó frenéticamente de nuevo. Aspiró profundamente desde su nariz, sintiendo el olor de la creatura que se acerca a ellos, un olor tan particular que se recriminó por haber estado tan concentrada en Naruto, que no lo había notado antes. Pero también sintió el olor de la humedad y comenzó a correr hacia allí, llevando a Naruto tras ella.
— Sígueme, en silencio — gruñó suavemente.
Sabía que el Raray perdería sus rastros si se acerca a la fuente de ese olor húmedo. El suelo tembló más rápido y un fuerte rujido se hizo eco en su espalda. El raray había llegado al lugar donde habían dejado el fuego. Hinata dió una rápida mirada por sobre su hombro y pudo ver a lo lejos las sombras de las largas y pesadas patas del raray en su antiguo campamento.
Se volvió justo para esquivar un bumbu en su camino, pero Naruto no tuvo esa suerte. Se golpeó de frente contra el bumbu y cayó de bruces.
— Joder— exclamó cuando impacto.
Hinata abrió grande los ojos y volvió la mirada hacia donde estaba el raray. Los bumbus ocultaban la mayor parte de su cuerpo, pero supo que los había escuchado. La desesperación burbujeo en su interior cuando volvió a rugir y comenzó a moverse hacia ellos.
— Rápido, rápido — susurró sin poder ocultar su desesperación.
Naruto ya estaba a medio levantarse y ella jadeo al sentir el olor metálico. Lo observó y notó que tenía una mano en su nariz, líquido rojo bajaba por allí y aunque él intenta detenerlo con sus dedos, la sangre fluía a borbotones.
Hinata no supo que hacer, ese olor guiaría a el raray hacia ellos. Podría dejar al humano y moverse más rápido sin el a cuestas.
Pero no permitiría que le sacarán su última oportunidad.
Sin ser plenamente consciente de lo que hacía, se agachó y enganchó la mitad del cuerpo del macho, en el hombro de ella y se levantó para correr más rápido.
— Mierda— jadeo suavemente Naruto.
Hinata se movió más rápido de esa manera. Ella tenía mejor vista que el humano, su sentido del olfato era más desarrollado, y su fuerza era más potente que la de él. Se sintió extrañamente protectora con el macho, ese sentimiento que había sentido por su nano menor cuando lo había tenido en sus brazos por primera vez. Era algo extraño sentir eso por un macho de edad adulta, ese pensamiento pasó por un segundo por su cabeza, hasta que se detuvo al ver la entrada de la cueva no muy lejos y un poco oculta entre los bumbus. El olor metálico seguía allí, pero no era tan fuerte está vez.
Hinata se sambuyo en la entrada de la cueva, notando que era más profunda de lo que había creído y se sumergió más y más, hasta que llegó al final. La humedad tomó todo su sentido del olfato, perdiendo el olor de la sangre de Naruto y el aroma característico del raray. Bajó a Naruto de su hombro, sentándolo en el suelo mojado. El agua parecía filtrarse de algún lugar del techo de la cueva y ella se volvió a la entrada de la cueva cuando el raray volvió a rugir a unos pocos pasos de ellos.
Su cuerpo se tensó y se colocó estratégicamente entre Naruto y la puerta de la cueva. El suelo seguía temblando cuando el raray dió unos pasos, dando vueltas, seguramente buscándolos. El rugido que surgió luego, hizo sonreír a Hinata. El raray sonaba frustrado.
Estaba tan concentrada en el raray, que no notó a Naruto en su espalda hasta que este apoyó la mano en su cintura. Había empezado a relajarse, pero su cuerpo volvió a tensarse al sentir el calor del cuerpo del macho a su espalda. Un extraño cosquilleo nació donde Naruto tenía apoyada la mano y un escalofrío bajo por su columna cuando sintió el aliento caliente en su oído.
—¿Qué ha sido eso?— murmuró lo suficiente bajo como para sólo ella lo escuchará.
— Un raray— respondió casi sin aliento por esas sensaciones que en vez de bajar, subían y subían por su cuerpo.
El rugido de su sangre seguía allí, una urgencia diferente a huir nació en su interior, aunque no sabía muy bien qué era. Ella soltó un ruido ahogado cuando los largos dedos de Naruto se movieron por encima se su vestimenta ceremonial. Su espalda se pegó a el frente de él, necesitando por un momento el calor del macho a su espalda. El lugar era frío, notó ahora que empezaba a relajarse. La otra mano de Naruto se apoyó en sus costillas, acariciando, como si intentará relajarla.
— Parece que se va— murmuró de nuevo.
No sabía en qué momento había cerrado los ojos, pero los abrió para ver qué el raray no estaba ya a la vista. Sus fuertes pisadas parecían alejarse de la cueva.
— Hinata— murmuró roncamente Naruto cuando ella apretó más su cuerpo contra él.
Ella ya había identificado eso que sentía, esa urgencia que necesitaba liberar.
Sus manos tomaron las de Naruto y las apretó contra su cuerpo, sintiendo en su trasero como esa urgencia parecía despertar en él, entre sus muslos. Hinata frotó la evidencia de la excitación de Naruto, decidida a probar su él podría ser un buen compañero.
Naruto hizo un ruido ahogado desde atrás de ella. Hinata tiro su cabeza hacia atrás cuando él apretó su boca húmeda en su cuello, dándole más espacio para que provocará mas su cuerpo con esas extrañas costumbres de los terrestres. Las manos de él se separaron de las suyas y tomó su cadera, apretando sus dedos en la carne y haciendo que su trasero se apretara más fuerte contra él.
¿Ella estaba dispuesta a llegar al final?
La respuesta era si. Pero...
¿Naruto estaba dispuesto a ser su compañero en la próxima unión si les iba bien en las fechas de caza?
Sólo había una forma de saberlo, y estaba dispuesta a hacerlo.
Continuará...
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