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Propuesta

Capítulo 5

☄️ Propuesta☄️

Ki-ki observó a Liam por los siguientes días. Notando cómo parecía estar siempre algo aburrido durante los días. Él parecía tener una rutina establecida, donde cada amanecer salía a correr por el bosque. Generalmente siempre podía encontrarla mientras ella lo observaba. Ella no quería que él la notará, pero parecía tener algún radar en sus sentidos.

Esa tarde decidió preguntárselo a la única terrestre que tenía como amiga y podía responder a su pregunta.

- Shina-, llamó suavemente mientras agarraba un trozo de carne seca del tazón que tenían en la mesa de afuera. Ella desvío la mirada de su primo y de Francis-. ¿Los humanos tienen radares?

Su amiga parpadeó, dejando su taza larga de vitaminas sobre la misma mesa, su ceño frunciéndose un poco.

-¿Radar?- preguntó confundida-. No, no que yo sepa-, contestó con una risita-. ¿Por qué?

Ki-ki se metió la carne en la boca y mastico lentamente mientras desviaba la mirada a los dos machos. Liam estaba con un arco, lanzando flechas hacia un blanco lejano. Él no era muy bueno, pero estaba mejorando. Mientras tanto, Francis parecía fascinado con Kum, el guardián de Vlodir, siempre estaban hablando.

Ki-ki tragó mientras su mirada se quedaba clavada en la espalda en forma de triángulo invertido de Liam. Él había conseguido varias remeras blancas, parecían ser sus favoritas. Ella notó como sus músculos se tensaban mientras tiraba la cuerda hacia atrás y se mantenía firme mientras apuntaba. Sin saber la razón, contuvo la respiración cuando él lanzó la flecha. Vió como está giraba con gran velocidad hasta encrustarse demasiado lejos de blanco para ser un buen tiro.

-Mierda-, escuchó la queja de Liam mientras sacaba otra flecha.

-¿Ki-ki?- llamo Shina, sacándola de su concentración. Ella volvió la mirada a su amiga y sonrió cuando tragó la carne, pero Shina entre cerró los párpados, la sospecha brillando en su ojos-. ¿Algo que quieras contarme?

Ki-ki se sintió algo incómoda, pero se encogió de hombros. No era un sentimiento que sintiera muchas veces y trataba de no darle mucha importancia.

-He notado que cada amanecer, Liam y tú llegan juntos del bosque..-. Ahora Ki-ki tragó saliva mientras usaba sus dedos para sacarse un mechón suelto que fue a su cara. Shina sonrió-. También noté como dejas tu pelo suelto ahora.

Ki-ki entre cerró los ojos hacia Shina mientras está sonreía y tomaba de nuevo su larga taza y le daba un sorbo por la pajilla.

-El cabello siempre me lo dejo suelto cuando no estoy en competencia o entrenando-, en parte era verdad, aunque ella sabía que no era la única razón.

Ella tomó otra porción de carne y mastico algo duro mientras volvía su mirada a Liam de nuevo.

Estaba algo fascinada, o más bien asombrada, por las reacciones del macho con ella. Liam tenía una forma de tratarla que la dejaba algo desconcertada. En un principio pensó que la creía débil, y había decidido enseñarle que no era así cuando habían jugado la carrera el primer amanecer. Ella le había sacado una buena ventaja, y después de llegar al terreno de la casa, pensó que habría sido una mala idea. Después de todo, por cosas como esa un macho podía enojarse. Pero él había llegado, sudado y agitado a los pocos momentos y apoyado sus manos en sus rodillas mientras recuperaba el aliento. Ki-ki lo había observado mientras él se ponía en posición recta, con sus manos en su baja espalda y le sonreía con la misma luminosidad desde antes de la carrera.

Había esperado enojo, tal vez algo de resentimiento, pero no alegría. " Eres asombrosamente rápida" le había dicho antes de pasar su brazo por su frente, sacando los cabellos castaños de su frente que se habían pegado por el sudor. "Con el tiempo, puede que llegue a ganarte" había seguido. Ki-ki se tensó con ese comentario, ella espero la estocada final. Sabía que él diría que no habría oportunidad, ya que a él no le interesaba. Pero no lo hizo, en todo caso, la invitó a que fuera a entrenar con él en algún momento.

Ki-ki se había quedado callada hasta que Vlodir había salido de la casa y la había invitado a entrar. Liam le había sonreído y le había hecho una seña para que entrara antes de él, aunque no era la casa de Ki-ki, ni ella vivía allí. La costumbre decía que primero entraba el dueño y luego un invitado, pero Liam había insistido tanto que ella tuvo que pasar o sino todavía estarían discutiendo eso.

-¿Y qué pasa entre Liam y tú?- preguntó Shina cuando ella había vuelto a quedar con la mirada perdida en su primo.

Ki-ki se ahogó con otro pedazo de carne, ni siquiera lo había masticado y este se había ido hacia su garganta. Ella comenzó a toser, el pedazo parecía demasiado grande para bajar sin ser procesado por sus dientes, pero él dió resistencia, parecía no querer subir tampoco.

Ki-ki se levantó de un tirón de la silla, volcándola en su espalda, y se golpeó el pecho. Shina dejó su taza en la mesa y se levantó también, su rostro lleno de preocupación.

-¿Ki-ki? ¿Que sucede?- preguntó algo agitada.

Siguió intentando sacar la carne seca de su garganta, pero está era testaruda. Pronto comenzó a sentir que se quedaba sin aire. Ki-ki se tomó de la garganta, mientras miraba con sus ojos enormes de miedo a su amiga, intentando decir lo que le pasaba.

-¡Ayuda!- gritó Shina mientras se movía por la mesa hasta llegar atrás de ella.

Ki-ki jadeaba entre tos y tos, intentando meter algo de aire a sus pulmones, pero la carne parecía haberse atascado en algún lugar de su garganta. Shina la rodeó con los brazos, pero ella era muy pequeña mientras intentaba golpear o hacer algo con su estómago. Ki-ki intento sacarla lejos, ella tenía atascado la carne en su garganta, no en su estómago.

El miedo reventó en su piel en forma de sudor, la negrura bailando en su visión. Sus ojos se llenaron de líquido, justo cuando escuchó la voz de Liam.

-¡Hazte a un lado Shina!- gritó.

Los pequeños brazos de Shina salieron de su frente y Ki-ki sintió un duro cuerpo atrás suyo. Poderoso brazos la rodearon desde atrás, y si le hubiera quedado algo de aliento, se habría quedado sin él en ese momento. El perfume salado de Liam la rodeó cuando él la obligó a ponerse derecha, curvándose en su espalda. Él hizo un puño con una mano, poniéndolo a la altura de debajo de sus costillas, y apoyó su palma abierta sobre está.

Él dió un empujón fuerte y rápido.

Toda la espalda de Ki-ki golpeó contra su torso, mientras él volvía a hacer el mismo movimiento.

- Vamos preciosa-, murmuró, para darle un golpe más.

Ki-ki abrió la boca justo cuando el pedazo de carne seca salía volando de allí. Ella jadeó con fuerza, intentando recuperar el aliento que había perdido, sus rodillas se aflojaron sin saber el por qué, pero Liam la sostuvo desde atrás.

-Tranquila-, susurró a la altura de su oído mientras la apretaba fuerte desde su espalda, aunque tenía un toque delicado y no como si quisiera dominarla.

Ki-ki jadeó, una y otra vez, intentando recuperar el aire que había perdido sus pulmones por unos momentos cuando la carne no le había permitido entrar.

-¿Ki-ki? ¿Ki-ki, estás bien?- escuchó la voz llena de preocupación de Shina a un lado de ella.

Vió los pequeños pies de su amiga al costado de ella, y unos más grandes justo atrás, los suyos entre ellos. Ki-ki se pasó la mano por la garganta mientras tosía un poco más, se sentía como cuando había peleado con Shoju, giros atrás. Shoju había cerrado su garganta con sus manos cuando había sido más joven, el macho se había enojado por un comentario poco amable que le había dado. Su cuerpo tembló sólo con el recordatorio de el miedo que había sentido, como él la había dominado casi con facilidad, como él había aprovechado su debilidad y la había dejado inconsciente cortando su suministro de aire.

-Ve a buscar algo de agua, peque-, pidió suavemente Liam a su prima.

Los ojos dorados de Shoju brillaron en su memoria cuando cerró los ojos intentando recomponerse. Peleó un poco para que Liam la soltará, él lo hizo lentamente y ella se quedó de cuclillas, sus dedos se hundieron en la vegetación, sus uñas clavándose en el suelo.

Shoju se aprovechó que recién había empezado a entrenar para burlarse de ella por su forma de querer hacerse más fuerte. El macho sólo había participado una vez en la Unión, un giro antes de ella. Su compañera había muerto en la última prueba y él dijo que las hembras no valían su tiempo en intentarlo de nuevo. Siempre le dijo que ella no llegaría a ganar la unión, que terminaría sola y sin descendencia a quién dejar el negocio de sus progenitores. Ki-ki le había dicho que era normal sentirse amargado con la pérdida de una compañera, pero él se enfureció por eso. La había instado a pelear, aunque ella no había querido. Había jugado con ella, haciéndola sentir débil, para luego tirarla al suelo y cerrar su puño en su garganta. Ki-ki había intentando sacarlo de encima, pero nada había surtido efecto. El macho era más fuerte de lo que había sido ella.

Ki-ki volvió al presente cuando Liam movió su cabello, poniéndolo en su oreja. Ella levanto la cabeza para verlo a cuclillas a su lado, sus ojos verdes preocupados. Esperó ver la molestia, el reproche de haber hecho que su entrenamiento se detuviera. Pero él no parecía preocupado por eso, sino por ella.

-¿Estás bien?- preguntó con voz profunda pero un tono suave.

Liam observó de cerca la expresión de Ki-ki. Sus hermosos ojos chocolate estaban grandes y algo aturdidos. Pero ella parecía respirar bien, no creía que se hubiera lastimado con la carne seca. Ki-ki asintió lentamente, pero sus ojos no se apartaron de él.

Él podría haberse perdido en sus ojos.

Notó como sus dedos se curvaron en la tierra y como su cuerpo se tensó cuando volvió a levantar la mano para acomodar su pelo de seda que se salía de su pequeña oreja. Sus ojos se entre cerraron al ver un poco de miedo, ahora su cuerpo fue el que se llenó de tensión.

Él la había observado esos días. Podía notar que era una mujer llena de chispa y alegría, pero había algo que no cuadraba con ella. Él había notado como siempre los observaba a Francis, a él y hasta a Vlodir con algo de desconfianza. Sus años viendo la violencia y la mierda del mundo le enseñaron a diferenciar las señales.

Ki-ki había sufrido algún abuso por un hombre. Eso era lo único que le explicaba su forma de actuar siempre tan cauta alrededor de hombres. Cómo si temiera que alguno de ellos le dijera o hiciera algo malo.

Liam alejó su mano justo cuando Shina llegaba con un vaso de agua y ayudaba a Ki-ki a ponerse de pie.

-Gracias Liam, ella era demasiado alta para mí- dijo Shina sin ser consciente de la tensión del ambiente.

Liam asintió, con la mirada fija en el perfil de Ki-ki mientras ella tomaba la silla y la paraba después de dejar la taza en la mesa. Él seguía esperando que ella lo mirara, pero no lo hizo.

Le habría gustado tener al hombre por unos cinco minutos.

Apretó los puños mientras su prima se concentraba en Ki-ki, haciéndole preguntas suaves. Él se giró y caminó hasta dónde había dejado el enorme arco con el que se está entretenido ese día. Su mandíbula se apretó mientras le hacía una seña a Francis y a el enorme perro que estaba con él. Ellos no se habían movidos a ayudar, lo habrían hecho en vano, ya que Liam pudo controlar la situación.

Él suspiró mientras se agachaba y cerraba sus dedos en la madera del arco, tomó una flecha y la colocó como creía que iba. Podía sentir los músculos trabajar mientras tiraba la cuerda fina hacia atrás. Su mirada se clavó en el blanco de al frente, pero no pudo evitar ver la expresión de Ki-ki en su memoria. Sus dientes se apretaron lo suficientemente fuerte para que sus labios lo dejarán al descubierto. Se imaginó un hombre en el blanco, sin rostro y sin facciones conocidas, pero él había lastimado a una mujer como Ki-ki. Uno de sus ojos se cerraba mientras apuntaba y le daba más tensión a la cuerda. Largó lentamente el aire contenido y dejó ir la flecha, apuntando directamente entre los ojos del hombre desconocido como blanco.

La flecha dio de lleno en el centro.

Ki-ki respiró profundamente mientras prendía el videoCum, necesitaba hablar con sus progenitores.

La fecha de caza estaba demasiado cerca y ella se había concentrado más en hacer un entrenamiento con Shina y visitarla, que en buscar elección. Además que ella estaba demasiado fascinada con el macho terrestre, Liam, para pensar en otro más.

La fecha de caza era importante para los comerciantes del mercado, principalmente para su familia. Hasta el giro anterior había ido con su yeye, pero ya había entrado en la edad que tenía que ir con un compañero o sola. Su yeye aún estaba en edad para cazar, pero los competidores de la caza lo consideraban injusto. Siempre habían sido los ganadores y por eso mantenían su mejor puesto en el mercado y su poder. Si Ki-ki no lo hacía bien, perderían todo el nombre y fuerza que tenía su familia antes de la Unión.

Sonrió cuando el pequeño rostro de su nano menor apareció en la pantalla.

-¡Ki-ki!- gritó con alegría- ¡Yaya es Ki-ki!

-Saludos Min, ¿Cómo estás?- preguntó con una sonrisa y ocultando toda su preocupación.

-Estoy muy bien-, él carcajeo, mostrando sus dientes puntiagudos y un poco más grandes de lo que recordaba.

El rostro de su Yaya apareció después, justo atrás de su nano. Sus ojos marrones igual que los suyos, con algo de suavidad, una sonrisa tranquila, pero Ki-ki sabía que su Yaya podía cambiar rápidamente de temperanto.

-Min, ve a ayudar a tu Yeye con los productos-, mandó su madre con voz suave.

-Si, Yaya. Espero verte pronto Ki-ki-, saludo el pequeño de unos 10 giros al videoCum antes de salir corriendo.

Ki-ki se obligó a sonreír cuando su Yaya tomó el lugar de Min, la sonrisa suave había desaparecido para formar una expresión sería.

-Es un poco tarde, ¿no lo crees, Ki-ki?- preguntó mirándola fijamente.

A pesar de estar al otro lado de la pantalla, Ki-ki sintió el peso de su mirada y también algo de su decepción. Bajó los ojos a sus manos mientras estás se apretaban.

-Lo siento, Yaya. No era mí intención interrumpir sus quehaceres.

- Espero que tengas buenas noticias y no como la última comunicación que tuvimos.

Ki-ki tragó saliva, ella sabía que hablaba de su pérdida en la unión. Su idea había sido decirle a sus progenitores que no competiría en las fechas de caza, que su Yeye podría hacerlo con Min, después de todo ella había empezado a esa edad. Pero rápidamente pensó que su Yaya lo consideraría un desaire a las costumbres del mercado, después de todo el negocio siempre se daba al primogénito. Min no podría heredar el negocio, a menos que ella muriera en la competencia o en las fechas de caza.

-Yo ..-, empezó algo vacilante.

-¿Ya tienes a tu compañero para las fechas?-, le interrumpió su Yaya con voz dura e inflexible.

Ki-ki apretó más fuerte sus dedos, ella no quería seguir siendo un caso de decepción para sus progenitores. Pero no había preguntado a ningún macho para esas fechas y le sería casi imposible encontrar a un macho que la quisiera después de haber perdido dos veces en la unión.

Aún así, ella levantó la mirada y la clavó en su Yaya.

-Si- juró cuando una idea surgió en su cabeza.

Liam la sintió antes de verla, aún así no bajó la velocidad de su carrera.

Siempre era así, mientras corría por el bosque cada amanecer, había algo en su nuca que le avisaba que ella estaba cerca. Que ella lo observaba desde lo alto. Ki-ki se movía con suavidad, con sigilo, pero él siempre parecía saber dónde estaba. Tal vez era el peso de su deliciosa mirada de chocolate, o un perfume particular que pertenecía sólo a ella. No sabía lo que era.

Liam esquivo un árbol y obligó a su cuerpo ir más rápido. Sus reflejos habían mejorado, se sentía en mejor forma de lo que había estado nunca. Su cuerpo no tenía dolores, su fuerza parecía haber crecido, prácticamente se sentía invencible.

Unos días antes, habían estado hablando con Francis sobre la competencia de la Unión. Vlodir y Shina habían participado aclarando algunas dudas de ambos. Había llegado a la conclusión que el que participaría sería él, ya que Francis había empezado a entrenar o más que nada a aprender con Vlodir, pero no tenía la experiencia de Liam. Además que él más interesado en quedarse era él. En Mon tenía la única cosa que le importaba, su prima.

¿Qué le quedaba en la Tierra?

No le había contado mucho a Shina sobre su padre, pero sentía que él estaría en paz al creer que Liam había conseguido vengar la muerte de su hija. Su sobrino postizo estaría por nacer en algunos meses, la barriga de Shina había empezado a notarse. Él simplemente no podía irse. Y no lo haría.

Él problema era que tenía que buscar una pareja y Liam no estaba seguro de que lo quisiera en realidad.

Dió un giro para volver a la casa y sonrió cuando escuchó el crujir de una rama por arriba de él, a su espalda.

Ki-ki.

La mujer era un misterio, en un principio se había notado tan extrovertida y luego se volvía lejana. La conclusión que había llegado el día anterior, le explicaba muchas cosas. Cómo ella parecía tensarse después de un comentario que a él le parecía gracioso o cierto, como si esperará una reprimenda de su parte.

Él frunció un poco el ceño cuando se detuvo, la distancia del claro a dónde estaba la casa de Shina, aún algo lejos. Se volvió con las manos en la cadera y sonrió al levantar la mirada hacia Ki-ki.

Ella estaba en una rama alta, una de sus manos apoyadas en el grueso tronco y no pareció sorprendida de que él se volviera a ella. Su cabello cobre con tintes dorados se agitaba con el leve viento. Sus ojos estaban fijos en él, parecían listos para atacar, pero él alzó una mano en forma de saludo. A veces ella se volvía y corría hacia el otro lado, otras, como ese día, ella saltó al suelo. Liam no podía dejar se sorprenderse de como ella se movía con una gracia de depredador que lo hacía tener pensamientos no aptos para menores. Menos cuando su mirada bajaba para ver sus anchas caderas femeninas moverse casi con pereza o sensualidad hacia él.

En un principio, creyó que estaba intentando ligar con él, pero cuando pasaron los días, se dió cuenta que esa era la forma en que ella caminaba generalmente. Más veces de lo que estaba dispuesto a admitir, se había quedado con la mirada fija en su trasero. Era una maldita obra de arte, él ni siquiera notaba que casi no tenía pechos, Ki-ki seguía siendo muy femenina.

-Hola Ki-ki. Que bueno contar con tu compañía-, la saludo sin poder evitarlo.

Ella se detuvo a unos pasos, mirándolo por unos segundos algo perdida, y terminando desviando la mirada hacia un lado.

-Saludos Liam- dijo con su voz dulce y hermosa.

Liam sonrió y se limpió el sudor de la frente, sacando su cabello oscuro que se había pegado. La remera blanca estaba mojada y pegada a su torso y él intento despegarla de su pecho, para que algo del fresco viento se metiera entre la ropa y su piel caliente. Sonrió sin poder evitar el tirón de su boca cuando captó la mirada chocolate de Ki-ki en su torso.

Aún podía recordar como se había asustado cuando ella casi se ahogaba con un trozo de carne seca, pero también recordaba cómo ella había cabido perfectamente en su frente. Cómo su cintura era pequeña, como su trasero se había pegado a su entrepierna. Agradeció estar más asustado que otra cosa, porque probablemente habría tenido una erección... Cómo le estaba pasando en ese momento al ver sus ojos brillantes mirando hacia él como lo haría una mujer interesada.

Disimuladamente, bajó las manos y cubrió su entrepierna con las palmas. No era educado que ella notará esa parte de su cuerpo demasiado interesado, siendo que ella mostraba que le temía de cierta forma. De todos modos, estaba seguro que Ki-ki podría mandarlo a volar, figurativa y literalmente.

-¿Vienes a desayunar con Shina?- preguntó cuando sintió que el silencio se alargaba demasiado.

Ki-ki lo miró directo a los ojos y dió unos pasos más cerca. Liam estaba más curioso que otra cosa, pero nunca se espero que ella se lanzará contra él.

El aire salió disparado de su boca cuando golpeó contra el suelo y el cuerpo de Ki-ki sobre él. Sus ojos eran enormes cuando levantó la mirada hacia ella. No peleo cuando Ki-ki encerró sus muñecas con los delgados dedos por arriba de su cabeza y le gruñó mostrando sus dientes puntiagudos.

Cualquiera habría tenido miedo, habría peleado, o por lo menos le habría mirada enojado.

Liam sonrió.

Mantuvo su cuerpo relajado, aunque su corazón latió fuerte, llevando sangre a lugares donde no tendría que tener si estaba en una pelea.

-Tengo que hablar contigo, seriamente-, gruñó Ki-ki, sentándose en su estómago.

Liam cruzó las piernas extendidas, poniendo si tobillo sobre otro, intentando mantener su erección alejada de su grandioso trasero.

- Soy todo oídos, preciosa- murmuró con la voz cruda, llena de pasión en el fondo.

Él no sabía que le iba eso de la dominación, en todo caso tal vez él habría sido el dominante. Pero tener a Ki-ki sobre él estaba haciendo que su sangre corriera como ríos de lava bajo su piel.

A Ki-ki no le pareció gracioso, porque gruñó. Parecía enojada.

-Te dije que no me llames así. ¡No soy bonita!- rugió en su cara-. Soy fuerte, podría romperte el cuello con mis dientes-, gruñó haciendo su punto y apretando un poco sus dientes en su yugular.

Liam corrió la cara y gimoteo sin poder evitarlo. Diablos, estaba caliente como el infierno.

-Me gustan los mordiscos de amor-, murmuró apretando todo su cuerpo para no levantar su cadera y mostrarle cuánto le gustaba.

Ki-ki jadeó alejándose de su cuello y él hizo una mueca cuando su trasero terminó justo donde tenía la polla dura como roca bajo su pantalón. Ella volvió a hacer un ruido ahogado, pero permaneció arriba de él, mirándolo de forma sospechosa. Él sintió que su rostro se calentaba.

-Es una reacción involuntaria- se escudo rápidamente.

Pero Ki-ki pareció no melestarle, porque permaneció sentada sobre su polla.

-¿Ya te dieron los té?- preguntó.

Liam se encogió de hombros, o por lo menos lo intentó en la incómoda posición en la que estaba. Los ojos chocolate se hicieron una fina rendija.

-¿Cómo puedes tener a tu sistema reproductor despierto si no te dieron los té?

-Los humanos no necesitamos té, para tener una erección-, murmuró sintiendo el calor hasta sus orejas.

-¿Que lo provoca?-, preguntó un poco más curiosa.

- Diablos..-, murmuró desviando la mirada a la copa de los árboles y luego volviendo a mirarla. No sabía cómo explicar algo tan normal como una erección. No le quedaba de otra que ser sincero con ella-. Me pareces atractiva y eso hace que tenga una erección.

La sospecha volvió a su mirada.

-Cualquier hembra puede hacerlo.

Liam negó con la cabeza su afirmación.

-¿Con cuántas hembras has tenido una erección?- preguntó ahora algo molesta.

Liam soltó aire, sintiéndose bastante incómodo con la conversación. El hecho de que su trasero grande y muelle estuviera sobre su polla no ayudaba.

-¿En mí vida o hasta que llegue aquí?

-¿Aquí?- gruñó Ki-ki.

- Sólo contigo- juró con demasiado rapidez, sin poder inventar una mentira. Aún si lo hiciera,¿de qué serviría? Ki-ki podía sentir la verdad agitarse bajo ella.

Ella jadeó y levantó un poco su trasero de él, mirándolo con ojos grandes de sorpresa.

-¡Se mueve!

- Trágame tierra-, gimoteo suavemente mientras cerraba los ojos.

Intento pensar en cualquier cosa para que su erección bajará y no abrió los ojos hasta que estuvo controlado. Por lo menos, Ki-ki no se había vuelto a sentar sobre él.

Cuando abrió los ojos, ella lo observaba intensamente.

-Tengo una propuesta que hacerte- dijo más tranquila.

Liam asintió.

-De acuerdo, pero ¿podemos discutirlo sentados? En.. uh.. aquí si quieres.

-¿No te escaparás o intentarás atacarme?- preguntó apretando sus dedos en la muñeca de él.

Liam se sorprendió con su pregunta y apretó los labios.

- Jamás te haría daño, Ki-ki. No hay honor en lastimar a una mujer- le juro.

Ki-ki estudio sus facciones, calculando, seguramente, si decía la verdad. Al parecer le creyó porque lo dejó libre y se movió a un costado. Liam suspiró mientras se sentaba, Ki-ki estaba a sólo una corta distancia también sentada. Su rostro volvió a calentarse cuando ella miró con curiosidad hacia su entrepierna. Tenía una semi erección, pero se la cubrió como pudo.

-¿Cuál es tu propuesta?- preguntó después de aclararse la garganta.

Ki-ki levanto la mirada y asintió.

-El próximo amanecer debo ir a las fechas de caza, y debo llevar a un compañero. Siempre veo que te gusta estar entretenido, pensé que te gustaría ir conmigo.

Liam alzó una ceja.

-¿Caza? ¿Qué cazan?

-Animales-, dijo encogiendo un hombro. Liam la miró con una ceja alzada y ella suspiró cuando notó que le pedía más información-. Rastreamos y cazamos animales peligrosos. La carne es para el invierno, en la sección donde está el mercado de mí familia. Allí es más duro que aquí.

Liam no tuvo que pensarlo mucho. Ya empezaba a sentir que la rutina quería aplastarlo en los últimos días. Creía que sí quedaba más días haciendo lo mismo, se volvería loco. No podían culparlo, él no había tenido una hace mucho tiempo, sólo en su entrenamiento en el ejército. Pero por los últimos años, él se había movidos mucho, nunca en un sólo lugar. Y aunque amaba a su prima, y le gustaba recuperar el tiempo perdido, no podía evitar sentir un burbujeo de emoción al pensar en ver nuevas cosas.

-De acuerdo-, dijo con una sonrisa y asintiendo.

Ki-ki alzó una ceja y fue su turno en parecer confundida.

-¿Así de fácil?- preguntó algo perdida.

Liam rió mientras se levantaba y se limpia el pantalón.

-No soy muy difícil, corazón- aclaró alargando la mano para ayudar a Ki-ki a levantarse.

Ki-ki miró con sospecha la mano y luego a él. Pero terminó aceptando y Liam la levantó de un tirón. La sonrisa bailaba en su rostro mientras ella lo observaba extrañada.

-¿Por qué me llamas como tu centro de sistema circulatorio?- le preguntó.

Liam sonrió y la miró para ver si estaba bromeando con él. Soltó una carcajada involuntaria al ver que ella de verdad parecía algo confundida.

-Es una expresión cariñosa-, explicó mientras comenzaban a caminar a la casa. Ella lo miró con cejas alzadas mientras iba a su lado-. ¿Cómo se dicen aquí? ¿Existen motes o formas cariñosas de decirse?

Ki-ki frunció el ceño mientras pensaba, seguía algo confundida.

- Mí Yeye le dice, matriarca a mí Yaya. Y ella le dice mí compañero.

Liam negó con la cabeza, todavía lleno de diversión.

-En la tierra hay muchísimos motes.

-¿Cómo cuáles?- preguntó rápidamente.

Ambos caminaron llendo a la casa de Shina mientras Liam enumeraba todos los motes que conocía. Él no pudo evitar notar que ella parecía más relajada a su lado, la sonrisa crecía en ella cada vez que algún mote le parecía gracioso. Liam sonrió con ella, por primera vez sintiendo que Ki-ki lo aceptaba un poco más.

"¿Y quién sabe?" Pensó "este pequeño viaje puede ayudarme a conocerla mejor"

Continuará...

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