Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Promesa Inquebrantable

☄️Promesa Inquebrantable ☄️

Capítulo 9

Liam sonrió mientras los colores se movían en círculo tras la enorme cabeza de Jaba.

- Estás tan alto como un Xdas-, rió el macho de cuatro brazos.

Liam desvío sus ojos desenfocados hacia su rostro, afilando los ojos para verlo mejor y rió sin saber la razón. Sus extremidades estaban algo pesadas y aletargadas, pero levantó la mano y le dió unas leves palmatidas en la mejilla.

- Eres bueno, Jaba-, vió necesario decir.

El macho rió mientras Liam sentía que flotaba por la habitación, aunque no era muy consciente que el macho lo llevaba en brazos. Su atención volvió a la espalda de Jaba mientras colores como el azul y violeta se mezclaban en círculos y puntos blancos bailaban de un lado hacia otro.

Jaba hizo una mueca mientras dejaba al delgado macho sentado en el transporte que lo llevaría a él y a Ki-ki hacia la zona de caza. Esperaba que Liam se recuperará rápido, más que nada por Ki-ki. Él se volteó para ver cómo la Yaya de la muchacha le estaba regañando en un rincón del pasillo mientras él Yeye y el pequeño Min salían por la puerta.

-¿Crees que Ki-ki está enojada conmigo?

Jaba se asombró por las palabras murmuradas y volvió la cabeza para ver a Liam mirando a la misma dirección. Aún estaba volando con las hierbas ansesteales, pero parecía poder distinguir la energía que desprendía la poderosa matriarca.

Jaba hizo una mueca, conocía a la pequeña Ki-ki desde que había nacido, y la consideraba casi una nana menor. Ella tenía generalmente, un humor alegre, mientras no estuviera bajo presión. Pero mientras más crecía, más peso se ponía en sus delgados hombros por culpa de Shenna.

Mon podría parecer un planeta liderado por machos, pero lo cierto era que las hembras eran feroces. Habían tenido que crecer con la competencia para tener derecho a criar, siendo fuertes y despiadadas y esperaban lo mismo de una descendencia femenina. Shenna sólo estaba intentando que su nina fuera lo suficientemente fuerte, pero lo que no se daba cuenta la hembra era que los tiempos estaban cambiando.

Jaba podía decirlo con certeza. Su memorias genérica lo hacía más sabio de lo que cualquiera de los monianitas podrían alguna vez en su vida. Los recuerdos de sus anteriores vidas estaba guardadas en su cabeza y él podía ver los pequeños cambios que había logrado el consejo con la Unión. Ya había pocas hembras con derecho a criar en Mon, y ya estaban buscando hembras de otros planetas. Jaba podía jurar que la competencia de la Unión estaba llegando a su fin.

Jaba volvió a mirar sobre su hombro para notar al terrícola dormido profundamente en el asiento y suspiró mientras se movía al asiento del conductor.

Sólo quería que a Ki-ki le fuera bien. El macho, Liam, le caía bien. También había notado que Sirupe lo había aceptado en el círculo, y no había muchos seres que Sirupe aceptará, ni siquiera a la pequeña Ki-ki.

Jaba se sentó en el asiento y agudizó el oído cuando escuchó que el macho murmuraba-gemía algo entre sueños.

—... De verdad... Ki-ki... Me encanta tu trasero...

Jaba soltó una carcajada ahogada y tapó su boca con una mano.

—Lo que uno tiene que escuchar...—, susurró divertido mientras preparaba el transportador.

Ki-ki asintió a su Yeye y no tuvo el valor de mirar a su nano menor.

En cambio, apretó los dientes al ver a Liam durmiendo con la cabeza hacia atrás y la boca levemente abierta. Ella quería lanzarse sobre él para desgarrarlo.

¿Cómo se atrevía a hacerle pasar esa vergüenza frente a su Yaya? No sólo eso... Había ensuciado la sala ancestral...

Que el gran Frei le diera paciencia y misericordia, porque estaba muy tentada a lanzarlo por los aires cuando Jaba pusiera en marcha el transbordador. Se detuvo a un lado de la pequeña nave y lo observó con los puños apretados.

Era su culpa, como bien había dicho su Yaya. ¿Cómo se le iba a ocurrir a traer alguien que no estaba relacionado con sus costumbres y rituales? Ella sería el hazme reír de todo el pueblo cuando el bochorno pasará de boca en boca. Su familia estaba manchada... Una vez más por sus actos.

Por un momento había creído que los ancestros estaban mostrándole que había elegido bien... Tal vez, después de todo, ella había interpretado mal las señales.

Liam hizo un ruido bajo de ronquido y ella apretó tanto las manos para no ahorcarlo que sus uñas se clavaron en sus palmas haciéndole sangrar.

Dudaba que el macho cumpliera con las espectativas. Pero se tragó su regaño para más tarde, de nada serviría hablar con él en ese estado.

Liam se despertó abruptamente mientras su estómago se encogía con la sensación de caída. Sólo pudo largar un quejido cuando su cuerpo, la mitad derecha, golpeó contra el suelo. Se despertó completamente cuando su cráneo impacto contra el suelo duro y su instinto actuó por vida propia.

Con el rebote de su caída, giro lejos del lugar del impacto y busco el arma en su cadera. Apretó los dientes cuando no la encontró, pero aterrizó cerca de una rama muy parecido a una caña afilada en la punta. La tomó y se impulso para ponerse de pie, vió por el rabillo del ojo unos pies no muy lejos de él y se giró con la rama siendo balanceada para golpear al intruso.

Se detuvo de golpe, la rama a centímetros del rostro asombrado de Ki-ki. Sus hermosos y deliciosos ojos de chocolate abiertos de par en par, totalmente congelada. Liam no soltó la rama, pero la bajo en seguida, mirando a alrededor, buscando la amenaza. Pero el ruido sobre su cabeza le hizo levantar la vista y frunció el ceño al ver la parte baja del carrito de golf volador. Un Jaba sonriente sacó la cabeza y agitó una de sus cuatro manos en señal de despedida antes de subir el transporte rápidamente con una agitación de viento violento.

Liam miró al rededor, notando altos y largos palos negros, como si fueran bambú, esparcidos al rededor del claro donde Jaba los había dejado. La vista era algo tenebrosa, gracias a la noche oscura, pero las dos lunas proporcionaban la luz suficiente para ver las sombras moverse entre el bambú. Si estás fueran de otro color, podría pensar que estaba en el bosque de bambúes de Japón, el tenebroso pero hermoso lugar lleno de templos antigüos.

Se relajó por unos segundos, pero su cuerpo se tensó al recordar cómo había llegado allí... Y también la vergüenza que había pasado frente a la familia de Ki-ki. Se volvió lentamente para observarla, notando su mirada en él. Ella mantenía ese vestido pequeño y apretado, pero él estaba más concentrado en su expresión furiosa. Se mojó los labios, listo para intentar disculparse, pero no pudo hacerlo ya que ella habló primero.

— Manten la boca cerrada—, murmuró con voz tensa—, debemos movernos ya que el transportador habrá llamado la atención de los animales más intrépidos.

Liam asintió apretando los labios en una línea enojada. No pudo evitar sentirse ahí enojado con ella, después de todo Ki-ki ni siquiera le advirtió lo que pasaría. Tal vez, si ella le explicaba, podría haberse preparado.

Ki-ki le dió la espalda y comenzó a caminar hacia los bambúes negros y él la siguió, con la rama en la mano. Sus ojos se movieron nerviosamente por sus costados buscando una amenaza, mientras la seguía. Sus extremidades habían vuelto a la normalidad, el vértigo y la sonrisa tonta se había borrado de su expresión. Cada paso que daba, internándose más en la oscuridad, estaba más y más enojado.

Un ruido bajo salió de él cuando uno de esos bambúes negros le rozó el brazo. Eran fríos y más duros que los de la tierra. Se percató que no tenía armas y Ki-ki no llevaba nada más que su vestido. Él no entendía a dónde se dirigían y se cansó de estar a la deriva siguiendo a una mujer que obviamente estaba acostumbrada a que hicieran lo que quería. Una parte de su cabeza le gritaba que Ki-ki no tenía la culpa, él había aceptado; pero la otra parte, más fuerte, decía que todo era por ella.

Los bambúes se hacían cada vez más cercanos y era casi imposible caminar entre ellos. Se detuvo cuando Ki-ki lo hizo, él observó su cabello que destacaba gracias a la luz de las lunas en medio de la oscuridad. Ella se volvió, el brillo de sus ojos chocolate lo dejó casi sin aliento. De ella llegó una inspiración profunda y sus ojos fueron hacia atrás de él.

Liam abrió sus ojos verdes asombrados cuando ella se lanzó hacia él, golpeando en su hombro. Nunca lo esperó y lo tomó desprevenido, la mitad izquierda de su cuerpo golpeó contra los bambúes con fuerza mientras Ki-ki le sacaba la rama de la mano. Su traseros impactó contra el suelo y levantó la mirada hacia la hembra que había confiado, pero ella sostenía la rama y se lanzó hacia donde habían venido.

Liam no podía ver muy bien gracias a la oscuridad, pero escuchó perfectamente un chillido que le heló la sangre. Sus ojos se mantenían abiertos de par en par cuando Ki-ki volvió con una mancha oscura en una de sus mejilla blancas. Su mirada bajó por ella, notando que más manchas aparecían por su clavícula y en sus brazos desnudos. Él parpadeó cuando vió la rama, manchada del mismo color y una sombra colgaba de la punta filosa.

—¿Qué..— empezó a preguntar, pero se detuvo cuando Ki-ki dejó caer la criatura a sus pies.

— Quédate allí —, gruñó ella mientras se giraba y buscaba algo por el suelo.

Liam frunció el ceño, pero volvió a cerrar la boca. No le gustaba ni un poco el tono que usaba con él. "¿Quién me manda?" Se preguntó con un suspiro silencioso. Exactamente, nadie lo había obligado a ir a cazar con una hembra mucho más fuerte que él. Se sentía extraño, después de todo él estaba acostumbrado a ser el protector, pero también sabía que estaba en desventaja. Ki-ki conocía el terreno, ella sabía cómo moverse y qué hacer.

Era una sensación nueva... Y horrible. A Liam no le gustaba ni una pizca.

Ki-ki volvió y se arrodilló al frente de la rama, al otro lado de él y comenzó a golpear dos rocas juntas sobre la criatura muerta. Él frunció el ceño, entendiendo que estaba queriendo prender fuego, pero si no tenía ramas...

Se asombró cuando una chispa fuerte salto y golpeó contra la criatura muerta en la rama. Su boca se abrió levemente mientras veía como la criatura se encendía como si fuera leña seca. Sus ojos subieron lentamente para observar el rostro serio y bonito de Ki-ki mirándolo fijamente. Cerró la boca de golpe y tragó saliva.

A pesar del aura de peligro que la rodeaba, Liam no pudo evitar notar que era una obra de arte a lo hermoso.

Ella lo observó fijamente, casi sin parpadear y, como tonto que era, no pudo evitar que su cuerpo respondiera a su mirada. Aún así no desvío la mirada de ella, no podría aunque quisiera, aunque no era el caso.

Ki-ki alzó una ceja y luego se acomodó mejor en el suelo, dejando sus piernas bajo su cuerpo y apoyó sus manos en sus rodillas.

— Debemos esperar hasta que salga el sol—, le murmuró —. Esto mantendrá a los veuras fuera del camino.

—¿Veuras? — sólo pudo preguntar él.

Ella sonrió de lado, mostrando sus dientes puntiagudos. En un principio Liam había estado algo asombrado por ello, pero ahora se había acostumbrado. Sólo un agregado más a su físico asombroso y llamativo.  Ella apuntó con su barbilla hacia el fuego.

— Son ellos. Su sangre es un tipo de combustible para el fuego. Ellos le temen.

Liam bajó la mirada a la "fogata" y luego volvió a ella, asintiendo. Un chillido bajo le llamó la atención y tiró la cabeza hacia atrás para observar sobre él. Sus ojos se abrieron mientras observaba a una criatura muy parecida a un mono tití, pero totalmente negro y no tan tierno. Él veuras tenía la boca abierta mostrando largos colmillos y el rostro furioso. Sus ojos complemente rojos le dieron una mala espina. Observó que tenía largas garras, en manos y patas, ancladas en un bambú. Él volvió a chillar y luego saltó lejos, hacia otra bambú y se fue rápidamente.

Liam bajó la mirada, para notar que Ki-ki seguía observándolo.

— El fuego durará toda la noche y parte de la mañana. No debes preocuparte, ellos sólo atacan por la noche.

Liam volvió a asentir y se sentó mejor con la espalda contra el bambú y subió las rodillas, apoyando los brazos en esta y sus manos hacía el fuego. No tenía nada más para mirar, entonces observó a Ki-ki.

—¿Cómo haremos para cazar? No nos dieron armas— dijo él cuando él silencio se propagó más de lo cómodo.

— Las garras del veuras son muy afiladas e irrompibles. Mis cuchillos están hechas de ellas. Son aprueba de fuego, así que cuando esté se consuma, tendremos algunas armas.

Liam asintió, bajando su atención al fuego que ardía entre ellos. El silencio volvió a propagarse entre ellos y decidí que era un buen momento para poner las cosas claras con Ki-ki.

— Disculpa por mí comportamiento frente a tu familia.

La mujer se tensó, pero no apartó la mirada del fuego. El brillo de las llamas hacían sus ojos más llamativos.

— Aunque me habría gustado que me advirtieras lo que pasaría—, siguió Liam con voz suave, no queriendo que pareciera un reclamo—. Estoy seguro que hice muchas cosas mal, y no era mí intención—. Ki-ki levantó sus ojos hacia él, con la mirada filosa. Liam sonrió —, bueno, sí hice mucho. Pero gran parte se podría haber evitado si me explicabas. ¿No crees?

Ki-ki sólo lo observó y él suspiró profundamente.

— Mira. Creo poder adivinar lo que está pasando por tu cabeza—. Él hizo una mueca. Ella quería matarlo por la mirada que le daba—. Pero las cosas ya están hechas. ¿Sabes? hay un proverbio japonés que dice: "Si un problema tiene solución ¿para qué preocuparse? Y si no tiene solución ¿para que preocuparse?"

Ki-ki sólo alzó una ceja, pero su mirada asesina se había borrado... Un poco.

— También hay otro que dice: "No hay peligro para el preparado"—. Él hizo un silencio significativo y luego siguió —. Con eso quiero decir que espero que me ayudes a ayudarte. El conocimiento es poder. Explícame lo que necesito saber y, tal vez podría asombrarte. No bromeaba cuando dije que estoy entrenado, pero no conozco este mundo y sus costumbres. Ponte en mí lugar, preciosa.

Ella gruñó con el apodo y su mirada asesina volvió. Él hizo una mueca, pero no sé disculpo por el apodo, no podía evitarlo.

Él silencio fue abrumador por unos momentos y él la dejó pensar en lo que había dicho. Sus ojos fueron hacia cualquier lugar, no se sentía nervioso, pero estaba más curioso que otra cosa. Notó el frío que se filtraba por su espalda desnuda dónde estaba apoyado en una de los bambú, aunque el clima era templado tirando a caluroso. También notó las sombras que se movían más allá de donde daba la luz del fuego, eran esos extraños monitos furiosos. Los ruidos del bosque empezó a llenar el silencio, chillidos lejanos y el susurró del viento suave entre los bambúes. El sonido de pequeños pies con garras corriendo en el suelo y rasguños en los duros bambúes.

No esperaba que Ki-ki le respondiera, pero se sorprendió un poco cuando ella suspiró y llamo su atención.

— Tienes razón—, sus ojos chocolates clavados en él —. Te diré todo lo que necesitas saber.

Liam se sintió motivado en seguida y se removió en su lugar, inclinándose hacia el fuego, más cerca de ella.

— Soy todo oídos— prometió con una sonrisa—. No te defraudaré.

Ki-ki mostró su sorpresa en sus facciones hermosas y él se volvió serio.

— Mis palabras no son vacías. Cuando prometo algo, lo cumplo. Si está en mis manos, nunca perderás ni pasaras vergüenza por mí comportamiento. Lo juro.

Él sólo dudo un segundo antes de estirar su mano derecha por sobre el fuego y mostrar el dedo meñique a Ki-ki. Ella frunció el ceño observando su dedo y luego a él.

—¿Es una clase de ritual?—, preguntó algo temerosa.

Liam sonrió.

— Se podría decir que sí. Haz lo mismo con tu mano derecha.

Ella extendió la mano, algo dudosa, pero terminó haciéndolo poniendo su mano a un lado de la suya. Liam enganchó los dedos y mostró los dientes rectos con una sonrisa cuando ella jadeó.

— Te juro que haré todo lo posible para ayudarte en todo lo que me pidas—, prometió.

Ki-ki dudo y lo observó.

—¿Debo decir unas palabras?— preguntó confundida.

Liam rió un poco, divertido y se encogió un hombro.

— Si quieres.

Ki-ki se mordió el labio inferior, mostrando sus dientes puntiagudos y luego lo soltó.

— Prometo que te diré todo lo que necesitas saber, desde ahora.

Liam asintió.

— Es una promesa irrompible—, dijo algo divertido, no había usado eso desde hacía muchos años.

Ki-ki lo observó fijamente, sin instinto asesino ni con reproche, parecía algo desorientada y algo más que no podía comprender. Aún así, él no hizo ademán de soltarla, ni ella tampoco. El calor de las llamas llegaba a sus manos, pero no le importaba. No podía dejar de observar a Ki-ki, ella era poderosa, fuerte y con carácter. Pero Liam podía ver también la inseguridad, la vulnerabilidad y, aunque ella ya había dicho que no necesitaba, él quería cuidarla y mimarla como haría con una humana.

Se asombró con la idea, pero no le importaría tener una relación con Ki-ki. Podría ser su amiga, aunque con la respuesta de su cuerpo a ella, dudaba que aceptará sólo eso. Pero algo era algo, se dijo.

Ki-ki apretó su dedo y asintió.

— Es una promesa inquebrantable—, juro con su voz dulce.

Continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro