Tentación
Luego de que Arturia se recuperará por el golpe de calor, Gilgamesh decidió que lo más óptimo era regresar y de que otro día visitarían los templos, Arturia por dentro se lamentaba que por su culpa no pudieran continuar con el recorrido, así que una vez llegaron al palacio Gilgamesh le pidió a dos de sus sirvientas preparar un baño para la chica y darle algo para que recuperará fuerzas, explicándoles lo que había sucedido.
Unos minutos después...
-Aquí están los baños señorita Lily,- mencionó una joven vestida con telas del color amarillo - decidimos traerla aquí, porque el baño de su cuarto no es lo suficientemente grande, además aquí es más fresco y podemos estar seguras de que no se desmayara de nuevo.
-Ya veo, es bastante hermoso.
Comenta asombrada observando a detalle los enormes baños, aquí la tina era inmensa, casi parecida a las piscinas del parque acuático que visitó alguna vez, solo que estás eran cubiertas de mármol, decoradas con finos adornos de plata y oro, también habían estatuas de las cuales caía agua, las más llamativas eran aquellas que tenían cabeza de león, además todos los pilares llevaban colgados adornos de flores conocidas y otras exóticas, el aroma que emanaban no se hacía pesado, era una fragancia nivelada y exquisita que relajaba a cualquiera, incluso a ella, pese a que aún no se había sumergido en el agua.
-Ah por cierto,- dice mirando a ambas mujeres quienes la escuchan atentas - pueden llamarme Arturia y no Lily cómo su rey.
A pesar de que lo dijo de forma amistosa, aquella petición se escucho extraño para las mujeres, ambas se miraron inseguras si decir aquello era lo correcto.
-Ya veo,- se atrevió a decir la misma joven del traje amarillo - señorita...Lily.
-Sin honoríficos, por favor- hablo sonriente la rubia, cosa que fue demasiado adorable para ambas mujeres - solo Arturia.
-De acuerdo Arturia.
Respondió la otra joven de trajes verdes, por su compañera que quedó mirando con ternura a la rubia frente a ellas, si bien sabían que Arturia era humana, para ellas parecía casi un ángel, no solo por su aspecto si no por su forma de dirigirse a ellas.
-Asi está mejor,- sonrió la rubia - además me gustaría llamarlas por sus nombres, ¿Me los podrían decir?, por favor.
-Si, como desee,- respondió la joven de traje amarillo - mi nombre es Edith.
-El mío Leila.
Respondió la joven de traje verde, Arturia las observó bien a ambas, si bien las dos tenían su piel de color canela, noto que la joven de traje amarillo tenía la piel más clara que la otra joven además de tener unos hermosos ojos color dorado, en cuanto a la chica de traje verde los tenía de un color marrón oscuro.
-Son hermosos.
Ambas mujeres se sonrojaron agradeciendo que sus velos cubrieran parte de su rostro.
-Gracias.
Respondieron ambas a la vez bajando la vista, Arturia sonrió de nuevo, a pesar de que era la primera vez que cruzaban palabras sintió que podía confiar en ellas, así que después de eso se desvistio un poco avergonzada por dejar que ambas mujeres la vieran y sumergió su cuerpo en el agua mientras era ayudada por ambas, al principio se sintió como una niña pequeña, pero al ver que ambas eran amables con ella se los permitió, luego de aquel baño se colocó su ropa de dormir y ambas mujeres le dieron un té de hierbas el cual le devolvió sus energías, estás luego de un rato se retiraron del cuarto y la joven se recostó en su cama, rememorando lo sucedido durante el día.
"¿Entonces si te demuestro que soy de confiar cambiarias esa actitud conmigo y dejarías que te enseñe?"
-Aun es difícil de creer que él me halla dicho eso, Gilgamesh,- la joven frunce el ceño - se que ocultas algo.
Mientras en la biblioteca...
-Veamos, algo interesante debe haber en este libro.
Mientras todos dormían, Gilgamesh estaba a esas horas de la noche estudiando uno de sus tantos libros de magia, el cual tenía una cubierta de color dorada y con inscripciones de su lengua y otra mucho más antigua.
-Flash Back -
-Por favor rey Gilgamesh, se que es difícil, sobre todo ahora que está concentrado en la reconstrucción de Babilonia, pero le pido que lo piense, además si yo lo hago ella me descubrirá, por eso le pido ayuda.
-Si ya sabes que estoy demasiado ocupado no deberías pedirme nada más...- el rubio suspira agotado - mago, ya ha sido suficiente con que acepte a esa mocosa insolente aquí, no me pidas más.
-Lo se y lo lamento,- comenta de forma seria el mago - pero es por eso que se lo pido, Lily no era así antes,- comenta agachando su vista y recordando la sonrisa cálida de la joven - algo sucedió con ella,- dijo alzando la vista para mirar los ojos del rey - algo que ignoro y quiero saber el porqué de eso, si me ayuda puede que no sea necesario que gaste más tiempo en enseñarle.
Esto último lo dice de forma más animada para convencer al rey, cosa que logra.
-Si lo dices de esa forma suena mucho más interesante,- dice apoyando su rostro con su mano derecha - de acuerdo, veré qué puedo hacer, pero no te prometo nada.
-Me basta con que lo intente, gracias rey de Babilonia.
Expresa alegre el mago porque haya aceptado su segunda petición.
-Recuerda que esto es solo como un favor que te debía, me ayudaste mucho en aquella ocasión contra Tiamat, de no ser por ti y la ayuda de esos jóvenes, puede que haya perdido mucho más de lo que ya había perdido.
-El trabajo en equipo con esos chicos fue lo que desencadenó la victoria mi rey,- expreso el mago de forma humilde y sonriente - yo solo fui un simple participe.
-No me vengas con humildad mago,- hablo algo irritado por su humildad, era el mago más poderoso, no podía entender porque prestaba su servicio a los demás si podía tenerlo todo - ambos sabemos que después de Salomón tu eres el mago más poderoso, si eso no fuera así no estaríamos hablando ahora mismo.
-Si es lo que piensa no lo discutiré más con usted.
-Fin Flash Back -
El rubio cierra el libro y se apoya en el respaldo de la silla, al escuchar el canto de los grillos y observar la luna se da cuenta de que ha estado más tiempo del que él estimaba y todo por quedarse a buscar un hechizo que lo ayudara con el problema del mago.
-Suficiente por hoy...además aún tengo que hablar con ellos.
Su lengua adquiría mal sabor cada vez que los mencionaba y ya no recordaba la última vez que se había referido a su consejo de buena manera, una vez sale de la biblioteca se encuentra con tres esclavas que sonríen al verlo con un rubor en sus mejillas, ambas llevaban un vestido con escote para enseñar sus grandes atributos.
-Mi rey, lo esperábamos.
Dijo la más alta de piel chocolate acompañada de dos jóvenes de pieles canela a ambos costados, todas del cabello de color del ébano, estas tres le sonreían de forma traviesa.
-¿A sí?
Pregunto divertido por ya imaginarse el motivo por el cual estarían ahí esas mujeres.
-Si,- contestó la misma mujer mientras las otras sonreían como bobas - hace mucho que no nos conciente.
Esto último lo dijo jugando con un mechón de cabello que caía justo por sus atributos.
-Asi que nos gustaría, que usted está noche nos mime.
La mujer se acercó al rey y acarició parte de sus pectorales.
-Ya veo...- dice el rey mirandolas con poco interés en eso nota la presencia de alguien, más, aquel individuo se oculta, pero no a tiempo para evitar ser visto por el rey, este siente como las mujeres se apegan a él y siente repugnancia al saber el porqué estaban ahí - bien...- hablo sin perder su sonrisa - déjenme decirles que ahora tengo una reunión,- apartó a la mujer que lo acariciaba de forma no muy amigable - quizás otro día cuando esté menos ocupado.
-¿Eh?
Dijeron las tres y le hicieron ojitos de perrito para que el rey no las dejara a un lado, este se molestó sin más por este gesto y ya no pudo ocultar su molestia.
-Lo que escucharon,- dijo en un tono con muy poco tacto - ahora larguense antes de que me molesten.
-Si,- respondieron de inmediato asustadas- lo lamentamos mi rey.
Se inclinaron ante él y se retiraron, en eso el rey las ve alejarse y mira de reojo a quien se intentaba ocultar.
-¿Se puede saber que tramas?, - la persona que se ocultaba no parecía dar indicios de mostrarse ante él - No te escondas ya te vi.
Habla molesto al darse cuenta de que para ser un miembro de su consejo era bastante cobarde, el hombre al final se acerca a paso lento al rey hasta estar a menos de un metro, este iba cubierto con una capa de color Burdeo y adornos dorados por los bordes, iba con la capucha puesta, por lo cual no se le podía ver el rostro.
-Mi rey,- hablo aquel hombre de forma rápida y preocupada, Gilgamesh al escucharlo supo que era el más joven de los consejeros, ese que no había dejado de mirar a Lily durante su presentación - no se de qué me habla yo solo venía a buscarlo, pero como vi que se entretendria con aquellas mujeres no quise importunarlo.
-No finjas,- alzó aún más su voz - tu al igual que los otros están de acuerdo con que engendre un hijo.
-Es así,- dijo con seguridad - pero no piense mal de nosotros mi rey,- respondió ahora más aterrado al ver los ojos del rubio - nosotros nunca haríamos algo tan bajo.
-Suficiente, no quiero escuchar más excusas, ¿Dónde están los demás?.
-En la sala del consejo.
Respondió el hombre más que rápido, esperando a que aquel intercambio de palabras terminara pronto, pues se le formaba un nudo en el estómago cada vez que hablaba con él.
-Bien, diles que ahora los espero en la sala del trono.
El hombre joven, no pudo evitar demostrar sorpresa ante aquello, por lo general su rey los visitaba en la sala del consejo, cuando se le decía que la mayoría se encontraba allí, sin embargo ahora su rey los hacia caminar hasta la sala del trono, sabiendo que habian miembros mayores de edad.
-Pero señor...
-Nada de peros,- Gilgamesh lo fulminó con la mirada cosa que hizo agachar la mirada del hombre - los quiero en la sala del trono en menos de dos minutos.
-Si...
Respondió el hombre irritado por la actitud de su rey, no importaban los años, siempre sería un rey malcriado, Gilgamesh detuvo su paso y lo miro de reojo.
-Te advierto, que la próxima vez que intentes algo parecido me olvidaré del hecho de que eres consejero y te mandaré a ejecutar, esto va para ti y los demás.
-Si.
-Ahora lárgate.
El hombre al escuchar esto último se retiro más que rápido, Gilgamesh apretó los puños, no podía entender cómo estaba rodeado de tantas víboras, el tan solo compararlos con ese animal le repugnaba, ¿Pero que otro termino podía darles?, sin más rodeos se dirigió a su sala del trono, esperando que aquella reunión fuera breve así como lo que tenía que decir y así poder descansar sin más demora.
Al día siguiente...
Arturia se había levantado temprano, se dió un baño, pero al salir se encontró con dos sirvientas que la esperaban con una telas de color celeste en las manos.
-Bueno días señorita Lily.
Saludaron ambas de forma cálida y amistosa, Lily les sonrio a ambas, en eso reconoce a la mujer que le dió el recorrido.
-Bueno días, ¿Sucede algo?
-Si,- contesto animada la joven Edith - nuestro rey nos pidió que le diéramos estás vestimentas.
-Ya veo...
-Un momento, ¡Estás ropas son muy ligeras y apenas cubren mi cuerpo!.
-Si,- respondio Leila - por eso el rey nos pidió entregárselas, de seguro es para evitar lo que le sucedió ayer.
-Diganme, ¿Dónde está Gilgamesh?.
Pregunto observando a ambas, estás se miraron.
-Ehm...bueno está esperándola para comer su desayuno junto a usted.
Contestó algo insegura Edith porque con la actitud que había mostrado la chica hasta ahora, temía que está se fuera a discutir con él.
-Ya veo, si no es mucha molestia ¿Podrían ayudarme con esto?.
Pregunto la joven señalando su vestido, ambas mujeres se sonrieron.
-Claro,- respondió Edith - para nosotras es un honor.
-¿Honor?
Pregunto extrañada la rubia ante aquella palabra más que familiar para ella.
-Si,- contestó Edith - servir a la futura reina de una nación es un gran honor para nosotras.
La otra joven asentía ante lo que decía su compañera, Arturia por dentro se sentía muy apenada, aunque intento no demostrarlo frente alas dos jóvenes.
-Ya veo...
Respondió la joven con una sonrisa forzada, mientras las mujeres tomaban la tela y le pedían a la chica quitarse su pijama.
"Para ustedes es un honor en cambio para mi..."
De inmediato las imagenes de la rebelion de Mordred y la batalla de Camlann aparecieron en su mente de nuevo, al igual que su posterior final.
"...para mi esto es..."
-Listo.
Dijo Edith admirando a la joven, Arturia por otro lado regresaba a la realidad sintiendo como Leila le tomaba de la mano para acercarla hacia el enorme espejo de su habitación y ahi observo el trabajo de ambas, Arturia ahora estaba con un hermoso vestido color celeste escotado por la espalda, la parte frontal quedó de forma en "V" hasta el comienzo de su pecho, usaba unas sandalias de color marrón y su cabello lo llevaba suelto, con un moño amarrando dos extremos de su cabello por la parte de atrás.
-Se ve encantadora.
Comento Leila y ambas se sintieron orgullosas por lo que habian realizado, aunque por fuera expresaran más control sobre sus emociones.
-Gracias...
Expreso Arturia asombrada de que esa chica en el espejo fuera ella, luego de aquello se encontró con Gilgamesh en el comedor, este quien se encontraba comiendo un poco de plátano casi se atora al ver a la joven entrar.
-¿Gil?,- pregunta preocupada al verlo ahogarse - Espera, déjame ayudarte- la rubia se acerca para golpearle un poco la espalda para que así no se atorara más en eso mira a los guardias quienes estaban quietos, Arturia intuye que por miedo al rubio no se acercaron, Edith por otro lado ayudada por Leila le entregaron un vaso con agua a la rubia para que se lo entregara a Gilgamesh el cual se recuperó de inmediato.
-Gracias...estoy bien...
Dice ya más aliviado, luego de eso le dice a Arturia que se coma su desayuno, una vez la joven termina le dice que lo acompañe a la biblioteca.
En la biblioteca...
-Ahora presta atención porque no lo explicaré de nuevo.
"Pero qué buen profesor..."
Pensó con sarcasmo la joven, antes de escucharlo, Gilgamesh comienza a explicarle la historia de su reino y mientras lo hace observa a detalle a la joven, sin duda sus sirvientas habían hecho un buen trabajo, sin embargo ahora sentía una sensación molesta consigo mismo no podía entender porque la encontraba endemoniadamente adorable y de porque una parte de él no quería dejar de verla, luego de la charla le mostró algunos libros y mientras lo hacía su mirada se desvió hacia su espalda escotada.
"¿Qué pasaria si yo...?"
Gilgamesh trago grueso, no supo porque pero ahora solo quería tocar ese lado descubierto y saber que clase de expresión pondría la joven, era como si el cuerpo de la chica lo estuviera tentando para que él la tocara, en eso recuerda haberle dicho a la joven que le demostraría que si él era alguien en quien podía confiar, por lo que molestarla ahora no sería nada productivo para su relación, se molestó consigo mismo y desvió su mirada en cuanto la joven lo volteó a mirarlo, luego continuaron con lo suyo, ella leyendo y él observándola.
-Bien, - dijo cerrando el libro que ambos estaban observando - más tarde te haré preguntas respecto a lo que te enseñe ayer y hoy, un examen en pocas palabras - dijo mirándola a los ojos - puedes ir a descansar hasta entonces.
-Si...- respondió la joven, mirando preocupada como el rubio comenzaba a ordenar las cosas -¿Gil?
-Si.
Contestó el rubio levantando la vista de los libros para mirarla, Arturia duda por unos momentos en preguntar, pero si no lo hacía no podría estar tranquila.
-¿Hay algo mal en mi?.
Pregunta esperando una respuesta sincera, había sentido la mirada de él durante toda la lección y ella pensaba que podía deberse a una actitud negativa en ella, cosa que le preocupaba puesto a que se supone que comenzarían su relación de cero.
-¿Por qué lo dices?
Pregunta el rubio mirándola de forma extraña.
-Porque no has dejado de mirarme.
La joven dice esto de forma relajada y por un momento hay silencio entre ambos hasta que el rubio reacciona.
-¿Eh?,- expresa sorprendido por haber sido descubierto, juraría que la joven era más distraída e ingenua, ahora se arrepentía de haber pensado así y pensaba que responder - creo que son ideas tuyas,- contestó cerrando sus ojos para luego cruzar sus brazos - además si te miro es porque como maestro debo saber si mi alumno está escuchando lo que digo o no, nada más.
Dijo esto último abriendo sus ojos y encontrar su mirada con la de ella, quien parecía más aliviada.
-Ya veo, que alivio,- cerro sus ojos con una leve sonrisa - pensé que estaba haciendo algo mal o que quizás...
-¿Quizás?
Pregunto el rubio alzando una ceja, Arturia desvía su mirada de él.
-Lily...
El rubio le habla de forma seria para que esta le hable , la joven suspira de mala gana, no quería decírselo, pero si no tenia más opción debía hacerlo.
-O que quizás me veía mal con este vestido.
Comento algo avergonzada, no por preguntar sobre su apariencia, si no porque creía que estaba desmereciendo el trabajo de Edith y Eli por comentar aquello, por otro lado Gilgamesh paso de tener una expresión sorprendida a molesta.
-¿Como te atreves a decir eso?,- pregunto casi indignado - ¿Acaso no te has visto en el espejo?, eres una de las mujeres más bellas que he visto en mi vida por no decir la única, no tolerare ese comentario de nuevo de tu parte Lily y la próxima vez que lo escuche te castigare, ¿Entendido?.
-Si...
Arturia quedo en shock, no esperaba aquel comentario, como era posible que ese rey no sintiera vergüenza por lo que decía, en cuanto ella de piel pálida paso a una roja, se limito solo a desviar la vista de él, cosa que en parte agradeció el rubio pues al darse cuenta de lo que acaba de decir se sonroja al igual que la joven,se aclara un poco la garganta para recuperar su temple y una vez que lo consigue continua hablándole a la joven.
-Lily- el rubio llama su atención de nuevo y la joven levanta la vista mirandolo a los ojos ya más tranquila - también quiero que entiendas que mientras yo te enseñe, sera imposible de que hagas algo mal, ahora puedes retirarte.
Luego de decir aquello Gilgamesh toma el ultimo libro y voltea para colocarlo en el estante.
-De acuerdo.
Respondió la joven y salió del lugar, una vez cerro la puerta Gilgamesh quien tenia aun el libro en sus manos vuelve a suspirar, algo raro le empezaba a suceder con Arturia y temía saber la respuesta.
Cinco minutos después...
Mientras Saber recorría los pasillos del palacio pensaba a que lugar podría ir para pasar el rato hasta que Gilgamesh la llamara de nuevo por y digamos que no quería regresar a su cuarto para estar encerrada, así que decidió continuar su camino esperando encontrar algo interesante aparte de observar la arquitectura del palacio, sin duda era magnífico, en eso llega a un hermoso jardín y recuerda que era el mismo el cual Edith le había mostrado durante su recorrido, así que decidió entrar en el y observar las flores para distraerse, una vez se cansa toma asiento bajo un enorme árbol.
-Hey niña.
Antes de que pudiera cerrar sus ojos una voz la llama de forma dulce.
-¿Se puede saber qué haces tan solitaria pequeña?
Arturia busca con la mirada de dónde provenía aquella voz en eso mira hacia arriba y se sorprende de ver una enorme serpiente blanca de ojos rojos descender hacia donde se encontraba.
-Descuida no pienso hacerte nada.
Hablo de nuevo mirando fijamente los ojos de la niña quien solo se había movido un poco para observarla bien, la serpiente cada vez estaba más cerca y a pesar de que la joven intenta moverse pero no puede hacerlo, ahora por dentro Arturia rogaba de que no la fuera a morder, la serpiente divertida se desplazó mas para terminar rodeando su cuello, este acto por parte del animal hace que la joven sintiera una sensación helada que la hacía sentirse más preocupada de lo que estaba, una vez la serpiente le quita la vista a Arturia está reacciona, pero en vez de quitarsela prefiere observa atenta sus movimientos, despues de todo en cualquier momento podría sacarle Caliburn y darle muerte.
-¿Qué es lo que quieres?
Pregunta la joven sin dejar de verla con desconfianza y aquella serpiente se percata de eso.
-Je, je,no me mires asi solo quiero ser tu amiga, es todo.
Contesta divertida mientras saca su lengua.
-¿Mi amiga?
Pregunto extrañada y con más desconfianza, pues aquella palabra salida de la boca de una serpiente sin duda era para no creerlo o tomarlo como un mal chiste.
-Si,- afirmó ahora mirándola de nuevo a los ojos - ¿Acaso una serpiente no puede ser amiga de un humano o humana en tu caso?
Pregunto fingiendo ingenuidad, cosa que molesto de forma interna a la rubia, puesto a que cada palabra era una mentira.
-Solo si está no quiere lastimarme.
Respondió de forma tosca, cosa que sorprendió a la criatura quien no se esperaba aquella respuesta por parte de una chiquilla, según ella ingenua.
-No pienso hacerlo,- la serpiente fingió sinceridad - te lo prometo - ahora la serpiente solo quería reír por decir esto y esperaba a que la joven se lo creyera, en eso siente la presencia de alguien más, alguien que puede frustrar sus planes - ¡Tsch!,- la serpiente mira hacia el cielo cosa que extraña aún más a la rubia y baja de su cuello- debo irme, nos vemos pequeña,- dijo con voz dulce en eso recuerda algo - ah y ten cuidado con ese rey llamado Gilgamesh, en cuanto menos te lo esperes puede quemarte.
Arturia observó con calma como la serpiente se iba ocultándose entre uno de los tantos rosales del jardín, por dentro algo le decía que no podía confiar en ella o más bien algo se lo gritaba, la serpiente mientras se retiraba esperaba a que sus palabras crearán discordia entre la joven y el rey, ya con su próxima visita averiguaría si esto dió resultado o no.
-Ya lo sé...
Contestó la rubia para luego mirar hacia el cielo, en eso ve algo que la sorprende mucho más que aquella serpiente parlante, ahora resulta que ve a una chica rubia de ojos rojos y traje del mismo color volar sobre su cabeza.
-Ah,- habla la joven de forma relajada una vez se percata de que la joven la mira - Hola...¿Has visto por aquí a una serpiente blanca y de ojos rojos?.
Arturia queda de a seis, luego de unos segundos de incómodo silencio la rubia quien se encontraba volando habla de nuevo.
-¿No eres de por aquí verdad?
La joven niega en silencio y a la diosa se le resbala una gota estilo anime, ahora estaba avergonzada, cielos por esta clase de cosas no salia del inframundo.
-Lo siento,- dice desviando su mirada de ella - debe ser raro que una diosa te...te pregunté esto, lo siento...Pero es que....necesito saber dónde está...y...¡Oh rayos!.
Comento apenada la joven ahora tapándose la cara, Arturia intenta recuperar su serenidad y decirle algo, por lo visto no era una mala mujer o diosa como había escuchado, en eso alguien más se le adelanta.
-Ereshkigal...- está voz hace que ambas miren en su dirección - ¿Se puede saber qué haces en los jardines de mi palacio?.
-Gilgamesh...
Susurra Arturia, cosa que hace sonreír de forma leve al rubio, Ereshkigal observa este gesto y lo mira de forma extraña, ver al arrogante rey de Babilonia sonreír de forma pura es nuevo para ella, luego recuerda el motivo por el que está ahí y cambia su actitud a una de seguridad absoluta.
-No es como si me gustará estar en tu palacio rey de Babilonia,- contesto la mujer molesta por la forma de hablarle del rubio - pero si estoy aquí es por una buena razón.
El rey no puede evitar expresar sorpresa ante esto, por lo general Ereshkigal no venia mucho a la tierra de los vivos y si lo hacía es por un motivo de real peso, Arturia por otro lado observaba curiosa aquella situación.
-¿Una buena razón?, ¡Explicate!.
Exigió el rey, la rubia suspira, era un tema complicado, así que solicito hablar con él en privado.
Unos minutos después...
- Gilgamesh...
Arturia veía como éste se acercaba masajeando su cuello, parecía cansado y molesto.
-Ven Lily, es hora de tu examen.
Dijo esto con pocos ánimos y la rubia solo le siguió, sin duda algo malo ocurría y eso tenía que ver con aquella diosa, ¿Pero qué podría ser?, mientras la joven se preguntaba esto a la distancia era observada por la misma serpiente con la que hablo minutos antes.
Una hora después...
-Muy bien, de hecho bastante bien.
El rubio se sorprendía de que respondiera todo correctamente, por otro lado Arturia sonreía orgullosa.
-Parece que no me tenias mucha fe, rey de los héroes
Comento la joven mirándolo de forma seria, el rubio solo sonrió de forma leve y observo la prueba de nuevo, de verdad que no había ningún error, pero una cosa es lo teórico y otro es lo practico y la próxima prueba ya la tenia bien pensada.
-La verdad no.
-¡Oye!
-¿Qué?,- la miro como si no hubiera dicho nada malo - no me mires asi, a simple vista pareces ser alguien muy distraída y orgullosa, ademas es la primera prueba - le golpea de forma suave con un libro - no te confíes.
Comento el rubio con expresión aburrida, aunque por dentro solo quería reír a carcajadas, sobre todo al verla de nuevo molesta, el rubio suspira al ver el desorden de libros.
-Bien, ahora puedes descansar ya mañana seguiremos con otros temas, además te mostraré como atiendo a mis súbditos y quiero que estés atenta, porque veras a un rey de verdad en acción.
El rubio después de sonreír orgulloso le da la espalda mientras ordenaba las cosas, la joven suspiro agotada y ayudó al rubio a ordenar.
-Si.
Contestó la joven siguiéndole la corriente, no le cabía duda de que el rubio se pasaría presumiendo de sus actitudes de rey, en un descuido de su parte el libro que tenía en sus manos cae al suelo y tanto Arturia como Gilgamesh al intentar recogerlo tocan la mano del otro, ambos se miran a los ojos, estos brillan de forma intensa y la rubia una vez que reacciona quita su mano más que rápido y sonrojada el rubio por otro lado sonrió de forma leve al verla así, después de eso la ayuda a levantarse.
-Lily.
Gilgamesh le habla de forma seria, pero con una expresión que demostraba un poco su preocupación, la joven levanta la vista para mirarlo.
"De nuevo esa mirada"
Piensa la joven al verlo con la misma expresión que tenía después de hablar con aquella diosa.
-¿Si?.
Pregunta la joven para que el rubio responda rápido y así ella poder retirarse luego de allí, puesto a que se sentía algo incómoda, porque desde que sintió la mano del rubio tocar la suya su corazón no dejaba de latir rápido.
-Quiero pedirte algo.
La rubia quien ya se estaba calmando al escucharlo decir aquello no puede evitar mirarlo extraño, ahora se preguntaba con que cosa le saldría este rey.
-¿Algo?
Pregunta la rubia queriendo saber ya que era lo que Gilgamesh quería pedirle.
-Si, por algún motivo te topas con una serpiente no te acerques a ella, mucho menos si es blanca y de ojos color rojo.
Aquella petición sonó un tanto extraña y de inmediato recordó a aquella serpiente en el jardín, la cual coincidía justo con la descripción del rubio.
-¿Por qué?
Pregunto ahora con evidente interés, Gilgamesh no quería preocuparla con ese asunto que era algo que se relacionaba con él, al menos no por ahora.
-Solo no lo hagas.
El rubio tomo el libro de su mano y sonrió de forma leve para darle confianza.
-Puedes irte.
Dijo el rubio intentando sonar lo más relajado posible, Arturia comprende de que el asunto era algo serio y privado aún así no pudo evitar sentirse molesta, sin más se retiro de la biblioteca en dirección a su cuarto, una vez Gilgamesh la escucha cerrar la puerta de la biblioteca suspira agotado.
-Lo siento Lily, pero esto no es algo que te involucre.
Sin querer el rubio asumía algo que no era cierto, porque ya desde el encuentro entre la joven y la serpiente ese asunto paso a involucrarla, volviendo tanto los destinos de ella como del rubio inciertos.
En la cocina del palacio...
-¿Ya sabes donde esta?
Pregunto la serpiente de forma coqueta a una figura encapuchada mientras se subía para colocarse por detrás de su cuello, ya era más que tarde por lo que nadie sospecharía que había gente en aquel lugar.
-Si, entre la servidumbre no suelen haber secretos, todo se revela con tal de tener algo de que hablar, sobre todo si se les ofrece una buena cantidad de oro.
La figura sonreía de forma divertida, no importaba cuantas riquezas poseyera el rey, si el podía ofrecerles más a los esclavos de lo que este les pagaba sin duda los tendría comiendo de la palma de su mano.
-Ya veo, eso es lo bueno de los humanos a veces suelen ser muy deslenguados cuando se trata de oro - en eso se escuchan unos pasos por detrás de ellos - ya saben que hacer queridos...
Una vez dice esto las figuras que se encontraban detrás del encapuchado y la serpiente desaparecen, sin duda esa noche iba a ser muy larga.
Continuará...
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Alle: Bien, espero que este capitulo haya sido de su agrado, como siempre agradezco sus comentarios y votos.
Se me cuidan bye, bye.
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