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8. Una herida abierta en el corazón

Danilo se encontraba sentado en el suelo, quejándose del dolor en la pierna por la mordida del perro Bravo; se hallaba en un estado de completa confusión y nerviosismo. La vergüenza y los celos lo consumían al mismo tiempo, y no sabía cómo actuar ante Lara, quien había salido al patio trasero y se sorprendió al reconocerlo.

—Vamos, Bravo, ¡suelta a Danilo ahora!—exclamó Lara, agarrándose la cara de horror.

Bravo, obediente a la llamada de su dueña, se retiró lentamente, aunque seguía mirando con desconfianza a Danilo. Gruñó con suavidad y se dirigó hacia la rubia, que lo guió hasta la entrada trasera de la casa.

Mientras Danilo se sacudía la tierra, Lara entró a su casa, dando instrucciones a su acompañante para que se quedara adentro de la casa.

—Quédate dentro, Javier y Asegúrate de que Bravo se calme—ordenó Lara al muchacho—¿Puedes darle algunas croquetas, por favor?

El hombre, alto, de cabello negro y con una apariencia atlética tanto por su físico como por su vestimenta, parecía reacio a quedarse dentro y estiraba el cuello para ver a Danilo, que ya le estaba dando una mirada fulminante y retadora, pero Lara insistió con un gesto firme y él finalmente cedió, dirigiéndose hacia el interior de la casa mientras asentía.

—Lara, ¿estás segura de que esto no es peligroso? Y, ¿quién es el tipo? -—inquiró el joven.

—Es solo Danilo, mi vecino—aseguró Lara—. Por favor, quédate con Bravo, yo estaré bien, si lo conozco desde niña.

—Pero...—refunfuñó Javier.

—Pero nada, Javier ¡Hazme caso! El tipo está golpeado. Si pasa algo yo grito—dijo Lara, elevando su mirada con ironía y dando la espalda para dirigirse hacia Danilo.

El tipo aceptó a regañadientes y se quedó dentro de la casa, ofreciendo croquetas a Bravo para distraerlo.

Mientras tanto, Lara regresó al patio trasero y se acercó a Danilo, quien se encontraba aún sentado en el suelo, con la pierna dolorida y un gesto de angustia en el rostro.

—Danilo, dime... ¿Qué estás haciendo aquí dentro del patio? Era lógico que Bravo te atacara, si él me protege contra viento y marea—dijo Lara con el ceño fruncido y las manos en la cintura.

Danilo se sintió abrumado por la situación y por la presencia del acompañante de Lara, lo que solo aumentó su nerviosismo.

—Yo, eh... Me perdí y... hum, entré por error en este patio... y, bueno, el perro... Bravo, ¿verdad? Me atacó y pues... henos aquí—tartamudeó Danilo, sintiéndose el más idiota del mundo con esas explicaciones tan vagas.

Lara miró a Danilo con una mezcla de preocupación y confusión en sus ojos. La tensión en el aire era evidente, y Danilo no sabía cómo seguir adelante o si podría evitar que Lara se enojara con él. Los celos irracionales también seguían presentes en sus pensamientos a causa de aquel fortachón cara bonita, complicando aún más la situación.

La rubia, una vez que se disiparan sus dudas sobre la presencia de Danilo en su propiedad, se sintió profundamente preocupada por su vecino. Se inclinó hacia él para evaluar la gravedad de la herida en su pierna, su expresión reflejaba su inquietud.

—Danilo, déjame ver si estás bien—musitó ella, con una mueca indescifrable en su rostro.

—No, no, Lara... estoy bien, mira—Danilo se puso de pie, intentando parecer valiente a pesar del dolor, llegó a erguirse con esfuerzo, pero apenas dio un paso antes de doblarse y acuclillarse, demostrando que el dolor de la mordida era más de lo que podía soportar.

—Pero, por supuesto que no lo estás —regañó Lara, mientras negaba con la cabeza.

—Estoy bien, de verdad. No es gran cosa—respondió Danilo, tratando de disimular el dolor en su rostro sonriente.

—¡Basta, deja de fingir, Danilo! Esto podría ser grave. Necesitas atención médica Lara lo regañó, con una mezcla de preocupación y exasperación en su voz.

Danilo asintió, sabiendo que Lara tenía razón. Luego al tenerla más cerca, su corazón latía desbocado con solo sentir el toque superficial de las manos de Lara en la tela de su pantalón. Era evidente que lo que sentía por ella superaba cualquier dolor físico.

Lara al fin descubrió la pierna baja de Danilo y examinó cuidadosamente la herida para concluir que era más profunda de lo que parecía. Le pidió a Danilo que esperara mientras entraba a la casa, y él, a pesar de no ser exactamente lo que tenía en mente cuando entró en su propiedad, se sintió feliz de poder hablar con ella y pasar de un simple "hola".

«No es exactamente como había planeado este encuentro, pero al menos puedo hablar con ella», se dijo a sí mismo, mientras su rostro reflejaba una sonrisa triunfante.

Danilo, lleno de alegría por la atención de Lara y esperando su regreso, se llenó de repulsión en cuanto la vio regresar en compañía de aquel tipo, Javier. Los dos hombres se miraron con desprecio, como si fueran competidores en un juego que ninguno de los dos estaba dispuesto a perder. Sin embargo, Lara parecía ajena a la tensión entre ellos y procedió a presentarlos a los dos.

—Javier, permítanme presentarlos—comentó Lara con una amplia sonrisa en su rostro—. Danilo, él es Javier. Javier, él es Danilo.

La presentación de Lara fue un tanto... misteriosa, ya que no especificó la relación entre ella y Javier, lo que intrigó aún más a Danilo ¿Quién era este hombre en la vida de Lara? Ella, como ajena a lo qu acontecía en el corazón de Danilo, se dirigió hacia Javier.

—Javier, Danilo tiene una herida por la mordida de Bravo ¿Podrías ayudarlo con primeros auxilios? Tienes experiencia en eso, ¿verdad?

—Pues... Sí, lo sabes, Lara —comentó Javier, para nada convencido de querer ayudar a aquel joven trajeado con una herida en la pierna.

Danilo, sintiendo que sus ilusiones de que Lara lo siguiera tocando se desvanecían rápidamente, suspiró resignado y asintió, aceptando la ayuda de Javier. Lara observaba la escena con atención, mientras Javier se aproximaba para examinar la herida de Danilo.

—Claro, puedo encargarme de eso—afirmó Javier, no muy convencido y rascándose la cabeza.

La atmósfera seguía cargada de tensión, y Danilo se sentía incómodo por la presencia de Javier. Mientras se preparaba para recibir tratamiento doloroso para su herida.

«Ya, en serio... ¿Quién carajos es este tipo en la vida de mi amada Lara? ¿Qué mierda signifia para ella en estos momentos? Es lo único que me interesa, no esta herida estúpida hecha por Bravo»,no pudo evitar preguntarse en ese momento tan inusual.

Danilo no tuvo tiempo para seguir cavilando, ya que Javier comenzó a aplicar los primeros auxilios en la herida de Danilo utilizando el botiquín de Lara. Mientras realizaba la tarea con concentración, Lara lo observaba atentamente, preocupada e intrigada por lo que pudiera pasar.

—Bueno...Esto debería ayudar a prevenir infecciones. No parece ser muy profunda, pero aún así, es importante cuidarla—mencionóJavier, mientras trabajaba para limpiar la herida llena de tierra.

Danilo, por su parte, se sentía incómodo y herido, tanto física como emocionalmente. Cada movimiento de Javier sobre su herida parecía ser un tormento, y su presencia en ese momento lo hacía sentirse como un intruso en la vida de Lara. La tensión entre ellos aumentaba gradualmente.

«Maldito perro... y maldito momento para una mordedura», murmuraba Danilo para sí mismo.

La situación finalmente llegó a un punto de ebullición cuando Danilo, incapaz de contener su frustración y celos, comenzó a discutir con Javier de la nada.

—¿Tienes que hacerlo tan bruscamente?—inquirió Danilo entre dientes.

—Si te duele, puedo dejarlo y puedes ocuparte de esto tú mismo—respondió Javier, con desprecio en su mirada oscura.

La tensión en la habitación aumentó aún más, y Lara no pudo evitar notarla cuando fue más que evidente, viendo la pelea inminente, intervino con voz firme.

—¡Basta! Los dos, cálmense—exclamó la rubia, exasperada—. Esto no ayuda en absoluto. Danilo, Javier está tratando de ayudarte. Y Javier, recuerda que estamos aquí para asegurarnos de que Danilo esté bien. Por favor, traten de llevarse bien.

La reprimenda de Lara hizo que ambos hombres se detuvieran momentáneamente y se miraran con resentimiento.

La pelea entre Danilo y Javier pudo haberse disipado a raíz de la petición de Lara, pero la tensión que los rodeaba aún persistía. Javier, exasperado y visiblemente molesto, le dijo a Lara que la esperaba adentro de la casa y, sin despedirse de Danilo, entró y cerró la puerta con un portazo. El sonido resonó en la habitación, dejando un incómodo silencio a su paso.

Danilo y Lara quedaron solos, y la tensión en el aire era palpable. El joven la miraba con anhelo y Lara rompió finalmente el silencio, pero sus palabras fueron frías y distantes.

—Eh... Danilo...Espero que te recuperes pronto. Debes ser más cuidadoso al caminar por las calles—musitó Lara, mientras rascaba su antebrazo, parecía incómoda.

Con esas palabras, aquella rubia despampanante se despidió con un simple "feliz tarde", sin mostrar ninguna de la cercanía o amabilidad que Danilo anhelaba. La frialdad de su despedida dejó a Danilo perplejo y herido.

«Pero... ¿Por qué ella ni siquiera pareció notar mi elegante traje, mi ser llamándola a gritos? Incluso su preocupación pareció superficial», se quedó Danilo, preguntándose aquello y la tristeza se apoderó de él, mientras observaba a Lara alejarse, sintiéndose repugnante y rechazado.

—¿Por qué siempre es así? ¿Por qué ni siquiera puedo acercarme a ella? Sin ella nada de esto tiene el sentido que debería tener—murmuró para sí mismo, sintiendo el fracaso pesando en su espalda.

Con el corazón pesado y lleno de preguntas sin respuesta, Danilo se retiró del lugar, llevando consigo la sensación de rechazo y la añoranza de un vínculo que parecía estar fuera de su alcance. Una vez más se dejaría llevar por sus bajos instintos, sin preocuparle las consecuencias. Ya nada le importaba y eso podía ser bueno... o muy malo.

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Continuará

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Al parecer, los esfuerzos de Danilo se van por la borda, esto puede afectarle de manera inimaginables, aparte de eso ¿Quién es el tipo que acompaña a Lara? Lo averiguaremos en los próximos capítulos. Gracias por leer, saludos n.n

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