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6. Fortuna en camino

«Siento la fortuna... ¡Ya huelo la fortuna! Estoy a punto de saborearla», pensaba Danilo, mientras peinaba su rebelde flequillo y caminaba a paso ligero junto al señor Avery mientras avanzaban por una sola cuadra.

Al doblar la esquina, sus ojos color miel se encontraron con el edificio que supuestamente albergaba el bufete del señor Avery. La emoción latía en su pecho como un tambor, una mezcla de ansiedad y anticipación que hacía que su corazón repiqueteara a un ritmo vertiginoso. Había llegado a tiempo, algo que rara vez lograba en su vida, y esta vez no podía permitirse ningún error de su parte.

El edificio que se erguía frente a ellos tenía un aspecto desolado y lúgubre. La fachada estaba cubierta de graffiti descolorido y la pintura se descascaraba en varios lugares. Las ventanas parecían sucias y opacas, como si no hubieran sido limpiadas en años. La entrada principal tenía una puerta de madera vieja y desgastada que crujía ominosamente cuando el señor Avery la abrió.

El interior del bufete no era mucho mejor. Un olor a humedad y abandono flotaba en el aire. El mobiliario parecía anticuado y deteriorado, como si hubiera sido heredado de una época pasada y nunca actualizado. Los pasillos estaban oscuros, iluminados solo por lámparas de luz tenue que arrojaban sombras inquietantes en las paredes.

Danilo se sentía como si hubiera entrado en un escenario de película de suspenso. Aunque su mente estaba centrada en la perspectiva de ganar millones de dólares, no podía evitar sentir un escalofrío recorriéndole la espalda mientras caminaba detrás del señor Avery hacia lo desconocido.

El señor Avery pasó adelante y Danilo se quedó en la entrada. La emoción y la incertidumbre se mezclaban en su interior mientras seguía al abogado por los pasillos sombríos del bufete, sin tener ni idea de lo que le deparaba el futuro.

Danilo despabiló, se sacudió aquel turbio sentimiento y entró en la oficina del señor Avery con aires de confianza y grandeza. Parecía que pronto se había olvidado de su ansiedad anterior, y su expresión rezumaba un exceso de autoestima. Se desplomó en la silla del abogado, cruzando una pierna sobre la otra y juntando sus manos en un gesto teatral.

—Bien, señor Avery, ¿qué más debemos discutir? Estoy listo para reclamar mi herencia y mis millones —dijo Danilo, con voz autoritaria

El señor Avery no pudo evitar soltar una risa sorprendida ante el comportamiento extravagante de Danilo.

—¡Vaya, Danilo! Tiene una actitud impresionante. Me gusta eso, se ve que llegará muy lejos si sigue así.

Danilo asintió, sonriendo de oreja a oreja.

—Es lo que hago mejor, señor Avery, impresionar a la gente y reflejar todo mi encanto.

Sin más preámbulos, el señor Avery sacó dos documentos y los colocó frente a Danilo. Las pupilas de Danilo se agrandaron al ver su nombre completo en letras grandes en uno de los documentos.

—Eso... eso dice mi nombre... ¿verdad? —balbuceó Danilo, tragando en seco y mirando fijamente el papel.

–Efectivamente, Danilo —dijo el señor Avery mientras peinaba su espeso bigote—. Esto es el testamento de su difunto tío. Está aquí como beneficiario principal y único.

—¡Mis millones! —exclamó Danilo casi en un susurro, incrédulo y eufórico.

—Así es —el señor Avery, sonriente, le pasó otro papel—. Y este otro documento es para formalizar todo el proceso. Solo necesitas firmarlo.

Danilo, agarrando la pluma con manos temblorosas, la levantó ligeramente y frunció el ceño para exclamar:

— ¡Por supuesto, lo haré de inmediato!

Danilo comenzó a firmar el documento con una seriedad que contrastaba con su anterior actitud exagerada. El señor Avery observó la transformación en Danilo con una sonrisa.

—Debo decir, joven Danilo, que tiene una forma única de lidiar con las cosas. Pero al final, parece que tiene lo que quería —comentó el Señor Avery, mientras Danilo firmaba.

Danilo soltó un suspiro de alivio.

—¡Sí, finalmente! Nunca pensé que el momento llegaría, pero aquí estoy, un millonario en ciernes.

—¡No hay duda de que será un millonario peculiar!

La escena era un cóctel de emociones, con Danilo oscilando entre la exuberancia y la incredulidad mientras firmaba el documento que cambiaría su vida. Aunque su actitud extravagante podía parecer cómica, no se podía negar que este era un momento dramático en la vida de Danilo, un giro inesperado que lo llevaría hacia un futuro incierto pero prometedor como millonario.

Con una sonrisa amplia, no pudo contener su emoción y se dirigió al señor Avery:

—¡Estoy emocionado y complacido por sus servicios! ¿Qué viene ahora? ¿Cuándo podré ver mis nuevos bienes?

—Entiendo que esté emocionado, Danilo —afirmó Avery—. Pero aún hay algunos pasos importantes que debemos seguir antes de que puedas disfrutar de tus bienes. En primer lugar, debemos proceder con la verificación legal de los documentos y asegurarnos de que todo esté en orden.

— Claro, claro... entiendo —dijo Danilo, mientras tocaba su barbilla con aires intelectuales.

—Luego, tendremos que realizar una evaluación adecuada de los activos, como la propiedad que has heredado. Esto nos ayudará a determinar...

La mente de Danilo dejó de prestarle atención al abogado en su explicación tediosa y divagó a su sueño... Se imaginó en aquella gran casa de la que ya se consideraba dueño y señor. Se vio bañándose en la piscina, en el jacuzzi y visitando lugares con los que solo hubiera soñado. Su corazón se aceleró con solo pensarlo, pero la voz rasposa de Avery lo sacó de su burbuja de pensamientos.

—Así que... Una vez que todos estos pasos estén completos, podrá disfrutar plenamente de sus nuevos bienes.

Danilo fingió una expresión más reflexiva.

—Entiendo, señor Avery. Gracias por guiarme a través de todo esto.

El señor Avery asintió y ofreció un apacible gesto de apoyo.

La emoción inicial de Danilo se encontraba ahora matizada por la comprensión de que había pasos legales y procesos administrativos que debían llevarse a cabo antes de que pudiera disfrutar plenamente de su herencia.

A pesar de ello, su determinación y anticipación seguían intactas, y estaba listo para enfrentar lo que fuera necesario para asegurarse de que su nueva vida como millonario fuera un éxito.

Danilo se encontraba inquieto, preguntándose qué podía hacer mientras esperaba la notificación para acceder a su herencia. En ese momento, solo una imagen llenó su mente: Lara, su amor imposible desde hacía tanto tiempo. Suspiró profundamente, sintiendo que era el momento de hacer algo al respecto.

—Una vez más... Gracias, señor Avery, por toda su ayuda. Ahora, me temo que tengo asuntos pendientes que atender.

—Claro, Danilo —dijo el señor Avery, sonriendo—. Estoy seguro de que le irá muy bien. Tome, mi número, por cualquier duda ¡Buena suerte!

Danilo salió corriendo de la oficina del abogado, con una sensación de triunfo en su corazón. Anhelaba que en ese mismo instante le hubieran entregado todo lo que ya legalmente le correspondía, pero sabía que tenía que esperar. Aprovecharía el tiempo en sus manos para enfrentar uno de sus sueños más largamente aplazados: hablar con Lara en términos románticos.

Afortunadamente, Mary no le había pedido que devolviera el traje de inmediato, lo que le daba la oportunidad perfecta para tomar valor y acercarse a la joven rubia ojos azules. Aunque carecía de su bicicleta, decidió tomar el metro que lo llevaría cerca del condominio de Lara.

El metro estaba abarrotado, la gente se apretujaba como sardinas enlatadas, y un olor persistente a cebolla flotaba en el aire, lo que hizo que Danilo revolviera el estómago. Era una experiencia común en el metro, pero esta vez, vestido con su elegante traje, Danilo sintió que la gente lo miraba de manera diferente.

Se puso altivo y se dio cuenta de que algunas chicas lo miraban con coquetería. Él les devolvió la mirada y les dedicó una sonrisa seductora que pareció funcionar, lo que solo alimentó su confianza.

«Por Dios... soy todo un Don Juan», pensó el joven, triunfante y salió apresuradamente del metro, dirigiéndose a la casa de Lara, la rubia de sus sueños. Con cada paso, su corazón latía más rápido. Estaba decidido a hablar con ella y finalmente confesar sus sentimientos.

Mientras se acercaba a la casa de Lara, la emoción y los nervios se apoderaron de él. Sabía que enfrentaba un desafío, pero estaba dispuesto a hacerlo. La puerta de la casa de Lara estaba ante él, y con un suspiro profundo, Danilo se preparó para tocar el timbre y enfrentar lo que viniera a continuación.

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Continuará...

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¡Hola! Vengo con un nuevo capítulo, y todo parece que Danilo no tendrá su fortuna tan pronto como lo imaginaba, pero así es la vida ¿Qué opinas del despacho del señor Avery? ¿Danilo logrará armarse de valor para hablar con Lara? Descúbrelo en el próximo capítulo ¡Saludos!

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