El primer encuentro, la primera vez
Dove
Miré a Sofia con una sonrisa ladina al escucharla decir eso, comencé a besarla al principio lento mientras la temperatura subía. Mis manos subieron a su blusay comencé a deshacer el nudo de moño que tenía, acaricie su mejilla con una sonrisa suave y pegué nuestras frentes, no quería ser brusca con ella, a pesar de que ese es un poco más mi tipo de relaciones, pero era su primera vez, y yo quería hacerle sentir lo mágico que esto podía ser.
Termine de deshacer el nudo de su blusa y me quité yo la chamarra aventándola a un lado, teniendo más movilidad, saqué su blusa y aprecié su belleza por momento, ella se sonrojó, aferré mis manos a su cadera eliminando cualquier espacio entre nosotras y la besé contra aquella pared.
Mis besos fueron bajando lentamente por su mandíbula hasta llegar a su oreja donde me detuve un momento a susurrarle un "eres hermosa" para después bajar a su cuello. Subí una de mis manos levemente hasta su pecho tomando uno por sobre la tela, escuchando un suave jadeo tímido de su parte.
Mis manos fueron a su espalda para por fin deshacerme del sujetador y así lo hice, Sofia estaba completamente sonrojada y yo estaba extasiada, Sofia era la mujer más bella que pude haber conocido, y esta imagen era solo comparable con una obra de arte maestra, y aún así no sería suficiente para igualarse a su perfección.
Mi boca fue a uno de sus pechos mientras mi mano seguía con su trabajo en el otro, la tomé en brazos y la dirigí a la cama, recostándola con suavidad, me subí en ella y bese sus labios lentamente de nuevo mientras una de mis manos navegaba por su cuerpo hasta llegar a su falda. Me levanté levemente quitándole la falda y yo me quité la ropa hasta quedar en ropa interior frente a ella.
Ella al verme apartó la mirada avergonzada, así que tomé su mentón con suavidad y la miré a los ojos sonriéndole de lado con un "todo está bien" murmurado.
Volví a besarla pero ahora una de mis piernas hacia presión contra su centro, sintiendo su humedad aún por sobre la tela de su única prenda puesta, ella soltó un gemido avergonzado que intentó callar.
—No tienes que callarte, me encanta escucharte —le murmuré y ella asintió—. Dame tus manos —sonreí levemente y las tomé—. Tú puedes tocarme también si así lo quieres —ella se sonrojó—. No hay nada de lo que te tengas que avergonzar —asintió y guié sus manos, las yemas de sus dedos tocaron primero mi rostro, después mi cuello, bajando por mis brazos hasta llegar a mi abdomen, las puse en mi cadera y mis piernas—. Tú Inocencia hace las cosas más divertidas —bufé con una risa y ella río también, quería que dejara de estar nerviosa, ella tenía que disfrutar esto.
Me quité la ropa interior y le quité a ella su última prenda, tomé sus manos y las llevé a mi pecho, ella soltó un suspiro suave, baje mi mano a su pierna acariciando su cuerpo nuevamente y besé su cuello, ahora las cosas comenzaban a ponerse algo más intensas a este punto, baje a su pecho de nuevo, saboreando su piel, después deje besos húmedos en su abdomen hasta llegar a su centro, besé la cara interna de sus muslos, lo cual la hizo temblar levemente y cuando me dijo que estaba lista, comencé a lamer su centro, ella se arqueó al momento.
Escucharla jadear era como estar en el jodido cielo, la vi aferrarse a la sábana con fuerza y eso me alentó a un más.
—¡Dove! —gimió después de tragar saliva.
Seguí con mi trabajo abajo hasta que la oí llegar al clímax, sonreí y la miré limpiándome la boca. Su respiración era agitada y estaba completamente sudada, se veía hermosa.
—Todavía no terminamos preciosa —le murmuré en el oído con una mano en su pecho apretándolo, por lo cual ella volvió a jadear.
Volví a besar su cuello y bajé lentamente mi mano hasta su centro el cual estaba húmedo, al sentir la cercanía Sofia reaccionó involuntariamente abriendo un poco más las piernas, sonreí contra su piel y acaricié su centro con un dedo, la sentí temblar debajo de mi.
Me senté en una de sus piernas y con mi mano libré la tomé de la espalda levantándola de la cama, pegué nuestras frentes y la besé para después mirarla a los ojos. Introduje un dedo en ella.
Sentirla temblar de placer en mi brazo mientras se aferraba a mi, y escuchar sus gemidos contra mi boca me extasiaba aún más, metí un segundo dedo mientras aumentaba el ritmo.
—D-Dove —tragó saliva—. Ah —soltó suavemente, nuestras respiraciones chocaban, y mi brazo aumentaba el ritmo—. D-Dove.
—Eres jodidamente hermosa —la besé nuevamente y la sentí llegar al clímax otra vez, solamente que ahora su gemido se ahogó en mi boca con aquel beso acallándolo.
La dejé recostarse en la cama mientras calmaba su respiración y saqué mis dedos de su interior para después recostarme junto a ella y cubrirnos. Ella me miró y me sonrió, se abrazó a mi recostándose en mi pecho y yo le di un beso en la frente.
—¿Estás bien? ¿Te gustó? —la miré y ella asintió.
—Fue increíble —sonreí de lado y se acercó a darme un corto beso—. Gracias por darme el cumpleaños más increíble.
Ella se durmió minutos después de eso y yo me quedé despierta un rato más mirando el techo, acariciando su suave cabello castaño y disfrutando de su aroma, asimilando lo que había pasado y lo que ella había dicho, genial Dove, lo hiciste bien esta vez.
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