Capítulo veintitrés: Detrás del ave fénix.
Dentro de un lugar frío y desolado, Melissa es sometida a una silla, repleta de cadenas rojas que cortan la circulación de sus piernas.
Por un instante la imagen es borrosa, una luz cegadora entra en sus pupilas. Parpadea un par de veces hasta abrir los ojos de par en par. Ladea la cabeza en busca de alguna señal de vida, pero es inútil estando en medio de una habitación blanca sin alguna entrada o salida.
Sus ojos se fijan en el piso al sentir el peso del océano en sus pies, observa detenidamente las cadenas alrededor de sus tobillos y abdomen que ni siquiera intenta mover.
Al levantar la barbilla, sus ojos se cruzan con su propio reflejo. Frente a ella se muestra su rostro pálido y sus ojos más abiertos ante la sorpresa. Observa sus manos atadas a las cadenas rojas y la silla blanca que la mantiene atrapada en ese lugar.
Melissa se inclina hacia el frente e intenta tocar su reflejo que se mueve al mismo tiempo que ella, pero sus esfuerzos son en vano.
Su propio reflejo comienza a moverse por sí solo, para sorpresa de la pelinegra su reflejo se quita las cadenas, como si se deshiciera de una pelusa en su ropa.
Los ojos de Melissa reflejan el shock en el que se encuentra, al ver que su propio reflejo sale del espejo, mostrándose desafiante ante ella.
—agh, sí que eres horrenda… —Su reflejo arrugar la nariz al estar a unos cuantos pasos de ella.
—¿Quién eres tú? —Hay confusión en las palabras de Melissa. Las cadenas duelen en su piel.
—Soy la verdadera Melissa. —dice su reflejo con una sonrisa maliciosa en sus labios.
—Déjame salir de aquí —La paciencia de Melissa se acaba, como la luz del día.
—¿Por qué te dejaría salir? ¡Esto es lo que te mereces! —Su reflejo aprieta la mandíbula, sus oscuros deseos arden en su mirada.
—¡Libérame ahora mismo! —Un gruñido se escapa de sus labios, al forcejear con las cadenas.
—Solo mírate, eres tan patética, débil… una inútil para todos.
—¡Ya basta!
— No perteneces a ninguna parte, no hay un lugar para ti, no vales nada. —Su escalofriante mirada la deja sin aliento — ¡Deberías estar muerta!
—No es verdad —lágrimas resbalan por las mejillas de Melissa, que quiebran por completo a su corazón.
—¿No es verdad? —suelta una estruendosa risa sarcástica —. No pudiste proteger a Asher, tu mansión fue saqueada, perdiste la última obra que tu padre creó en vida.
—Callate …
—Permitiste el maltrato de tu madre, permitiste la muerte de tu padre — Fulmina a Melissa con unos ojos llenos de rabia —Permitiste que Demian abusara de ti física y psicológicamente.
—¡CALLATE! —Melissa desgarra su garganta, su cuerpo cae a pedazos en la silla, cierra los puños con las pocas fuerzas que le quedan.
—¿No te gusta escuchar la verdad? —Otra risa retumba en las paredes blancas —. Me das vergüenza, tu existencia me da vergüenza. No mereces vivir, maldita, cobarde. ¡Oh! ¿¡Estás llorando!?
Ríe con satisfacción al notar las lágrimas de Melissa que caen como cascada en su rostro.
Era verdad, aquellas palabras fueron su verdad por mucho tiempo. Melissa había olvidado aquella sensación infernal que le consumía las entrañas, que golpeaba y marchitaba su corazón, por un instante las inmensas ganas de cortar sus muñecas surgen de nuevo.
La mano de Orión se aferra al brazo de Asher, robando los preciados instantes que el pelirrojo necesita.
—Las trompetas, ¡tenemos que irnos!
—De eso se encargarán los Serafines. ¡Orión, tengo que irme ahora mismo! —replica Asher con desesperación.
—¿¡Estás loco!? —Orión abre los ojos sorprendido —. Si los Serafines pelean contra Demian, fácilmente podrían destruir el planeta tierra. Ya han destruido otras civilizaciones cuando se desesperan
—Escucha, Orión, Melissa, me necesit...
—¡Ellos te eligieron, Asher! ¡Ellos decidieron que tú serías el salvador de la tierra! —interrumpe Orión con la voz quebrada.
—Lo siento, Orión. Melissa siempre será mi prioridad —Asher se libera del agarre del joven albino.
—¡Maldición! —Orión muerde sus labios ante la impotencia, hasta tomar rápidamente una decisión — ¡Okay! ¡Vamos! ¡Te acompaño!
En un chasquido en sus dedos, ambos ángeles se transportan a la cabaña. Apresuradamente, abre la puerta e inspecciona su propio hogar. Además de las alarmantes trompetas en el cielo, el ruido hace eco en las paredes silenciosas.
—¿¡Preciosa!?
Asher se apresura a subir las escaleras, mientras Orión inspecciona la cocina y sus alrededores. El pelirrojo se detiene en la puerta de la habitación que comparten, toca un par de veces, pero una alarmante sensación en su estómago le obliga a girar la perilla con fuerza.
—¿¡Melissa, amor!?
Asher abre bruscamente la puerta de madera, provocando el rompimiento de esta. La habitación se encuentra completamente vacía, a excepción de la nota sobre la cama. El hombre se apresura a tomar la hoja que contenía un breve mensaje que lo decía todo.
“El tiempo se acabó, mi estúpido ángel,
ven por ella”
—¡Es una trampa! —dice Orión al leer la nota, mientras vuela detrás de él.
—¡No importa su maldita trampa! ¡Acabaré con él ahora mismo! —Asher aprieta la mandíbula con una mirada fría y determinante.
—¡Espera! ¡No es tan fácil ir a la boca del lobo! —Orión frunce el ceño al recordar la pesadilla que vivió en carne propia — ¡El portal te envía de manera aleatoria a su escondite! ¡Podrías terminar entre esos malditos monstruos come humanos!
—¡Eso no me importa! ¡Destrozaré a Demian y volveré con Melissa!
Asher se apresura a crear un portal en la pared, usando la luz que emerge de sus manos.
—¡Asher! ¡Escúchame! —Luego de un resoplido, Orión recobra la compostura —. Tengo que ayudar a los humanos, pero antes de irme quiero que alguien te acompañe a ese peligroso lugar.
Orión por un instante cierra los ojos, usando la telepatía a su favor. Por otro lado, Asher observa el portal donde se muestra el interior de lo que parece ser una habitación con paredes de distintas tonalidades rojas.
Incandescentes llamas iluminan la habitación, y una majestuosa ave fénix se posa en el piso blanco. Una fuerte luz blanca emergía del cuerpo que tenía aquella ave. Un torso sale a la vista, piernas largas crecen del ave, hasta convertirse en un hombre alto, tonificado y completamente erguido.
En un instante, Asher se había dado cuenta de la identidad de aquel hombre de gabardina, al observar sus ojos grises tan intensos como los de Melissa y su padre.
De Enzo emana una energía descomunal que eriza la piel del ángel; por un momento recuerda el poder de los grandes Serafines que le habían otorgado un porcentaje de su poder.
Orión se ocupa de explicarle la situación en la que se encuentran.
—Está bien, Orión, puedes ir al mundo humano, yo acompañaré a Asher. —anuncia el hombre de tez clara y pelo gris.
Orión asiente. Sin previo aviso, toma la mano del pelirrojo hasta colocarlo frente a Enzo.
—Él es Asher, es el ángel del que te hablé —Enzo levanta las cejas al ver un destello de luz en él —. Por fin puedo conocer al compañero de vida de mi nieta.
—Encantado de conocerlo, señor Enzo —Asher estrecha su mano con la del hombre elegante —. Como verá, no tengo tiempo, Demian se ha llevado a Melissa.
—Comprendo, Asher, pero no podrás encontrar a Demian con un simple portal. —La voz de Enzo se vuelve más profunda y sería: —Te llevará un hoyo negro donde te perderas en la infinita oscuridad o te arrojará sus humanos genéticamente modificados y serás el platillo principal.
Orión traga saliva al recordar que el portal, por suerte, lo arrojó fuera de las jaulas de dichas bestias.
—Muéstrame—Asher cierra los puños a sus costados, tratando de calmar sus ansias. — ¿Cómo encuentro a Demian?
—A él nunca lo encontrarás a menos que tengas suerte —Asher tensa los hombros —. A quien debes de buscar es a Melissa, solo tú puedes encontrarla.
—¿¡Cómo!? —exclama Asher con desespero.
—Tira del lazo del destino que los une.
—¿¡Cuál lazo!? —replica Asher
—Cierra los ojos —Enzo espera a que Asher siga sus indicaciones—. Ahora recuerda a Melissa.
En la oscuridad, Asher comienza a recordar la dulce sonrisa de Melissa, de sus labios llenos de pasión y deseo. Se llena de las tardes, donde la cascada los cubre del dolor y la brisa cantan una canción de amor para ambos. Asher comienza a arder en recuerdos. La primera vez que sus ojos se cruzaron, ella cargando un dolor infernal en el pecho y el desorientado en su deber como ángel. Recuerda con fervor su anhelada promesa de estar juntos hasta la eternidad, rodeados de amor, juguetes y un hermoso bebé.
—Ahora un punto de luz aparecerá frente a ti, tómalo y hazlo tuyo —indica Enzo con paciencia y calma.
Observa detenidamente el punto de luz que se muestra frente a él, hasta adentrarse a su cuerpo, un poderoso rayo de luz recorre su médula espinal.
—Está listo, abre los ojos.
El ángel parpadea un par de veces hasta obtener de nuevo el enfoque y recuperar la vitalidad.
—Observa tu mano.
Asher contempla con atención el hilo rojo que se enreda en su meñique y se estira hasta el infinito.
—Es el hilo rojo que conecta a aquellos que están destinados a estar juntos. Este hilo puede estirarse, contraerse, pero jamás romperse; es el lazo que los une.
—¡Wow! ¡Enzo, eso fue, eso fue increíble! ¡Tienes que enseñarme a hacer eso! —Orión vuela alrededor de Asher mirando de cerca el hilo rojo que brilla con intensidad.
—¡Orión! ¡El cuerpo de Melissa no está en el astral! ¡Estoy segura de que ella había dejado su cuerpo ahí! —exclama Cassiel desde el ventanal.
—Lo sé, Cassi, Demian la ha secuestrado —dice Orión al detener su vuelo.
—¿Qué? ¡Ay por todos mis ángeles! Lo siento, yo estaba en otro portal y…
—Está bien, Cassi, Asher y Enzo se ocuparán de eso, ahora tenemos que ir al mundo humano —anuncia Orión con preocupación—. Amigos, por favor, sobrevivan y traigan de vuelta a Melissa. Los estaré esperando en el mundo terrenal.
—Volveremos, Orión, es una promesa. También sobrevive, amigo, que pronto nos volveremos a ver —dice Asher con una sonrisa triunfal.
Asher le regala un rayo de esperanza que el joven albino no sabía que necesitaba.
Orión asiente y vuela a toda prisa hasta el otro lado del ventanal, donde su mejor amiga lo espera. Enzo se despide de los pequeños ángeles, los cuales desaparecen al instante de la cabaña.
—Asher, ahora podemos eludir las trampas de Demian, toma el hilo rojo y ordénale que te dirija a mi nieta —. La mirada de Enzo es fría como el hielo —. Yo te acompañaré, es peligroso ir solo a ese lugar…
—Gracias señor Enzo, aceptaré su ayuda.
Con una flama ardiente en el pecho y el vértigo de la incertidumbre en el estómago, Asher toma con fuerza el hilo rojo. Con voz fuerte y clara, el ángel guardián da la orden de ser llevado a donde se encuentra Melissa, es decir, al otro extremo del hilo del destino.
—Espera un poco más, amor mío, pronto llegaré a ti.
—Necesito que tomes cualquier auto y salgas ahora mismo de Chicago —La voz de Dylan es agitada a través del auricular.
El rubio corre entre los escombros y los cadáveres esparcidos de lo que alguna vez fue un jardín.
—¿¡Y qué pasará contigo? ¿A dónde irás!? —cuestiona Zaiden.
—Voy hacia la calle 26, Nobu perdió ambas piernas, necesitan refuerzos —detrás de la voz de Dylan, aparece el sonido de disparos — No dejaré que mueran.
—¿Y crees que dejaré que tú mueras? —Zaiden frunce el ceño, su voz suena disgustada.
—¡No, Zaiden! ¡Ni se te ocurra venir! —dice Dylan alzando la voz—. ¡Por favor, mantente a salvo, mantén a salvo a nuestra familia! ¡Vete lejos de aquí, no tienes que preocuparte por mí!
—Somos Zaiden y Dylan, tú y yo contra el mundo ¿Recuerdas? Si este es el fin del mundo, quiero estar contigo hasta el final —anuncia Zaiden con determinación.
—Si algo te pasará… no lo soportaría. —por un instante la voz de Dylan se quiebra —¡Te lo ordeno Zaiden Campbell, vete lejos de aquí ahora mismo!
—¡Me importa un carajo tus órdenes, iré ahora mismo a la calle 26!
—¡Maldita sea Zaiden, escúchame!
—Lyssa y Set protegerán a nuestra familia, ellos se encargarán de sacarlos de aquí.
Dylan aprieta los puños.
—Pero Zaiden…
—No hay peros Dylan, voy para allá.
Inmediatamente, Zaiden cuelga la llamada por el auricular. Y se acerca a su familia que está a unos metros lejos de él.
—Vengan aquí, necesito que me escuchen —Todos inmediatamente lo rodean — Lyssa y Set vendrán por ustedes y los llevarán lejos de aquí. Necesito que hagan todo lo necesario para mantenerse a salvo ¿Entendido?
Petra y Oliver asiente.
—¿A dónde irás? —cuestiona Carol con los brazos cruzados.
—A la calle 26, Dylan y el equipo me necesitan, iré con ellos.
—Quiero ir con ustedes —Oliver toma con fuerza el brazo de Zaiden — ¡Yo también quiero pelear por ustedes!
—No, pequeño… —Zaiden acuna entre sus manos el rostro de Oliver —Necesito que cuides de ellos, necesito que te mantengas a salvo. ¿Puedo contar contigo?
Con resignación Oliver asiente, jamás podría desobedecer a su padre, todas sus palabras siempre han sido como una ley para él.
—Yo iré contigo —afirma Sara con una mirada flameante.
Zaiden arquea la ceja, saca un auricular inalámbrico y lo coloca en sus manos.
—Entonces seguirás mis órdenes Sara.
Sara asiente y acomoda el artefacto en su oreja izquierda.
—¡Sara, no lo hagas! ¡No me dejes, por favor! —exclama Carol con voz quebrada.
—Tengo que ir Carol, yo también quiero hacer algo por ti y por los demás — Sara traga saliva al ver las lágrimas de la rubia — Estaré bien, lo prometo.
—Tengo miedo Sara, tengo miedo de que algo malo nos pase a todos, no quiero estar lejos de ti.
Con un nudo en la garganta, Sara abraza a la mujer de ojos claros.
—Lo siento Carol, tengo que ir, pero te prometo que volveré con vida.
—¿En serio lo prometes?
Carol se mantiene expectante en los destellos de honestidad que se reflejan en los ojos de Sara.
—Lo prometo. ¿Puedes prometerme lo mismo?
—Lo prometo —dice Carol con un gran suspiro en los labios.
Zaiden se reencuentra con Lyssa y Set, escuchan con atención las indicaciones del segundo al mando.
Carol presiona con fuerza sus labios rosados contra los de Sara, hasta obligarse así misma a apartarse de ella, ahogándose en una agobiante despedida.
—Entendido, nos encargaremos Zaiden —en el rostro de Lyssa se dibuja una tierna sonrisa, por ello Zaiden alborota su flequillo.
—Cuento contigo pequeña.
—¿Qué hay de mí? Yo también quiero ser despeinado —dice Set con un puchero en los labios.
— Olvídalo imbécil.
—Ven aquí —Set estira sus brazos, haciendo que Zaiden se aleje de él —¡No huyas cariño!
De pronto, por breves segundos, la tierra se sacude, alarmando a Zaiden y a todos a su alrededor.
—¡Mierda!
Zaiden busca la procedencia del temblor, se encuentra con árboles en llamas, neblina, escombros y un impresionante dragón que avanza entra las casas de Chicago.
—¡Es hora! ¡Lyssa, Set cuento con ustedes! —Sus compañeros asienten mostrando seguridad y confianza en sí mismos —¡Sara, nos vamos!
Continuará... 🥀
Admito que empezar a escribir todo esto, me pone de los nervios, pero estaré dando lo mejor de mi. ❤️
¿Te esperabas la aparición de Enzo?
Gracias por seguir está historia y por todo su apoyo. I love you forever ❤️
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