
Capítulo trece: Una lluvia de emociones
Más tarde, Dylan y Zaiden se encuentran en la sala de espera a lado de Carol, ella les informa todo lo que ocurrió en la mansión. Sara se mantiene en silencio para permitirle a la rubia explayarse en su explicación.
Dylan mira por un segundo la pantalla de su iPhone, se percata de que el reloj marca la 1:01 am, algo que el rubio se imaginaba, luego su concentración regresa a las palabras de Carol.
—¡Qué mierda! —Responde Zaiden sorprendido, sus ojos se abren por completo al escuchar los detalles de lo sucedido —. ¿Está bien Petra?
—Sí, ella está bien, afortunadamente el personal de seguridad la protegió durante la balacera —dice Carol, su tristeza se nota a simple vista —. En estos momentos, la señorita Lucía se encuentra en la mansión y la señora Petra está ayudando con su testimonio.
Dylan no puede soportar escuchar un segundo más a la rubia, por lo que se levanta bruscamente de su asiento, Zaiden alcanza a tomar su mano con fuerza.
—¿A dónde vas? —Cuestiona alarmado.
—No puedo estar sentado de brazos cruzados, necesito verla con mis propios ojos.
En su mirada se desborda la impotencia que lo sofoca. Al enterarse del peligro al que estuvo expuesta la mujer que lo crio y cuidó desde pequeño, le alteran los nervios a Dylan.
—Entiendo, amor, haz lo que tengas que hacer, yo cuidaré a Melissa —expresa Zaiden con seguridad, y en un gesto de apoyo suelta su mano.
El rubio siente un breve consuelo al ser comprendido por su novio.
De pronto, Melissa y Asher salen del pasillo tomados de la mano a la sala de espera.
—¿¡Por qué mierda estás aquí Asher!? —Exclama Zaiden horrorizado, al verlo caminar tranquilamente hacia él.
Sara y Carol se levantan de sus asientos sorprendidos de los vendajes que cubren el cuerpo del pelirrojo.
Dylan enmudece al verlo caminar con vigor por la sala de espera, mostrando una mirada de resiliencia desmesurada. En su mente regresan las imágenes de su cuerpo mutilado y ensangrentado, ver con sus propios ojos el abismal contraste lo deja atónito.
—Tranquilos chicos, Asher está bien —Aquellas palabras que salen de su boca son impulsadas por la confianza absoluta que siente Melissa por el pelirrojo.
—No hay nada de que preocuparse, podemos irnos todos a casa —expresa Asher, muestra su gentil sonrisa tratando de aligerar el ambiente tenso.
—¿Estás loco? ¿Cómo mierda te van a dejar salir así? ¡Te estabas desangrando en el cuarto de almacén, te hicieron reanimación! ¡Asher estabas a punto de morir! —. Zaiden exclama exasperado, le fastidia la forzada sonrisa que el guardaespaldas le muestra.
—Zaiden, sé lo preocupado que estás por mí, pero ya me he recuperado —Asher se mantiene en calma —. Solo confía en mí...
Asher tiene la verdad en la punta de su lengua, pero prefiere guardar silencio hasta encontrar el momento adecuado para revelar su verdad.
Por un instante, Zaiden recuerda al guardaespaldas ensangrentado, tirado en el piso a lado de la pared hecha pedazos; por el contrario, verlo de cerca tan lleno de vida, le hace querer vigilarlo más de cerca.
—Te creo Asher —Expresa Carol mostrando una sincera sonrisa.
—Si los dos están de acuerdo con salir ahora mismo del hospital, por mí no hay problema —Manifiesta Sara de manera indolente, muestra las palmas de las manos, en señal de respeto hacia la decisión de la pareja.
Melissa mira los ojos color miel de Dylan, mientras se encuentra parado frente a ella, cruzado de brazos. El rubio inmediatamente baja la guardia al ver de nuevo su mirada de súplica, sin importar que posiblemente su amiga de la infancia haya sobornado a la doctora del Área de Urgencias.
—Si la doctora lo permite, supongo que está bien —Expresa Dylan conteniendo su inconformidad.
—Asher solo prométeme que estarás bien al salir de aquí—Zaiden estira su puño esperando una respuesta de él.
—Lo prometo —Asher choca los puños con Zaiden, sonríe al notar la inquietud que genera en el hombre de ojos verdes.
Zaiden maneja el Mercedes Clase G a toda velocidad. Dylan se encuentra en el asiento de copiloto, piensa en las posibles reacciones de Melissa al llegar a la mansión, ya que ninguno acordó hablar con ella al respecto.
Melissa duerme plácidamente en el hombro de Asher, olvidando así las angustias que vivió durante el día.
Matt sigue al Mercedes Clase G desde el Lamborghini rojo. Sara y Carol se encuentran en los asientos de atrás platicando sobre temas banales que calman la preocupación de la rubia.
Luego de estacionar la camioneta, Dylan sale del vehículo azotando con fuerza la puerta. Melissa despierta al escuchar el estruendoso ruido, nota que Zaiden también sale apresuradamente de la camioneta.
—¿Asher qué está pasando? —Cuestiona alarmada, al ver por la ventana los diversos vehículos policiales estacionados en todo el jardín.
—No lo sé, pero vamos juntos a investigar... —Dice Asher con calma.
Melissa baja del auto junto al pelirrojo, en medio de la noche le abruma observar a los policías y personas desconocidas que caminan por todo el lugar. El ruido producido por los autos policiales se vuelve ensordecedor para los oídos de la pelinegra.
Asher toma la mano de Melissa con la misma fuerza que ella lo hace, caminan hasta la entrada de la mansión, ahí encuentran a los peritos tomando fotos a las ventanas y puertas hechas pedazos, estas son cubiertas por cintas amarillas con la palabra "prohibido el paso"
Melissa observa a su alrededor. En un abrir y cerrar de ojos localiza a su madre al lado de la fuente de mármol, conversando con el comandante de la policía.
—¡Madre! —Manifiesta Melissa, el comandante guarda silencio al verla llegar —¿Qué está pasando aquí?
—¿Dónde estabas niña?—Examina con desprecio al guardaespaldas, se detiene por un segundo en los vendajes de su torso— Sabes qué olvídalo...
—¡Madre por favor! — La fulmina con la mirada.
—Si me lo permite señorita yo le puedo informar— interrumpe el comandante.
Melissa y Asher prestan atención a lo que está a punto de decir.
—Alrededor de las 8 de la noche, un empleado, del cual aún se desconoce su identidad, dejó entrar a una camioneta blindada con 11 hombres encapuchados en su interior. Tenemos un registro de 3 empleadas domésticas con heridas de bala y 4 empleados de seguridad privada fallecidos durante la balacera — Melissa aprieta los puños para contener la rabia que le provoca aquella noticia —Robaron el cuadro "Melissa" así como diversas pertenencias de alto valor monetario del señor Kurt Hyland. Durante el robo, las cámaras de seguridad dejaron de funcionar, pero gracias a una empleada doméstica sabemos que el altercado duró aproximadamente 20 minutos. Los culpables lograron escapar, pero 3 de ellos fallecieron en el asalto.
Al escuchar esa contundente noticia Melissa ya no siente dolor, ya la habían quebrado, más bien siente rabia, coraje e impotencia por la manera tan ruin en la que actuaron. No hacía falta buscar a los culpables, Romina y Eleonora le habían advertido a ella y a su madre que irían tras el cuadro, subestimó sus acciones, desestimó los posibles extremos a los que llegarían por obtener las pertenencias de su padre.
—Gracias por su informe, comandante John, ahora le pido que me dé unos minutos con mi hija —ordena Lucía con amabilidad.
—Claro señorita Lucía, estaré por allá si me necesita —El hombre señala a sus demás compañeros que se encuentran platicando a lado del vehículo policial.
De momento, Melissa vomita la explosión de coraje que acaba con su paciencia. Asher sostiene su cintura y sujeta su cabello; esta acción ayuda a la pelinegra a terminar lo que su cuerpo necesita expulsar.
—¡Esas malditas escorias me la van a pagar! ¡Primero arman un escándalo por querer entrar al evento, luego manda a esos malditos hombres a robarme! ¿Creen que soy estúpida? — La mirada de Lucía muestra su exasperación, la sangre le hierve tanto que cualquier cosa le irrita—. ¡Y lo peor de todo es que hay un traidor dentro de la mansión! Tsk, no puedo creerlo… ¡Esto no se va a quedar así!
En esos momentos aparece una ligera lluvia, la brisa fría y húmeda acarician su cuerpo. Aquel clima expresa el corazón adolorido de Melissa.
Inevitablemente, Asher abraza a Melissa, sus manos sostienen su cabeza y su espalda, transmitiendo así todo el amor que ella necesita.
Melissa cierra los ojos dejándose llevar por el amoroso beso que Asher le regala en su frente. En medio del tormentoso momento destellos de luz llenan su alma. El pelirrojo le hace olvidar por un instante el dolor que lleva por dentro, apaciguando de esta manera sus sentimientos.
Lucía la mira estupefacta, jamás imaginó que su hija se rebajaría al nivel de un guardaespaldas cualquiera. Aquel abrazo representa la culminación de sus planes, contempla con irritación aquellas muestras de amor. Frente a sus ojos se desvanece el matrimonio que deseaba arreglar con Demian Bennet o con el hijo de algún político.
De pronto los pensamientos de Lucía se ven interrumpidos por Petra. La mujer se encuentra acompañada por Dylan, Zaiden, Sara y Carol que atiende una llamada telefónica.
—Señorita Lucía, me retiro de la mansión por la lluvia. Espero haber sido de ayuda —su voz es amorosa a pesar del caos que le rodea.
—Has sido de gran ayuda, Petra. Si quieres, puedes venir conmigo a mi Suite.
—¡Petra! —exclama Melissa, preocupada por la mujer de cabello blanco y sin pensarlo se lanza a sus brazos —. ¿Estás bien? ¿Te lastimaron?
—No, mi hijita, estoy bien, solo fue un horrible susto. —En el rostro de Petra, como rayos de sol, se asoma una cálida sonrisa.
—Gracias por su hospitalidad, Lucía, pero mi abuela vendrá conmigo —responde Dylan en nombre de su abuela al verla ocupada con Melissa.
—¡Ja! ¡Aquí está mi moto!— Exclama Zaiden con emoción al ver su motocicleta en buen estado, estacionado en una esquina del jardín —¡Qué idiotas!
Sara y Dylan sonríen al ver a Zaiden correr hacia su motocicleta maravillado.
— Gracias señorita Lucía, pero tengo mi propia casa cerca de la mansión, así que no se preocupe por mí —Explica Petra con serenidad. Lucía se sorprende ante las palabras de Petra —. También es usted bienvenida a mi casa.
—No puedo aceptar tu invitación Petra, pero te lo agradezco — Lucía mira a Carol acercarse al círculo de personas en el que se encuentra conversando —¿Carol vienes conmigo a la Suite? Sé que no tienes donde quedarte, no te preocupes puedes venir conmigo.
—Eh.. Yo... —Carol mira a Sara al igual que a Dylan al estar dudosa de tomar una decisión.
—Carol, Sara, pueden venir con nosotros, no es una mansión, pero hay suficiente espacio en casa para todos —Decreta Dylan de forma apacible.
—¡Bien! Está decidido entonces.
Lucía se dirige a su hija, nota que saca de la bolsa de Petra a su pequeña minina.
— ¡Melissa ya vámonos, no quiero pescar un resfriado!
—No madre, me iré con Asher —Dice Melissa firme de su elección, toma en sus brazos a su mascota y al mismo tiempo percibe el gran apoyo que Asher le ofrece al sentir la presión de sus dedos en su hombro.
—Estoy exhausta Melissa, deja de hacer berrinche ¿Quieres?
—Madre, por favor respeta mi decisión.
—¡Haz lo que quieras, ya no me importa! ¡Solo responde las malditas llamadas, y mandame la dirección del lugar al que irás! —Lucía toma su bolso, obligándose a sí misma a mantener la compostura —. Hija solo te pido que pienses muy bien lo que estás haciendo, no quiero que arruines tu vida.
Lucía mira con desprecio al guardaespaldas y en un gesto de repulsión Melissa se da cuenta de su indirecta.
—Ya he tomado mi decisión madre, no pienso retractarme — Melissa entrelaza sus manos con las de Asher, por un instante contempla sus hermosos ojos azules reafirmando el amor que siente por él —Estaré bien madre, estoy completamente segura.
Asher le devuelve la sonrisa que esboza Melissa con melosidad..
—Me llevaré el Mercedes, ustedes pueden llevarse los otros autos —Se rinde al verla feliz con su decisión.
Lucía le entrega las llaves del Ferrari y el Lamborghini a su hija.
Después de despedirse de Petra y los amigos de Melissa, Lucia se dirige a los policías para concluir las investigaciones. Matt la espera pacientemente en el auto para llevarla a la lujosa Suite de Hotel.
Antes de que la lluvia se vuelva tormenta, Dylan recorre las calles de Chicago con múltiples charcos de agua en la motocicleta blanca. Zaiden se aferra a la cintura de su novio teniendo la sensación de ser el protagonista de un video musical.
Sara maneja el Ferrari siguiendo la motocicleta que avanza a gran velocidad, mientras Petra y Carol disfrutan de un plácido sueño en los asientos de atrás.
Por otro lado Asher maneja el Lamborghini por la carretera libre, dirigiéndose a su propio departamento.
Melissa contempla la lluvia que cae en los árboles de la despejada carretera, acaricia a su mascota la cual duerme en su regazo.
Se aferra al recuerdo de su último cumpleaños que festejó a lado de su padre, evoca de manera agridulce la sonrisa que se formó en su rostro, al entregarle el cuadro "Melissa" que realizó especialmente para ella. Hace memoria de las estruendosas risas que compartieron ambos al ser embarrada de pastel en la cara, y en las tardes de pintura en óleo después de llegar de la Universidad.
Pensar que le han arrebatado los preciados recuerdos que guardaba con tanta adoración, le parten el alma. Se refugia en el sonido de la lluvia que acompaña a sus lágrimas llenas de melancolía.
Continuará....🥀
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