Suena el teléfono de Melissa. 

—¿Diga? 

—¡Señorita Melissa, su madre la solicita en la mansión, los Bennett están aquí! —exclama Carol con premura. 

Melissa siente un nudo en el estómago, por lo que toma con fuerza la mano de Asher.

El guardaespaldas está al pendiente de la llamada.

—¡Dile a mi madre que no firmaré  ningún negocio que tenga que ver con los Bennett! 

—¡Pero señorita Melissa, su madre la está esperando!  —La voz de Lucía se escucha de fondo, luego le arrebata el teléfono —. ¡Niña, te dije que te daba un día para pensar las cosas, ven aquí a firmar cómo habíamos quedado!

—¡No, madre, no quiero hacerlo, no lo haré! ¡Respeta mi maldita decisión! —En breve cuelga el teléfono y lo apaga.

Melissa abraza de nuevo al pelirrojo para mantener la calma.

—Lo hiciste bien, nadie puede obligarte a hacer algo que no quieras hacer  —La mira a los ojos con dulzura. 

Por unos momentos ambos se mantienen abrazados

—¡Tengamos una cita! —dice Melissa  emocionada. 

—¿Una cita? 

—¡Sí, en estos momentos tengamos una cita!

—¿Qué es una cita? —cuestiona Asher con curiosidad.

—¿Nunca has tenido una cita? —pregunta sorprendida.

—No.

—¿Eres de otro planeta? —dice con sarcasmo—. Una cita es cuando dos personas salen a divertirse, ríen y se conocen en profundidad para saber si hay posibilidades de tener una relación. Ya sabes esas cosas cursis. 

—Suena bien, tengamos una cita —Asher sonríe al verla feliz.

Después de haber manejado por una hora, escuchando su música preferida a un volumen alto, Melissa estaciona el auto cerca de la entrada del parque de diversiones.

Al salir del Lamborghini, Asher contempla la montaña rusa que se encuentra cerca de la entrada, solo traga saliva al escuchar los gritos de las personas arriba del juego. 

—¿Dónde estamos, Melissa? —pregunta Asher nervioso.

—¡Estamos en el parque de diversiones —alza las manos y da un pequeño salto— "Six Flags" —dice Melissa con emoción.

Ella toma su mano y lo lleva a la entrada. Tras una larga espera en fila y después de haber comprado los boletos, entran al parque de diversiones. 

—Hace unos años mi padre y yo veníamos mucho a este lugar, nos divertíamos demasiado aquí. Tengo muchos recuerdos con él y ahora quiero crear recuerdos contigo —dice Melissa—. Los ojos de Asher brillan al escuchar sus intenciones.

—Bueno, es la primera vez que vengo a este lugar, así que estoy en tus manos —sonríe nerviosamente. 

—¡Déjamelo a mí! ¡Será el mejor día de tu vida! —dice entusiasmada—. Ahora vamos primero a mi juego favorito.  

Melissa toma la mano de Asher y lo lleva a la fila de la montaña rusa.

Asher siente una inmensa felicidad sostener la mano de la mujer que le acelera el corazón, es afortunado de ser él quien lo haga. 

Tras haber esperado en la fila, llega su turno. Ambos toman los asientos de adelante, luego se colocan el cinturón de seguridad. 

—¡Melissa, debimos habernos sentado en los asientos de atrás! —dice nervioso, revisa una y otra vez su cinturón de seguridad. 

—¡Atrás no se siente nada, hasta adelante está la diversión!

Observa las manos de Asher temblar, sonríe y toma con fuerza su manos pálidas.

—Tranquilo, solo vas a sentir que se te sale el cuerpo y tal vez vas a suplicar que te bajen.

—¡Melissa, dime que estás bromeando! —exclama Asher con inquietud, siente su corazón acelerado. 

Por tu seguridad, está prohibido sacar las manos a los costados del juego. ¡Gracias por tu atención y esperamos que te diviertas! 

Suena un ruido estruendoso; en breve el carrito comienza a avanzar. Asher aprieta la mano de Melissa.

—¡Relájate, no pasa nada! —exclama divertida.

Poco a poco suben a la cima.  

—¿Cómo me voy a relajar, ya viste que estamos a 20 pisos de altura? —Asher observa todo el parque, logrando apreciar diversos juegos mecánicos.  

Suelta a Melissa y sujeta con fuerza el barandal, en un parpadeo el carro cae en picada. 

—¡AAAAAAAAAH! —Asher desgarra su garganta. 

—¡AAAAAAAH! ¡JAJAJAJA! —Melissa levanta las manos con emoción. 

Asher la observa incrédulo, pero las cosquillas en su estómago le devuelven la concentración, rápidamente se aferre al barandal. El juego cae en picada de nuevo, Asher cierra los ojos y luego los abre para seguir viendo el recorrido.

—¡AYUDAAAAAA! —grita Asher con desesperación.

—¡JAJAJA! ¡AAAAAAAH! —Melissa levanta de nuevo las manos. 

Tras unos segundos más en el juego, termina abruptamente su recorrido. Melissa tiene el cabello despeinado y Asher tiene el corazón en la garganta. Luego de quitarse los cinturones de seguridad, Asher le ayuda a bajarse del juego.

Al salir, Melissa se ríe al ver la cara pálida de Asher.

—¿Y bien? ¿Qué te pareció? 

Él la mira reír, lo cual le hace feliz. —¡Fue divertido!— Dice con emoción, aunque sus manos siguen temblorosas.

—Ven, vamos al Kilahuea, ya estás listo. 

—¿El kila qué? —dice Asher.

 Ella toma su mano y ambos corren juntos hasta llegar al juego mecánico. Asher observa el majestuoso juego que consiste en una caída libre a más de 60 metros de altura. Traga saliva y de nuevo siente los fuertes latidos de su corazón. 

Después una infernal espera y una batalla en su mente entre subir o no subir al juego, Melissa lo toma de la mano para elegir un asiento. Ambos toman sus asientos, luego bajan el chaleco de seguridad. 

La persona encargada de la seguridad, revisa que los chalecos estén bien asegurados. 

—Melissa, ¿por qué no se escucha nada? —pregunta Asher aferrándose al chaleco de seguridad. 

—Porque en cualquier momento nos van a subir —responde Melissa emocionada. 

—¿Qué? —dice Asher con temor. 

En cuestión de segundos suben a la cima. No sale la voz de Asher, el cosquilleo que siente es demasiado fuerte, prefiere cerrar los ojos con fuerza y abrazar su chaleco de seguridad. Melissa se ahoga en un grito feroz lleno de adrenalina. Después los dejan suspendidos en la cima, lo que pone más nervioso al pelirrojo. 

—¡YA VAMOS A BAJAR! —dice Melissa con emoción. 

—¡NOOO! —dice Asher temeroso. 

—¡AAAAAAAAAAAH! —exclaman al unísono. 

Asher cierra los ojos y se promete a sí mismo no volver a subir a otro juego. Cuando los abre, se da cuenta de que están dando una vuelta de cabeza en otro juego mecánico. Siente que el estómago se le va a los pies. Melissa sigue alzando las manos, lo cual a él le sigue sorprendiendo.

Tras haberse subido a Batman, Crazanity, Womder Woman Coaster, The Joker, Medusa, Steel Coaster, The Dark knight Coaster y Supergirl Sky flight. Ambos se sientan en una banca frente al juego mecánico Splash, mientras observan el recorrido del juego, manteniendo una distancia prudente del agua que cae constantemente del juego. Ambos observan los hermosos colores del atardecer que cubren el cielo. Asher le da un sorbo a su bebida, mientras Melissa se termina de comer la última rebanada de pizza.

—Tenía años que no me divertía así —ella contempla la sonrisa de Asher—. ¿Te estás divirtiendo? 

—En un principio estaba muy nervioso, pero conforme fuimos subiendo a más juegos, de verdad comencé a divertirme —dice Asher, lo que hace que el corazón de Melissa se llene de alegría. 

— ¡Yo también me divertí muchísimo!

Melissa voltea a su derecha y observa una gran rueda de la fortuna.

— ¡Vamos a nuestro último juego! 

Una vez que tiraron en el bote de basura todos sus residuos, esperan en la fila. Melissa entrelaza sus manos con las de Asher, esto le provoca sensaciones gratificantes. Lo mira para coincidir con sus hermosos ojos azules, ambos sostienen la mirada más de lo usual, por lo que Melissa se voltea antes de que Asher note su cara ruborizada. 

Su turno llega y ambos toman un asiento. La rueda de la fortuna comienza a subir y la luna  hace su aparición. El parque se ilumina con múltiples luces de colores.

—Me gusta verte feliz —Toma un mechón del cabello de Melissa y lo coloca detrás de su oreja. 

—Gracias... Gracias por cuidarme y por hacer que este día sea increíble para mí —ella sonríe al ver la dulce sonrisa de Asher—. Quisiera saber más de ti, cuéntame sobre tu familia, tus ex parejas, cuéntame sobre tu infancia, quiero saber más de ti.

—No puedo... —Dice Asher afligido.

—¿Qué? ¿Por qué? —dice Melissa, sin poder creerlo —. ¿No confías en mí?

—¡Confío en ti! Es solo que no puedo hacerlo...

Asher devia la mira de Melissa.

— Si te lo digo, podría desaparecer de tu vida. 

—¿Desaparecer? ¿Por qué? —dice Melissa confundida.

—No espero que me entiendas, solo deseo que respetes mi decisión. Tal vez algún día pueda contarte mi historia, pero por ahora no puedo —dice Asher en voz baja, con un semblante triste—. Yo solo quiero permanecer a tu lado...

Melissa toma el rostro de Asher con ambas manos contempla sus ojos claros.

 —Te dije que este sería el mejor día de tu vida, nada de caras largas —Asher no deja de mirarla —. Comprendo que no puedas decirme nada sobre ti y no te presionaré. Lo que sea que quieras o no decirme, lo aceptaré. Y yo también lo único que deseo es estar contigo. 

De pronto la rueda de la fortuna se detiene.

Asher siente un gran alivio al escuchar aquellas reconfortantes palabras. Ella retira las manos de su rostro para apoyarse en sus hombros, se acerca a una de sus mejillas y le da un tierno beso que rosa la comisura de sus labios. 

Asher coloca delicadamente su mano en la mejilla de Melissa. Ella lo mira con deseo, esperando algún movimiento. Asher contempla sus hermosos ojos grises, llenos de esplendor en medio de la noche. Su mirada dibuja los carnosos labios de Melissa sedientos de amor, se acerca a ella hasta sentir sus exquisitos labios. 

Melissa envuelve el cuello de Asher entre sus brazos. Él toma su cintura y la acerca aún más a su cuerpo. Puede escuchar los latidos de su corazón sincronizándose con los suyos. Ambos se besan a un ritmo lento y apasionado.

Asher muerde sus labios, percibe su  refrescante aroma que lo seduce, luego sigue saboreando sus dulces besos. Las mariposas vuelan en su estómago y en su alma, una sensación que jamás había sentido. 

Melissa siente cómo las piezas rotas de su corazón se vuelven a enlazar. Por un instante siente que solo ellos dos existen en el mundo. Los fuegos artificiales explotan en su corazón, sentir las manos de Asher en su espalda la hacen volver a la vida. Ella consume la dulce fragancia proveniente de él.

Él memoriza los apasionados movimientos de los labios de Melissa, que le derriten el alma. Ella acaricia con ternura el rostro de aquel hermoso hombre que le sostiene el corazón; sus manos bajan lentamente a su cuello, disfrutando cada centímetro de su suave piel. 

De pronto la rueda de la fortuna comienza a avanzar. Melissa reduce el ritmo de sus besos hasta finalizar su apasionado encuentro.

En poco tiempo ambos bajan de la rueda de la fortuna.

Más tarde llegan al estacionamiento. Asher abre la puerta de Melissa, luego la ayuda a subir al auto. Él toma el volante mientras Melissa se abrocha el cinturón. 

—¿La llevo a la mansión, señorita Melissa? —pregunta Asher, mientras arranca el coche. 

—Por favor, llévame a tu departamento, aún no estoy lista para volver —dice Melissa después de un gran bostezo.

Tras cruzar el puente y salir del tráfico, llegan al departamento. Asher nota que Melissa se encuentra dormida. Sale del auto y deja abierta la puerta del departamento. Después carga a Melissa y la lleva adentro. La acuesta en la cama, ella abre los ojos, pero al ver el rostro de Asher vuelve a dormir. 

El guardaespaldas se asegura de que el Lamborghini esté cerrado con seguro. Al cerrar la puerta de la entrada, se desploma en el suelo y se recarga en la puerta. 

Un bocado de aire llenan sus pulmones y al exhalar relaja el cuerpo. Trata de asimilar toda la información que recibió durante el día. Piensa en: ¿Qué pasará con Melissa cuando Dylan esté devuelta? ¿Cómo detendrá a Demian, el cual posee poderes extraordinarios y a un grupo criminal que lo respalda?

Asher se hace uno con la oscuridad, tantos cuestionamientos en su cabeza lo asfixian. Hasta que el recuerdo de los cálidos besos de Melissa, le da la fuerza suficiente para seguir adelante. Se levanta del suelo y se dirige a la cama, después de haber vivido el mejor día de su inesperada vida. 

Continurá..... 🥀