Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo dos: ''Melissa''

La mujer abre los ojos abruptamente y lo primero que logra divisar son unos ojos azules.

—Tú...

Por un momento se queda muda al contemplar unos brillantes ojos como el de un cielo despejado. Al tomar conciencia de la situación, aparta la mirada, se aleja de Asher y se levanta con dificultad. 

El pelirrojo de igual manera se alza del suelo, luego le extiende su mano, ya que intenta ayudarla.

—¡No me toques! ¡Me das asco! 

La chica sigue su camino por la banqueta, con la frente en alto y la visión borrosa. 

—¡Señorita, no puede caminar por la calle sola! ¡Al menos no de esa manera! —dice Asher, mientras camina a sus espaldas.

—¡Si no te gusta, pues no debiste haberme salvado! —exclama Melissa, hay furia en sus palabras.

—Lo siento, señorita, la llevaré a casa.  

Melissa da la vuelta y se detiene abruptamente frente a él —¿No lo entiendes? ¡Maldita sea, me quiero morir! ¡Solo quiero eso, morir! —Exclama Melissa, lágrimas caen de sus mejillas. 

Asher mira con dolor el rostro de aquella mujer desesperada por acabar con su vida. 

—Así que vete y déjame desaparecer.

Melissa pierde las fuerzas en sus piernas y de nuevo cae al suelo. 

Asher rápidamente sostiene su espalda, evitando una fuerte caída.

Sin más, Asher la carga en sus brazos, ella golpea un par de veces sus pectorales, solicitando que la baje al suelo, pero el guardaespaldas hace caso omiso a su petición. 

Luego de llegar a la camioneta estacionada, le abrocha el cinturón de seguridad, ella se mantiene en calma con la mirada vacía, dejando entre ver el asfixiante dolor que habita en su corazón.

Más adelante, la mujer observa por la ventana la lluvia que cae en las calles de la ciudad. El sonido del diluvio retumba en sus oídos. En la ventana dibuja un corazón con grietas en su interior.

Asher observa a Melissa temblar de frío, en un semáforo rojo, la cubre con su saco negro.

Después de unos cuantos semáforos, Melissa observa el hermoso perfil de Asher mientras conduce. Sus pestañas abundantes marcan su mirada de concentración que atrapa la atención de Melissa. En su mente dibuja cada centímetro de sus labios. Inspira el  dulce aroma que proviene de su cuerpo. Sus manos dan una percepción de suavidad, baja lentamente a su abultada zona prohibida, hasta llegar a sus tonificados muslos. En ese momento, Asher la atrapa en medio de su expedición.

—¿Todo bien, señorita? —pregunta Asher preocupado.

—Sí...  —Dice Melissa sonrojada, mira hacia otro lado tratando de ocultar la vergüenza que siente.


Luego de haber llegado a la mansión, Asher carga a Melissa en sus brazos, ella mantiene los ojos cerrados después de haber alcanzado un sueño profundo. 

Las luces del interior de la mansión se encuentran apagadas, el guardaespaldas sube las escaleras con precaución.

Al llegar al cuarto de Melissa, una señora de la tercera edad, aparece al fondo del pasillo, iluminando su camino con una lámpara en la mano. Ella se aproxima rápidamente a ellos. La señora lleva puesto un camisón blanco que la cubre hasta los tobillos. Su cabello blanco y las arrugas en su cara son prueba de su sabiduría adquirida a lo largo de la vida.

—¡Ay, Dios mío! ¡Esta mujercita de nuevo está borracha! ¡Pasa, hijo, por favor!  —La señora abre la puerta del cuarto. Asher acuesta delicadamente a Melissa en la cama matrimonial, luego retira las zapatillas de sus pies.

—No te preocupes, hijo, yo la cambio, espérame afuera, por favor —dice la empleada. 

Asher al salir de la habitación, se desploma en el piso, inhala y exhala un gran bocado de aire fresco. Se recarga en la pared pensando en que gracias a Google sabía el significado de la muerte, pero no lo comprendía a profundidad.

De pronto, flashbacks de la expresión de sufrimiento en el rostro de Melissa invaden a su mente. Al recordarla, le hacía sentir un gran dolor en el pecho que jamás había experimentado, se cuestionaba —¿Qué situación la podría orillar a terminar con su vida?—. De pronto sus pensamientos se ven interrumpidos por la voz de la empleada. 

—Hijo, quisiera pedirte un favor —dice la señora. Asher se levanta del suelo y la escucha con atención. 

—Cuida bien a mi niña, ella es buena, tiene un corazón noble —su voz se quiebra—. Así que no permitas que muera, tengo fe en que ella será feliz de nuevo. 

—No se preocupe, yo cuidaré bien de su nieta —El ángel se enternece al ver sus ojos llenos de esperanza.

—Ella no es mi nieta —sonríe—. Mi nombre es Petra, soy la cocinera y trabajo para los Hyland desde hace algunos años. A esa señorita la he visto crecer desde que estaba en pañales, ella jugaba de pequeña con mi adorado nieto, también la quiero como a una hija.

—Entiendo. Le prometo que cuidaré bien de ella, daré todo de mí para mantenerla a salvo.

Las palabras de Asher la tranquilizan.

—Gracias, hijo, lo dejo en tus manos... 

A la mañana siguiente, Lucía llega al cuarto de Melissa. Observa al guardaespaldas dormir plácidamente recargado en la pared, a lado de la puerta.

—¿Qué haces aquí? —pregunta Lucía, confundida.

Asher en un segundo abre los ojos. 

—Disculpe, señorita Lucía, cumplo con mi deber —dice sorprendido ante su presencia.

Enseguida se levanta del suelo.

—Bueno, sabes que te di un cuarto para dormir. No voy a cuestionar tus métodos, pero quiero que tu rendimiento en el trabajo sea del 100%. ¿De acuerdo? —Se cruza de brazos y lo mira fijamente. 

—De acuerdo, señorita Lucía. 

—Date una ducha, desayuna algo y te veo en la sala en una hora. Tenemos una reunión muy importante

Lucía toca la manija de la puerta. 

—Señorita, debo informarle lo que ocurrió ayer. Su hija...

Lucía lo interrumpe.

—Asher en estos momentos no me interesa. El informe se entrega una vez a la semana, todos los sábados, hoy es lunes, así que, por favor, continúa con lo que te pedí —Lucía frunce el ceño. 

—Me retiro señorita Lucía

El hombre desaparece del lugar. 

Lucía abre la puerta y se dirige a la ventana, abre las cortinas dejando que el sol ilumine la habitación.

—¡Levántate, niña, se nos va a hacer tarde! —exclama Lucía, retira las cobijas en las que esta envuelta su hija.

—¡Mamá! ¡Déjame dormir! —Con sus manos, cubre sus ojos de la luz del sol.

—¡No me importa! ¡En una hora nos vamos, así que báñate y arréglate! ¡Tenemos que llegar temprano a la lectura de testamento! —dice Lucía alzando la voz y ordenando a su hija de manera irritada.

—¡Mi padre ya no está aquí! ¡Si nadie me lo puede devolver,  entonces me importa una mierda lo demás! —Le responde con la misma intensidad que su madre. 

—¡Eres la heredera! ¡Maldita sea Melissa, piensa en el tiempo en que invirtió tu padre en sus famosas pinturas, piensa en el dinero que invirtió en sus museos! — Dice Lucía, alterada—. ¡Ya te había avisado que este día era muy importante para las dos, así que asume tu responsabilidad!

—¡A ti solo te importa el dinero! —Mira con furia a su madre. 

—¡Claro que me importa el dinero y siempre me importará! ¡Solo te pido que reclames la fortuna que tu padre te heredó! —exclama Lucía, su postura es rígida.

Melissa recuerda que su madre es una famosa diseñadora de joyería, en su mente siempre ha estado presente, diseñar y sobre todo hacer dinero. 

—Madre, estoy sumamente agotada, tú encárgate de todo y yo solo firmaré lo que tenga que firmar. Dile a Matt que me lleve a dónde me tenga que llevar. De mi boca no saldrá nada más. ¿De acuerdo? 

Melissa se levanta de la cama y se para frente a su madre esperando alguna respuesta. 

—Está bien. Pero ya cámbiate rápido —Lucía sale del cuarto.

La chica derrama un par de lágrimas en su rostro. Se acerca rápidamente a la ventana, con deseo de encontrar la salida más fácil a sus problemas. Pero recuerda que anteriormente ya lo había intentado, ese día Petra la encontró a punto de saltar hacia el descanso eterno, en consecuencia su madre colocó rejas de acero en cada una de las  ventanas de la mansión. La joven se sienta en su cama y observa detenidamente el hermoso cuadro que su padre le regaló en su último cumpleaños, nombrando a su obra "Melissa". 

—Papá, ya no tengo fuerzas para seguir, quisiera irme contigo —ella aprieta sus puños tratando de calmar la ansiedad que siente con intensidad—. Pero reclamaré tu herencia, soy tu única hija, así que tengo que hacerlo. 

Lucía y Melissa se encuentran en la "Notaría" junto con sus respectivos guardaespaldas y un abogado,  esperando a que inicie la lectura del testamento. 

Melissa se encuentra nerviosa al pensar que pronto estarían frente a las dos hermanas de su padre, Romina y Eleonora. Ellas odiaban a su madre desde el momento en que la conocieron. Aquel odio se podría adjudicar a la envidia, a su personalidad o al hecho de casarse con su hermano por "conveniencia" Hace 4 meses su padre falleció a causa de cáncer terminal. Ahora su padre se encontraba descansando en paz a lado de sus abuelos, que fallecieron algunos años atrás, a causa de un choque automovilístico. Cuando se sintió la ausencia de su padre, el odio de Eleonora y Romina hacia ellas se volvió descarado, al grado de tener que contratar personal de seguridad.

De pronto las puertas se abren, Melissa y Lucía entran al salón. Enseguida, ambas mujeres cruzan miradas con Romina y Eleonora, quienes caminan frente a ellas, vestidas con saco y pantalón de vestir. La mirada de Romina es como unos afilados cuchillos deseosos de derramar sangre. La arrogante indiferencia de Eleonora marcaba la diferencia entre las hermanas. El ego de Eleonora no le permitia admitir la existencia de la esposa e hija de su hermano.

Madre e hija caminan a espaldas de sus enemigas; Lucía confía en el amor de su difunto esposo hacia su hija.

 Asher observa los movimientos de las personas presentes, jamás había sentido un ambiente tan tenso e incómodo, pero ese malestar no le impedía hacer su trabajo. 

—Muy buenas tardes, tengan todos ustedes. Iniciaremos con la lectura de testamento —dice el juez. 

Después de haber escuchado las instrucciones del juez, Melissa deja  de escuchar los sonidos a su alrededor. Siente que le falta el aire, su vista comienza a nublarse, traga saliva para evitar sofocarse, una gota de sudor se desliza por su oreja y aprieta sus puños con fuerza, dejando marcas de la presión que ejerce en la palma de sus manos. Su atención vuelve tras escuchar la voz del juez. 

—Melissa se te otorga el 100% de la posesión de las pinturas, cuadros, esculturas o cualquier obra hecha por el señor Kurt Hyland Vertez. Incluyendo la reciente pintura llamada "Melissa" evaluada en 1,43 mil millones de dólares. La mansión de Kurt Hyland Vertez evaluada en 120 millones de dólares se le otorga la posesión del 100% a la señorita Melissa Hyland Sioux. De igual manera la posesión del  "Museo Kur Hyland" se le otorga a Melissa Hyland Sioux. A las hermanas Romina Hyland Vertez y Eleonora Hyland Vertez se les otorga el 30% de las regalías de las obras expuestas en el Museo Kurt Hyland y el 70% de las regalías se le otorga a la esposa Lucía Sioux Fraiser.

—¿Es una broma? ¿Solo el 30% de las regalías? —dice Eleonora con rabia.

—Silencio, esta es la voluntad del fallecido Kurt Hyland Vertez —Eleonora se censura a sí misma, expresando su rabia en su mirada. 

Tras haberse leído la lectura de herencia, finaliza la sesión. Por consiguiente, todos salen del lugar.

Afuera de la Notaría, Romina y Eleonora se posan frente a Lucía y Melissa. 

—Esto es sencillo, pueden quedarse con todo, excepto por el cuadro "Melissa" ese nos pertenece. Devuelvan ese cuadro y no les haremos daño —Eleonora muestra una mirada amenazante.

—¡No, ese cuadro me lo regaló mi padre! —Melissa alzando la voz mientras se cruza de brazos.

Eleonora ríe.

—¡No estamos jugando, niña, devuelve ese cuadro o lo pagarán muy caro!

—¡Con mi hija no te metas, maldita bastarda, no vamos a darte nada! —dice Lucía, alzando ligeramente la barbilla.

Romina mira fijamente  los ojos grises de Melissa.

—Sabemos que tú tienes el cuadro, así que te daremos una semana para aparecer el cuadro en la casa de tu abuela en California, si no iremos por ti. Consideren ese límite de tiempo como un acto de piedad.

Las manos de Romina se dirigen al cabello de Melissa y en un segundo Asher la detiene.

Melissa siente una fuerte taquicardia.

—Asher llévate a mi hija, yo me encargo de estas basuras —le ordena Lucía con voz firme. Asher asiente y se lleva del hombro a la hija de la diseñadora de joyas.

El pelirrojo se comunica con el chofer. Minutos después Matt llega al estacionamiento de la notaría, Melissa y Asher suben a la camioneta para salir rápidamente del lugar. 

—Vaya, Lucía... hasta que por fin no sales huyendo —dice Eleonora mirándola con odio. 

—Si antes no las enfrentaba, era por respeto a mi esposo, ahora que ya no está, no seré compasiva con ustedes. Esta es mi última advertencia, aléjense de nosotras o no tendré compasión con ustedes —dice Lucía.

El guardaespaldas de Lucía se mantiene a lado de ella.

Ambas hermanas sueltan una carcajada. 

—Ya lo veremos, Lucía, ya lo veremos —dice Romina.

Las hermanas se retiran del lugar. 

Lucía toma a la ligera las palabras de aquellas dos mujeres. El alivio en su corazón sigue intacto, ya que su hija es la heredera absoluta de toda la fortuna de su esposo. 

—¿Señorita Melissa, se encuentra bien? —pregunta Matt, después de haberla visto con lágrimas en su rostro y perdida en la nada. 

—¿Joven Asher, los llevo a casa? —Matt lo mira por el retrovisor. 

—Sí, señor, vamos a casa

Asher se preocupa por Melissa al notar su mirada vacía. Cubre sus piernas con su abrigo negro. 

Por un instante, Melissa reacciona ante tal acto, pero se abstiene a solo ver por la ventana, sin decir una sola palabra. Matt se detiene en un semáforo rojo. Del otro lado, Asher observa por la ventana un local con grandes ventanales, adentro se asoman pequeños mininos jugando, los cuales le parecen fascinantes. Rápidamente, lee un letrero que dice lo siguiente:

 "Café gatuno" 

Ven a jugar con nuestros gatitos.

Abrimos de Lunes a Viernes de 8 am a 10 pm. Sábados y Domingos de 8 am a 2 pm.

—¡Matt estaciona la camioneta por aquí! —ordena Asher apresuradamente.

—Pero señor...

Interrumpe —¡Tú solo estaciónate!—. Asher baja velozmente del vehículo.

—¿A dónde mierda me llevas? —Melissa camina detrás del guardaespaldas, quien la jala de la mano.

—Espera y verás —dice Asher con entusiasmo.

Ambos entran a la cafetería.

 —¡Bienvenidos a la cafetería Gatuna! Pueden tomar asiento en alguna mesa o, si lo prefieren, pueden sentarse en los sillones y acariciar a nuestros gatitos.

Melissa queda atónita al ver a tantos adorables mininos de distintos tamaños y colores. Ella suelta la mano de Asher, luego se  sienta en el suelo para abrazar a tantos gatitos como le sea posible. Asher sonríe al ver la encantadora escena.

—¡Ven, mi amor! ¿Quién es una gatita bonita? ¡Ay, si tú!

Melissa abraza con delicadeza a una gatita blanca con manchas negras y grandes ojos color verde.

—Disculpa, ¿estos gatitos están en venta? —pregunta Melissa mientras se llena de amor al acariciar el suave pelaje de la gatita. 

—No, señorita, estos gatitos se dan en adopción, si se la quiere llevar ¡adelante!

— ¿Te llevo a casa, mi amor?

Melissa levanta a la gatita frente a su rostro y observa sus hermosos ojos verdes. 

—Adorable... 

Melissa, sorprendida, voltea hacia la procedencia de aquellas palabras. Sus ojos se encuentran con Asher, quien la observa a lo lejos, recargado en la pared cruzado de brazos.

—¿Quieres acariciar a la gatita? —pregunta Melissa amablemente.

—¿Yo?

—¡Ven acá!—dice Melissa con una sonrisa en el rostro. 

Duda por un momento, pero aun así se acerca y se coloca de cuclillas. Toma a la gatita, luego la sitúa frente a su rostro. 

La minina lame consecutivamente la nariz del guardaespaldas. Melissa comienza a reírse a carcajadas al ver su inquietud ante aquellas gatunas muestras de amor.

—¿Qué hago, Melissa? ¡Ayúdame! —exclama nervioso.

Melissa no para de reírse

—¡Es en serio ayúdame! 

Continuará......🥀

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro