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Capítulo diez, parte uno: Un evento infernal.

Por la mañana.

Melissa se arregla para su nombramiento como la nueva directora del Museo Hyland.

Al terminar de maquillarse, se mira fijamente al espejo del tocador. Su mente la traiciona al pensar que es insuficiente para el puesto de directora e imagina distintos escenarios donde fracasa o hace algún ridículo durante su nombramiento, frente a las importantes figuras del mundo del arte.

Por último, traga saliva al recordar al hombre por el cual intentó acabar con su vida, así como su feroz mirada y los insultos que le roban la paz mental.

Su respiración empieza a entre cortarse, su ritmo cardíaco va en aumento y sus manos comienzan a temblar. Observa detenidamente el cajón de su tocador donde se encuentran sus tijeras; la idea de cortarse surge de nuevo.

De pronto tocan la puerta de su habitación.

—¡ASHER! —exclama Melissa luego de abrir la puerta.

Ella inmediatamente se aferra a su cuerpo. Asher la abraza fuertemente y le transmite toda la paz que ella necesita.

—Aquí estoy preciosa... —dice Asher con calma.

Ella escucha los latidos de su corazón, por consiguiente se concentra en estos, haciéndola volver al presente.


Una hora después.

El pelirrojo permanece sentado en la cama matrimonial, recargado en la cabecera, mientras Melissa permanece sentada encima de él. Asher la envuelve en sus brazos y ella se derrite en sus amorosas caricias.

—¿Y si todo sale mal? ¿Qué hago si hecho todo a perder? ¿Y si Demian aparece? —Hay angustia en la voz de Melissa.

—Solo da lo mejor de ti, eso es lo único que importa. Yo creo en ti y en tus grandes capacidades — Asher le da un beso a una de sus suaves manos —. Estaré en cada uno de tus pasos, para salvaguardar cada uno de ellos. Así que no temas, se tu misma y demuéstrales lo lejos que puedes llegar.

—No me sueltes Asher... —Melissa aprieta con fuerza las manos del ángel.

—Aquí me tienes Melissa, estoy dispuesto a dar todo por ti. Pero antes necesito que hagas algo por mi...

—Dime... —Dice sorprendida.

—Estuve pensando en la mejor manera de ayudarte —Asher muestra un semblante serio —. Gracias a mis búsquedas por internet encontré a una buena psiquiatra. Su nombre es Betsy, cuenta con una especialidad en depresión y ansiedad, también tiene diversos diplomados y reconocimientos.

Melissa se sorprende al escuchar sobre Betsy.

—Hace poco hablé con ella y me dijo que estará encantada de ayudarte, solo tienes que darle una oportunidad —Asher acaricia su cabello—. Ella será de gran ayuda y por supuesto seguiré apoyándote.

Melissa piensa por un segundo en los pesares que le atormentan, la sugerencia de Asher es como un faro en medio de la tormenta.

—Okay... ¡Lo haré! ¡Agenda una cita para mi!  —Dice Melissa con determinación.

Asher la abraza fuertemente, puede respirar aire fresco con total libertad, ya que la idea de una ayuda extra alimenta su fuerza mental.

—¡Tengo una sorpresa muy especial para ti, cuando todo esto acabe lo descubrirás!—expresa el ángel con entusiasmo.

Melissa se emociona, sin pensarlo junta sus refrescantes labios con los del atractivo hombre que le endulza la vida

Los segundos pasan lentamente, el amor que siente Asher se desborda en sus labios, cuando de pronto alguien toca la puerta del cuarto.

—¡ups! —Dice Zaiden tras abrir la puerta e inmediatamente la vuelve a cerrar.

—¡Zaiden espera! —Exclama Melissa. El pelinegro abre lentamente la puerta y se adentra a la habitación.

—En mi defensa creí que no había nadie... —Zaiden sonríe al ver a Asher sonrojado —. Ya nos tenemos que ir tortolitos, luego continúan con sus cursilerías.

Zaiden se retira del lugar, por consiguiente Asher se va detrás de él, dándole a Melissa la privacidad que necesita.


Zaiden, Dylan, Asher y Sara se encuentran en la sala esperando a Melissa.

La pelinegra baja de las escaleras. Lleva puesto un elegante vestido largo color rojo, entallado a la cintura y con una abertura en el muslo derecho. Los tirantes de su vestido dejan al descubierto su marcada clavícula que posee un collar de diamantes. 

—¡Joder! ¡La fucking reina está aquí! —Exclama Zaiden con admiración.

Asher se levanta del sillón al igual que Dylan. 

—¡Amiga, te ves increíble! —Hay alegría en su mirada. Sara lleva puesto un vestido corto de color azul marino con brillos esparcidos en toda la prenda.

Melissa sonríe al ver que todas las personas que aprecia, están reunidas por ella. 

—Te ves muy hermosa... —Asher la contempla como si fuera una piedra preciosa. Le ofrece el ramo de rosas que sostiene en sus manos —. Estas rosas son para ti directora Hyland, esta noche es tuya.

—De verdad, gracias, a todos... —Una inmensa felicidad se apodera de ella. 

Nota que Asher lleva puesto un traje de tres piezas color rojo, usa una corbata negra y guantes negros que lo hacen ver más elegante.

Dylan se acerca a Melissa y le entrega una pequeña caja.

—Es un regalo que simboliza nuestra amistad. Sé que aún tenemos mucho de que hablar, pero quiero que sepas que aunque me encuentre en Alemania, Zaiden y yo vendremos ayudarte siempre que lo necesites  —Zaiden hace un guiño a Melissa confirmando lo que dice su novio. 

—La mujer abre la caja e inmediatamente se emociona al ver un dije de una taza de café bañada en oro.

Ella sonríe al recordar la época en la que Dylan le preparaba una taza de café todas las mañanas, antes de ir a la universidad. 

—¡Me encanta Dylan! ¡Gracias!

A través de su dulce abrazo, Melissa transmite el cariño que siente por su amigo de la infancia. En breve, Zaiden se une al abrazo, por lo que hace una invitación a los demás para unirse. 

Melissa llena su corazón de amor al ser abrazada por las personas que ama, lo suficiente como para resistir el resto del día. 

—Gracias, chicos, yo... —De repente, Melissa nota que Zaiden lleva puesta una peluca plateada y unas gafas negras. Viste un elegante traje negro, lleva puesto auriculares en sus orejas —. ¿Por qué parece que estás disfrazado? 

—Cariño, tenemos una relación tóxica con la policía, así que ellos no nos deben reconocer —Zaiden muestra su característica sonrisa astuta—. ¡Y buenas noticias, hoy seremos tus sexis guardaespaldas!

Dylan toma la peluca color negro y las gafas oscuras que están en la mesa. 

—De esta manera será más eficiente protegerte, Meli —Hay irritación en la mirada de Dylan al recordar el secuestro de su amiga—. No permitiré que te vuelvan a hacer daño. 

—Gracias, chicos ... —Melissa se conmueve ante dichas palabras —. Avisaré que se unen a  mi equipo de guardaespaldas. ¿Necesitan algo más?  

—Tenemos todo lo necesario, Meli, no te preocupes por nosotros —Dylan enciende su cigarrillo.

Sara dirige la mirada hacia Melissa —¡Mujer, hoy la vas a romper! ¡Ve y demuéstrales a todos quién manda!

—Gracias por apoyarme Sara.

—¡No agradezcas, después vamos a festejar con mucho alcohol! —agrega Sara

—¡Me apunto a esa mierda! — Zaiden le da una calada al cigarrillo de su novio.

—Vienes con nosotras, pero tú pagas los tragos —le responde Sara. 

Melissa suelta una risa traviesa.

—¿Tú crees que soy sexy y rico? ¡Espera, espera... si lo soy! —Zaiden sonrie de manera egocéntrica.

Repentinamente, Lucía hace su aparición junto con Petra y Carol. La madre de Melissa usa un vestido blanco de manga larga, la tela es fina y reluciente. Tiene el pelo recogido y diversas piedras preciosas como accesorios. 

—Jóvenes mucho gusto, Petra me ha contado de ustedes —Lucía estrecha la mano con los amigos de Melissa— ¡Dylan me da gusto verte de nuevo! 

—El placer es mío, señorita Lucía.

—Por favor siéntanse como en casa, y gracias por apoyar a mi hija en este día tan importante para nosotras.

—Al contrario, señorita Lucía, gracias por permitirnos acompañarlas —dice Sara.

Sara nota la presencia de la hermosa mujer que se encuentra a lado de Lucía. En la cena de la noche anterior, Carol y Sara cruzaron un par de miradas coquetas, lo que encendió en ella toda esperanza en conquistarla. 

En breve deja de escuchar los sonidos que hay a su alrededor. Carol lleva puesto unos auriculares en las orejas y una Tablet en la mano. Sara inspecciona el vestido largo de la rubia que deja al descubierto su exquisito escote. La mujer piensa que el vestido rosa que Carol lleva puesto combina con sus rosadas mejillas, lo cual hace latir su corazón. 

Carol nota la mirada de Sara, por lo que hace señas con las manos para preguntar: —¿Qué ocurre?— Sara solo niega con la cabeza y desvía la mirada para ocultar la vergüenza que siente. 

Sara sale del trance al ver que todos se retiran de la mansión, así mismo camina hacia la salida. 

—Mi chiquita, déjame darte la bendición para que te vaya bien —Petra dibuja una cruz invisible en la frente de Melissa —. Listo, mi mujercita, estás lista. 

—Gracias Petra... —Tal acto conmueve a Melissa.

El pelirrojo mira a Petra con ternura. 

Petra carga a la minina en su brazo izquierdo —¡Adiós, mi amor! ¡Pórtate bien, Fanny!— Melissa toma a su mascota y le da un par de besos amorosos. 

—Corre, mi chiquita, yo cuido a tu gatita, no te preocupes. 

Asher se despide de Petra, se abstiene a solo acariciar a la minina, piensa que tener algo tan pequeño y delicado en las manos, le causa demasiados nervios.

De pronto, Lucía regresa a la entrada de la mansión.

—¿Ya, niña? ¡No quiero llegar tarde por tu maldita culpa! —En las palabras de Lucía hay afiladas cuchillas. 

—¡Madre! —Melissa la mira con desaprobación —. ¡Acabamos de tener esta conversación! 

—Solo súbete ya al coche, hija... —Lucía baja su tono de voz.

Después de que Asher manejara por una hora y media en un Mercedes Clase G, finalmente llegan al exclusivo salón de eventos llamado "Palacio Dorado".

En la entrada del estacionamiento, Asher muestra a la policía su gafete y el pase para entrar al lugar. Minutos después de aparcar el automóvil, se dirigen a la puerta trasera del "Palacio Dorado".

—Sean bienvenidos al Palacio Dorado —dice la coordinadora del evento —. Por favor, acompáñenme.

La coordinadora los guía por un largo pasillo plenamente iluminado.

—¿Dónde está Carol? —Melissa le cuestiona a Sara que camina junto a ella.

—La vi en el estacionamiento con tu madre, lo más seguro es que estén allá afuera con los invitados —Melissa solo asiente luego de escuchar a Sara.

Al salir del pasillo se encuentran con una amplia habitación, donde hay una sala en forma de media luna. En frente de esta, hay una pequeña mesa de vidrio con algunos snacks y bebidas refrescantes. Alrededor se encuentran múltiples puertas blancas, así como una enorme pantalla plana donde transmiten en vivo lo que ocurre en el salón Palacio Dorado.

—¡Wow! Este lugar se ve cómodo —Sara mira con asombro a su alrededor.

—Me alegra que sea de tu agrado. Por favor, tomen asiento —La coordinadora  sostiene un radio en la mano.

Sara toma asiento y en breve se adueña de un sándwich que está en la mesa.

—Meli, iremos a echar un vistazo al lugar. Volvemos en un rato —Dylan se coloca la peluca y las gafas negras.

—No tardes.

Dylan asiente y toma la mano de su amado.

—¡Sara, no te acabes los sandwiches! —dice Zaiden.

La coordinadora le explica a Dylan la ubicación de la entrada principal del salón.

—Mira, te voy a guardar este —Sara le muestra un sándwich, luego le da otro mordisco al sándwich que sostiene en su otra mano. Zaiden se ríe al verla.

Luego la pareja abandona el lugar.

—Tu madre quiere verte —Asher cuelga su teléfono.

—Okay, dile que voy para allá —Melissa  se dirige a su amiga un tanto apenada—. Lo siento, amiga, tengo que hacer unas cosas, ya vuelvo...

—No te preocupes por mí, estaré aquí apoyándote —dice Sara con una cálida sonrisa.

Melissa y Asher salen del lugar. Al cruzar la puerta, Melissa examina el escenario que está cubierto por grandes cortinas rojas. Múltiples trabajadores caminan simultáneamente acomodando diversos cuadros para su exposición.

La pareja baja las escaleras que se encuentran en la esquina del escenario.

Asher se sorprende al ver el elegante salón de eventos. Del techo cuelgan grandes lámparas de cristal. Hay múltiples mesas con adornos florales. Importantes figuras del mundo del arte toman su respectivo lugar, haciendo que el salón se vea cada vez más lleno. En cada puerta de entrada y salida se ubica un guardia de seguridad, evitando así que entren reporteros o personas no invitadas.

Melissa localiza a su madre, la cual se encuentra platicando con dos personas cerca de la mesa de bocadillos. Asher y Melissa se aproximan a ellos.

—Señor y señora Bennett, es un honor tenerlos aquí —Lucía estrecha su mano con la de ellos.

—Es un placer estar aquí, sé que mi amigo Kurt estaría orgulloso de ustedes —dice el señor Paolo Bennett, el cual sostiene la mano de su esposa, la señora Lyra.

Melissa se paraliza al reconocer los rostros de las personas que se encuentran charlando con su madre.

—¡Ven, Melissa! ¡Mira quienes están aquí!

Lucía camina hacia su hija, rápidamente toma su mano con fuerza y la lleva forzosamente con sus invitados.

Asher mantiene una distancia prudente para no ser un intruso en la conversación, al igual que protege a Melissa contando con un panorama más amplio.

—¡Hola, guapa! ¡Qué gusto verte! —La señora Lyra Bennett le da un beso en la mejilla en forma de saludo. En sus manos lleva puestos anillos de oro.

—¡Un gusto, señora y señor Bennett! —Melissa trata de ocultar su incomodidad mediante una sonrisa falsa.

—Por cierto, ¿dónde está Demian? —pregunta Lucía, mira a su alrededor buscando alguna señal de él.

Melissa siente unas fuertes náuseas con tan solo escuchar aquel nombre dicho por su madre.

—¡Oh! ¡Demian! —Lucía se rebosa de emoción—. ¡Ven, hijo!

Melissa siente un fuerte escalofrío que recorre todo su cuerpo. Todo el ruido a su alrededor desaparece, ella solo se concentra en las fuertes pisadas de Demian. El tiempo se vuelve una eternidad, su cuerpo tiembla al percibir su fulminante presencia. Melissa sabe que el psicópata de 1.90 está parado detrás de ella. Todos sonríen y, por el contrario, ella está a punto de desvanecerse.

De pronto escucha su inconfundible voz y sin verlo visualiza su característica sonrisa maniaca.

—Nos vemos de nuevo, Melissa.

Continuará..... 🥀

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