Capítulo 1
Inicio.
El agua estaba fría. Sonreí y me tiré de cabeza al lago. Adoraba el agua fría.
Buceé hasta el fondo y luego me impulsé hacia arriba con los pies contra las piedras del fondo. Saqué la cabeza del agua y la moví hacia atrás, echando el pelo y mi flequillo lejos de mis ojos.
Miré a mi alrededor. Era un sitio realmente hermoso.
Una alta cascada de brillante y pura agua cristalina que caía con un alegre chapoteo, árboles altos resplandecientes de hojas verdes llenas de vida. La luz se colaba entre ellas y le daba un aire casi mágico al lugar. Estaba por debajo del nivel del suelo normal, al lado de una de las salidas de una profunda cueva, pero sin ningún tipo de techo o formación sobre mi cabeza, el lago, la cascada, los árboles o el pequeño campo en la otra orilla. De ese modo, podía quedarme bajo la lluvia y bajo los rayos de sol, pero todo el lugar estaba protegido del viento por estar como "excavado" en el terreno.
El agua del lago se filtraba por debajo de la tierra, por lo que la única manera de salir de esa profunda depresión era a través de los túneles de la cueva... O nadando hacia arriba por la cascada como un salmón.
Era el paraíso perfecto, el lugar en el que quería confinarme por el resto de mis días para morir allí, y era todo mío. Nadie conocía ese lugar.
Los pasadizos de la cueva que conectaba con la superficie o el exterior eran tan entramados y profundos que era tan fácil perderse como respirar. Aún por encima, esa cueva estaba escondida al fondo de un denso bosque.
Era el lugar que podía considerar "hogar", ya que nunca antes había tenido uno. Sólo yo vivía allí, pero era feliz con mi soledad y no me lamentaba por ello.
Salí del agua y me acerqué a una orilla, dónde ese día había instalado la fogata y dejado la toalla. Me tumbé al margen del lago, con mi brazo colgando por el borde y mis dedos rozando la superficie del agua.
Coloqué el otro brazo sobre mis ojos cerrados y suspiré.
Sentí que me quedaba poco tiempo de paz.
---⛩️---
Bueno, era obvio que el universo me odiaba, pero sólo pedía un mes más de tranquilidad. Nada de eso. Fue a los tres días cuando empecé a sentirme mal.
Cogí aire, con dolor en el pecho, como si tuviera una presión haciendo fuerza justo ahí. En realidad sabía que no era una enfermedad, era algo realmente diferente e increíblemente difícil con lo que lidiar.
Intranquilidad, ansiedad, nerviosismo y un extraño mareo era lo que me acompañaba durante mi jornada.
En el fondo no quería creer que fuera "eso". Me negaba a creerlo, aunque la voz más razonable en mi interior me decía que sí que era así. Pero en ese caso, yo tenía un gran problema, y con mayúsculas.
Sobre todo cuando los dos siguientes días se aumentó mi inquietud y mi impaciencia, más tarde comencé a sentir dolor de cabeza y náuseas.
Sabía que se estaban acercando. Habían pasado lo suficientemente cerca de mí como para sentirme y ahora se estaban acercando. Llevaba mucho tiempo evitando esto, y me parecía una cruel broma del destino que decidieran buscarme cuando las cosas comenzaban a irme bien.
-Maldición.- me quejé en voz alta.
Me toqué la frente para comprobar que tenía algo de fiebre. Chasqueé la lengua y coloqué un paño húmedo sobre mi frente mientras me sentaba bajo un árbol.
Mi mente comenzó a divagar y caí en la cuenta que la última vez que había enfermado había sido hace tiempo, con unos seis, siete u ocho años.
-Que asco.- murmuré para mí.
¿Porqué ahora que la vida comenzaba a ser justa conmigo?
---⛩️---
-¿Aún no ves nada, Shin-Ah?
El peliazul negó.
-Veo bien... Pero ahí hay como una niebla borrosa... A dónde vamos...- dijo lentamente, forzando la vista y entrecerrando los ojos bajo la máscara.
El grupo se dirigía hacia el Noreste, siguiendo las indicaciones de los Dragones para llegar y ver qué o quién tenía aquella extraña presencia.
Yona había insistido en ir, a pesar de las quejas de Hak y Yoon, ya que se encontraban en la costa y hubieran preferido ir por barco para llegar antes.
-No veo nada...
-¿Tampoco a nadie?- presionó el menor.
El de luz de luna negó en silencio.
-Bueno, da igual.- dijo Yona.- Sigamos avanzando.
-A donde me mandes iré, Yona-chan... No tienes porqué repetirlo...
-Cállate si no quieres que te lance por el barranco.
El grupo ignoró las dos últimas intervenciones para escuchar curiosos a Kija.
-Estamos a punto de llegar... Tan cerca...
---⛩️---
-Ahí están.- murmuré. Llevaba esperando a esos traficantes bastante tiempo, y en cuanto me enteré de que pasarían por aquí cerca... No tardé en preparar la emboscada. Me detuve en medio del camino, asegurando mi capucha sobre mi cabeza.- Alto.
Mi tono autoritario se hizo escuchar en el camino. Los hombres se detuvieron y se miraron entre ellos.
Observé el grupo. Un carro tirado por dos caballos, con un hombre a las riendas, y tres jinetes más. Los contrabandistas se miraron entre ellos y sonrieron con malicia intentando que yo no les viera.
Uno de esos jinetes se acercó, aún montado sobre su caballo, con una sonrisa en el rostro.
-¿Te has perdido? Sube detrás, podemos llevarte a dónde quieras ir... Somos viajeros, así que nuestro trayecto va por toda la costa hasta el puerto de la Tribu del Agua.- miró a sus amigos y éstos le dieron una sonrisa burlona. Se acercó más a mí hasta detenerse justo a mi lado.- Tenemos sake, y pensábamos parar a beber en un rato. Ven...
Extendió su mano hacia mí.
-No me toques.- gruñí, y aparté mi brazo de su mano. Retrocedí unos pasos con la sangre hirviendo de rabia y sintiendo de nuevo dolor de cabeza. -Que asco, de verdad. La gente como vosotros me da náuseas. Es repulsivo.
El rostro del hombre a mi lado se endureció.
-¿A qué te refieres, chico?
-¿Crees en serio que me trago eso? ¿Y también la gente que tenéis ahí atrás encerrada? Supongo que les habréis engañado de otra manera. ¿Trabajo? ¿Dinero? ¿O quizá sólo transporte? Todo por vuestro beneficio...
Los rostros de los contrabandistas eran una mezcla de apatía y sorpresa. Se notaba que muchos de ellos no se acababan de creer mis palabras.
-Tráfico de personas... Mucha de esa gente será esclavos en otros países. Lo sabéis y os importa una mierda.
Llevaba unas semanas sintiéndome mal, pero sin duda todo empeoró cuando sentí esas presencias a mi espalda.
Estaban justo ahí, podía sentir sus presencias y sus miradas sobre mí. Supuse que se habrían escondido tras algún árbol o algún arbusto, ya que los hombres frente a mí no dieron signos de haberlos visto. Pero claro, yo les sentía. Y muy bien.
Lo peor es que yo sabía que estaba allí, esa mirada violeta que me destrozaría si observaba esos ojos. Estaría perdido, sólo sería un prisionero más de Hiryū. No voy a dejar que eso ocurra.
-¿Quién te crees que eres, eh?- preguntó otro jinete, con un tono de molestia profunda en su voz. Eso me hizo centrarme y dejar de divagar en mis pensamientos.
-Si liberáis a esa gente, nadie saldrá herido hoy.- dije con un tono frío e indiferente.
-Tú...- gruñó el hombre a mi lado. Su mirada se volvió oscura y amenazante.- El único herido aquí vas a ser tú, chico. Pensaba en venderte como esclavo, pero ahora prefiero darte un merecido castigo yo mismo...
Volví a bajar la parte de arriba de mi capucha para asegurar que mi rostro estuviera oculto. El traficante se lanzó de repente sobre mí, desenvainando su espada.
Esperé hasta el último segundo de pie e inmóvil antes de sacar mi daga. En el momento en el que su espada chocó con mi pequeña arma, fue tan fácil usar la fuerza con la que venía hacia mí contra él, y cuando me aparté del camino el hombre se cayó del caballo tras tambalearse.
Me acerqué al animal y corté sus correas, quité la montura de un rápido movimiento y lo acaricié en la frente una vez más antes de dejarlo huir corriendo y relinchando. Hubiera sido una buena forma de alejarme de aquellas presencias, pero no iba a irme sin liberar a la gente que se encontraba atrapada en el carro.
Mientras que liberaba al caballo, el hombre se había puesto de pie y había compuesto una expresión de furia en el rostro. Cuando me giré hacia él sólo tuve tiempo de agacharme para evitar que su espada me cortase a la mitad, y mi mano sujetó con rapidez mi capucha para que no se cayera. Desde aquella posición, sólo tuve que enderezarme un poco antes de golpear la parte de atrás de sus piernas con la mía para hacerle caer de nuevo, colocando sus manos delante de su rostro.
Me incorporé por completo y agarré mis manos a mi espalda, con una pequeña sonrisita de suficiencia y satisfacción.
-¡Maldito!- gritó otro hombre a mi izquierda, aunque simplemente lo ignoré y me acerqué a unos arbustos que había a un lado del camino, algo lejos de la posición de "mi público". De entre las ramas, levanté con el pie mi Hsu Quandao y la atrapé con la mano derecha sin complicaciones. Guardé la daga bajo mi capa con la otra mano.
-¡Te mataremos!- alegó otro, mientras que el hombre con el que ya me había enfrentado se ponía de pie.
-Perro ladrador, poco mordedor.- dije en bajito, aunque creo que pudieron escucharlo, ya que al instante se alzaron sus voces de enfado e irritación. Sonreí para provocarlos.- ¿No lo entendéis? La gente como vosotros se vuelve cada vez más tonta. Mucho ruido y pocas nueces significa los mismo, ¿sabíais?- me giré completamente hacia ellos y me miré de su rabia.- Significa que sois insignificantes en comparación con lo que decís ser; básicamente, inútiles en comparación a mí.
-Tú...- sin duda, había logrado enfadarlos.
No dije nada más, sólo mostré una expresión fría y sería mientras me enfrentaba a esos "hombres", importándome muy poco si los hería de gravedad.
La verdad, aquellos monstruos merecían morir.
---⛩️---
1721 palabras.
Hsu Quandao: Arma blanca originaria de China, que consta de una larga lanza de madera. En un extremo tiene una pesada hoja con un pico en la parte posterior y, a veces también una muesca en la base superior de la espiga, que puede servir para tomar el arma de un oponente. Es, para que os hagáis una idea, el arma que usa Hak. Os dejo una imagen aquí para que podáis verla.
¡Hola! ¡Me alegra que llegarais hasta aquí! Sólo quiero daros las gracias por darle un intento a esa nueva historia.
¡Espero que os guste! Eso es lo que intento, que disfrutéis cada momento.😊❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro