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Cap. Desconfianza

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Nota inicial: esta fanfic está ubicada justo después del capítulo 27 Sorpresa.

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Nota dos, este fanfic un lemon, si repito un lemon así que si no te gusta el genero largo... shu shu...

pero si deseas saber más adelante.

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Es difícil confiar cuando la vida te ha quitado siempre lo que te importa.

Hace tiempo que Oscar no se había sentido tan cansado y al menos podría decirlo con gusto con una enorme sonrisa en la cara, si Mildred hubiera estado cuando el despertara seria un plus pero ya se acostumbró sobre la forma de ser de su amiga o bueno tal vez algo mas.

Mientras estaba sentado en la orilla de la cama deseando volver a la misma esté solo pensó como era su compañera, era ruda, orgullosa y sobre todo juguetona tal vez este encuentro fue algo casual para ella y Oscar no estaba inconforme solo que le habría gustado algo más romántico, los viejos recuerdos de esas series de antaño le venían a la mente y le dejaban con una sonrisa boba.

Al final Oscar decidió tomarlo con calma Mildred podría burlarse si el tan solo hiciera esa propuesta — Si, lo mejor será esperar que ella decida —Se quejo mientras se arrastraba al baño a tomar una buena ducha.

Tras desayunar un simple cereal con un poco de café deseaba salir al trabajo, claro las circunstancias a veces no son como lo planeas.

Justo afuera de su casa estaba un rostro conocido.

— Mierda viene a vengarse — Oscar solo dio un paso para atrás y cerró la puerta.

Oscar reconoció al chico murcielago, el estaba seguro o mediorecuerda haber tenido una pelea epica contra el, su memoria no le fallaba el Mildred y otra conocida fuero a su casa y lo golpearon brutalmente — Joder — Este se altero cuando se escucho como sonaba el timbre y llamo a emergencias.

— Bueno policía, ayuda hay un sujeto afuera de mi casa — Oscar comentó nervioso.

— Tranquilo, está armado? describa su situación iremos enseguida — La recepcionista contesto apresurada.

— Es un chico murcielago creo se llama Max, es un tipo fornido y tiene cara de mariguano — Oscar mencionó nervioso.

— Que bromista señor, si conocemos al señor Max ya nos había avisado el planea una fiesta especial, va a creer que él nos invitó a su boda — La recepcionista solo se despidió entre risas por la supuesta broma telefonica, colgando el teléfono y dejando a Oscar mas, mucho mas confundido.

Al final se escuchó como este tocaba la puerta muy tranquilamente.

— Bien Oscar no puede ser peor que Susie enojada, además cuento con la protección de Mildred — Pensó Oscar ahora más envalentonado.

Al abrir la puerta estaba Max con una sonrisa de oreja a oreja — Amigo mío, justo a ti te estaba buscando — Este lo abrazo como si a un viejo amigo se tratara.

— Hola... aa!! — Oscar respondió al abrazo con cautela.

Tras ese incómodo momento Oscar miró a su invitado — y a que se debe esta repentina visita —

— Amigo, no mi hermano tengo que llevarte a festejar mi compromiso es oficial, la bella Lucy la panadera de mi corazón aceptó casarse con tu servidor y es innegable que por tu culpa ella se decidiera, al menos eso lo dijo ella — Max comento tan casual que parecía un amigo de antaño.

— wow, pues felicidades, pero creo que lo dejaré para otro día debo ir al trabajo — Oscar intervino.

— No tan rápido — Max fue a su auto y sacó uno de esos teléfonos que parecían más a los usados en la guerra, tan grande que parecía un enorme ladrillo.

—qué es eso? — Oscar miró curioso.

— satelital, los unicos telefonos inalámbricos que funcionan en estos lugares — Máx marco — Hola, si soy yo, aja claro que te visitare pronto, lo prometo pero por el momento necesito que me prestes a tu empleado, aja si a ese tal Oscar claro deja pongo el altavoz —

— Oscar, ammm Oddjobs acaba de incendiar tu oficina de nuevo puedes tomarte el dia, yo sugeriría que asistas a Max en su investigación y es una orden — Ramona colgó el teléfono.

Sin dejarlo reaccionar jalo a Oscar y casi lo arroja a su auto un Ford Mustang 1965 color rojo.

— Sujetate tenemos que pasar por otros amigos — Max se colocó unos lentes Obscuros y aceleró como todo un profesional.

La ruta fue simple paso por un par de casas un sujeto algo bajo pero muy alegre, un tipo enorme pero algo reservado.

No muy lejos en una playa una fiesta estaba estaba iniciando, música, gente bailando unos que otros conversando pero cuando Max llega todo mundo lo saludaba y brindaba en su nombre.

— Rayos no conozco a la mayoría — Pensó Oscar — Literal no conocía a nadie, pero no podía negar que el ambiente estaba a todo.

Max le ofreció una bebida y este no lo pudo negar.

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Mildred tras haber hablado con su hermana en el restaurante perdió algo de tiempo, llevaba el desayuno y por alguna razón sus planes consistían en una comida con Oscar.

Al llegar a casa la encontró solitaria, Oscar ya hace tiempo habia salido, esto molestó un poco a Mildred que estuvo a nada de ir por él y aparecerlo a la fuerza pero con un poco más de calma recapacito, al final esta relación que habían formado partida de un capricho fue algo más, que aún le daba dudas no fue necesario fingir ni presumir su magia, nada era simplemente la peor versión de ella y un tipo con el que logró congeniar.

Así que no tenía más que dejar pasar el dia, no tenia exactamente planes, decidió mirar la tele unas cuantas horas, buscar una que otra cerveza y volver a ver la televisión tras algunos comerciales aburridos usó su magia para transportarse a la tienda más cercana y tomar algunas botanas, y una que otra cerveza, mientras caminaba medio arrastrándose se miró en un reflejo ella estaba adormilada con el cabello aun rebelde y literalmente con una finta de vagabunda.

Esto le llegó como una epifanía así que algo discreto fue a la sección donde había algunos artículos femeninos y como tenía prisa tomó lo que pudo cargar.

—Le puedo ayudar en algo — Una señorita muy atenta se acercó.

Mildred solo la miro con esa cara de odio y fastidio haciendo que esta casi se ponga pálida del susto.

— Perdón, perdón no la molesto — La chica se retiró a sabiendas de quién se trataba.

Mildred solo desapareció con un simple puf.

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Oscar ya había perdido la noción del tiempo, la noción del lenguaje y hasta cierta forma la noción de la realidad, pero estaba feliz platicando viejas anécdotas a un grupo de desconocidos, las horas ya habían pasado y este no se percataba aun.

Max no se encontraba a la vista y literal la noche estaba llegando a ese lugar.

Oscar no se había dado cuenta pero cerca estaba una joven que tenía algo de tiempo mirándolo.

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Mildred había regresado y se dedicó a seguir mirando la tele mientras ahora con más botana, hasta que un horrible comercial le jodio el día.

Un ridículo comercial de suavizante de ropa, una estúpida pareja disfrutando del aroma de la ropa terminando con un beso más fingido que hasta Mildred arrugó la cara.

— qué exagerados — Mildred levanto solo un poco el brazo — ok ok necesito un baño —

Solo para fomentar su propia flojera usó su magia para literal todo el proceso de limpieza, ella estuvo por usar casi la misma ropa cuando se percató de algo.

— mi ropa apesta a taller mecánico abandonado — Mildred solo arrugo la cara con su único par de overoles y sus simples playeras.

— Espera, Oscar tiene lavadora, nada que no se pueda usar — La bruja estaba contenta llevó su ropa y hecho toda en la misma carga incluso la interior.

La bruja destapó el jabón líquido, era de una marca que no conocía, bueno no conocía demasiadas, era Betsy quien pensaba en esas cosas.

Pero de inmediato reconoció ese aroma y una leve sonrisa se le formó en el rostro, así que vació una frondosa cantidad de del mismo y encendió el equipo.

Normalmente habría usado su magia para limpiar su ropa pero el proceso mecánico tenía ese algo que daba esa pequeña diferencia y lo noto cuando comenzó a tener la costumbre de usar la ropa de Oscar en específico sus boxer, si bien estaban holgados eran más que cómodos y con eso bastaba.

y con eso en mente Mildred aun en toallas regreso a la habitación donde Oscar guardaba sus cosas y comenzó a buscar y para su suerte encontró lo que necesitaba, al final ya estaba de noche y una camisa abotonada y un buen boxer seria una exelente pijama para dormir.

Una vez puesto ella se miró en un espejo de cuerpo completo y se percató de algo — Por que me veo tan sexy — Mildred se rió para sí misma mientras imitaba algunas de las poses de tan ridículos comerciales.

Una idea caprichosa le vino a la mente, en cierta ocasión no recordaba el porqué pero había terminado en el bar para adultos y recordó lo tan profesional que bailaba la chica, que bajo su disfraz era una jety que le gustaba y amaba tanta atención.

Que tan dificil seria para ella coquetear con un tipo como Oscar.

Mildred se inclinó mirando de perfil ante el espejo se desabrocho lentamente un botón de la camisa seguido de otro mientras caminaba lentamente hacia el espejo con la mirada más cautivadora que se podía permitir hasta que la camisa la pudo bajar a la altura de los hombros.

Al final solo terminó riendo un poco pues su pequeño jugueteo hasta le enchino la misma piel.

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