Cap 3 Ese aroma
El despertar de esta pequeña casa es algo escabroso por así decirlo.
Oscar se levantó con la peor resaca que había tenido en un buen tiempo, cuando se percató este había despertado en su cama y aferrado a cierta bruja que estaba mas mas desecha que un trapo viejo.
Este no sabía realmente qué había pasado en su totalidad solo tenía ciertas nociones de lo ocurrido.
— Mildred, que pasó — Oscar miró a su amiga.
Esta solo se hizo bolita con la sábana y rodó a un lado de Oscar pateando su espalda repetidas veces— Callate no te hagas el idiota —
Oscar solo se rio un poco — vamos no tienes de qué avergonzarte —
— Cállate de una vez — Mildred comentó mientras aún estaba hecha bolita en la sabana.
— Iré a preparar café — Oscar se levantó pero antes de eso Mildred le sujetó la mano jalandolo de vuelta a la cama
— solo cinco minutos más — rogó Mildred
Esto se volvió bochornoso para él, era algo que casi no acostumbraba o era raro pero en cierta forma reconfortante, esta se aferró en su amigo en un cálido abrazo, aun podía sentir la calidez de su cuerpo y el tranquilo latido de su corazón y ese aroma que ahora podría ser su favorito.
Un momento tranquilo ajeno a la destrucción y caos de la planta baja.
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Noche anterior.
Apenas eran las 9:00 pm y Max ya estaba dejando a Oscar en la entrada de su casa más por vergüenza que por responsabilidad sólo Erizo sabrá que le hizo en esos 30 minutos en los que duró encerrada con el.
Tan solo descendió y Max aceleró a fondo dejando a un Oscar algo aturdido.
— No es muy tarde aun, apuesto que a de estar bebiendo — Oscar se dio unos golpecitos en el rostro y entró en la casa.
— Hola ya... je — Este solo miro la televisión encendida justo en una película para adultos, Mildred dormida justo en el sillón envuelta en las sábanas, Oscar fue por otra cerveza más y se sentó alado — Esta interesante la película? —
Mildred se había despertado cuando entro Oscar pero su situación era un poco comprometedora mas por que se quedo dormida y había hecho un desastre, no fue hace mucho, aún tenía algo de sudor en el cuerpo y sobre todo podía sentir la humedad una cálida sensación que estaba entre sus piernas, era algo realmente embarazoso y para rematar aún estaba esa película porno en plena escena y solo se escuchaban los gemidos de la actriz.
La bruja estaba temblando por los nervios, nunca se había sentido tan avergonzada en su vida, está en sus pensamiento — Malditasea Oscar solo vete —
Oscar por su parte estaba aprovechando que Mildred estaba dormida para disfrutar un poco la escena, aun esos recuerdos de su sueño o fantasía estaban vividos, tanto que sin percatarse ya tenía el miembro duro y casi palpitando pidiendo atención.
Mildred no pudo ignorar el hecho — Eres un degenerado malditasea Oscar — Mildred seguía pensando mientras se hacía la dormida, ella no pensaba moverse y exponerse en tal situación ese accidente en el sillón lo cubrirá con magia pero no podía exponerse era muy fácil de divisar.
Como toda pelicula porno barata, las escenas de sexo seguian y solo se escuchaba el golpeteo y los gemidos fingidos de la actora.
Oscar aun con cerveza en mano solo se acomodo en el sillón levantando su pierna para aparentemente estirarla pero inconscientemente este se masajeaba el miembro disimuladamente pensando que su dormida amiga no estaba al tanto de esto.
Mildred no tenía a donde voltear ni como evitar el ambiente, los gemidos de la película, la vista de Oscar, y su entrepierna no ayudaba cada intento de evitarlo, cada vez que apretaba o rozaba las piernas era una fricción que solo la estaba excitando, los pezones estaban erguidos nuevamente y sin saber en qué momento esto soltó un leve gemido.
— Haa, yo lo siento no quise — Oscar entró en pánico cerrando las piernas apenado.
— no te detengas, quiero seguir viendo — Susurro Mildred.
Oscar estaba ahora nervioso ante la situación fue descubierta pero ella quería seguir viendo algo que lo dejó todo aturdido, intentó volver a su pose pero su amigo ya se había espantado.
Mildred solo soltó una leve risa, tal vez quería humillar a Oscar, tal vez aún seguía caliente ella solo salió de su sabana y aun con la camisa de Oscar desabrochada se arrastro por el sofá hasta alcanzarlo, desabrocho el pantalón y le bajó el cierre mostrando un amigo asustado por el momento.
Como si fuera una masilla Mildred tomó ese pedazo de carne y lo comenzó acariciar y en cosa de segundos este había vuelto a la vida tan rápido que a la misma dejó sorprendida.
Las palabras no eran necesarias, esta simplemente siguió masajeando el miembro de su amigo, jugando con sus bolas como si un par de canicas fueran, esto solo dejo mas frenetico al chico, arrinconado ante el juego de Mildred, y su vista era casi como su sueño esa ilusión, ese recuerdo solo incrementó la excitación del muchacho, cuando la chica sujeto la punta de su pene esto fue demasiado haciendo que este se viniera de inmediato, derramando todo sobre el vientre de su amiga.
— Yo... lo siento — Comentó Oscar aún recuperando el aire.
Mildred se quitó la camisa, el boxer y aprovechó para limpiarse un poco arrojando la ropa a un lado — Que desastre has hecho — esta le susurro al oído — vamos arriba — Comento mientras le quitaba la camisa.
Oscar no necesito que se lo pidieran dos veces así desnudo cargo a Mildred entre sus brazos dandole un beso, mientras subía a su habitación con cuidado, antes de llegar los besos regresaron y estos eran realmente apasionados, un juego de lenguas entre dos cuerpos consumidos por la pasión.
En una pausa ambos se miraron y solo su respiración agitada se notaba justo en la puerta del cuarto.
En un ágil movimiento Mildred sujeto sus piernas en la cintura de Oscar mientras no dejaba de arremeter los besos, y Oscar comprendió de inmediato, apoyándose contra la pared Mildred se sujetó del cuello de Oscar mientras este acomodo su miembro en Mildred.
— Ya entró — Mildred susurro y como si fuera una señal Oscar bombeo con sus caderas el cuerpo de Mildred, embestida tras embestida en un acto acróbata que llevaba a nuevos límites a ambos.
— Vamos... un poco ... más... — Mildred gemía en cada embestida siendo la primera en sentir cómo su cuerpo sentía esa descarga de éxtasis, dejándola solo con suspiros ahogados, a pesar de haberse venido Oscar no se detuvo continuó un par de veces hasta que Mildred le señalo la cama con una mirada de lujuria —
La noche sería larga y muy ruidosa en esta casa.
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