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Cap 2 Cerca de mi

Mildred se había dejado caer riendo en la cama de Oscar.

— Me veo ridícula — Pensó la bruja mientras un recordaba ese momento frente al espejo — aunque por otro lado apuesto que ya estaría rogando—

la sola idea de hacer tal cosa le parecía divertido y algo emocionante.

Mientras giraba en la cama pensando diferentes posibilidades simuló que su mano era su gran amigo.

— Es increíble lo enorme y hermosa que te ves hoy — La mano de Mildred hizo señas para representar a su pequeño amigo.

— No digas eso que me apenas — Mildred se mofo.

— callate que haces que mi corazón hierba de solo tocarte — La mano se posó sobre el estómago de Mildred.

— Pero que atrevido — Mildred comentó relajada.

— No has visto lo que este elefante es capaz de hacer — Esta comenzó a desabrochar los demás botones.

— Detente Oscar nos van a descubrir — Mildred simulaba su juego.

Era divertido para Mildred pero algo faltaba así que solo se giro un poco y se cubrió con la sabana — Estupido elefante —

— ¡¡¡haaaaaa!! — Mildred se levantó de golpe — ¡tengo hambre! — solo tomó la sábana y la arrastró hasta la sala, estaba aburrida siendo su mejor opción ver la tele.

Tras asaltar el refrigerador y tomar unas cuantas cervezas más se fue directo al sillón, era tarde y Oscar no llegaba, no tenía más opción que seguir mirando series de antaño, las horas transcurrían y no tuvo más opción que arroparse con la sabana.

Después de un momento Mildred se percató, ella reconoció el olor, era el mismo que había usado para su ropa no quería admitirlo pero de alguna forma le agradaba tal vez era por haber vivido años entre aceite y piezas de autopartes ese aroma se impregna en la misma piel.

Sin demasiado gracia olió su cabello y solo le trajo recuerdos de esos años en el taller, estaba feliz pero no era más que una prisionera y su hermana estaba atrapada con ella.

Esta solo abrazo mas la sabana y no era exactamente por frío, tal vez era una señal clara algo que solo plasmó una leve sonrisa sobre su rostro.

Demasiadas novelas románticas empezaron a pagar factura a su imaginación, el tener una nueva relación aparentemente más genuina, aunque si se ponía analizarlo, Oscar podría ser su princesa en apuros era tan blandito aunque su cara fuera más seria.

Entre su despiste a esas horas empezaban a salir ciertas series subidas de tono cosa que llamó la atención de cierta bruja solitaria.

— Eso podría intentarlo — Solo una risa culposa salió de ella — O tal vez—

Un pequeño juego solitario, algo nuevo que aprender no solo era de copular sino explorar y ser explorado, que tan difícil era bajar por la camisa de Oscar, tal vez juguetear en su vientre, definitivamente morderlo para que suplique y someterlo.

La sola idea le estaba calentando el rostro la chica se percató culposamente de algo — Que haces pequeño Oscar— Le dijo maliciosamente a su mano que ya estaba entrando por el orificio del boxer

— No, detente no deberías de hacer eso, con cuidado — Se jactaba mientras se encorvaba aún más para buscar una posición cómoda.

—Justo en ese lugar — Mildred susurraba mientras frotaba con un poco de cuidado no podía evitar dejar de moverse, justo como en la escena que estaba mirando.

Lo podía sentir cómo sus dedos se lubricaban por su propia excitación era una invitación a continuar presionando.

No supo en qué momento pero sus propios dedos estaban entrando y saliendo, cada movimiento era más y más violento haciendo que su cuerpo se encorvaba para disfrutar al máximo cada embestida — Más fuerte Oscar no te detengas — apenas podía pronunciar entre respiraciones entre cortadas.

algo le decía que se detuviera pero no queria solo queria presionar mas y mas hasta que clavó su cara contra la sábana, una respiración profunda la llevó a un escalofrio que recorrio todo su cuerpo.

— Maldita sea — Mildred susurro mientras se desplomaba en el sillón sintiendo como su cuerpo se perdía, su respiración era agitada, estaba toda sudada y no podía creer lo que había hecho.

Pero mientras más se calmaba más se perdía en el cansancio hasta que se quedó completamente dormida.

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A cierta distancia Oscar estaba completamente noqueado hace tiempo el estaba solo con una joven que no paraba de reír con sus malos chistes o eso él creía era una compañia amena y no sabia que se estaba divirtiendo.

La joven a quien ya poco podía distinguir le ofreció una bebida ella le aseguro que le ayudará a sentirse mejor pero él no estaba seguro de eso pues pasando algunos minutos el sentia ya un poco de calor, cuando cerró los ojos un momento y los volvió abrir el no estaba en el bar él estaba en una especie de cuarto con colores oscuros que poco ayudaban a distinguir su situación lo que sí tenía era el peso de la chica sobre el cómo sin dejarlo reaccionar le arrancaba los botones de la camisa dejando su pecho expuesto.

Oscar quería decir algo pero no podía decir nada a duras penas podía balbucear y cuando trató siquiera de poder decir algo una lengua invadía su boca en un beso desesperado.

Más ágil la joven le quitó los pantalones y su ropa interior tan rápido que solo se percato que tenia la erección más grande que había visto en su vida, apenas podía procesar que era suyo.

Sus dudas se disiparon cuando sintió la ágil lengua de su acompañante lamiendo desde la base de su enorme y sensible miembro, mientras le apretaba los testículos lo cual lo dejaba casi inmovilizado.

— O mierda — Oscar apenas podía reaccionar pero esa vista era difícil de procesar nunca había sentido tal sensación en su vida tan intensa, que fueron segundos antes que sintiera un orgasmo tan fuerte que sus ojos se nublaron por unos instantes.

Apesar de tan intenso momento aun recostado podía ver como su gran amigo aun palpitaba de emoción, Oscar cerró los ojos y tomó un respiro.

Abrió los ojos de golpe y sintió como cayo de su asiento — Aaaa que pasa? donde? y la joven — Oscar volteaba a diferentes direcciones para tratar de ubicarse.

Pero solo miro a su amigo Max quien le estaba ofreciendo una mano para levantarse — Oye y... la chica que estaba conmigo—

— Chica? — Max solo se rio un poco — Amigo tenemos bebendo el mismo grupo de amigos desde que llegamos, recuerdas estoy por casarme y Lucy puede ser algo celosa mas por que no sabes si te estara espiando es algo buena ocultandose—

Oscar se sentia aturdido y se levanto para ir a orinar, cuando llego al migitorio se miro el miembro — Si definitivamente fue una pesadilla, joder eras enorme — Oscar solo se rio por esa tonteria.

Cuando Oscar regreso con su grupo de nuevos amigos literal varios ya estaban dormidos a excepción de Max que estaba tan fresco como llego.

— Cree... o que estás haciendo tram.. pa, jajaja ya es tarde debí avisarle a Mildred va a estar preocupada — Oscar comentó tranquilamente.

— Uff, cierto la olvidaba, que te parece si te llevo a casa mi amigo — Max comento tan sereno como siempre.

— No puedo es tu fiesta— Oscar trataba de contestar lo más cordial posible.

— Shhh, eres casi un hermano para mi, dame un segundo iré por las llaves —

Max entró a uno de los edificios cercanos cerrando la puerta y respirando hondo.

— ¿Ya tienes tu muestra? — Max le comentó a Erizo quien estaba desmaquillandose .

— Suficiente — Su sonrisa era inevitable.

— Erizo somos amigos y que no se entere Mildred o ambos tendremos muchos problemas — Max recalcó.

— Si no me olvidaba de tu parte — Erizo le dio un vial a Max lleno de sangre — Toda tuya no ocuparé más que unas gotas—

— Bien esto quedará entre nosotros — Max le comento serio.

— Alegrate Max gracias a Oscar podre ayudarte con esa adición a la sangre — Erizo sonrió mientras el joven vampiro disfrutaba hasta la ultima gota de la misma.

Fue tal la emoción del chico vampiro que sus alas se elevaron inconscientemente — La mejor que he probado es tan... a cambiado es mejor que antes —

— Yo sabía que era especial — Comentó Erizo emocionada.

Max se despide casual de su amiga, este era un secreto que nunca saldría de estas paredes.

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