27
Al llegar al hospital ya Sky no estaba tan mal como cuando la ví en el suelo. Aún así de inmediato la examiné y ella tuvo que estar un rato tomando oxígeno con una máscara. Era la primera vez que esto le pasaba.
Era tarde pero pudimos hacerle rayos x de urgencia. Luego de que ella se recuperara llamé un taxi y se fue con su amiga. Con los resultados en mano fui a la consulta y allí estaba Kathya esperándome.
—Solo déjame ver los resultados y nos iremos.
***
Estamos en el apartamento y han pasado tres horas desde que ví los resultados. Kathya está durmiendo y yo no he podido hacerlo, tenía los papeles en mano y la placa de rayos x que le tomamos a Sky en el hospital. Lancé todo sobre la mesa y golpeé con mis puños presionando con fuerza.
Tan solo dos meses, ¿cómo rayos paso esto? ¿Por qué tan rápido?–me carcomía los huesos esa sensación.
Pasé mis manos por la cabeza y me senté en una de las silla poniendo mis codos sobre la mesa.
—Esto no puede estar pasando ahora—dije cerrando mis ojos.
No dormí nada, literalmente. Me la pasé estudiando los expedientes de Sky e incluso llamé al profesor Chen, en Inglaterra era mediodía. Llegamos a un acuerdo y para poder hacer lo que quedamos tenía que adelantar, aquella reunión que quería el lunes, para hoy.
Cuando eran las seis de la mañana envié un mensaje a todos los del equipo, también a Sky y sus padres. El señor Yensky nos ofreció su salón de reuniones para más comodidad, también tuve que textearle.
Aún Kathya estaba durmiendo y el sol aún no salía. Preparé un té y me paré en la ventana con la taza en mano. Y algo vino a mi mente, algo que Sky no sabe.
Hace dos meses
(Justo después del transplante)
Entré al cuatro y lo primero fue Verónica tocando su pelo y al parecer diciéndole algo. Se detuvo a mirarme y me regaló una sonrisa agradeciendome.
—Es solo el comienzo—me acerqué cruzando los brazos.
—Aún así ya no le dolerá.
—Esperemos que su cuerpo acepté el órgano. Sé que estará bien. Una buena recuperación dependerá también de ella.—al llegar junto a Sky miré sus pestañas y en su nariz aquel tubo que le introdujeron luego de que la cirugía terminó—¿Me puedes dejar un momento a solas con ella?
—Si, claro. Iré por unas sábanas para no tener las que buscar luego, en la noche habrá más frío.
Me pareció genial la forma en que Verónica trata a Sky. No es propio de una enfermera. Algunas quieren mucho a los pacientes, en dependencia de su estancia, otras simplemente prefieren no hacerlo más de lo que el buen trato en su trabajo les permite. Es duro encariñarse y que esta persona parta de este mundo. Ellas también viven con ese amargo como los doctores.
Al irse observé a la chica que aún está bajo los efectos de la anestesia, totalmente dormida y parece un angelito, aunque con los ojos abiertos...mejor no digo más.
Toqué la cama cuando me acerqué un poco más y miré su mano al lado, extendí la mía llevando mis dedos a tocar la punta de los suyos con sutileza. Recorrí de forma ligera por su mano y seguí por su brazo, era un roce por miedo de que abriera sus ojos, aunque sabía que igual no lo haría.
Miré su rostro, su pecho sube y baja.
Me acerco a poner la palma de mi mano en su mejilla. Me inclino y ya para entonces mis latidos eran obviamente fuertes. Mi respiración era un poco pesada y no sé cómo terminé tan cerca de ella. Escuchaba sus latidos por la máquina que los marcaba y me preguntó ¿cómo sería si estuviera despierta, que tan rápido late su corazón por mi?
Si que es confuso, que tu cuerpo se sienta atraído al de otra persona de forma tan inexplicable y aún más cuando querías evitarlo.
Me acerqué aún más desviándome al último momento, besé la esquina de su labio. Me siento estúpido, siempre la rechazo cuando ella me besa y ahora soy quién lo hace en secreto. Despegué mis labios lentamente a la vez que mis dedos acariciaron su mejilla y mi pulgar se deslizó hasta frotar suavemente la otra esquina de su labio.
—Sky—susurre aún cerca de besar dónde mismo—Esto me aterra.—junté nuestras frentes y cerré mis ojos—Voy a sanarte.
Escucho la puerta cerrando y reaccioné separándome de Sky, tan rápido como pude. Miré a Verónica en la puerta, estática con las sábanas en las manos.
—¿Qué está pasando? Tu cara, estabas muy cerca de ella. Acaso...
—No digas nada por favor.——la miro dormida, me atrevo a tocar su mejilla de forma suave delante de Verónica y confieso que:—Me gusta Sky. No le digas a nadie.
Verónica prometió guardar mi secreto.
Presente
Estoy en el auto con mis padres rumbo al hospital. Ellos al igual que yo hemos recibido el mensaje de Evans.
No sé si quiero verle después de lo que pasó anoche. La verdad es que no sé ni cómo mirarles a él y Kathya. Normalmente no me importaría pero tampoco quiero ser la metiche ni la mala del cuento.
Entramos los tres y mis padres sabían dónde ir. Estaba entre ambos y tomando el ascensor llegamos a un piso donde el pasillo está algo solitario. No dije una palabra y solo fui tras mis padres queriendo subir al ascensor antes que cerrará las puertas. Continuamos por el pasillos y mi padre nos abrió la puerta. Al entrar todos nos estaban esperando sentados y platicando. No miré a nadie en específico, solo me crucé de brazos y la única que se me acercó fue Verónica. Al rato todos nos sentamos y el frío del salón estaba algo fuerte.
—Solo denme unos minutos Necesito la presencia de alguien mas.
No puedo verle. Siento pena vergüenza, muchas emociones que me traen a la cabeza lo ocurrido ayer. Soy una idiota.
Evans estaba sentado al fondo teniendo la vista en todos. Parecía a ese CEO mandon y dominante que dirige las reuniones de trabajo y todos le respetan o tienen miedo. Tras él una tele grande que estaba conectada a la laptop y se veía la videollamada. Alguien contesta y vemos a un hombre de pelo gris, canoso, obviamente sin dudas es asiático. Ni me pregunten el país exacto.
Se hicieron pruebas de sonido y todo parecía estar perfecto, entonces dió comienzo.
—Buenas días a todos, aunque aquí es tarde. Me presento, soy el profesor Chen o doctor Chen. Era profe...
—Es—corríge Evans y el asiático sonríe.
—Soy... profesor del doctor Evans en la universidad de Oxford. Evans me ha contado bastante de este caso y ya me siento familiarizado con el.
—El profesor Chen me está ayudando desde Inglaterra con un equipo de expertos en los laboratorios.
No sé porque me siento metida en una peli. Fabricamos un arma biológicamente mortal buajaja.
—Sky—la voz de Evans me hace despertar de mi plan de conquistar mundial—El profesor te habla.
—Ah, hola soy Sky, encantada de conocerle doc, prof, do...—se me traba la lengua por el nerviosismo de ser el centro, ¿cómo le digo?
Escucho su risa, parece de las personas que sonríen mucho.
Luego de las presentaciones fueron al grano y solo no me atrevía a mirar a Evans teniendo a Kathya en frente, al otro lado de la mesa junto a Verónica y el doctor Patrick.
—La amiloidosis es una enfermedad sistémica que consiste en el depósito de células amiloide en distintas regiones del organismo—decía el asiático—En la amiloidosis primaria o idiopática, una población monoclonal de células plasmáticas fabrica cantidades elevadas de inmunoglobulinas que se depositan en forma de acúmulos extracelulares. La amiloidosis secundaria suele producirse tras procesos infecciosos crónicos, hemodiálisis, asociada a enfermedades linfoproliferativas y reumatológicas...pero en el caso de Stella fue una inflamación repentina en el baso. Pasó de la AL en la amiloidosis primaria a AA en la secundaria.
—Anoche Sky presentó asma.—dijo frotando su nuca—Nunca había pasado por esto antes, ni siquiera sabía lo que era. Los rayos x y análisis mostraron algo que me alarmo y me obliga a tomar esto con más urgencia.
—¿Qué mostraron, qué tiene?—miré a mi mamá buscando la respuesta en Evans.
—Los órganos que pueden estar involucrados en esta enfermedad son múltiples, por lo que hay una gran variabilidad en cuanto a la presentación clínica y afectación funcional. El riñón es el órgano más frecuentemente dañado supe por su historial médico que a sus 15 años este problema fue controlado. Seguido fue su hígado. También puede ocurrir tracto gastrointestinal, sistema neuromuscula—por primera vez en el día le lancé una mirada en cuestión de segundos.
—Sky no reacciona al tratamiento como en un comienzo. Su sistema se ha acostumbrado a estos medicamentos y no frenan las células amiloides como en un comienzo—el profesor Chen estaba realmente muy bien informado de mi situación.
—Diga de una vez. ¿Qué pasa con nuestra hija?—mi padre se ve desesperado.
Evans puso sus manos sobre la mesa y bajando la cabeza tomo aire y comenzó a hablar.
—La afectación pulmonar en la amiloidosis es rara, y generalmente se inicia en la quinta o sexta décadas de la vida como hallazgo radiológico ocasional.
Noté como tomo aire y al levantar su cabeza sus ojos buscaron los míos. No creía estar segura de lo que decía pero su cara me dejaba saber que intentaba hacerlo más fácil posible.
—Suele presentarse como una enfermedad intersticial de localización traqueobronquial debido al depósito difuso de amiloide en los tabiques alveolares y muestra un patrón reticular en la radiología. En raras ocasiones, aparecen lesiones intraparenquimatosas en forma nodular, como es el caso que presentamos. Las manifestaciones clínicas habituales son disnea, tos, hemoptisis y, en ocasiones, se acompaña de una afección obstructiva.
—O sea, a pesar de ser algo que rara vez pasa...mis pulmones ya comienzan a ser afectados.
Evans asienta y parece triste e incómodo por eso. Sé que no es fácil dar esta clase de noticias a un paciente.
—Ante un nódulo pulmonar intraparenquimatoso, se plantea un amplio espectro de posibilidades diagnósticas, por lo que resulta necesario consultar datos clínicos, epidemiológicos y otras pruebas complementarias para establecer una correcta aproximación etiológica.—mientras el hombre trae la pantalla hablaba yo observé las manos de Evans sobre la mesa. Las cerraba formando un puño y sus nudillos se tornaban blancos.
—En resúmen.—Evans interrumpió—Debes saber que esta enfermedad suele ser en personas adultas o ancianos. La Amiloidosis en niños es extremadamente rara. Esta enfermedad no da mucho tiempo de vida...
—Mi tiempo se reduce.—no pude evitar bajar la mirada y morder mi labio con fuerza—Ahora que ha llegado a mis pulmones va más a prisa, ¿no es así?
—Tenemos que hacer más examenes Sky—escuché su voz y me crucé de brazos, me abrazaba a mi misma de una forma discreta.
Mi madre a mi lado susurró "Dios mío" y tapó su cara, supuse que para empezar a llorar. No he escuchado una buena noticia en años. Un cambio de hígado no alargaría mi vida, no lo haría y de eso estaba segura. Antes de Evans o después de él, no importa que tan bueno sean en su trabajo, ya mi historia tiene un fin marcado.
Me puse en pie y sin pensarlo tanto solo lo dije cansada de todo, rindiéndome.
—Quiero que me pongan a dormir de una vez.
—¡¿Qué?!—fueron muchos quiénes dijeron la misma pregunta, solo Evans se quedó callado y su rostro cambio, no parpadea, mirandome y arrugó el entrecejo.
—¿Qué has dicho?—fue su pregunta en un tono grave.
—¡Stella no digas semejante estupidéz!—mi madre sujetó mi brazo con fuerza y me obligó a verla a los ojos.
—¡Da igual! ¿Cuánto más me quieres aquí?
—¡Stella, cállate la boca de una vez!—me ha dejado sorda y sus lágrimas trato de que no me hagan arrepentirme de lo que he dicho, por eso la ignoro.
—Sky—miré aquellos ojos azules—Pasé estos dos meses quemándome las pestañas buscando una jodida cura—¿por qué su mirada parece tan...?—¿Cómo te atreves a decir algo así?
—¿Por eso te fuiste? ¿Estabas buscando una cura, para mí?—estoy sorprendida pero...¿para que tanta molestia?, me río en su cara—¿Realmente crees poder lograrlo?
—Si. Nada es imposible.
—Cierto, la muerte soluciona muchas cosas.—su mirada era demasiado penetrante, no sabría explicar, daba miedo—No creo que lo logres pero parece muy confiado. Yo quiero terminar con esto. Me rindo.
—¡No!—golpea el escritorio con su puño todos hemos puesto la atención en él.
—¡Yo decido como son las cosas con respecto a mi!—salgo de mi lugar y me acerco a él enfrentándole.
—Piensa en tus padres y...
—¡A la mierda con ellos!—grité y no me atrevía a verle la cara a ellos, solo al doctor Patrick quien me hablaba—Me tienen pasando dolores y traumas porque no pueden tener más hijos. ¡Que adopten cuando muera si tanto les preocupa!
Mi madre viene sobre mi y retrocedo cerrando los ojos pero no pasa nada, mi padre la detuvo por un segundo. Miré a Evans entre la ira y la tristeza.
—Si no lo haces Evans me encargaré de eso yo misma.
—¿Cómo te atreves, Sky?—está muy enojado, demasiado y el viene sobre mi pero no me toca, ni con sus manos, ni su cuerpo. Sostuvimos la mirada en el otro.
—Evans tú también tranquilízate...—es la voz de Kathya.
—Por favor vamos a calmarnos—la dulce voz de Verónica—Sky, por favor...
—¡Salgan de aquí!—dice Evans mirándome a los ojos.
—Evans, tranquilo...—el doctor Patrick se paró detrás de Evans y casi toca sus hombros cuando esté ya lo presentía.
—¡Qué salgan los todos...ahora! Debo hablar con mi paciente.
—Doctor ayúdela—dijo sollosando en los brazos de mi padre
—No la necesito mamá.
Todos salen y se escucha la puerta al cerrar. Fue un silencio y el no desvío sus ojos de mi, su expresión continuaba furiosa y pensé que no hablaría nunca.
—¿Cómo te atreves?—como león rugiente se acerca a mi y retrocedo tocando las sillas a mi lado.
—¿Qué cómo me atrevo?—entonces la tristeza se apodera más de mi—Soy quién está pasando por todo esto y no tienes ni puta idea de lo que se siente saber que te vas a morir de igual forma. Hace mucho dejé de luchar y perdí la esperanza en cuanto choque con mi realidad ¡y me di cuenta que para morir solo hay que estar vivo!
Él continua caminando y tropiezo por a causa de una silla mal acomodada. Terminé contra la mesa y el se acercó más y miré a un lado evitando rozar mi nariz con la suya.
—Ya...¿y tú qué puta idea vas a tener de mi esfuerzo? ¿Piensas que me divierto? ¡Sky paso día y noche pensando en ti!—golpeó la mesa y para entonces mi respiración estaba descontrolada y mi corazón tan acelerado por tenerle tan cerca y evitar mirar esos ojazos que sabía estaban sobre mi.
—Cancela ese contrato. Le diré a mis padres que te den el maldito dinero—le empujo y logro salir del encierro.
—¡Idiota!—siento un fuerte jalón de mi brazo derecho y en un segundo me llevó devuelta al mismo sitio, casi sentada sobre la mesa y el casi sobre mi, pero no me toca—¡No es por dinero, ni siquiera llego a recordar eso o el contrato que firmé! ¡Ahora es algo que simplemente quiero hacer, quiero sanarte, quiero que vivas!—su mirada se sostuvo firme y entonces bajó la cabeza.
Cuando volvió a mirarme sus pupilas se habían dilatado. Sus cejas bajaron y parecía relajar cada parte de su rostro, incluído sus labios, que se entreabrieron para tomar una bocada de aire profunda, luego lo deja salir de forma lenta y suave.
—No tengo cura y lo sabes. No tengo a nada de lo que aferrarme.
—¡Basta!—vuelve a enojarse repentinamente.
—¡¿Por qué te pones así?!—me confunde sus cambios drásticos de humor.
—¡Porque duele escucharte decirlo! ¡¿no te das cuenta?!
—He tenido suficiente de esto. No soy una marioneta Evans. Me enloqueces, tomas mi mano, me alejas. Si te beso o te abrazo no me apartas pero luego me gritas que lo haga. ¡Basta digo yo, joder!
Le he visto tragar e incluso puedo jurar que lo he escuchado. Entró su labio inferior y lo sacó húmedo, lucía tan atractivo así, pero no...no me voy a dejar provocar, ¡ni una mierda!
—No vuelvas a pedir tal cosa otra vez. Nunca.—iba a tocar mi rostro y alejé su mano golpeandole, le empujé otra vez.
—Eso lo decido yo.—dije con determinación, salí nuevamente de entre la mesa y él mirando la puerta.
—No seas terca—me detuve a escucharle—No sabes lo que ocurrirá en el futuro. Puede que te pierdas de mucho por tener tu mente cerrada de esa manera.
—Nada pasará, nada bueno a partir de ahora—mis lágrimas caen y imagino mi corazón comenzando a agrietarse, cayendo en pequeños pedazos, poco a poco—No tengo nada que me permita tener una pizca de esperanza. Tu fuiste lo único en tanto tiempo que me hizo olvidarme por lo que estoy pasando y si no puedo tenerte, de que vale seguir.—mi voz quería temblar y escuché pasos, me volteo, viene sobre mi—Aléjate, ¡no te acerques a mi!
Pero me arremetió contra la pared y sujetaba mis hombros. Me retorcía con los ojos cerrados pidiendo entre lágrimas que me soltará.
—Solo hazlo. Es mi petición, acaba con mi sufrimiento, es la mejor cura.—me siento triste de pedir tal cosa, es la verdad—Estoy malgastando el oxígeno para quienes lo necesitan, solo soy un relleno—mi voz comienza a temblar—¡Soy una carga, un maldito estorbo!
Él tapa mi boca de repente y une su frente a la mía. Le golpeó en el pecho con ambas manos, quiero que me suelte...o en realidad no. Sujeto su bata blanca con todas mis fuerzas, rompo en llanto y mis lágrimas caen mojando sus dedos.
Deslizó su mano lentamente, noté como sus dedos rozaron mis labios. tocó mi nariz con la suya. Sus ojos están cerrados y el aire que salía de su boca se sentía cerca de mis labios.
—Sky...yo, ya no lo soporto más.
¿Qué no soporta? ¿Que siga molestándole? Me vuelves loca Evans. No puedo saber si eres sincero y yo me canso de ser una tercera siendo rechazada.
La mano que quitó de mi boca tocó mi nuca y ladeó su cabeza un poco.
¿Qué va a hacer? No me digas que...¿besarme?
Se abre la puerta de golpe.
Él se detiene, pero no se aleja. Fueron dos segundos en la misma posición. Evans sujetaba mi nuca y su otra mano puesta en mi hombro, suelto su bata y es cuando él se aleja como si no le importara quién nos hubiera visto tan cerca.
—Lo siento. Escuchamos un golpe y nos preocupamos por eso vine—es Verónica. ¿Por qué no parece sorprendida de lo que vió?
Evans retrocedió mirando al suelo, sus labios se veían más gruesos. Hubiera querido que pasara lo que pensé que él haría.
¿En serio, él iba a besarme?–pienso justo cuando entra su labio inferior sonltándolo suave y termina algo húmedo.
—Sky...tenías razón cuando dijistes que no soy Dios—alza su rostro y me sorprendo al ver cómo sus ojos están llorosos—pero yo, quiero que sepas y decirte, que...Prometo que lucharé hasta tu último segundo.
Su nombre se escapó de mis labios casi inaudible. Nunca había escuchado una promesa así, nunca nadie me prometió estar a mi lado o quedarse para luchar conmigo o por mi. Tapo mi boca cuando mis lágrimas vuelve a salir pero está vez no se si eran tristeza o emoción de escuchar lo que tanto quería de alguien.
—Llévala afuera con los demás—se dirigió a Verónica—aún tengo algo más que decir.
—Si. Vamos chiquita.—tomó mi mano y yo estaba en shock, solo dejé que me llevara.
Al salir nos encontramos a Kathya, pasamos por su lado y la vi entrar dónde estaba Evans. Miré al frente a mis padres abrazados y mi papá tocó el hombro ella haciendo que se volteé a verme.
—Lo siento, todo lo que dije—con un corazón arrepentido me sentía pequeño y ellos abrieron sus brazos y me abrazaron.
—No repitas esa estupidéz—dijo ella en mi oído y asentí con la cabeza.
Cinco minutos después.
—Dijeron que el doctor vendría. ¿Por qué demora?—mi padre pregunta a Verónica.
—No debe tardar, pero iré a ver qué pasa.
Vimos todos a Verónica abrir la puerta y e los segundos ella se apartó para dejar pasar a Kathya y tras ella estaba Evans. Tocaba su nariz mirando al suelo y piso sus manos en los bolsillos. Al llegar junto a nosotros.
—Doctor Evans—mi padre esperaba lo que él quería decirnos, pero solo me mira, serio, o normal.
Él hablaba con mis padres mientras sentía algo que me inquietaba y seguí mi instinto. La mirada de alguien cuando no le vez puede hacerte sentir cosas a distancia. Los ojos verdes de Kathya parecían haber perdido el brillo y solo pestañeo cunado cambio la mirada a otro sitio.
—Sky—tuvo mi atención cuando me llamo—¿Tienes pasaporte?
—Si, claro, ¿por qué lo preguntas?
—Porque vienes conmigo, a Inglaterra.
Si, por supuesto, Ja–su expresión no cambia o sea que habla en serio–Yo y Evans en Inglaterra....Espera...¿yo y Evans?, ¿en Inglaterra?...
¡¡¡¡¿QUÉ?!!!!
*******************
Sobre lo hablado en la reunión puede que para los que no saben de medicina eso sea un trabalenguas.
Normal que si, te entiendo.
Te lo explicaría pero soy fatal en eso. Si quieres sabe búscalo en San Google. Nos vemos en el próximo cap.
Sky y Evans en Inglaterra....¿que pasará? no se ilusionen mucho, o si, no sé
buajajaja.
*Me disculpo por la ortografía y gramática, sé que tengo algunos errores y los corregiré en cuanto termine la historia (esa es mi primera prioridad)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro