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21

Contenido médico

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Abrí mis ojos, miré el cielo apenas comenzando a aclararse y las nubes se volvían blancas. Ahora solo los edificios más altos recibían la luz directa del sol.

Mi corazón late rápido. Estoy inquieta y me siento acomodando mi pelo. Tomo mi celular y lo desbloqueo para ver la hora casi serán las seis y media.

—Ya estás despierta.—miro a Verónica entrando por la puerta—Será tu primera operación. ¿Lista?

—No, ni un poco—la miro espantada e inmóvil.

—Creeme mi chiquita, no ví doctor más talentoso que el doctor Evans. Me impresiona aún más por su edad.

—De seguro tiene a todas las trabajadoras del hospital hablando de él.

—¿Celosa por eso?—se ríe—Él está comprometido, no mira a nadie tan siquiera.

—Si, está comprometido—repetir eso me ha dado un bajón de ánimos que solo yo sé.

Tengo muchos nervios, hasta mi estómago se siente revuelto. Pedí a Verónica que me diera un poco de agua y para mí mala suerte no puedo comer o beber en un par de horas.

—¿Estarás presente en esa cirugía?

—Claro que si y voy a tomar tu mano para que te sientas segura. ¿Está bien?

—Eso es genial—le sonreí muy agradecida y su celular comenzó a sonar en su bolsillo. Salió y según ella era unos minutos.

El miedo me está consumiendo y solo de pensar que abrirán mi cuerpo me dan ganas de vomitar. Van a ver mis órganos, eso es asqueroso.

Miré cada rincón del cuarto y salí de la cama. No puedo escapar pero no quiero esa operación tampoco. ¿Dónde pudiera esconderme?

Allá, a cuarto metros de mi, en la esquina, estaba el refrigerador. Era de una puerta pero se veía grande.

Abrí y lo primero que pensé fue: es espacioso. Tan solo quitando las regillas y podía sentarme sobre el cristal. Corrí detrás para desconectarlo del enchufe y sobre la cama tomé la sábana. Por supuesto hay frío dentro y no pienso morir de hipotermia.

***

Fue un rato prolongado y ya me sentía cómoda, con un poco de frío pero cómoda. Escuché voces:

—Evans—era la voz de Kathya—Los de seguridad dicen que ella no está en las cámaras.

Por supuesto, ni siquiera asomé mi cabeza por la puerta.

—Hay que buscarla, la cirugía es en una hora—Evans se escuchaba molesto.

La puerta sonó al cerrar y escucho pasos. Como si alguien caminara de un lado a otro.

—¿La buscaste?—es Evans, por el volúmen de su voz parece muy cerca de donde estoy.

No oigo nada luego de eso. Pero un paso, luego otro y un sonido como si alguien hubiera tocado el refrigerador.

Joder, que frío hay aquí dentro.

La puerta se abre de repente y ¡mierda! Que susto me da ver a Evans. Le miro y saludo como imbécil.

—Holis—digo con voz apenada y fina.

—¿Holis?—si, ya sé está pasmado—¡¿Pero qué rayos te pasa Sky?!

—¿Qué ocurre?—miro a Verónica y alzo mi mano disimuladamente, muevo mis dedos como saludo.

—¡Sal de ahí ahora mismo!—obedecí envuelta en la sábana y miro a Verónica riéndose a carcajadas—¡No es gracioso Verónica!

—Si doctor, tiene razón. Perdón—aprieta sus labios en una fina línea y sé que si quisiera o pudiera volvería a reír.

—¡¿En serio Sky?! ¡Ni en las películas de terror se atrevieron a tanto!—se cruza de brazos y veo mucho enojo en su expresión.

—Es que estaba nerviosa y...

—¡Pero no puedes huir así!—pasa una mano por su cabeza hacia atrás—Solo será una simple cirugía.

—Para ti que acostumbras hacerlas, no sabes lo inquieta que me pone saber que vas a abrir y mirar mis órganos, eso no se siente para nada atractivo.

—¿Piensas en lo atractivo? Mira...—el aprieta sus labios y me da la espalda—Eso fue estúpido de tu parte ¿Puedes ser madura por un momento?

—Bien. Lo siento, no lo pensé mucho—me encogí de hombros.

—No me digas—gira un poco su torso y llega a mirarme—El quirófano estará listo en quince minutos. No, huyas.

—Lo prometo.

Él sale por la puerta y Verónica se me acerca con una sonrisa amplia aún burlándose.

—Si ya conoces al doctor porque sigue actuando así.

—No sé. Esta vez creo que solo fue una reacción.

—Vamos chiquita.

***

Verónica

Sky se durmió hace cinco minutos, luego veo entrar al doctor Evans junto a la doctora Kathya. Noto que todos se ponen serios y lo miran pararse junto al cuerpo de Sky. Teniendo una tela que cubre todo su cuerpo excepto por la zona que será manipulada.

—¿Todo listo?—pregunta el hombre de ojos azules al anestesiólogo y este asienta—Comencemos el transplante de hígado.

Kathya estaba a mi lado y por debajo de la tela tomé la mano de Sky. Me sentía aliviada de que la anestesia funcionará en ella correctamente.

Pasaron los minutos y el frío del quirófano se me torna caliente. ¿Nervios tal vez?

Miré lo centrado que estaba el doctor Evans y una vez más me encanta como trabaja. Sus manos no tiemblan y se ven seguras de lo que hace. Sus mirada no se distraen.

Han pasado tres horas y me alivia notar como toma todo el control de la operación, la doctora Kathya le asiste perfectamente conociendo a su compañero de trabajo.

—Y...¿Cuántos transplantes de hígado ha hecho?

—Es el primero—dice y abrí los ojos como platos cuando él me respondió.

—¿Lo dices en serio?—él me miró y confirmo, estoy algo asustada de repente.

—He asistido a muchos pero es la primera vez que lo hago yo.

—Pero no es su primer transplante—dice Kathya—Tranquila Verónica, Evans ha trasplantado pulmones, corazón, puedes estar confiada en que hará un buen trabajo.

—Kathya, corta aquí.

—Si—obedece y vuelve centrándose. Corta.

—¿Signos?—pregunta el doctor y según el anestesiólogo todo va perfecto.

Evans suelta los instrumentos de repente y le veo manipulando. Fruce el ceño.

—¿Qué pasa?

—Solo...pensé haber visto algo. Continuamos—toma los instrumentos nuevamente y aún queda mucho por hacer.

El doctor Evans solo tiene 26 años y realiza una operación hepática muy riesgosa. Quitar por completo un órgano teniendo en cuenta venas, arterias y los músculos a su alrededor, muchas cosas pequeñas que un mínimo error puede fácil costarle la vida al paciente. He estado presente en otra operaciones y realmente este hombre no tiene competencia por encima. Digamos que es tan bueno como aquellos que llevan años operando.

Ya son cinco horas hasta ahora.

—Prepárense para la extracción—anuncia el doctor.

¡Ya es hora! No puedo evitar estar un poco nerviosa.

Acercaron una bandeja.

—¿Signos?—preguntó el antes.

El anestesiólogo le respondió y todo iba bien, luego vi como saco el hígado lentamente y lo puso en la bandeja. Claramente un hígado dañado.
Lo ví limpiando la zona y Kathya le ayudaba, por un momento esta le miro y me fue algo extraño, parecía distraída por unos segundos. Me estaba preguntando que le pasaba por la cabeza a ambos.

El doctor Evans tomó el hígado sano y procedió a ponerlo en Sky.

—Seguiremos—respondió luego de tres segundos.

***

Nueve horas y media. El doctor Evans había terminado y él mismo cerró la herida haciendo una perfecta sutura. También puso el tubo de Kehr

Él salió junto con Kathya y yo quedé con Sky, ayude a quitar las telas y quite las pegatinas de sus párpados cuidadosamente. Que alivio sentir que todo terminó perfecto, pronto el color amarillento de su piel y ojos se irá.

—Evans—apenas salgo y Kathya está detrás de mi. Nos quitamos la ropa que usamos en el quirófano quedando con la ropa habitual que llevamos en el hospital.

—Noté que me mirabas mucho durante la operación. ¿Me dirás qué pasó?

—¿Lo sabías? Vaya, intenté ser discreta. Necesito saber algo, me refiero a Sky.

—¿Y qué ocurre?

La miré esperando y justo sale Verónica quitándose la mascarilla.

—Aún no se han ido. Doctor Evans quería agradecerle por la excelente operación que realizó. A la doctora también. Gracias.

—No es nada Verónica—dice Kathya y yo me acerco a Verónica tocando su hombro.

—Daré lo mejor de mi para que ella esté bien.

—Se que si. Gracias por eso.

***

Llevaron a Sky a su cuarto mientras estaba en la consulta. Hablaba con los padres y estaban muy tranquilos al saber que el transplante salió mejor de lo esperado. Sky tendría otra buena noticia al despertar y era que sus padres habían sacado vuelo para dentro de dos días.

Al rato después estaba en la silla inquieto, giraba de un lado a otro, miraba al techo pensando en cómo seguirá Sky en las próximas horas. Ella debería despertar en unos quince minutos.

Estoy muy inquieto. Mejor iré a verla.

No escuchaba ni un mínimo sonido. El aire se sentía un poco frío pero de repente siento mi mano cálida. Mismo calor recorrió por mi brazo y sentía más que solo calidez. Era una caricia muy suave.

Por un momento puedo ver a Evans. Estoy en la cama y él está acostado a mi lado. Su mano pasa por mi mejilla y se acerca para casi besarme. Si, casi. Se detuvo y sentía su aliento chocando en mis labios. Aceleraba mi corazón de una forma inimaginable. Sentí el calor de su aliento moverse a un lado y sus labios me besaron en una esquina de mi labio. Tardó unos segundos y luego quitó sus labios lentamente.

—Dije que te enamorarías de mi perdidamente.

Sus dedos acariciaron mi mejilla y su pulgar se deslizo hasta frotar suavemente en mi labio inferior.

Algo me dice que esto no es real. Solo pasa lo que quiero que pase.

***

Escucho un bip, bip, bip, bieennn molesto, también una voz y la reconozco, es mi abuela. Intento abrir mis ojos y estos son tan pesados.

—Está despertando.—esa es la voz de Verónica.

—Sky—siento alguien tomar mi mano y por fin logro abrir mis ojos para ver a mi abuela de primera—Estoy aquí. ¿Cómo te sientes?

Lo segundo que miro son mis manos, cables por doquier incluyendo en mi nariz. Eso me da más miedo, mi nariz, tengo un tubo y mismo que siento en mi garganta, es fino y puedo respirar pero no quita lo súper incómodo que se siente. ¿Qué función hace este maldito tubito?

—¿Por qué tantas cosas? ¿Es normal?

—Si, lo es.

A mi mente vino la imagen de Lybia la última vez que la también tenía los mismos cables y el cuarto incluso era similar.

Miró a Verónica del otro lado y me doy cuenta que solo somos las tres. Verónica tomo su celular, marco un número y después pude escuchar la voz de Evans.

La puerta se abre y giro mi cabeza. Enfoco la vista parpadeando varias veces.

—Que casualidad que ya estaban en camino—dice la morena.

Evans se acerca con las manos en los bolsillos de su bata y Kathya se le adelanta parándose junto a mi abuela.

—Hola Sky.

—Bienvenida—dice Evans y no sé porque es a quien único le sonrió—Kathya, examínala por mi.

Kathya no se opuso y se acerco mirando mis ojos, tomó la temperatura y todo esto mientras Evans movió la sábana a un lado y sentí frío.

—¿Cómo te sientes?

—No duele pero luego...

—No volverá a doler—me interrumpe y lo dice con total seguridad. Alza la ropa que llevo puesta y veo la herida cubierta—Solo estará tapada por pocos días, luego lo quitaremos.

—¿Cuánto tiempo llevará la recuperación?—pregunta mi abuela.

—Dependiendo de su recuperación, serán de dos a tres meses pero se le restringe una gran cantidad de cosas. Por lo que la recuperación total lleva más tiempo.—luego me mira tapando la herida y me cubre con la sábana—Es un órgano nuevo y primero hay que observar que tu cuerpo lo acepte.

¿Qué mi cuerpo lo acepte? Por favor cuerpo mío acéptalo o estamos jodidas.

—Necesito hablar a solas con Sky. Si me permiten todas, solo serán unos minutos.

Me ha puesto nerviosa que diga que quiere estar a solas conmigo, aunque se que no va a violarme así que mejor ni me emociono. Una vez a solas.

—Gracias.

—Es mi trabajo.

Mi cuerpo está completamente adormecido. Solo puedo mover la cabeza y el resto no me funciona.

Unos segundos de silencio.

—Hay algo que debo advertirte—para empezar me está asustando—Sky, esto es solo el comenzó. Debo decirte que tomaré tu caso muy en serio y me temo que te esperan muchos exámenes y análisis. Encontrar una cura no será sencillo.

—Evans. Escúchame—mis labios se sienten secos y ni hablar de lo sedienta que estoy—De verdad agradezco...bueno, sé que es tu trabajo. Pero yo tengo una petición...solo déjame así.

—No digas eso. No voy a dejarte...

—Sé que ese contrato te pone en problemas de cierto modo. Puedo hablar con mis padres y...

—Dejalo así. No me importa.

—Me temo que no tengo cura e igual moriré. Termina ese contrato, vete y cásate con Kathya. Vive tu vida normal y aburrida—él suelta una sonrisa.

—¿Segura? ¿Eso significa que dejarás tu plan de conquista?

—Bueno—ay, que vergüenza, no puedo ni taparme la cara con las manos—Supe que el contrato te retringe muchas cosas. Si algo pasa entre nosotros mis padre pueden tomar acción legal.

—Ah, eso—se sienta en la cama y veo su espaldota—Igual no pasará nada entre nosotros—sus ojos me miran y me sumerjo en el mar que se refleja.

Sus labios. Maldición, sus labios son tan rosaditos, no son finos pero tampoco son muy gruesos, simplemente perfecto para morderlos y como extraño hacerlo. Muerdo mi labio con fuerza resistiendo ese deseo y miro a un lado.

—¿Qué? ¿Por qué muerde tu labio tan fuerte? ¿Te duele algo?—su pregunta me pone aún más nerviosa que las veces anteriores y vuelvo al ver esos labios. Niego con la cabeza.

—No duele, es solo que...muero por besarte.

Un silencio se hizo presente y miré sus labios entreabrirse ligeramente. No resistía a lo sensual que lo veían mis ojos. ¡Dios! Evans ¿qué rayos está pasandome contigo? No puedo esconderte lo que siento.

—Sky...

—Si, ya sé. No diga más esas cosas, te lo prohíbo.—traté de hacer su misma expresión, pero creo que más bien hice una mueca de burla. Se pone en pie y no contradice ni una palabra.

Está de espaldas y el alza su cabeza, mirando al techo talvez.

—Te quedarás en el hospital un tiempo.—se voltea a verme—Se que no te gusta pero...

—Está bien. Me quedaré.

No quiero realmente hacerlo pero no tengo opción está vez. Por un momento estoy cansada de llevarle la contraria a todo y todos, me quedaré quieta...por ahora.

—¿Cuánto tiempo estaré con todo esto?

—No te debes preocupar por eso, no significa que algo este mal. Todo es por seguridad y mejor control, siempre estará acompañado por el equipo de reanimación.

Él se acerca y sus manos va directo a cubrirme aún más arriba con la sábana. Me pide que descanse y volvería más tarde. Quisiera que se quedará pero decía tener cosas que hacer. Al menos me prometió volver en la tarde. Voy a extrañarlo.

Cuando Evans salió por la puerta mi abuela entró junto a Verónica. Pasamos un rato juntas hasta que tenía sueño otra vez y me dejaron descansar.

Ha pasado una semana desde el trasplante hepático realizado a Sky y esto pasó:

Tras la intervención quirúrgica ella fue trasladada a un cuarto de reanimación y las pocas horas de llegar despertó. Se le puso un tratamiento para evitarle el dolor ocasionado por la misma cirugía.

Durante su estancia en reanimación todas las medicinas se le administrarán por vía intravenosa. Cada vez que le dolía, Verónica, quién se dedicó cien por ciento a ella, le suministraba los calmantes oportunos. Dormía mucho y eso era perfecto ya que de esta forma colaboraba mejor para su recuperación.

Verla tan tranquila y durmiendo me era tan raro. A veces se extraña su forma revoltosa de ser.

Con respecto a ¿cuándo podrá beber y comer? Bueno, se tiene en cuenta que al tratarse de una cirugía abdominal suele existir en las fases iniciales una paralización del intestino, motivo por el cual en quirófano se le colocó una sonda que entra por la nariz y llegará hasta el estómago. Aunque al despertar de seguro lo encuentro molesto, esta sonda tiene como misión mantener el estómago vacío, protegiéndole de los vómitos. En el plazo de veinticuatro a cuarenta y ocho horas dicha sonda se le retiró y se empieza a iniciar la tolerancia con líquidos. Se tras la ingesta de líquidos, se observó que Sky lo tolera y si, fue un exito, veinticuatro horas más y procedimos a iniciar la ingesta de sólidos.

Cómo es habitual luego de una cirugía Sky lleva puesta una sonda vesical, con esta se permite tener un control estricto de lo que orina. También se le retiró en pocos días.

En una semana Sky mostró un buen avance y comportamiento. Al encontrarse en la Unidad de Reanimación, se sentía sola pero es increíble como Verónica estuvo presente.

Los padres de Sky había llegado dos días luego de la cirugía y aún no habían visto a su hija. Solo querían darle una sorpresa. Sky hablaba cada día con ellos por el celular, mismo que estaba prohibido entrar, pero con un naylon que lo protegiera por lo menos eso sí se le permitió. También hablaba mucho con su abuela, Nina y Ty. Estos dos incluso vinieron al hospital y solo pudieron ver a su amiga a través de un cristal.

La estancia de Sky en la Unidad de Reanimación, fue dura. En ocasiones, como sucede en su mayoría, es fácil sentirse desorientado puesto que no existen ventanas para saber si es de día o de noche. Las horas pasan muy despacio en un hospital y Sky sabía eso. Este fue el primer motivo por el que se la pasaba durmiendo por horas a causa de los sedantes. Por supuesto no era un reposo absoluto, ella podía caminar por el cuarto siempre y cuando pudiera, la higiene es muy importante, sobre todo en la herida.

Al séptimo día fue trasladada al cuarto donde permanecería hasta ser dada de alta. Aquí estaría mas cómoda en muchos sentidos. Al octavo día Sky despertó y yo fui cómplice de la sorpresa que tenían sus padres de verla.
Sky sonrió y los abrazo a ambos. La madre lloro y la beso mucho, cosa que Sky no tardo en quejarse.

—Gracias Doctor Evans.

Me sentí muy bien de ver a Sky fuerte y volviendo a ser quien conocí. No solo amo mi trabajo sino ver cómo mis pacientes mejoran y siguen adelante. No hay mayor regalo que ese.

Sky estaba mejorando rápidamente pero aún debía tener cuidado y atenta a movimientos bruscos u otras cosas que la lastimara, ella seguía vulnerable.

Hay algo que ella tenía en su abdomen y se llama "tubo de Kehr" es un drenaje biliar que se suele colocar en la mayoría de los pacientes cuando se realiza la durante el trasplante la unión de la vía biliar del donante y del receptor. Se suele llevar abierto en las fases iniciales del trasplante y tras realizar radiografías de control a la semana del trasplante se cierra. Este tubo suele llevarlo el paciente durante 3 meses  aproximadamente. Así que Sky debería soportar esto por un tiempo.

Los controles periódicos continuarán, son imprescindibles para evitar un posible rechazo del órgano trasplantado y para descubrir posible infecciones. Las pruebas habituales se refieren a niveles de medicación inmunosupresora, análisis generales de sangre y función hepática, detección de virus, pruebas respiratorias y ecografía abdominal de control. En las fases iniciales esto muy frecuente y poco a poco se van espaciando. Los controles una vez que Sky sea dada de alta, dependen de cada circunstancia, nunca se suspenden.

Ya son dos semanas y Sky a mis ojos está perfecta para ser dada de alta en pocos días. Su tratamiento seguirá en casa.

Ahora estoy camino a verla como todas las mañanas. Abrí la puerta y estaba en la cama elevada para que pudiera estar sentada. Tenía una mano detrás de su cabeza y la otra sostenía el control remoto cambiando de canales en la tele. Se ve aburrida.

—¡Ah, que aburrido todo!

Bueno, eso me lo confirma.

—Por lo visto ya te aburres de estar aquí.

—¡Evans!

—En unos días podrás ir a casa, pero no creas que no seguirás bajo tratamiento y reposo—ella asienta poniendo boca de pato.

—Es raro que no vengas con tu noviecita.

Tiene razón, siempre vengo con ella y el doctor Patrick a veces nos acompaña.

—Bueno, por fin puedo contarte el secreto.

—¿Secreto?

—Tengo un secreto que decir. Las paredes tienen oídos.—susurra—Acercate.

Me acerco más a ella y mis rodillas tocan la cama. Sus manos se mueven rápido a tomar la bata y jalar hacia ella.

—¡Sky!—sorprendido pongo mis brazos a los lados evitando un golpe. No me esperaba esto—Puedes hacerte daño, suéltame ahora.

—Shh. No hables tan alto o pueden oírte.

—¡Sky!—grito en un susurro.

Miró sus ojos. Sus ojos por fin han dejado de lucir amarillos al igual que su piel. Sus ojos cafés lucen hasta un poco más claros. Sus labios son de color rosa y sonríe juguetona.

—Extrañé esto. Tenerte así de cerca—su voz es baja y me acerca aún más.

—Sky, si tus padres o quién sea entra por esa puerta...

—Entonces bésame antes que alguien entre.

Mi corazón estalló dentro de mi, latiendo con fuerza.

—Pensé que no volverías a hacer esto.

—Quería hacerlo todo este tiempo pero primero no podía por débil, luego por lo fea que me veía con esa cosa en mi nariz—se refiere a la sonda que llegaba hasta su estómago—Cuando comencé a tener fuerza llegaron mis padres y Kathya o el doctor Patrick, no estábamos a solas como ahora.

—Suelta mi bata. Un mal gesto y tu herida puede lastimarse y doler.

—Estoy muy bien, como también segura de que te gusta estar así. Cerca de mi.—jala un poco más de repente y mis codos tocan el colchón.

Trato de no tocar su nariz pero rozan. Trago saliva mirando a un lado y siento su nariz tocar y moverse por mi mejilla. Cierro los ojos abriendo ligeramente mi boca, mi respiración se descontrola.

—Quieres besarme, ¿verdad?

Giro lento mi cabeza y nuestras narices se encuentran tocándose. Miro sus labios y puedo sentir su aliento contra mis labios.

—¿Por qué estás tan segura que quiero besarte?

Ella cierra sus ojos y yo cierro mi boca mirando sus labios querer tocar los míos.
Otra vez mis latidos aumentan y no sé como hacer que se calme.
Ella me jala aún poco más y mis labios rozan los suyos sintiendo un extraño placer extenderse por todo mi cuerpo. "Sky, detente" susurro queriendo tomar sus labios y besarla. Luego la escucho susurrarme "besame o lo haré yo".

¿Quieres saber la verdad Sky?—lentamente abro mis labios y...

La puerta se abre de repente y mi nombre sale de una voz femenina muy conocida.

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Esto se puso color de hormiga brava.
Quien entró definitivamente vió a Evans y Sky muy cerquita y a punto de besarse.

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