19
Son las 11 de la noche.
Hace dos horas me colgó la llamada.
Hace dos horas
—¿Qué pasó?—Nina está frente a mi, algo ansiosa por saber.
Miró la pantalla de mi celular apagarse.
—Me colgó—¿por qué me siento triste?—Nina, ¿crees que me pasé de la raya?
—Un poco, pero así eres tú, lo piensas después y no antes de hacerlo.
—¿Crees qué me odie? Si eso pasa entonces si me será imposible conquistarle. Temo que eso pase.
—Tú le conoces mejor que yo. Sabes su reacción, sabes lo que provocas en él.
—Ese es el problema, no lo sé. No me deja ver dentro de él.
—Esa última foto estuvo muy provocadora y te lo dije—me hace sentirme arrepentida.
—¡Ay ya! No me arrepiento. Si no le gusta que cancele ese jodido contrato y se vaya. Aunque pensándolo bien si se va mi vida no tiene mucho sentido. Volvería a ser la misma.
—Eres la misma—la miró algo encogida de hombros y me sonríe, se acerca, abraza dándome mucho cariño de mejor amiga—Pero no te voy a negar que ese doctor Evans te ha dado algo que nadie ha podido.
—Él me gusta mucho—confieso.
—Si, eso se nota.
Presente
Nina me dió ánimos antes de irse. Desde entonces he cambiado por toda la habitación incluyendo en esos rincones dónde nunca había pisado antes. Él me llamará e iremos a cenar, ¿verdad?
Me detengo firme y golpeo el suelo con una pisada fuerte.
—¡Y si no lo hace juro por los restos de mis ancestros que voy a buscarlo y me lo vio...!
Suena mi celular.
Oh, justo a tiempo de decir una burrada.
—¡Es él!—aclaro mi voz y contesto—Evans—me es normal fingir desinterés luego de hasta hace un segundo parecer que me volvería loca.
—Sky, es muy tarde. Dejémoslo para mañana, ¿te parece?
—¿Mañana? ¿Estás molesto conmigo?
—No estoy molesto.
El aire fresco me toca suave en la cara y miro la ciudad y sus luces a través de la ventana que está en la cocina.
—Evans dijiste que sería hoy.
No me gusta escuchar su voz así de apagada.
—Sky, te lo prometo. Mañana en la mañana iremos a dónde tú quieras.
—¿En serio?—se escucha animada.
—Si, pero debo volver al hospital en la tarde.
—No importa.
No dije nada, escuchaba su respiración muy cerca. Lamí los labios y los sentí fríos por el aire.
Cuando aún estábamos Kathya y yo en aquel restaurante, volví a la mesa y notó que estaba sonrojado. Otra vez tuve que mentirle y no me gustó hacerlo. Ella se lo ha creído pero en algún momento puede no hacerlo, aun asi espero no se haya dado cuenta.
Sky se despidió de mi y colgamos a la vez. ¿Tendremos una cita? Cerré la ventana y volví al cuarto donde ví a Kathya que aún dormía. Me acosté a su lado dándole la espalda y cierro los ojos.
Sky, ¿qué tengo que hacer para que dejes este jueguito que nos afecta?
Luego de escuchar la voz de Evans estoy más calmada. Él prometió que saldríamos así que...espera...
—¿Es una cita?—me he dado cuenta de algo super importante para mí.
Doy vueltas como rodillo en la cama y termino por mirar al techo suspirando. Parezco tonta, al menos nadie me ve.
No me siento muy bien. De hecho no me he sentido del todo bien desde que salí del hospital. Un pequeño dolor de estómago que no se quiere ir. Es muy tarde y ya debería de ir a dormir, mañana definitivamente será mejor.
***
Es de mañana y... ¡Joder! Tengo fiebre, me siento fatal.
Apenas me he levantado y sento que me pasó una aplanadora por encima. Es horrible como se siente, todo me duele.
Salí de la cama no sé ni como y quería ir a la cocina. así que eso hice. No tenía hambre, de hecho tampoco sed pero mi boca se sentía seca, abrí el refri casi sin fuerza.
—No tiene buena cara—miro a mi lado una empleada y asiento la cabeza atontada.
—Solo vine por agua, no voy a desayunar hoy, no tengo hambre. Estaré en mi habitación y tampoco saldré de mi así que no me molesten porfa.
—¿Necesita algo?
—Solo unas pastillas para bajar la fiebre y estaré bien. Ah y algo para el estómago, no me siento muy bien desde que salí del hospital ayer.
—Enseguida se las llevo.
Le agradecí y tomé otra botella de agua del refrigerador. Volví por donde vine, subí las escaleras a paso tortuga, caminé por el pasillo arrastrando los pie y tenía que mirar al suelo, esos rayos solares entrando por las ventana solo me daban dolor de cabeza.
—Joder, Diosito...mi cita con Evans se arruinó.—me entristece no poder estar con él como quería, era una tremenda oportunidad y me pasa esto.
En mi habitación me comporto como vieja, ¿por qué? necesito pensarmelo cinco minutos antes de plantar el trasero en el colchón. Si, todo es a paso tortuga. Todo me duele que fastidioso, de veras.
Acostada tomo la sábana y me cubro literalmente de pies a cabeza, parezco un capullo pero al menos se siente calentito.
La misma mujer con la que me topé antes me trajo las pastillas que necesitaba, ahora era esperar a que surgieran el efecto.
Quedé sola y el sueño comenzaba a apoderarse de mi cuerpo estudioso y trabajador. Pfff, si claro.
Si hubiéramos ido a esa cita, ¿cómo sería? Comienzo a imaginarme el primer escenario que me venga a la cabeza y lo veo. Está Evans a mi lado juntos caminando dentro de un parque de atracciones inmenso lleno de muchas personas.
Es mi primera vez en un lugar así...y estoy él. Estoy tan animada y miro su mano cerca de rozar la mía mientras caminamos.
—Mamá mira—un niño con sus padres frente a nosotros pasan luego por nuestro lado—Es un minion.
—Hijo de su madre y padre—susurro enojada y ni Evans me oye—¡¿Cómo me ha llamado?!—hago puños con mis manos tomando el control.
Me detengo por un segundo y miro mis manos. Bueno al menos en parte tiene razón, mi piel es amarilla por estar enferma. Noté que todos me miraban e intenté apegarme a Evans como un escondite, no tardó en darse cuenta.
—¿Estás bien?—me pregunta y le miento pero es obvio que no estoy bien.
Justo pasamos por tiendas de juguetes y había una en específico que exhibía trajes de animales para personas mayores y niños. ¡Vaya, eso me da una idea!
Al salir de la tienda fue complicado, digamos que esta cabeza de osa es muy grande.
—Evans—dije cuando llegue a su lado y este me miró anonadado—Soy yo, Sky.
—¡Pero qué rayos!, ¿por qué te has puesto un traje de oso?
—Osa—corrijo alzando un dedo—tengo un lacito—señalo—y un tutú—muevo las caderas.
—Te ves mejor así.
¿Eso es un insulto a mi belleza o qué?
—¡Oye! No tuve opción.—me encogí de hombros apenada—Todos me miran y es incómodo.
—Está bien. Has lo que quieras.
Es tan guapo. Viste un pulober de un azul oscuro muy combinado con el color de sus ojos, los resalta aún más.
—¿Por qué hace frío si estamos en verano?
Sky, ¿me oyes?—escuché en mi cabeza.
—¿Dijiste algo?—le pregunté y de repente él se detiene junto a un carrito de helados.
—¿Qué pasa? No he dicho nada. Por cierto quieres subir a...
Señala con la mirada y miro al otro lado. Wow es la rueda de la fortuna. ¡Subiré con Evans a la rueda de la fortuna! ¡Aaaahhhh! No puedo dejar de gritar por dentro.
—¿Cuánto lleva así?—mientras nos acercamos a la habitación de Sky le pregunto a la mujer a mi lado. Esta abre la puerta, entro al cuarto de Sky y la encuentro en su cama.
—Esta mañana la ví muy decaída, ha tomado una pastilla hace como media hora.
—Gracias por llamarme, me encargaré a partir de ahora.
Camino hasta su cama y escucho la puerta al cerrar. Ella está tapada de pies a cabeza y la escucho hacer un sonido muy bajo.
—Sky ¿Me oyes?
Ella no me responde en cambio deja de hacer ese sonido. Pero de repente escucho una risa igual de baja.
—Deja de fingir.
Tomo la sábana y tiro de ella descubriendo su cabeza y ella está sonriendo pero con los ojos cerrados.
—¿Estás soñando?—no me responde pero su sonrisa sigue—Parece que si. ¿Qué estarás soñando que te hace tan feliz?
Veo que está sudando un poco y debo mantenerla fresca, así puede descansar un poco más. Voy al baño y abro un pequeño armario, solo para tomar una toalla pequeña, mojando tan solo un extremo voy de nuevo con Sky.
Ella me da la espalda y se encoge subiendo sus pies. ¿Tiene frío? La cubro con la sábana y con la parte húmeda de la toalla la paso por su frente, ella se queja y la dejo antes de despertarla.
Ella se pone bocarriba y miro como respira agitada y arruga en su entrecejas.
Tocó su mejilla y está ardiendo en fiebre.
—Tranquila, voy a cuidar de ti.
Entramos a la rueda de la fortuna y nos sentamos. Es super grande y va muy lento. Es una pequeña cabina con un asunto frente al otro. Quité la cabeza enorme que llevaba del traje de osa y me puse en pie, caminé con cuidado para comenzar a ver el parque completito. Las personas se ven pequeñas. Me encantan las alturas, sentirme grande.
—Ten cuidado.
—¿Evans?—quedo algo asombrada de verle sujetarse al asiento con fuerza—¿Le temes a las alturas?
—No. Solo de que esto se caiga.
—¿Qué desconfiado eres? Pero pensándolo bien tiene sentido. Esto podría caerse sin más.
—No me ayudas—dice entre diente y me parece gracioso burlarme de él.
—Pensaba que la mujer era la débil en cosas como esas.
—¿Qué tiene que ver? No soy menos hombre por eso.
Siento frío y me abrazo fuerte. ¿Frío en verano? que raro.
—¿Estás bien?
Asiento y él se pone en pie. Se acerca a mi y siento su mano en mi mejilla.
—Tranquila, voy a cuidar de ti.
Me sonrojo. ¿Por qué ha dicho eso de repente?
Su mirada era delicada y noté que su dedo pulgar se movía por mi piel. Su mano era cálida.
—Evans tengo frío, ¿me abrazas?—supliqué con ojitos llorosos.
Al escucharla quedé algo congelado.
—¿Abrazarte?
Ella habla en sueños. Extiende sus brazos y me inclino, no creo que sepa que estoy aquí, tampoco creo que...
Me abraza por sorpresa, velozmente y por un segundo no pensé en nada. Sus brazos rodean mi cuello rodea y pega mi cabeza a ella. Temo despertarla o que alguien entre, ¿cómo voy a explicar esto? Ella tiene fuerza.
—Sky—susurré poniendo mis manos a cada lado sobre el colchón para no caer completamente sobre ella.
—Evans...no te cases.
No me esperaba que dijera eso. Se voltea y al hacerlo me sube sobre la cama quedando acostado a su lado. Sube su pie sobre mi y sujeto su cintura. Es imposible separarme y no despertarla.
¿Qué rayos está soñando?
—Sky, estás muy caliente—digo sintiendo el calor de su cuerpo traspasar su ropa y llevar a las palmas de mis manos.
—Evans, me gustas—balbusea.
—Ya empiezas con eso otra vez.
—¿Por qué piensas que juego?
—¿Teniendo tu plan de conquista, cómo crees que voy a creerte?
—Me gustas. ¿Qué debo hacer para que me creas?
—No tienes que hacer nada.
Miré su rostro, sus labios rosados entreabiertos y dejo de hacerlo cuando trago grueso sabiendo que estoy algo nervioso e incómodo. Me doy cuenta que tengo su pecho justo frente a mi cara. Noto que su piel es un poco más amarilla que cuando la ví está mañana.
—Esto no me gusta—me dije fruciendo el ceño, comenzaba a pensar.
Ella me suelta y se pone bocarriba. No m muevo, espero saber que va a hacer y parece que dejará de hablar y moverse por un rato. Salgo de la cama con cuidado y voy al baño. Lavo mis manos y vuelvo, ella no tiene un resfriado.
Me separó de él cuanto noto una mirada desinteresada.
—Lo siento Sky. No puedo corresponderte. No siento nada por ti y no dejaré a Kathya por un capricho tuyo.
No sé porque ya sabía que diría eso.¿Capricho? No es eso para nada, no lo veo así. Me doy cuenta que casi llegamos abajo y voy a tomar la cabeza del traje de osa y me lo coloco chocando con mis hombros.
—Nos vamos a otro aparato—acoté y tomé su mano.
Salimos y yo iba delante jalándole. Veo un carrito de helados y freno en seco. Vaya se me antoja un helado de vainilla, que rico. Miró a Evans detrás y este tiene su otra mano en el bolsillo, alza sus hombros:
—¿Qué?
Señaló como una niña lo haría y a pesar de que no pueda ver mi rostro sonrojado por el atrevimiento de pedirle, me aprovecho de esto.
—Cómprame un helado.
Él sonríe y pensé que se negaría o me diría de mi atrevimiento, pero no. Él se fue donde el carrito que tenía una pareja esperando su pedido.
—¡Mamá mira un osa grande!—miro a mi lado y hacia abajo, una niña de unos cinco años gritándole a su madre que está sentada en una banca a poco metros—¡Tiene un tutú!—dice riendo y no aguanté las ganas de reír...¡de vergüenza!
Las personas que estaban cerca me miraban y seguían si camino ¡pero no quitaban la vista de encima de mi!
¿Pensará que soy una trabajadora del parque?
Salí de la habitación de Sky y tenía planeado pedir comida para cuando despierte.
—Doctor Evans—me encuentro con la abuela de Sky quien iba a subir las escaleras justo cuando llegue abajo.
—Ella está con mucha fiebre. Sigue durmiendo y talvez no tarde en despertar. Quería pedir que prepararán una sopa y frutas para cuando despierte.
—Yo me encargaré de eso. Vaya arriba con ella.
Agradecí que me ayudara y volví a subir las escaleras.
Si Sky continua con fiebre hasta el lunes tendré que cambiar la fecha de la cirugía y eso me pone inquieto. Me preocupa que empeore de un momento a otro.
Abrí la puerta y la encontré con sus rodillas elevadas y las deja caer. Se mueve a un lado y luego a otro. Me apresuró para tocar su frente y está caliente. De repente muestra una sonrisa y respira por su boca. Tocó su mejilla y ella ríe a carcajadas por un segundo. Eso me provocó a reír también, es increíble lo inocente que se ve cuando duerme.
—¿Qué rayos? ¿Por qué ríes? ¿Me gustaría saber que haces?
Tomé la toalla húmeda que tenía dentro del bol y la pasé por su rostro y cuello.
—Deseo ese helado de vainilla de una vez.—dice lamiendo su labio inferior.
—¿Helado?
—¡Oye niña!, !¿tú tienes batería recargable o qué te pasa?!
¿Qué?
Tapo mi boca y río a carcajadas, algo sigiloso para no despertarla.
Agité mi mano despidiéndome de ella, se alejaba con su madre y todavía seguía saltando.
Me dejé caer en la banca junto a Evans.
—Por fin. Esa niña...no es normal.—agitada quité la enorme cabeza de osa y recosté mi espalda.
—Toma tu helado—me lo extiende y noto su cara de risa claramente burlándose de mí—No sabía que te gustarán los niños.
—No he...dicho eso.—aun necesito recobrar el aliento.
Saboreo el helado que merezco luego de mi duro trabajo. Sin esperarlo, Evans aparta un pelo pegado en mi frente y le miro a los ojos. Él mira mis labios y su dedo pulgas toca cerca de mis labios.
—El helado va dentro de la boca, no afuera.
Se me erizo la piel, no voy a mentir. No toca mi labio pero la sensación llegó justo ahí.
—Bueno—cambio de tema—¿Qué te parece subir a la montaña rusa?
—Está bien. Dónde tú quieras.
Evans obedece a todo lo que digo ¿o es idea mía?
—Pero antes quítate ese traje. Quiero verte a ti no una osa con un tutú que no se calla la boca. Me acostumbro más a una Sky que no deja de parlotear.
Me hizo sonreír y termine por quitarme aquel traje. Él tomo mi mano y subimos a la montaña rusa y a otros más a petición mía. Pensé que él sería quien saldría vomitando y con mareo, pero no. La que salía con el corazón en la boca era yo. Él se reía de mi y apenada no quería mirarle. Él me invitó a otro helado y tomamos un descanso. Noté que habían unos carros algo extraños, las personas chocaban a los otros a propósito y me pareció divertido. Cómo quisiera venir más seguido a estos parques de diversiones.
Él iba a mi lado y de momento escuché un celular sonando, me volteé para ver a Evans detenerse y sacar algo de sus jeans. Es su celular el que suena. Me miras por un segundo y al otro contesta.
—Kathya...¿Ahora?...Está bien, dame un par de minutos.—colgó y piso el celular devuelta en el bolsillo—Tenemos que irnos.
Que? Ahora? Pero aun quiero hacer muchas cosas con el. Maldita Kathya.
—
No vayas, en muy pronto.
—Debo ir con ella.
—No debes hacerlo, no tienes que hacerlo...
—Cierto. Quiero hacerlo—respondió de inmediato.
Auch, eso...dolió.
—No me daré por vencida, sientes algo por mi.
—¿No vas a detenerte?
Muevo mi cabeza en negación y él se cruza d brazos mostrando seriedad. Tal vez piense que me comporto como una infante obstinada pero no me importa, yo igual pienso que él es un viejo aburrido.
Bien, no me quedaré de brazos cruzados como él. Quiero luchar y no me importa perder la batalla o que él me desprecie por eso. Es la primera vez que quiero luchar por algo y no me voy a rendir.
Me alejo caminando y pienso en salir de este parque para ir por esa Kathya.
—¿A dónde vas?—le miró llendo detrás de mi, pero no me detendré.
—Se lo dejaré en claro a Kathya. Le diré que me gustas y...
—¡Olvídate de esa idea ya!
Siento mi muñeca sujeta por su mano y al jalar me hace mirarle, frente a frente.
—¡Detente ya!—me hace retroceder y chocar contra algo, ¿una pared?, ¿de dónde salió?—¿Qué tengo que hacer para que te detengas?
—Darme una respuesta. ¡Quiero una jodida respuesta!
Quiero llegar a su alma con tan solo una mirada pero él cierra sus ojos y suspira lamiendo su labio inferior provocándome nervios por ese gesto tan bello y sexy.
—Sky, se sincera—abre sus ojos y los noto cristalinos—¿Por qué dices que te gusto?
Nuevamente sus labios que llaman mi atención, entreabiéndose y dan ganas de morderlos.
—Es la primera vez que siento algo así—soy sincera, noto que se mueve lento, toca mi mejilla y siento su pie entre mis piernas, respiro con dificultad bastante nerviosa—Es extraño decirlo, pero se siente que solo nací para conocerte.—su frente toca la mía, muerde su labio inferior, ¿qué pasa con él?, ¿y por qué me hace temblar?—Mi ser... me pide estar contigo a gritos. Por eso no quiero dejarte ir.
Él toca mis labios de un extremo a otro pasando lento y suave, me embobece, me hipnotiza, me derrite su caricia, creo que soy muy obvia y puede notarlo.
—Sky—su voz en aún mas baja y casi ronca—Sabes que estoy con Kathya y nos casaremos, ¿qué te hace pensar que la dejaría por ti?
—No lo sé, pero espero que lo hagas—muerdo mi labio teniendo los suyos tan cerca.
—Entonces, ¿qué harías si te dijera que me estoy enamorando de tí?
—Me haría responsable...sería tuya por completo.
Siento su pierna entre las mías con un poco más de presión y provocando un fuego dentro de mi. Su otra mano rodea mi cintura. Se acerca cada vez más ¿Va a besarme? ¿Él...a mi?
Mis labios tocan los suyos sutilmente y en ese momento quedo en shock
Evans...me está...¡besando!
Sus ojos están cerrados y siento que usa su dedo en mi barbilla para abrir mi boca y toma mi labio ladeando la cabeza un poco. Que beso más suave y...excitante. ¿Esto era lo que quería? Si, claro que sí.
Dios, si es un sueño no quiero despertar.
Siento su rostro con mis manos sintiéndose tan real. Primero aleja su pie de entre los míos, me forzaba a no moverme y luego fueron sus labios, se despegaron claramente sin querer hacerlo. No quería que terminara, quería más. Si alguien no siente algo no besaría de esta forma, el me beso como si se tratara de alguien que realmente le gusta. Él se alejo y estaba completamente ida de este mundo.
Abrí mis ojos.
Porque demonios no veo el rostro de Evans. ¡Sino el puto techo de mi habitación! Fue un sueño después de todo, creo que me estaba mojando y todo.
Trato de sentarme y debo decir que para eso tarde un siglo. Siento ese mismo dolor en un costado de mi barriga. Pongo mi mano justo donde duele y aún soportando esto quiero tratar de ponerme en pie pero al tocar el suelo frío me arrepentí.
La puerta se abre y miró a una empleada con una bandeja en manos.
—Señorita Stella que bueno que despertó .
—Estoy pensando en pagarles solamente para que me llamen Sky. Stella es un nombre feo—mi voz sale ronca de recién levantada, algo cansada y un pizca de dolida.
—Lo siento—ella sonríe y una vez cerca pone la bandeja en la mesitas de noche a mi lado—Por cierto, ¿dónde está el doctor Evans?
Estaba centrada en mi dolor y...¿Cómo rayos voy yo a saber?
Escucho otra puerta abrirse, esta vez la del baño y al mirarle salir me quedo congelada.
—¡Evans!—vale, eso fue muy escandaloso de mi parte.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro