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Sorpresa de cumpleaños
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-Obtuviste malas notas en los exámenes anteriores, otra vez. ¿Qué te está pasando?-dice sentada sobre una de las mesas y yo frente a ella con la mochila colgada de un hombro.

Todos los del salón de clases se han ido y la profesora me ha detenido en el último minuto, obligándome literalmente a escuchar su largo discurso. No soporto que quieran buscar explicaciones, lo hago porque quiero y ya, ¿es tan difícil de entender?

-¡Te estoy hablando Sky!-dice cruzándose de brazos, talvez molesta de que no le preste la atención que quiere.

-Disculpe, profesora-aparento estar apenada mostrando un respeto que no está en mi-lo intenta...

-No vuelvas a decir lo mismo de siemore. No muestras tan siquiera interés-me interrumpe y luce insultada-le diré a tus pa...

-Con mucho respeto.-ahora soy quién le interrumpe, siendo sincera y cruda al hablar a la vez que miro directo a sus ojos-A mis padres no les interesa lo que yo haga y ¿sabe qué?...a mi tampoco. No quiero que vuelva a decirme que estoy teniendo malas notas, soy consciente de ello porque ni atiendo a clases ni estudio en casa. Ahora si me disculpa, me esperan afuera.-por último le miento por mis ganas desesperadas de salir. Le doy la espalda y me alejo de ella.

-¡Sky!-le escucho gritar antes de cruzar la puerta.

-Sky-digo para mí imitándola en forma de burla. Ruedo los ojos.

No es la primera vez que me regaña por el mismo tema, como tampoco la única. Hasta ahora solo asentía y le daba la razón a todos pero ya me cansé de hacerlo. No soporto los discursos, que molestos son, con la madre que me parió creo que es más que suficiente.

***

Mi nombre real es Stella Kung Yánez y soy una liga, latina y asiática. Todos me llaman Sky o al menos trato de que todos lo hagan. Tengo 18 años y por cierto, hoy cumplo mis 19.

Felicidades para mí...¡hurra!

Voy a la universidad más cara porque así mis padres lo decidieron. Por si fuera poco estudio la carrera que ellos me obligaron a tomar, ni me gusta pero, es algo. Si, todo lo deciden por mi y saben que no me importa porque hago lo que me place a sus espaldas. No soporto las reglas y me gusta la adrenalina. Solo frente a ellos finjo ser un poco más tranquila, aún así me conocen, saben que no soy así del todo y mucho menos de quedarme quieta en un sitio.

Normalmente me la pasó con mi abuela paterna cuando mis padres no están. Esto pasa bastante seguido, siempre van de un país a otro filmando pelis y no me molesta para nada. ¿Saben por qué? ¡¡¡Porque es fiestaaaa!!! Puedo tener la total libertad que quiera. Mi abuela es algo extraña, y me deja hacer lo que quiera incluso me cubre con mis padres. La mejor abuela del mundo mundial.

El dinero me sobra pero luzco mas bien como si me faltara y esto es porque no visto ropa de alta costura porque no me gusta vestir de princesita, soy alérgica a eso. Prefiero tener el pelo suelto que poco conoce lo que es peinarse, unos jeans, tenis y una blusa genial que siempre diga una frase.

Cada vez que voy camino a casa el día de mi cumpleaños me preparo psicológicamente para ver la cara de toda mi familia. Eso incluye a esa 'señora' que dice conocerme desde que nací y finjo recordarla con una sonrisa para no hacerle sentir mal. Es molesto pero gracioso ya que le pasa a muchos.

-¡¡Felicidades Sky!!-dicen todos a coro y luego de pensarlo ahora me confirmo una vez más a las personas agrupadas solamente en la entrada para recibirme. Comienzo a saludar a todos. Uno por uno.

Un beso en mi mejilla y otro y otro....perdí la cuenta. De suroeste falto alguien.

-¡Que grande estás!—no olvidemos la que siempre se asombra de tu tamaño a pesar de ser la misma enana cada año.


-Gracias-digo agradecida de escuchar que he crecido un centímetro.

No olvidarme de sonreír cuando otros lo hagan.

-Señorita Sky-dice educadamente una voz fina detrás de mi y me volteo a verle, era una emoleada de la casa-Déjeme llevar sus cosas a su cuarto-me extiende sus manos.

-¿Eres la nueva?-ella asienta apenada-Solo dime Sky-le susurro y me sonríe sonrojada-y si porfavor, de verdad te lo agradezco-le entrego la mochila.

Todos saben que no me gusta celebrar mi cumpleaños, no es que lo odie pero no quiero una fiesta con muchos invitados y una celebración extravagante. Solo me gusta estar con mi familia y amigos más cercanos.
Por cierto mis dos mejores amigos estan justificados por su ausencia.

Fuimos a la parte trasera de la casa, junto a las hamacas cerca de la piscina, estamos mis dos primas (dos años mayor que yo) y mi primo (un año mayor que ellas)...

-Sky y ¿cómo te va en la universidad?-pregunta una de ellas.

-Pues...me va.

No puedo decir el desastre que soy.

-Yo estudio en la escuela de diseño como quería y mi técnica va mejorando-dice la otra luciendo emocionada.

-Y yo estoy terminando este año. Tengo a alguien que me gusta y nos iremos a dar un pequeño viaje de vacaciones-dice mi primo sonrojado.

-Vaya, o sea que te nos casarás muy pronto-mis primas se ríen.

-¿Cuándo dije eso?-él dice aterrado y muy apenado.

-Tu cara lo dice-digo y reímos a carcajada, claramente burlándonos de su babosería con esa tal chica.

Puedo notar que tienen grandes planes para el futuro. Me alegro por ellos, de verdad, siempre me gusta desear lo mejor.

-¿Y tú, Sky? ¿Qué quieres hacer luego de terminar la universidad?-ellos me miran a la expectativa.

Pocos saben que estoy enferma y que tengo mi fecha de ida marcada antes de lo pensado.

-No sé realmente-sonrío jugando con un mechón de cabello que me comenzaba a molestar en mi cara por el viento.

-¿Cuándo conoceremos a tu chico?-mi primo me guiña un ojo.

¿Chico?

-Yo...solo quiero...-me entristezco y al sentir mis ojos acumular lágrimas agitó mi cabeza haciéndolas desaparecer-Soy más de vivir lo que traiga el destino consigo. Acepto lo que venga. Con respecto a un chico pues...no he pensado en ello.

Pasaron los minutos, la horas, el tiempo se fue volando. La noche llega sin que me dé cuenta y para entonces ya todos ya se habían ido. No puedo negar que me siento sola y voy a darme una ducha. Salgo con el pelo mojado y tan solo lo peino, me detengo a mirar por la ventana. El cielo despejado y la luna llena en lo alto. Me siento en el marco con los pies hacia afuera, contempló las estrellas y sonrió embobecida.

-¿Cómo es allá arriba? ¿Ya no duele, verdad?-sonrío y una lágrima cae cargada de tristeza juntamente con un leve temblor en mi labio inferior.

Tocan a la puerta y la escucho abrirse, rápidamente cambio mi semblante. Miró a mi madre entrar y con ella, mi padre.

-Hija-dice con una voz dulce anunciando su entrada...pero al darse cuenta y verme sentada en la ventana:-¡Sky, bajate de ahí!

-Ay solo disfruto de la vista, no seas molesta.

-Es peligroso y si viene un viento fuerte y...

-Como se nota que eres escritora-miró las estrellas nuevamente-ya te inventas la peli en la cabeza. No seas dramática.

-Cariño-mi padre la suaviza y para calmarla, aún más pongo los pies dentro para ayudar a que baje sus nervios.

-Veníamos a decirte que...tu padre y yo tenemos un regalo pero tendrás que esperar a mañana. Es una sorpresa.

-¿Una sorpresa?-me entusiasmo y sé que me brillan los ojos.

¿A quién no le gustan que le digan que le tiene una sorpresa? Aunque cuando la veas sea más bien un susto, una decepción, o como uno quiera describirlo.

Se acercan abriendo sus brazos y me lanzo a ellos.

-Felicidades mi niña-siento como ambos besan mi cabeza.

-Gracias-sonrío.

Abrazo grupal, me encanta. No suele pasar así que mejor lo aprovecho.

Parecemos una familia unida, ¿verdad? Solo siendo quien ellos quieren que yo sea. Nunca he podido ser realmente yo enfrente de ellos, por eso cuando no están me siento libre.

***

PiEs sábado y mi madre me ha levantado temprano para llevarme donde la supuesta sorpresa. En el auto mi padre, es él quien maneja y mi madre está a su lado, yo estoy atrás y me cruzo de brazos bajándole varias rayas a la emoción que sentía.

-¿A dónde me llevan?-comienzo a sospechar el lugar por la ruta en la que vamos.

-Ya verás-la sonrisa entre dientes de mi madre hace parecer que el regalo fuera para ella.

-Wao-digo desanimada-Ya estoy viendo-y literalmente miro por la ventana a los autos del otro carril.

Por fin, confirmo lo que sospechaba cuando mi padre se estaciona. Miró a mi derecha y unas letras en grande.

Hospital Z National Center

-¿Está es la sorpresa?-miró a mi madre saliendo del auto.

-Tu sorpresa estará dentro-dice desde afuera.

Ni modo que me regalen el Hospital-digo en mi pensamiento rodando los ojos aún con los brazos cruzados.

Mi padre abre la puerta a mi lado.

-Vamos, sal del auto.

-Supongo que no me puedo negar-les miró y ellos no parecen cambiar de opinión.

Al salir me pongo los lentes para cubrirme del sol. Mi madre pone su mano en mi espalda guíandome a caminar apresurada.

-Conozco el camino.

-Te conocemos Sky. Eres capaz de salir corriendo de momento.

Bueno, no tan así-resoplo.

Al entrar me llama la atención unas enfermeras que conversan muy animadas, parece que está bueno el chisme. Entre ellas reconozco a una.

-¡Verónica!-grito y me quedó inmóvil mirando a mi alrededor, luego me susurro-Joder, parece que llame a todos en vez de una sola persona.

Los que me miraron siguen su camino y sus cosas. Verónica se acerca con una amplia sonrisa.

-Sky-dice y me abraza tan fuerte como yo a ella.

Verónica es la primera enfermera que conozco y en la única que confío en todo el mundo, con los ojos cerrados. La conozco desde que vine por primera vez con apenas cinco años. Tiene cerca de unos cuarenta años. Es alta de piel morena y siempre desde que la conozco tiene trenzas (me encanta como luce en ella) ojos café y una sonrisa radiante.¿Carácter? pues es encantadora y muy buena en su trabajo.
En todo este edificio es literalmente quien único me alegro de ver.

-Tiempo sin verte-digo cuando deshago el abrazo para mirarla a los ojos.

-Solo han pasado 7 meses.

Sonrió apenada, el tiempo pasa rápido pero no para tanto.

-Verónica-dice mi madre llamando su atención.

-Si, ya sé que me dirás. Todo está listo, vayamos al cuarto.

-Yo voy con ella-digo a mis padres enrollando mi brazo con el de Verónica.

Caminamos delante y mis viejos gruñones van detrás.

-Oye-susurro-sabes de esa sorpresa que dicen mis padres.

-¿Te dijeron que era una sorpresa?-susurra igual pero algo sorprendida.

-Si. Me dirás, ¿verdad?

-No soy de arruinar las sorpresas.

-Venga, dímelo. Cuando llegue el momento solo fingiré estar sorprendida, no es difícil-musito provocando en ella una carcajada.

-Te gustará estoy segura.

-Verónica-suplico estirando mi labio inferior y pongo ojitos tristes-¿es todo lo que me dirás?

-Tu sorpresa ya está aquí, solo unos minutos más y le verás.

-No soporto tanta intriga-me enojo en juego.

Luego de caminar por un rato entre los pasillos llegamos a los cuartos de más costo...o sea esos que al entrar parece un apartamento. El cuarto es bien amplio, tiene refri, tele, un baño muy cómodo y bueno...la cama es casi igual que las demás. Cuadros adornan las paredes y un jarrón con flores. Lo que más me gusta es la amplia ventana que da vista a la ciudad, de noche es precioso.

Me siento en la cama y doy pequeños saltos comprobando su suavidad y no es mucha. Ya me había olvidado lo que se siente.

-Esperen tan solo unos minutos, no tardará en llegar.

Verónica vuelve a la puerta y mira hacia afuera, de repente alza su mano como si saludara a alguien.

-Sky te comportas-rápidamente mi madre cruzada de brazos me clava su mirada, mi padre tiene la misma expresión.

Escucho el canto de un pajarillo y volteo mi rostro a verle posado en la ventana.

Sorpresa ni sorpresa, mis padres insisten en hacerme perder el poco tiempo que tengo. Ya quiero irme-suspiro alzando mis pies para abrazarlos y pongo mi cabeza sobre mis rodillas mirando a la pequeña ave cantar.

-Supongo que es otro viejo verde bueno para nada-suelto sin poder callarlo.

De repente el ave se va volando.

-¿Viejo verde?-escucho una voz masculina que no conozco-¿Bueno para nada?-levanto la cabeza y miro al otro lado para ver de quien se trata.

Lo primero que ví fueron sus ojazos azules.

¡Dios!-pienso sin moverme, sin respirar.

Su pelo es rubio y corto, viste con una camisa azul claro y tiene las manos dentro de la bata blanca que viste por encima. Luce como un ángel. Una ceja arqueada hacia arriba y me mirándome fijo.

¡JODER, QUE OBRA DE ARTE VEN MIS OJOS!

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Primer capítulo y espero te allá gustado.
¡Vaya regalo Sky!, si no lo quieres me lo das, no tengo problemas con eso 😉

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