Capítulo 17: Perspectivas
¡AVISO IMPORTANTE!
Primero que nada, muchas gracias a aquellos que apoyan la historia, pero debido a asuntos personales y laborales está historia queda cancelada... Hasta nuevo aviso. Lamento a aquellos que están preguntando por el nuevo capítulo, pero debo priorizar unas cosas por sobre esta historia. Igual ecuerden que si desean releer para poder acordarse de la historia, en el canal de Youtube de mi Amigo @TheWolfFics están los audio libro de la historia.
Enredada en la calidez de la seda fina que acobija su blanca y suave epidermis, su corazón le conversaba a su mente para clarificar sus sentimientos y emociones sobre los recientes y confusos escenarios de felicidad y tristeza, secretos y confesiones. ¿Por qué Valeria y el Doctor Ibarra mantenian el pensamiento de que era él el causante de aquellos reflejos inexplicables? Tenía claro que ese sentimiento no es un producto de la espontaneidad, más bien provenía de las diversas y abundantes experiencias compartidas, conexiones sentimentales y sobre todo, a base de tiempo. Y a cada segundo que pasaba su corazón le confesaba a su mente frígida haciendo que le llegarán las imágenes de su sonrisa, sus ojos rojos tan peculiares a base de su albinismo y esos momentos de reencuentros inesperados y revelaciones, llenos de nexos emocionales a base de la sinceridad que sus almas clamaban a gritos expulsar. Solo estaba siendo amable, quería corregir su error pasado y nada más, ¿verdad? ¿Qué experiencias y conexiones habían surgido realmente en el período tan corto de tiempo desde aquella reunión inopinada? Se negaba a sí misma siquiera la oportunidad de creer en la probabilidad de que su amiga y el Doctor tuvieran razón, pero cuanto más lo pensaba más sentido cobraba la respuesta a su pregunta. ¿Qué experiencias y conexiones habían desarrollado? Una agradable tarde en el parque concluyendo en un paseo cómodo de su compañía donde la sinceridad ha forjado, a base del fuego de la vergüenza, un inicio, ese inicio que buscaba desde que vio a aquel “payaso”. Un cumpleaños entretenido lleno de diversión y risas y una tarde de helado en gran cercanía al tacto de su suave piel. Y la más reciente noche de confesiones emocionales entre cataratas cristalinas que acariciaban suavemente sus mejillas. Y cae en cuenta que aquellas y pocas experiencias en tan poco tiempo están invadidas de conexiones sentimentales que han realizado una unión de confianza emocional más intensa de lo que realmente parece. Y así, el sentimiento enloquece a la razón, invadiendo las dudas en su mente cansada. Y entre tantas dubitaciones sin respuestas claras decide buscar ayuda en la única persona que confía.
-Contesta el teléfono.-
-¿Hola?-
-Valeria soy yo, Maggie.-
-¿En dónde te metiste? Jamás llegaste a la cafetería.-
-Lo lamento, la reunión se extendió más de lo debido y al terminar lo olvidé por completo.-
-Bueno, basta de explicaciones. ¿Me contaras el chis... digo, la historia.-
-En realidad llamo para ver si podrías ayudarme a comprobar si... eso que dijiste sobre... Ya sabes, aquel chico, es... real.-
-... Maggie, ¿estás enferma?-
-¿Qué? No.-
-¿Te diste un golpe en la cabeza?-
-No.-
-¿Llegaste a esos días del mes?-
-No, ya los pasé. ¿Qué tiene que ver todo esto?-
-Es que siempre me evades e ignoras y solo guardas silencio. Jamás pensé que llegaría el día en que reconocerías nuestra amistad, ¡estoy tan feliz!-
-Voy a cortar la llamada.-
-¡Nooo! ¡Estaba jugando, sí te ayudaré, te ayudaré! ¿Qué tienes en mente?-
-Pará empezar, ¿cómo saber si es real y no solo estoy confundiendo esto que... esto que siento?-
-Buena pregunta. Lo más importante para comprobar que estás enamorada...-
Esa palabra cavó en lo más profundo de sus sinceras, pero delicadas emociones. A pesar de estar aislada en su habitación no pudo contener la vergüenza que hacía arder su sangre.
-¡Valeria!-
-¡Lo siento, lo siento!, pero, ¿no es eso lo que quieres saber?-
-¡No lo hagas sonar de esa manera!-
-Está bien, calmate. Lo primero que puedes hacer es observar como te comportas y sientes al lado de él a diferencia de otras personas. ¿Te sientes más cómoda, nerviosa, actúas diferente? y si lo haces, ¿de qué manera?-
-Pero no hablo con otras personas.-
-Entonces solo observa cómo te sientes. ¿Con él haces cosas que no harías con otras personas?, por ejemplo.-
-Mmm, nada en especial.-
-Entonces ponlo a prueba.-
-¿Qué hago?-
-No lo sé, nunca me cuentas sobre ti. ¿Hay algo en especial que te costaría hacer o hablar? Como un secreto.-
-¿Un secreto?, ¿no es demasiado? ¿Y si él no siente lo mismo? Sería vergonzoso en demasía.-
-¿Entonces qué piensas hacer?-
-No lo sé. ¿Qué harías tú?-
-Sería lo mayor atrevida posible a la hora de seducirlo. Sin parecer desesperada, de forma inocente, pero coqueta.-
-Eso no tiene...-
-¡Sí señor! Lo siento Maggie, debo atender, tengo que regresar al trabajo.-
Corta la llamada.
-Eso no ayudó mucho.-
El sonido de la llamada cortándose fue lo último que escuchó aquella noche. Admirando, por su ventana, aquella lumbrera blanca que en un cielo oscuro brillaba tan hermosa como todas las noches, con la diferencia de que esta vez se dejaba admirar sin ocultarse en aquella cortina de neblina que adornaban su cielo en sus días grises. ¿Era este el nuevo comienzo que anhelaba tanto como el recibir una caricia de aquella quien la acompañaba en esta noche de ensueño? Y por último ha de quedar profundamente dormida luego de un día largo y exhaustivo repleto de emociones y sentimientos. Terminando un día de matiz.
En otro hogar se encontraba una chica ruda como valiente, pero sensible al tacto emocional de las palabras y actos.
Encerrada en sus cuatro paredes, acompañada únicamente por el sonido de los rebotes de una pelota en la pared, no podía dejar de pensar en aquellas palabras de su compañera de cuarto. ¿Qué quiso decir exactamente?, ¿qué piensa su hermano de ella?, ¿solo la estaba molestando? O..., ¿realmente su relación se a distanciado? Era de noche y el silencio rondaba cada rincón de la casa. Decidida a buscar aire fresco, de manera cautelosa, sale de su hogar y se dirige al columpio, aquel columpio que había puesto con cariño para su hermano cuando apenas y poseía 7 años. Aún colgaba de aquel brazo del árbol. Recordando las escenas de aquella tarde mientras se sienta en él, es azotada por la brisa fría de la noche y golpeada por la luz de la luna.
-Lo siento campeón, no puedo colgar el columpio hoy, papá tiene mucho trabajo por hacer en la oficina.-
Observaba a unos metros de distancia como su hermano soltaba aquella soga y se quedaba allí, dentro la sombra, mirando aquella rama extendida, limpia de otras ramas y cubierto por las hojas de la parte superior. Un lugar perfecto para aquel juego. Hasta que Lincoln se cansó de estar parado y regresa al interior de su casa y Lynn, ella se quedó observando a su alrededor, buscando una solución. ¿Qué podría hacer? La verdad, nada. Observa la cerca detrás del árbol, pero no podía trepar, el árbol era demasiado alto. No obstante, comienza a escuchar un ruido de atrás de la casa, era su vecino, el señor Quejón quien cambiaba una bombilla de su patio trasero. No le llamaba la atención, hasta que tuvo una idea y favor que pedirle.
-Buenos días señor Quejón.-
-¿Qué? Oh, hola Lynn. ¿Se le ofrece algo a tu papá?-
-En realidad quería pedirle un favor, ¿podría usar su escalera para darle una sorpresa a mi hermano?-
-¿Una sorpresa? ¿A tu hermano dices? Claro, ¿por qué no?-
Minutos después llama a su hermano con ímpetu desde el exterior de la casa solo para mostrarle que aquel columpio, su juego, colgaba de aquella rama listo para ser montado.
-¡Lincoln mira! ¡Es tu columpio, tu columpio! ¡Ahora puedes jugar aquí!, ¿¡No te parece divertido!? ¡Vamos, vamos!-
El resto de la tarde quedó grabado de risas en risas. Cada una de las hermanas se unían cada vez más a jugar con su hermano en aquel asiento que se sostenía por una soga en aquella rama. Aquella rama que, para esta noche, ya se había convertido en una unión más de aquel tronco, cuya corteza mantenía en su interior aquella soga que la había rodeado en un inicio.
Y recordando cuando eran felices no paraba de preguntarse “¿Cuándo...”. ¿Cuándo se habían distanciado?, ¿cuándo cambió todo?, ¿cuándo se comenzó a equivocar? No recordaba o no encontraba el inicio del problema. Al levantar la mirada y ver fijamente aquella luna, sentía que la juzgaba y prueba de ello aquel frío que rozaba por todo el cuerpo. Un frío solitario que estremecía sus emociones quemandolas en aquellas diáfanas capas de hielo hasta hacer notar sus exhalaciones en el aire.
-Éramos los hermanos más unidos..., ¿qué nos pasó? ¿Qué hice? No he hecho algo para mal, ¿verdad? ¿Acaso te lastimé? Solo dame una respuesta, Lincoln.-
No paraba de cuestionar “¿por qué?”, ¿por qué tan repentino el comportamiento hacia ella?, la hermana que más felicidad le entregaba. ¿Qué especial poseía aquella chica para que se olvidara de su hermana más cercana?, su amiga y compañera en la escuela y en casa. Al no poseer respuesta clara alguna se queda inmóvil bajo la lumbrera que señorea las noches más oscuras y frívolas. Con la cabeza agachada sin ser capaz de observar aquel alumbrado que le era entregado en esta noche.
En el mismo fragoso hogar, en su habitación se encontraba aquel que era víctima sintiendo ser culpable de los recientes escenarios de discordia desarrollados en sus vidas. El víctimismo es un papel que jamás ha interpretado gracias a que siempre ha sido consciente de los verdaderos culpables de las diversas situaciones por las cuales ha pasado. No obstante, ¿cómo no victimizarse siendo, esta vez, él el responsable de todo lo sucedido? La negación de sus hermanas hacia su doble, la reciente ruptura de su relación y el incidente de su hermana mayor. Al fin de cuentas, fue su decisión de haber tomado aquel antídoto lo que desató los recientes sucesos ocurridos. Llantos y culpabilidad. Era lo que mantenía guardado en su interior y le impedía dormir manteniendo un estado que solo empeora a cada hora. Únicamente las palabras reconfortantes de su nueva compañera de cuarto y nuevas amistades mantenían firmemente aquel y único pilar agrietado que sostiene aquel templo de emociones en su agotada mente.
-Liberty, ¿estás despierta?-
Preguntó en un bajo tono.
-Sí..., ¿quieres hablar?-
-Lamento mi actitud de hace un rato.-
-No...-
-Por favor no digas que no tengo que disculparme.- Interrumpió rápidamente.- Me encuentro alterado y triste, pero no son una excusa para descitarme así. Lo lamento.-
-Está bien, sé que no fueron sinceras esas intenciones.-
Y aquel frío y melancólico escenario se silencia terminando así aquella noche en un día de matiz.
Un nuevo Sábado hace su presencia, al fin había llegado un día de descanso deseado por Lincoln quien despierta a su vez que su compañera de cuarto. Esperando no ser necesitado ni interrumpido por sus hermanas, solo desea descansar su agotada mente. Y esperando a que sus hermanas terminen su alboroto para continuar sus rutinas de cada día, se mantiene encerrado unos minutos más.
-Buenos días, Lincoln.-
-Buenos días, Liberty. ¿No vas con las demás?-
-Prefiero esperar a que se tranquilicen.-
-“Claro que sí.” Entonces... me iré a preparar primero.-
En cuanto Lincoln se levanta Leni abre la puerta en busca de su nueva hermana. Quería compartir con ella y tener una primera de muchas sesiones de maquillaje matutina. Mientras Lincoln se dirige a la fila del baño a alistarse nota algo no extraño mas sí inusual. Todo era tranquilo, ¿y cómo no? El ambiente y emociones habían sido sacudidos por una tragedia que aún no se ha resuelto.
Pasando de habitación en habitación, unas hacían sus camas, otras se peinaban y otras se mantenian en la fila para el baño. Ocupando el lugar después de Lisa. Continúan su día con mayor tranquilidad, se asean, desayunan, hacen sus que haceres, tareas escolares y aún sin tener motivación ni ganas algunas, hacen sus típicas actividades individuales. A excepción de Lincoln, quien no podía concentrarse en leer sus comics ni en sus dibujos. Su mente solo estaba ocupada por su hermana mayor. No importaba cuántos días pasaran ni cuántas charlas tuviera, lo único que podría calmarlo es ver a su hermana abrir sus ojos y levantarse de aquella camilla para volver a reunirse y tener aquellas reuniones de hermanos, aquellas risas e incluso aquellas discusiones. Sin pensar demasiado se coloca sus zapatos y se dirige al hospital, acompañando a su hermana la toma de la mano en silencio, unicamente le dice un “Lo siento” para sentarse junto a ella sin soltarla y mientras recuesta su cabeza en el hombro de su hermana no puede aguantar la emoción cuando el silencio se rompe por un...
-Te perdono.-
Si les gusta esta historia espero y le puedan dar una oportunidad a mi segunda historia “No Loud” la cual es un poco más larga. Donde estaré activo de ahora en adelante.
Un saludos y agradecimiento a los nuevos seguidores...
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