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Capítulo 15: "¿¡Qué Haces Aqui!?"

¡AVISO!: Primero quiero disculparme por haber desaparecido por casi un año, como algunos sabrán pasé por unas etapas depresivas y para empeorar la falta de contacto con ustedes el celular con el cual escribo se había quebrado...

..., pero ya pude pagar su arreglo y me siento mucho mejor para volver a entretener con mis historias. Recuerden que si desean releer para poder acordarse de la historia, en el canal de Youtube de mi Amigo @TheWolfFics están los audio libro de la historia.

D

Dicho esto, ¡Disfruten la historia!








Llegando a la habitación donde se encontraba Lori la ansiedad se apodera de Lincoln, se preguntaba si ya había despertado, si seguía igual o peor. No quería pensar en eso, pero quería saber, necesitaba estar junto a ella. Sin embargo su mano temblorosa y su respiración pesada lo mantenían al margen de la puerta, le aterraba la idea de entrar y ya no verla, pero en eso una enfermera, la misma enfermera que lo calmó la noche anterior, sale de la habitación. Sorprendida por toparse con él en la entrada ya que no se había percatado de su presencia.

-Hola, vienes a cuidar a tu hermana, ¿cierto? Puedes pasar, ya se encuentra mejor aunque sigue sedada.-

Lincoln sentía un gran peso irse de su espalda.

-Gracias.-

Un sincero agradecimiento en una mirada que deja ver los escombros de un colapso emocional en donde una vez había un templo de alegría que ya se encuantra derruido. La enfermera notó esto y era algo que no podía dejar pasar por alto. Bajó al primer piso del hospital y se dirigió hacia la oficina de su compañero.

-Doctor, ¿tiene un momento?-

-Ya te he mencionado que no me llames así Astrid, no soy un Doctor. ¿Qué ocurre?-

-Me gustaría pedirle un favor.-

-Lo que necesites.-

-Anoche llegó una paciente por un accidente automovilístico...-

-¿La que llegó con su hermano menor?-

-Sí, esa misma. Lo veo muy mal, más que decaido. Tiene una mirada completamente vacía y aislada. Me preguntaba si podía atenderlo.-

-Veo que sigues siendo "tú" después de todo.-

-Solo quiero ayudar.-

-Comprendo... Le echaré un vistazo al muchacho a distancia para ver como es su caso.

-Muchas gracias.-

Astrid, la enfermera, se dirigió a su superior para hacerle entrega de los últimos informes de los pacientes que están siendo atendidos por este.

-¿Revisaste cómo reacciona el paciente con los medicamentos para su demencia?-

-Sí Doctor, la demencia que mostraba el paciente ha disminuido significativamente.-

-¿Algun síntoma secundario o adverso?-

-No Doctor, todas sus señales muestran un gran incremento en su mejoría.-

-¿Qué hay de la paciente del incidente del incendio?-

-Sus quemaduras de primer grado han desaparecido casi por completo, las quemaduras de segundo grado se han desinflamado significativamente y han recuperado su color y por fortuna no hay quemaduras de tercer grado.-

-¿Y qué de la adolescente del accidente automovilístico?-

-Sus signos se encuentran estables y su cerebro no ha sufrido algún daño ni muestra señales anomarles, así que podríamos abandonar la idea de realizar una derivación ventrículo peritorial.-

-Perfecto, esta será una noche tranquila. Puedes regresar a casa Astrid, yo me encargo del resto.-

De hecho Doctor, me gustaría quedarme un tiempo más, quisiera atender un paciente antes de irme.-

-¿Cuál es su estado?-

-No Doctor, no se encuentra internado, es familiar de la chica del accidente automovilístico.-

-¿El muchacho?-

-Sí, espero atenderlo con la ayuda del Doctor Ibarra.-

-Bueno, no te desveles.-

-Muchas gracias Doctor.-

De camino a la cafetería decide comprar una pequeña cena ya que era lo único que le daría tiempo para comer, pues el camino a casa era largo y no tenía vehículo.

-No veo esa vehemencia en ti Astrid, ¿qué te ocurre?-

-¿Ah? Es nada.-

-Para ser nada te mantiene muy preocupada. ¿Algún caso difícil?-

-Un caso familiar.-

-No debí preguntar entonces.-

-Está bien, sólo espero poder ayudar. Lo de siempre por favor.-

-A la orden.-

-Doctor Martínez, ¿cómo ha estado su turno? Lo he visto aquí cuatro días seguidos, ¿cuánto tiempo lleva trabajando?-

-Honestamente no he regresado a casa en un tiempo. Llevo descansando en el hospital desde hace media semana.-

-Vaya.-

-Astrid me mencionó que iban a tratar a un chico.-

-Por eso estoy aquí, quería preguntar dónde se encuentra la paciente para ir a ver al muchacho.-

-Habitación 35, tercer piso.-

-Fue un caso delicado por lo visto.-

-Bastante.-

Ambos suben al ascensor.

-¿Cómo se ha desempeñado Astrid últimamente, Doctor Martínez?-

-Bastante bien.-

-¿Nada ha cambiado?-

-A pesar de todo sigue siendo ella misma, eso es lo que importa, ¿no?-

-Supongo que tiene razón.-

Al llegar al tercer piso, el Doctor Ibarra sale al pasillo y se dirige a la habitación 35, no sin antes despedirse del Doctor Martínez. Al acercarse comienza a escuchar detenidamente.

-Sé que no soy de ayuda, pero la enfermera dijo que se encuentra mejor. Es algo bueno y por el cual tranquilizarnos un poco más, ¿no?-

-No es así de simple, ¿de qué sirve si sigue ahí tirada e inconsciente?-

-Bastante. Sí, sigue ahí tirada, pero tal y como dijo la enfermera, se está mejorando, es decir que su vida está saliendo de todo peligro.-

-¡Si lo hace que despierte!, de nada nos sirve que cada vez que mejore aún se mantenga postrada en esta cama.-

Ligeras gotas cristalinas hicieron presencia en las mejillas de Lincoln.

-Lo siento, sé que sólo quieres ayudar, es que hemos pasado por muchas cosas y no quiero que termine de esta manera.-

-"Si no sé que sucedió entre ellos no tengo forma de ayudar. ¿Cómo puedo pagarle mi gratitud si no soy capaz de hacer lo mismo?" Me dijiste que eran bastante cercanos...-

-Bueno, no somos los más cercanos, pero estamos siempre que lo necesitamos.-

-Entonces... si no te molesta, ¿podrías contarme por qué discutieron?-

-No quiero hablar de eso.-

-"Creo que ya he escuchado suficiente".-

Astrid termina de registrar su salida del turno y mientras termina de tomarse su café se dirige a la habitación de Lori y en eso se encuentra con el Doctor Ibarra.

-Doctor, ¿ya vio al joven?-

-Sí, ya lo analicé.-

-¿Qué opina? ¿Podría ayudarlo?-

-Voy a la cafetería, llevalo a mi oficina en unos minutos.-

-¡Muchas gracias!-


-Rita, estuviste toda la noche y ya no tenemos el auto, Dejame ir esta vez.-

-No me encuentro tranquila Lynn, necesito ir personalmente.-

-¿Y cómo crees que me encuentro yo? ¿Cómo se sienten las niñas? Nos sentimos igual de mal que tú, somos una familia, pero Lori ya está muy mal, Lincoln está igual tras precensiar lo sucedido, no puedes arriesgar así tu salud. Iré yo esta vez y tú te quedaras con las niñas y descansarás-

-Pero...-

-Pero nada, regresaste esta mañana, te hace falta descansar. Hazlo, por favor.-

Rita no recordaba la última vez que su marido había sido tan atento con ella. Le conmovió, pues hace mucho que no veía esa preocupación ni interés por ella. Y tenía razón, estaba cansada. Toda la noche pendiente de Lori, preocupada y llorando, solo se mamntenia despierta por la inmensa preocupación por su hija e hijo. Las cosas ya estaban mal como para que otra persona caiga enferma u hospitalizada.

-Por favor, mantenme al tanto de la situación.-

Su marido la conciente con un beso en los labios y un abrazo. Una, casi arcaica, sensación invadía sus recuerdos tranquilizando su mente disipando el vórtice en el que se encontraba y abraza a su marido entre llantos que no quería contener.

-¡Gracias, gracias, Lynn!-

-Sabes que no tienes que agradecerme. En las buenas y en las malas, ¿no es así?-

-Sin duda alguna elegirte fue lo mejor que he decidido.-

-Te estaré enviando mensaje cada cierto tiempo para mantenerte al tanto, pero no quiero que estés pendiente si no descansas.-

Y a leves carcajadas Rita responde.

-Está bien, lo prometo.-

-Tampoco has comido, te haré algo de comer antes de irme y a lo que regresan las niñas, para que no te quedes sola.-

-Extrañaba que fueras así de atento.-

-Sé que he descuidado a mi familia y a ti como mi esposa, sé que el decir que es a causa del trabajo no es excusa, pero...-

-No, está más que justificado, al fin de cuentas, ambos decidimos esta vida llena de niños. Nos toca hacernos cargo del resultado.-

-Cuando salgamos de todo esto prometo volver a dedicarles tiempo como antes.-

-Es normal, ya no existe el día de "lleva a tu hija al trabajo".-

-¡Jajajajaja! Tienes razón. Quedate aquí sentada, te prepararé algo.-


Bajo el ardiente atardecer se encontraban las Loud caminando de regreso a su hogar, preocupadas por sus hermanos como sus padres. Cansadas por el largo camino recorrido deciden pasar por un helado y descansar unos minutos.

-¿Desde cuándo una princesa debe caminar tanto?-

-¡Desde que está la necesidad!-

-Luna, ¿qué te ocurre?-

-¡Nada Leni! ¡Solamente no pienso tolerar ningún tipo de capricho por parte de alguna en estos momentos! ¡Lori está internada, No sabemos que tan grave se encuentra Lincoln ya que ni siquiera quiere hablar! ¡Creen qué estamos en situación de estar reclamando sólo por una misma?-

El ambiente se había tornado incómodo, todos los presentes quedaron perplejos ante la actitud de la adolescente en un lugar como ese, donde se reúnen familias y niños.

-Solamente no quiero escuchar a ninga otra quejándose, suficiente tenemos ya con todo lo ocurrido últimamente.-

Silencio, es lo que cubrió el lugar, pues por más que detestaba callar alguna queja sabían que no era lugar y mucho menos el momento para hacerlo.

-Yo iré a por los helados, lo de siempre, ¿verdad?-

-Sí Lynn, muchas gracias.-

Argumentó Leni.

-Lola, disculpame no debí alterarme así como lo hice.-

Mientras veía el rostro endeble de Lola, Luna no pudo evitar sentirse peor así que se levanta y dirige directamente al baño. Lavando y secando su rostro, llena de culpa e impotencia se preguntaba el porqué tenían que ser así las cosas. No era capaz de entender ni soportar toda esa carga emocional. Al regresar a la mesa con sus hermanas se limitó a guardar silencio durante el resto de la tarde.

Lynn llegó a la mesa con los helados preferidos de cada una.

-Aquí tienen. Oigan, estuve pensando y creo deberíamos comenzar a trabajar, bueno... las que no lo hacemos, comenzando desde Luna hasta Lucy.-

-No es necesario, no sería bueno que sacrifiquen sus estudios.-

-No se trata de sacrificio Leni, se trata de necesidad. No podemos quedarnos así como si nada en estos momentos, necesitamos un plan de acción. Solamente entre papá, mamá y tú son los que se encargan de los gastos. Ahora que Lori esta en el hospital, uno de los dos dejará de trabajar para cuidarnos y no podemos dejar que los problemas continúen acumulándose.-

-Lynn tiene razón Leni, no podemos quedarnos de brazos cruzados ahora que estamos en esta situación, pero Lynn, Lucy aún es demasiado pequeña para trabajar, dejemos eso entre nosotras por ahora. Yo puedo aportar gracias a mi trabajo de las fiestas.-

-En ese caso, vi unas posibles vacantes en el centro comercial, deberíamos ir y probar una oportunidad.-

Sugirió Lynn.

-Vayan mañana ustedes dos y prueben suerte.-

-Muchas gracias, Luan.-

-Aún no estoy segura de que dejen sus estudios.-

-No dejaremos nuestros estudios, Leni, sólo trabajaremos a la misma vez, es todo.-

Aclaró Lynn dejando un silencio en la mesa.

Son las nueve, cuarenta y cinco y el cielo es adornado con una cortina estrellada que la hace destacar y ser observada por una chica, una chica con un aspecto lúgubre que pensaba en lo rápido que sucedían las cosas. Reencontrarse con quien ya no creía poder hacerlo, solucionar un errore grave de una manera tan sencilla. ¿Es posible solucionar un problema de esa manera?, ¿tan sencilla es la vida?, ¿no pagará alguna consecuencia? A pesar de que si así fuera no podía permitirselo. Saca su celular mientras queda poco recorrido para llegar a su destino y desea poder enviar un mensaje, un mensaje a esa persona que lastimó y necesitaba disculparse nuevamente, esta vez de marea correcta.

-Hola Lincoln, ¿estarás ocupado mañana?-

Envió el mensaje sin saber que esperar, quizás una respuesta inmediata, una negación y una oportunidad para poder reunirse o solo un mensaje visto, pero sin respuesta.

Llega a la recepción donde firma su asistencia para dirigirse al consultorio de su psicólogo. Sin embargo el mundo es un pañuelo, ¿no? Al final del pasillo ve cómo Lincoln sale de una habitación charlando con una enfermera que se aproximan hacia ella. Los nervios se apoderaron de ella e inconscientemente se esconde detrás de una pared para ver como Lincoln sale del hospital. Con la respiración un poco agitada y la sangre corriendo por sus mejillas muy notablemente, se quedó paralizada por unos segundos hasta que escucha una voz.

-Vaya, tan callada y aislada, ¿quién imaginaria que tienes esas mañas? Aunque... claro, yo no soy quien para juzgar.-

Con la vergüenza presente en su rostro decide mantener su cara desviada sin hacer contacto visual.

-No sé de qué hablas.-

-¿Recuerdas esa sonrisa en tu mirada que mencioné hace rato? Brilló intensamente al ver ese chico. Eso y el hecho que te transformaste en un tomate mientras lo mirabas fijamente te delataron. ¿Ahora sí me contarás?, ¿qué edad tiene? ¿Trece?-

-... Once.-

-¡Vaya!, no sé si tentirme orgullosa o preocupada.-

Le responde llena de vergüenza reflejada en su rostro.

-¡Guarda silencio! Y no le digas al Doctor, ya estoy por terminar mis sesiones.-

-Mis labios están bajo una lápida, ¡pero...-

-¿¡Pero!?-

-Debes contarme todo, ¿hecho?-

-... Termino mi cita a las diez.-

-Perfecto, retrasaré mi descanso, te veo en la cafetería. Aunque no deberías esconderte, es muy trágico lo que vivió, deberías apoyarlo.-

-¿De qué hablas?-

-¿No lo sabes?-

Luego de hablar con su amiga, la recepcionista, Maggie Entra al consultorio de su psicólogo.

-Maggie, bienvenida. Puedes tomar asiento.-

-Buenas noches Señor Ibarra.-

-¿Te encuentras bien? Te veo algo desanimada.-

-Sí, es sólo que me acabo de enterar de una situación.-

-¿Deseas hablar de ello?-

-¿Ah? No, no es mi asunto, es un amigo.-

-De acuerdo. Una amiga me pidió que ayude a su paciente quien acaba de pasar por un trauma, debido a que ya estás por salir de estas sesiones me preguntaba si no te molestaría en realizar esta sesión en pareja, para que comiences a comunicarte con otras personas y quizás puedas tener unas recomendaciones debido a tu experiencia vivida.-

-Bueno, yo...-

-Ten en cuenta que no sólo es una petición, si no deseas sólo te haré unas preguntas de rutina y podrás marcharte.-

-¿Sería todo?-

-Ya hice mi trabajo y has mejorado bastante, la fase final te pertenece a ti sola allá fuera. ¿Y bien?-

-Supongo que... esta sesión sería un buen comienzo.-

-Perfecto y muchas gracias.-

Del teléfono de su escritorio llama a su amiga quien estaba con aquel paciente y los invita a entrar. Minutos después entra la enfermera Astrid acompañada de Lincoln. Maggie y Lincoln cruzaron miradas sorprendidos por encontrarse allí, lo que hace que ambos pregunten al unísono...

--¡Qué haces aquí?--

Quiero agradecer y enviar un saludo a los recientes seguidores que llegaron incluso mientras no estaba, gracias por su apoyo y permitir que les entretenga con mi historia.

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