Tócame
Dean
Miré de reojo a Dylan y me sentí culpable al ver su expresión triste mientras me miraba, suspiré, creo que me pasé en la clase de Biología al ignorarlo, pero me molestó un poco que él hablara mal de Cameron, el cual está loco por él.
—¿Están peleados los niños? —los dos ignoramos la pregunta de Dominik, me crucé de brazos y miré por la ventana, él se rió malvadamente, arqueé una ceja.
Fruncí el ceño cuando el auto se detuvo a un costado del camino, Dominik nos miró y negó varias veces.
—Hagan las paces o los dejaré aquí abandonados —dijo seriamente, lo miré con horror, afuera estaba lloviendo y hacía mucho frío.
—Yo no tengo nada que decir —susurró Dylan mirándome enfurruñado, tragué duro, era yo quien tenía que disculparse.
—Dean, ¿qué le hiciste a mi bebé? —preguntó Dominik con su tono de madre, no pude evitar reírme, Dylan nos asesinó con la mirada.
—¡No soy un bebé! Estúpido Dominik —dijo el castaño, frunció el ceño al ver la linda sonrisa de ternura en los labios de su hermano mayor, me reí por lo bajo cuando se sonrojó y miró por la ventana con fastidio.
Dominik me miró significativamente, miré mis manos y luego a Dylan.
—Dylan... lo siento... —dije realmente arrepentido, él ni siquiera me miró lo cual me preocupó.
—No importa —respondió de forma cortante, me mordí el labio inferior con frustración, Dominik suspiró pesadamente y encendió el auto.
Los tres nos quedamos en silencio durante todo el camino, en cuanto llegamos Dylan se bajó y entró a la casa, hice un puchero y salí del auto.
—Dean, tú... —miré a Dominik cuando se quedó callado, él me miró pensativo, luego sonrió y negó. —Olvídalo —dijo y caminó hacia la puerta, me pasé una mano por el cabello y lo miré con confusión.
—¿Hasta cuándo estarás aquí? —pregunté cuando entramos.
—Me iré en dos días —contestó tristemente mirando hacia las escaleras, asentí.
—Dominik, ¿ya revisaste los papeles que te di?
Ni siquiera miré a Robert al escucharlo hablar, con las mejillas calientes caminé cabizbajo hacia mi habitación. No he hablado con él desde anoche, desde que hicimos "aquello" en la ducha y desde que me hizo "eso" en la cama. Mientras subía las escaleras giré un poco el rostro y di un respingo al ver que él estaba mirándome, un atisbo de sonrisa se asomó por sus labios mientras Dominik leía unos papeles, lo miré con vergüenza y caminé apresurado lejos de allí.
Miré la puerta de la habitación de Dylan, dejé mi mochila frente a la mía y caminé hacia la de él, entré sin tocar y lo encontré tirado boca abajo en su cama solo en bóxers mientras abrazaba un enorme oso de peluche, arqueé las cejas al verlo.
—¿Qué haces aquí? —preguntó con sueño, me crucé de brazos.
—¿No puedo venir? —respondí con otra pregunta mientras miraba los conejitos que tenían sus boxers, ladee la cabeza y miré los cuatro pequeños lunares que tenía en la espalda, bajé la vista y me fijé en sus nalguitas redonditas y paraditas, a cualquiera le darían ganas de hacérselo, tiene un buen trasero.
—Oh, creí que estarías planeando a donde irás hoy con tu nuevo mejor amigo —dijo con sarcasmo, me reí, sabía que era eso, siempre ha sido muy celoso... Aunque yo también lo he sido con él. —Deja de mirarme el culo —añadió sin siquiera verme, rodé los ojos y me senté a un costado de la cama.
—Tú eres mi único mejor amigo —dije bostezando, él levantó la cabeza un poco y me miró fijamente, me quité los zapatos y me acomodé en su cama.
—¿Por qué defiendes tanto a Cameron? Él es malo conmigo, me llama "ovejita" y me molesta mucho —dijo confundido, me aguanté la risa al escuchar lo de ovejita.
Hoy, Cameron nos enseñó a Harry y a mí un juego que tiene en su celular, el cual era de ovejitas que comían pasto en una granja, había una que tenía los ojos azules, él decía que esa se parecía a Dylan, era la ovejita más linda de todas.
—Él no es malo, deberías darle una oportunidad y conocerlo mejor —dije con calma, él arqueó una ceja, abrazó más fuerte a su oso y se quedó callado. —¿Y Will y tú ya follaron? —pregunté con inocencia, él me sacó la lengua, luego suspiró tristemente.
—No —respondió con desánimo, eso me sorprendió mucho, no creí que soportarían tanto sin hacerlo, aunque solo son unos días. —Will... él no es malo... —susurró con una pequeña sonrisa.
No comparto ese pensamiento, para mí Will sigue siendo malvado, aunque debo admitir que tiene agallas.
—Supongo que admitir delante de tus amigos que estás enamorado de un adolescente no es nada fácil, pero él lo dijo como si nada... —dije recodando aquello, hasta a mi me conmovió como había dicho aquello, miré al techo. —Quizás no es tan malo...
—¿Qué?
Miré a Dylan, él estaba mirándome estupefacto, arqueé las cejas.
—Oh —susurré sorprendido y divertido por su cara. —¿No lo sabías? Tu querido director dijo que te ama —dije con tranquilidad y no me sorprendí cuando su rostro pasó a estar rojo como un tomate.
—Y-Ya lo s-sabía... pero, ¿c-cómo es que lo sabes tú? —preguntó nervioso, sonreí al ver sus ojos atentos en mí, había un lindo brillo en ellos.
—Porque yo mismo lo escuché —afirmé y él enterró su cara en el oso, lo escuché chillar como un niño, cuando levantó la cabeza había una gran sonrisa en su rostro, me sentí feliz por él.
Me levanté de la cama y caminé hacia la puerta cuando él se quedó mirando al techo sumido en sus pensamientos, sonreí y salí al pasillo.
Fui a mi habitación y me cambié de ropa, bostecé y me tiré en la cama, al cabo de un rato me quedé dormido...
. . .
Desperté al sentir mucho frío, miré hacia el reloj en la pared, 6:23 p.m. Me levanté de la cama y me restregué los ojos, dormí mucho...
Me quedé con los ojos muy abiertos al ver a Robert sentando en un puff delante de la cama, estaba muy concentrado leyendo "Crepúsculo".
—Robert... —lo llamé con duda.
—Sh... Edward le dirá a Bella lo que es... —dijo sin apartar la mirada del libro, me hice el sorprendido, me reí un poco y me levanté de la cama, fui a lavarme la cara y a cepillarme los dientes mientras él leía.
En cuanto regresé lo encontré tomando toda la saga de mi escritorio, sonreí.
—Los tomaré prestado —asentí tranquilo cuando dijo eso, parecía estar hablando en serio.
—No sabía que te gustaban ese tipo de libros —dije con sorpresa mientras buscaba otro que tenía escondido por algún lado, él suspiró.
—Son interesantes, además es para conocer mejor las cosas que te gustan —eso me hizo detener, lo miré asombrado, me sonrojé al ver que estaba mirándome con mucha atención. ¿Hace esto por mí?
—G-Gracias —susurré apenado, él se quedó mirándome y se acercó.
Casi se me sale un pequeño chillido cuando pasó sus manos por mis caderas y me agarró las nalgas, me besó con pasión, yo le seguí el beso de inmediato aunque algo sorprendido, solté un gemido cuando empujó sus caderas contra las mías con sensualidad, comencé a desabotonarle la camisa, justo cuando él me conducía hacia la cama escuchamos toques en la puerta, mi corazón latía rápidamente mientras lo miraba, él me sonrió y se alejó arreglándose la ropa.
—E-Eso no e-estaba en el libro —dije aun sorprendido, él soltó una risita extraña.
—Para esto no necesito guiarme de un libro —me guiñó un ojo y fue a abrir, mis piernas estaban temblando, tragué duro y caminé con lentitud hacia la cama. Pero qué hombre.
—Por supuesto que no lo necesitas —susurré mirándolo, me mordí el labio y sonreí...
Shelly
Con un poco de fastidio toqué varias veces el timbre de la casa de Abigail, había olvidado por completo que teníamos un trabajo que hacer, no entiendo cómo es que nos ponen juntas en todo, tanta coincidencia me parecía sospechosa.
El mayordomo abrió la puerta y me dejó pasar, me sonrojé cuando miró con una ceja arqueada el envase plástico que traía en las manos. Ya que Abigail está enferma le hice una pequeña sopa. Esta sopa no es la gran cosa, solo piqué muchos vegetales y lo ligué con varias cosas más como me dijo mi mamá que hiciera.
—La señorita está en su habitación —dijo el hombre, asentí y caminé hacia las escaleras sintiendo mis manos casi quemándose, la sopa seguía muy caliente.
Me gusta Abigail. Lo sé desde la vez que la ayudé en las duchas cuando se le llevaron el uniforme. Gruñí, jamás creí que me gustaría una chica, y mucho menos esa rubia pervertida.
En cuanto llegué al segundo piso me miré en uno de los espejos que colgaban de las paredes, vi con horror que tenía un pedazo de apio en el cabello, moví violentamente la cabeza hasta que la cosa verde cayó al piso, caminé hacia la habitación de Abigail como si eso no hubiese pasado.
Tragué duro y agarré la sopa con una mano, con la otra abrí la puerta y entré.
Sentí algo apretarme dolorosamente el corazón al ver a la niñera dándole de comer a Abigail, las dos estaban muy cercas la una de la otra, me miraron con sorpresa, Abigail se alejó "disimuladamente" de la castaña. La niñera me sonrió maliciosamente, sabía que ella sentía algo por Abigail, tenía ganas de ir y estrangularla o de tirarle la sopa caliente en la cara.
—S-Shelly... ¿qué haces aquí? —ignoré la pregunta de Abigail, la cual frunció un poco el ceño y se levantó de la cama, su mirada era preocupada, sentía un poco de frialdad hacia ella. —¿Estás bien? —giré el rostro cuando ella iba a tocarme, respiré hondo y la miré, se veía un poco dolida.
—Al parecer ya te sientes mejor... toma, come esto por si acaso... —dije rápidamente luchando contra el pequeño nudo en mi garganta, sin mirarla a los ojos le pasé el envase con la sopa. —Adiós... —me despedí en cuanto agarró el envase y lo puso sobre su tocador, caminé con prisa hacia la puerta.
—Shelly...
La ignoré y abrí la puerta, mordí con fuerza mi labio, me sentía avergonzada y triste, obviamente ella trata a las demás igual que a mí, ella les coquetea, usa su mirada seductora con ellas y les habla lindo, y yo fui tan estúpida que caí en su juego.
—¡SHELLY! —di un respingo cuando ella se acercó y furiosa me pegó a la pared, tragué duro mirándola, suavizó la mirada al verme a los ojos. —Ashley déjanos solas, por favor —dijo sin dejar de mirarme, la niñera zorra con una expresión de fastidio caminó hacia la puerta, la asesiné con la mirada, ella se asustó un poco y se apresuró en salir.
Al escuchar la puerta cerrarse miré a Abigail, ella estaba observándome detenidamente.
—Apártate —le pedí al notar que me tenía apresada, ella negó lentamente, la miré con desconfianza al ver sus mejillas enrojecer, su mirada se tornó nerviosa y lujuriosa, entrecerré los ojos.
Los abrí mucho cuando pegó sus caderas a las mías y sus manos fueron a mi cintura, sentí mi rostro calentarse y mi corazón enloquecer cuando ella hizo un puchero y se pegó más a mí, podía sentir sus endurecidos pezones, ella solo llevaba una pequeña bata rosa de tela fina.
—¿Estás enojada? —preguntó en un susurro provocador, la miré con advertencia al sentir como rozaba suavemente su pecho contra el mío, suspiré con fuerza e ignorando lo bien que eso se sentía me aparté.
—No, no estoy enojada —mentí, estaba enojadísima, apreté los labios cuando ella me abrazó por detrás.
—Mentirosa... Ashley no me gusta... e-eres la ú-única... —arqueé las cejas cuando dijo eso, me odié por sentir mi estómago revolverse.
Me di la vuelta y la miré, ella me sonrió levemente, en sus ojos había tanto afecto que me fue difícil creer que todo era falso, deseando no arrepentirme después acerqué mi rostro al suyo y tomándola por sorpresa la besé, abrí los ojos con sorpresa al sentir por segunda vez lo suaves y dulces que eran sus labios, me encontré con sus ojos cerrados con fuerza y su rostro rojo, la agarré por la cintura y cerré los ojos mientras nos besábamos, nuestras lenguas jugaban entre ellas, moví la mía con demanda, sus labios sabían a helado, arqueé una ceja y seguí besándola, por falta de aire nos separamos unos minutos después, ella tomó grandes bocanadas de aire y me miró con deseo, me relamí los labios y miré con disimulo hacia la cama.
Cuando nuestras miradas se encontraron nuevamente ella se lanzó a mis brazos y besándonos la llevé hasta la cama, las dos nos dejamos caer en ella, nerviosa metí una de mis manos por debajo de su camisón y fui acariciando sus piernas, podía sentir lo húmeda que yo estaba, alejé mis labios de los suyos hinchados, ella acarició mi cabello y me sonrió, suspiré suavemente y con pena fui subiendo mi mano, ella soltó una risita divertida, fruncí los labios.
—¿Acaso tienes miedo? —preguntó tiernamente, bufé y miré a otro lado, la verdad es que estaba algo asustada, no sabía qué tenía que hacer para complacerla.
Ella se inclinó un poco y se sacó el camisón, me relamí los labios y me sentí aún más excitada al ver que solo llevaba un diminuto y sexy pantie negro, miré sus senos redonditos con esos pequeños pezones que parecían dos botones rosas, Abigail me miró con un poco de timidez, sonreí y acerqué mi boca a uno de sus pezones y lo chupé, la piel se le erizó a la rubia debajo de mí, sorprendida lo lamí mientras sentía sus manos bajando mi pantalón, ella gimió cuando lo mordí suavemente, con una mano froté el otro, fui repartiendo besos por todo su pecho, no eran falsas... sus senos eran suaves y muy reales.
Me reí al ver su cara enfurruñada mientras veía mi pantalón, me alejé y me bajé de la cama, me saqué la blusa y me bajé los pantalones quedando solo en ropa interior, Abigail estaba devorándome con la mirada.
—Q-Quítatelo t-todo... —me pidió nerviosa, sintiendo mis mejillas arder llevé mis manos hacia mi espalda y desabroché mi sostén, lo quité dejando libres mis diminutos pechos, Abigail me miró con entusiasmo y maulló como una gatita, sonreí y me relajé.
Mi relajación se fue a la mierda cuando ella se levantó y se acercó mirando desde mis senos hacia mis ojos.
—Caben en mis manos —dijo sorprendida e interesada agarrando uno, se me salió un pequeño jadeo cuando lo acarició, ella me miró asombrada.
—¿Q-Qué? —pregunté e hice un puchero, cuando estoy excitada me pongo extremadamente sensible, cualquier roce puede hacerme gemir.
—Nada —canturreó con una mirada maliciosa, iba a decir algo hasta que ella me agarró ahí abajo y se me salió un gemido, la miré mal, me llevé las manos a la boca cuando comenzó a frotar sus dedos contra mi intimidad, mis suspiros y gemidos eran muy claros aún tapándome la boca, ella me bajó los panties de un tirón y miró con interés hacia abajo.
Cerré los ojos y gemí cuando acercó sus dedos otra vez y me acarició, por instinto separé más las piernas, Abigail miraba con atención mis expresiones, al ver sus labios entreabiertos no me aguanté y estampé los míos contra los suyos, mientras ella frotaba sus dedos nos besamos con pasión, solté un gran gemido cuando pasó de frotar a meter sus dedos, ella apartó sus labios y me miró con enojo, me quedé algo desconcertada, ella movió rápidamente sus dedos mientras bajaba la mirada al piso.
—¿Q-Que... ¡ah! —no podía ni hablar, sus dedos se abrían y cerraban como tijeras haciéndome gemir, mis piernas temblaban como gelatinas, tuve que agarrarme a ella para no caer, fruncí el ceño al ver su labio inferior temblar.
¿Qué le pasa? Me pregunté al ver que estaba por llorar, aún así no dejaba de mover sus dedos, la abracé y besé su cuello, bajé mis labios y me ocupé nuevamente de sus pezones, las dos estábamos sudadas y con el cuerpo caliente, le clavé las uñas en los hombros al sentir que estaba por llegar, mis piernas dolían, podía sentir una gran cantidad de líquido ir bajando por estas, soltando un gran gemido terminé corriéndome aun con sus dedos dentro de mí, con el cuerpo temblando ella sacó sus dedos y me miró con un brillo hermoso en los ojos, luego ese brillo fue sustituido por las lágrimas que se agruparon en sus ojos azules.
—¿Qué tienes? —pregunté acariciando su cintura, ella apartó mis manos dejándome estupefacta, sin decir nada caminó hacia el baño, la seguí sin comprender qué pasaba, ella tomó papel y se limpió los dedos.
—E-Estoy algo c-cansada... d-dormiré un poco... —dijo sin mirarme, su voz sonaba entrecortada, cuando ella iba a salir del baño la agarré del brazo.
—Dime qué te pasa —exigí saber, ella sorbió varias veces por la nariz y me miró con fastidio.
—T-Tu... tu n-no e-eras virgen... —contestó en un susurro.
¿Está así por eso? Mis cejas se elevaron y me sentí muy confundida.
—¿Acaso tú lo eres? —pregunté con un poco de sarcasmo, ella me dirigió esa mirada dolida que tanto odiaba, me quedé sin habla cuando se soltó violentamente de mi agarre y fue hasta su habitación, la seguí confundida.
¿Será que sí es virgen?
Eso sería imposible.
—¿P-Por q-qué ti-ienes q-que ser así c-conmigo? —preguntó mirándome con tristeza y rabia.
—Perdóname, yo... no lo sabía... es... es que eres tan popular entre los chicos que creí que lo habías hecho con alguno... —respondí rápidamente, ella paró de llorar y me miró con los ojos entrecerrados. —Hablo en serio...
Nos miramos en silencio por unos segundos, vi como fue relajándose, caminé hacia ella, acaricié sus mejillas cuando me acerqué.
—Te haré lo mismo que me hicis...
Me callé al escuchar la puerta abrirse, las dos lanzamos un grito de horror al ver al director entrar, sus ojos se abrieron muchísimo al ver que no llevábamos ropa, Abigail agarró una almohada y se la lanzó.
—¡Vete pervertido! —le gritó, yo le di la espalda sintiendo que moriría de la vergüenza, giré el rostro, él se veía estupefacto, se pasó una mano por el cabello.
—Estaré abajo... —dijo negando y dándose la vuelta, en cuanto salió corrí a ponerle seguro a la puerta.
—Que vergüen... —me callé al ver a Abigail tirada en la cama luciendo medio muerta, me acerqué alarmada, sus ojos estaban cerrados, la toqué y noté que su cuerpo estaba demasiado caliente, me puse mi ropa rápidamente y le puse el camisón.
Tragándome mi vergüenza corrí hacia la puerta y salí, bajé rápidamente las escaleras y busqué al director, él estaba viendo tv con Sophie, me aclaré la garganta cuando me miró.
—Abigail está muy caliente —dije mirándolo fijamente, él arqueó las cejas, me sonrojé violentamente al ver su mirada de "no me digas" —Hablo en serio, tiene mucha fiebre —repliqué cruzándome de brazos, él le levantó del sofá y le echó una ojeada a Sophie.
—Iré a verla —dijo caminando hacia la puerta, asentí.
—N-Nosotras estábamos probándonos trajes de baño —mentí rápidamente antes de que se fuera, él se rió un poco.
—¿Ah sí? Yo no vi ninguno...
Inflé las mejillas por la vergüenza y me acerqué a Sophie en cuanto él se fue, miré el pequeño y lindo vestido negro que llevaba la niña...
Dylan
Observé más allá a mi padre y a Dean riendo y caminando juntos por el húmedo césped, ya había dejado de llover.
—Jamás había visto a papá tan feliz —di un pequeño respingo al escuchar a Dominik, lo miré, él estaba mirando hacia afuera.
—Dean lo hace feliz —dije con cautela sin dejar de mirarlo, él ni se inmutó.
—Lo sé —contestó sin más. Claro que lo sabe, él conoce a papá mejor que cualquiera, cualquier pequeño cambio en su actitud, Dominik lo notaría.
—Mamá... —dije vagamente pensando en ella, entrecerré los ojos al ver a Dominik lucir un poco incómodo. —¿Mamá está bien? —pregunté con preocupación, él asintió lentamente.
Me crucé de brazos, no le creí. Él y mi padre me están ocultando algo, y voy a averiguar qué es. Sé que mi padre quiere a Dean pero es raro que en todo este tiempo no haya ni mencionado a mi madre...
. . .
Mientras todos hablaban me quedé mirando mi pedazo de lasaña, era de noche y quería estar con Will... No sé porqué pero sentía que debía estar con él en este preciso momento.
—Recuerdo que Dylan decía que papá era su novia —alcé la vista cuando todos se rieron de eso, asesiné a Dominik con la mirada.
—Tenía 6 años —repliqué, papá se rió y Dean se quedó mirándolo.
—Tenías 9 —dijo Dominik con una sonrisa maliciosa, lo ignoré y todos siguieron comiendo y hablando.
Al no soportar más la extraña sensación de pesar en mi pecho me levanté.
—Necesito salir por un momento —dije mirando a mi papá, mis ojos picaban por alguna razón, él me miró por unos segundos y asintió.
En silencio caminé hacia la puerta y salí de la casa, miré la hora en mi celular, 8:46 p.m. Llamé a Will.
—Scott, necesito que me lleves a un lugar —le dije al guardia que estaba afuera con un poco de ansiedad, Will no contestaba.
Lo llamé varias veces más mientras iba en el auto, me sobe las sienes y me recosté del asiento, espero que esté todo bien.
En cuanto el auto se detuvo frente a su casa salí y caminé con disimulo hacia la puerta, casi no habían personas en la calle.
—Luego me iré solo —le dije a Scott, el rubio frunció el ceño y negó.
—Llámame y vendré a buscarte —contestó, lo pensé y asentí, toqué varias veces la puerta.
Miré el pequeño timbre y lo presioné unas cincuenta veces seguidas, miré hacia arriba, había una luz prendida en el segundo piso. Miré alrededor, nadie estaba prestándome atención, caminé hacia la puerta que supongo conduce al patio, fruncí el ceño al ver que no podría abrirla, habían muchas rosas enredadas en esta, tragué duro, mordiéndome el labio con fuerza y aprovechando la poca luz que había por este lado puse mis manos en la puerta y comencé a treparla sintiendo las espinas clavarse en mis palmas, en cuanto llegué arriba sintiendo la sangre recorrer mis manos me tiré al otro lado.
Sonreí adolorido al escuchar a Whisky ladrando, este vino corriendo y lamió mi mejilla mientras movía la cola.
—¿Dónde está tu papi? —pregunté levantándome del piso, quería agarrarlo pero mancharía su pelaje con sangre.
Él jugueteó a mis pies, caminé por donde vino y llegué a la parte trasera de la casa, me sorprendí al ver a Will sentado en la terraza con una copa de vino en las manos, él me miró igual sorprendido, le sonreí tranquilamente y caminé hacia él.
—¿Qué haces aquí tan solo? —pregunté e hice un puchero, él suspiró y abrió sus brazos para mí. —Hace frío aquí afuera —dije sentándome en sus piernas y acurrucándome en su pecho cuando me abrazó.
—No me digas que escapaste de tu casa —dijo mirándome fijamente, le sonreí con inocencia, luego negué.
—No, le pedí permiso a mi padre como el niño bueno que soy —dije rodando los ojos al ver duda en su mirada, él se rió con burla, hice un puchero. Soy un niño bueno. —Dame un poco de esto —le quité la copa de vino y tomé un gran trago ignorando lo mucho que me dolían las manos.
—Sí... un niño bueno... —murmuró con sarcasmo quitándome la copa. —¿Cómo entras...
Le sonreí nervioso cuando se calló al ver mis manos ensangrentadas, él frunció el ceño y negó varias veces...
Diez segundos después me encontraba haciendo un puchero sobre la encimera de su cocina mientras el pasaba un pequeño algodón con alcohol por mis palmas.
—Es que no abrías la puerta —dije mirándolo con arrepentimiento, él se quedó callado mientras vendaba mis manos. —Estaba preocupado por ti... —susurré rodeándolo con mis piernas, él me miró a los ojos y me agarró por la cintura.
—Estoy bien —lo miré con sospecha cuando dijo eso, pero él se veía calmado, me sonrió levemente y metió sus manos por debajo de mi camiseta, me estremecí al sentir su cálido tacto, sus suaves labios se posaron en mi cuello —Te amo.
Mi estómago se encogió y mi ritmo cardíaco aumento tras escuchar esas dos palabras, lo abracé mientras mi cuerpo temblaba. ¿Es el momento?
—Yo también te amo —susurré con cariño y honestidad.
Tragué duro cuando él se alejó de un tirón de mí, me reí nervioso al ver su expresión de genuina sorpresa, mordí mi labio con pena mientras sus lindos ojos verdes estaban en mí.
—¿Q-Qué pasa? —pregunté más que nervioso, su expresión de sorpresa cambió a ser una de felicidad, una hermosa sonrisa se extendió en sus labios, él se acercó y unió nuestros labios, cerré los ojos y acepté gustoso cuando comenzó a besarme de manera violenta y pasional, podía sentir su húmeda lengua explorando mi boca con exigencia, un penoso gemido escapó de mi boca cuando él me cargó sin dejar de besarme de aquella manera tan vulgar y excitante.
Tuve que alejar mis labios por falta de aire, con la respiración agitada miré a Will, en su mirada había algo extraño que puso mis nervios a flor de piel.
—Te ves estresado —murmuré preocupado tras unos segundos en silencio, él hizo una pequeña mueca. Creo que sé cómo hacerlo sentir mejor... Me daba mucha vergüenza lo que estaba por decir, aun así lo diré. Estoy dispuesto a cualquier cosa para hacerlo sentir bien. —S-Si quieres p-puedes u-usar m-mi c-cuerpo... Tócame... —dije a punto de tener un ataque al corazón, Will me observó en silencio, sus labios se curvaron en una misteriosa sonrisa, mi cuerpo temblaba y sentía una extraña emoción dentro de mí.
Miré sus labios cuando estos se movieron, sentí mi corazón detenerse y me quedé paralizado al escuchar lo que dijo. No puede ser cierto...
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