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¡No puede ser!

Dylan en multimedia.

. . .

Dylan

Miré con ojos entrecerrados al hombre frente a mí, él no quitaba esa sonrisa perversa, todo mi cuerpo estaba tenso y en alerta, dejé de mirarlo y busqué mi ropa con la mirada, la vi regada por toda la habitación, volví a mirarlo y note que él estaba mirando mi cuerpo, enrojecí de la vergüenza y tomé la sábana de la cama, me cubrí con ella de la mirada de ese pervertido.

Caminé hacia mis boxers que estaban en el suelo, el trasero me dolía a horrores.

—Te traeré una aspirina para el dolor... —dijo el desconocido al ver mi mueca de dolor, se dio la vuelta y salió de la habitación.

Le lancé una mortífera mirada a su espalda, fruncí mucho el ceño al ver que la tenía toda arañada, seguro fue cuando traté de escapar de sus garras anoche.

¡Mierda! Solté un grito de dolor al tratar de inclinarme para tomar mis boxers, realmente me había partido el culo.

Tragué duro al escuchar los pasos del hombre, segundos después entró a la habitación y sonriendo traviesamente me pasó un vaso de agua y dos sospechosas pastillas que tenían apariencia de aspirinas. No caeré en esa.

—Tómatelas, anoche lo pasé muy bien contigo, ¿qué tal si lo hacemos otra vez? —él estaba devorándome con la mirada, yo lo miré como si fuera un lunático y cogí lo primero que vi para defenderme, que fue una lámpara y le apunté con ella.

—Ni de coña tomaré eso, ¿quieres drogarme para volver a violarme? ¡SERÁ MEJOR QUE ME DEJES IR MALDITO VIOLADOR! —le grite muy alterado. ¿No tuvo suficiente con violarme anoche?

Él pareció muy sorprendido por mi reacción, puso el vaso y las pastillas sobre una mesita de noche y me observó con burla.

—¿Violarte? Lo disfrutaste tanto como yo, eras tú quien me pedía más... que te diera más duro, parece que no lo recuerdas, será por lo borracho que estabas... —dijo con su mirada clavada en mí, me sonrojé hasta las orejas al escucharlo decir eso con un deje de sensualidad en su tono.

Me puse más rojo todavía al ver mejor su cuerpo desnudo. ¿Tuve sexo con este hombre y me gustó? ¡Pero si ni siquiera soy gay! Debo recordar lo que pasó...

Dean y yo fuimos a un bar gay por un reto que él me puso... Tenía que coquetear con un chico... Pero nadie me llamaba la atención...

¡Luego vi a un sexy hombre mirándome! ¡Ese hombre es este! El hombre y yo bailamos... Se llama Will... ¡TUVE SEXO CON UN HOMBRE! Y ese hombre es el que está ahora mismo frente a mí desnudo y mirándome con curiosidad.

Abrí mucho los ojos, me sonrojé más de lo que ya estaba y bajé la lámpara lentamente.

—Es cierto... —susurré avergonzado.

Él sonrió al verme recordar y admitir lo que pasó anoche, en cambio yo me quedé un poco en shock, estoy sumamente confundido en este momento. No soy gay pero claramente me gustó acostarme con este hombre.

¡¿Eso no me hace gay?! Tengo la mente hecha un lío y tener a este hombre desnudo con un cuerpo de infarto delante de mí no ayuda mucho que digamos.

—¿P-Podrías cubrirte? —pregunté un poco nervioso, eso ensanchó su sonrisa.

—¿Te pone nervioso verme así? —preguntó mientras se acercaba peligrosamente a mí.

—Escucha, admito que me gustó lo que hicimos anoche, pero eso fue algo de una sola noche, no se repetirá, ¡ya que no soy gay! —dije mirándolo y agarrando firmemente la sábana que me tapaba.

Lo último que dije no sonó muy convincente, es como si trataba de convencerme a mí mismo de que no soy gay, él notó eso y sonrió maliciosamente.

—Con que no eres gay... que raro, recuerdo que anoche me pedías más, decías que disfrutabas tener mi pene dentro de ti... que querías que te partiera en dos... que...

—¡Cállate! —lo interrumpí sintiendo mi rostro más caliente que nunca. ¿Este hombre no conoce la palabra vergüenza o qué?

Aunque debo admitir que me excité cuando dijo eso, ahora tenía una pequeña erección que esta fina sábana no lograba disimular, debo irme rápido de este lugar.

—Dylan, ¿cierto? Parece que tienes un problema ahí abajo, si quieres te ayudo.

Él ha notado mi erección y ahora se estaba acercando a mí con una sonrisa torcida, me sentía como un conejito siendo acechado por un malvado lobo. Miré detrás de mí y ahí estaba la pared, retrocedí hasta que choqué contra ella, cuando él llegó hasta mí iba a tocarme pero yo de un manotazo lo aparté.

—¡Ya te dije que no se repetirá! Pásame mis boxers, me largo de aquí.

Él sonrió y se alejó, luego me pasó mis boxers, me los puse rápidamente y me alejé de él, cogí el resto de mi ropa que por suerte no estaba en el piso y me la puse.

Iba a salir por la puerta sin mirar atrás pero antes de llegar a abrirla Will me agarró del brazo, me dio la vuelta y me apresó violentamente contra la pared, yo estaba muy sorprendido.

—Anoche me faltó probar tus labios —dijo mirándome a los ojos, luego vio mis labios, iba a besarme pero me aparté rápidamente antes de que lo hiciera.

Chillé cuando él me agarró otra vez y comenzó a besar mi cuello haciéndome gemir levemente, me cargó haciendo que rodeara sus caderas con mis piernas.
Para eso no te duele el trasero.

Ignoré la voz en mi cabeza, Will me pegó a la pared sin dejar de besar y morder mi cuello, luego comenzó a frotarse contra mí, sólo un poco de tela separaba su miembro de mi trasero, él desabrochó mi pantalón, yo pasé mis labios por su cuello, en este momento no podía pensar claramente, ¡y no quería pensar!

Pero justo cuando él iba a bajar mis pantalones mi celular comenzó a sonar trayéndome de vuelta a la realidad. ¡Era el tono de llamada de Dean! Me va a matar...

Rápidamente me aparté de Will, dejándolo con una notable erección y haciendo que soltara un gruñido, le di la espalda y saqué mi celular, deslicé mi dedo para contestar.

—¡DYLAN BROWN! ¡¿DÓNDE TE HAS METIDO?! ¡Te he llamado 60 veces y te he enviado 85 mensajes, DAME UNA BUENA RAZÓN PARA NO MATARTE EN CUANTO TE VEA.

Tuve que alejar el celular de mi oído, cuando Dean se pone en modo madre regañadora puede dejar sordo a cualquiera.

—Dylan... ¡¿quieres que te dé más duro?! ¡¿Eso quieres, que te folle más duro?!

Giré la cabeza como la niña del exorcista al escuchar al idiota de Will diciendo eso, estaba masturbandose y jadeando exageradamente fuerte, el muy maldito quiere que Dean lo escuche.

—¡¿DYLAN, ESTÁS TENIENDO SEXO CON OTRO HOMBRE?! ¡¿Me estás engañando con otro?! ¡VUELVE A CASA YA MISMO! —dijo Dean haciéndose el dolido, ¿qué rayos pasa con estos tipos?

—Arghh ¿Dean, es en serio? ¿Engañandote? Ya voy para allá, adiós —dije y le colgué rápidamente.

Miré hacia Will y vi que se había corrido.

—¿No que no eras gay? Y encima tienes novio al que engañaste conmigo —dijo mirándome con una desaprobación fingida, lo fulminé con la mirada.

—No es mi novio ¡me voy, hasta nunca!

Me dirigí a la puerta con él siguiéndome, en cuanto vi la puerta que daba a la calle salí y lo último que escuche fue la risa burlona de Will, me di cuenta de que no estaba muy lejos de mi casa pero como me duele tanto el trasero no quiero caminar, además el cielo está nublado, podría comenzar a llover en cualquier momento así que llame un taxi.

. . .

En cuanto entré al apartamento noté que todo estaba oscuro, fui a beber un poco de agua.

Cuando entré casi me da un infarto al ver a Dean sentado en la oscura cocina, tiene sus piernas cruzadas y sus manos juntas sobre sus rodillas, esta parece la típica escena en donde el padre espera a que su rebelde hijo llegue a casa, decidí escaparme de esta de la manera más simple.

—Hola Dean y adiós Dean...

Luego de decir eso me di la vuelta para irme por donde vine pero unos brazos me detuvieron, Dean me agarró y me sentó con fuerza en una silla lo que me hizo soltar un grito para nada masculino a causa del dolor que tengo en el culo, lo vi sonreírme de una manera extraña.

—Uy, al amo y señor soy todo un macho y me gusta follar chicas se lo metie...

—Dean —lo interrumpí, como siga con ese tono burlón le daré una patada donde más le duele.

—Así que te acostaste con un hombre... y eso que no eras gay... ¿Cómo fue? ¡Quiero saber! —dijo con curiosidad acercándose más a mí.

—Eres un idiota, podrías haberlo preguntado simplemente —dije moviendome un poco, aún siento el dolor de cuando este loco me sentó en la silla, él sonrió inocentemente.

—¡Lo siento! Ahora dime qué pasó —dijo mirándome, suspiré y le conté.

Obviamente excluí varias cosas alegando que anoche estaba muy borracho y que casi no recuerdo, él no se lo creyó.

—Dylaaaaan, eres muy malo, ¡¿no me vas a dar detalles?! ¿Te dolió? ¿Cómo se llama él? ¿Cómo es? ¿Se volverán a ver o...

—Basta, solo te diré que fue algo de una sola noche, no se repetirá, y ya no preguntes más, adiós —dije mirándolo severamente, él comenzó a hacer pucheros y a decir que soy malvado, suspiré pesadamente y fui a mi habitación.

Me di un largo baño de espumas, tratando de alejar los recuerdos de la noche anterior, olvidar el recuerdo de las manos de ese hombre tocándome...

Grité con frustración y sumergí todo mi cuerpo en la tina, tengo que olvidar eso.

. . .

Luego de vestirme salí de mi habitación, me encontré con Dean en el pasillo.

—Sam nos ha invitado a su casa, ¿quieres ir? —preguntó con una sonrisa, Sam es uno de los primeros amigos que hicimos al llegar a esta ciudad.

Me gustaría decir que si pero aún me duele mucho el trasero.

—No, me quedaré viendo alguna película, apenas puedo caminar —dije algo avergonzado.

Él suspiró con una tierna sonrisa y fue hasta un estante, me dio un frasco con aspirinas.

—Bébete dos... aún no me has dicho como se llama tu hombre —dijo esto último con una sonrisa inocente.

—Se llama Will y no es "mi" hombre, ya va siendo hora de que te vayas... —dije apresurandolo para que se fuera, luego de mirarme con burla salió por la puerta.

Fui a la cocina por agua y me tomé las dos pastillas, luego me tiré en el sofá a ver una película.

Yo no le estaba prestando atención a la película. Estaba pensando en si soy gay o no, jamás he sentido ese tipo de atracción hacia los chicos, pero ese hombre... Arghhh, mejor ni pienso en eso. No soy gay. No soy gay. No soy gay. NO SOY GAY. Es cierto, no lo soy, simplemente estaba muy borracho anoche, sonreí.

No... Un momento, esta mañana no estaba borracho y me excité cuando él restregó su cuerpo desnudo contra el mío. No, no, no, no, no pienses en eso Dylan. ¡Tú no eres gay! Decidí ignorar por ahora si soy gay o no.

En la noche Dean llegó.

—Hoy es sábado, ¿quieres ir a la disco? —le lancé una mirada asesina en cuanto dijo eso.

—No iré a ningún lado contigo, podría terminar mañana en la cama de un travesti —dije con terror, él soltó una risa nerviosa y se sentó conmigo en el sofá.

—De verdad lo siento, jamás imaginé que terminarías haciendo eso —dijo con arrepentimiento mientras me abrazaba. Yo inflé las mejillas dejándome abrazar por él.

—Ya no importa —respondí suspirando. ¿Qué más va a importar? Ya me lo metieron por detrás.

Ambos nos quedamos viendo series y películas toda la noche...

. . .

Hoy ya era lunes, ayer Dean y yo nos pasamos el día en la playa con nuestros amigos. Hoy era nuestro primer día en la preparatoria, me bañé y me puse el uniforme, el cual era un pantalón negro, una camisa blanca, una corbata roja y una chaqueta azul marino con el escudo escolar. Me pasé una mano por el cabello y arrastrando los pies salí de mi habitación.

Aún tengo sueño, bostecé y fui a la cocina, allí estaba Dean haciendo el desayuno mientras tarareaba, solo él puede estar tan animado a las 7:00 am.

—Buenos días —dije mientras me sentaba en uno de los banquillos del desayunador.

—¡Buenos días Dylan! ¿No estás emocionado? ¡Seguro conoceremos a muchas personas nuevas! —dijo con un brillo de emoción en sus ojos, yo arqueé un poco una ceja y bostecé.

—¡Yeii! ¡Que genial! —exclamé tratando de sonar animado pero me salió horrible, Dean se rió y negó mientras ponía el desayuno frente a mí.

No es mi culpa que esté en estado zombie a estas horas de la mañana, ambos comíamos mientras él me hablaba de los amigos que quiere hacer hoy.

Salimos del apartamento y caminamos hacia escuela, la cual está a unos cinco minutos caminando, Dean va dando saltitos a mi lado y tiene una enorme sonrisa en sus labios, algunos de los que pasan se quedan mirándolo raro.

Y con razón, es que parece el típico secuestra niños que ofrece "dulces" en los parques.

—Dean, entiendo que estés emocionado pero deja de hacer eso, nadie se querrá acercar a ti si actuas así —dije mientras lo agarraba por los hombros haciendo que él dejara de saltar, soltó una pequeña risita.

—¡Llegamos! —exclamó mirando más allá, yo seguí su mirada y en efecto más adelante estaba el instituto Crawford.

Dean caminó hacia allá mientras me toma de la mano, me solté de su agarre al ver que algunas chicas nos miran a la vez que nos acercamos a la entrada, miré a Dean, él había cambiado la sonrisa emocionada que tenía hace unos minutos y ahora tenía una extremadamente sexy digna de todo un playboy aunque él no era nada más que un pollito sin experiencia, me reí un poco y ambos entramos al instituto.

Muchos tienen sus ojos sobre nosotros, les lancé una sonrisa mojabragas a las chicas y miré todo a mí alrededor, era un gran instituto. Habían cinco edificios modernos, todo estaba rodeado por unas paredes negras...

—¡Hola! —desvié la vista de los edificios al escuchar una voz a mi lado.

Frente a mí estaba una chica rubia sonriendo, no pude evitar ver sus grandes pechos y sus tremendas curvas, es muy guapa, sus ojos son azules, tiene labios carnosos, su sonrisa creció al ver como yo me quedaba mirándola.

—Hola —usé un tono ligeramente coqueto, Dean me miraba fijamente.

Es obvio que esta es la reina abeja del instituto, lo sé al ver al séquito de chicas hermosas pero carentes de personalidad detrás de ella.

—Tú eres Dylan Brown... ¿cierto? Eres el hijo de Robert Brown... —reprimí una expresión de disgusto al escucharla decir eso.

—¡Hey! ¡Y tú eres Dean Mackay, hijo de Frank Mackay! —chilló una de las rubias.

Dean las miró con cansancio e hizo una pequeña mueca de exasperación que las chicas no notaron.

Y ahí está.

La maldita razón por la que se nos acercan la mayoría de las personas, solo por la posición social de nuestros padres. Tenía la esperanza de que eso no sucediera en este instituto, pero ya veo que es imposible.

—Si... ¿Y tú eres...

Puse una sonrisa mirando a la reina abeja. Sé que si quiero que estos dos años en este instituto no sean un infierno, entonces tengo que tratar bien a la chica frente a mí. Además, quién sabe... Quizás termine acostándome con ella, eso no estaría mal considerando lo buena que está.

—Abigail Wilde —dijo mientras jugaba con su sedoso cabello. —¡Ya tenemos que irnos! —me agarró del brazo y comenzó a caminar hacia el edificio más grande, miré hacia atrás y vi al grupo de chicas bombardear a Dean con preguntas.

Todos abrían un camino para Abigail, no me equivoqué, sin duda esta es la reina abeja.

Luego de caminar por varios pasillos entramos a un gran salón de ceremonias, hay muchas sillas las cuales están siendo ocupadas por los que van llegando, vi que ya no había rastro de Dean ni de las rubias.

—Vengo ahora —dije soltando el agarre de Abigail sobre mi brazo, ella me miró frunciendo el ceño y haciendo un puchero, sonreí.

—Tienes que regresar rápido, la ceremonia está por comenzar —dijo mirándome, yo asentí y me alejé de ella.

Busqué a Dean con la mirada, lo vi más allá mirando con temor a su alrededor, sin dudarlo caminé hasta donde se encuentra.

—¡Dean! ¿Qué pasó? —él me miró en cuanto dije eso, en su mirada se reflejaba el alivio.

—Esas malditas chicas... no quiero volver a verlas.

Lo miré y me reí un poco al ver como fingió tener un escalofrío.

—Pero dime qué pa...

—Todos, por favor tomen asiento —me giré lentamente con una expresión de terror al escuchar esa voz.

Esa voz tan masculina sólo la he escuchado en un hombre.

Dios, no me digas que es él...

Cuando me giré por completo por poco me sentí desfallecer al ver al sexy hombre en traje que estaba sobre el escenario.

—Soy William Collins, director de este instituto.

¡No puede ser, me he acostado con mi director!

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