Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

No me dejes

Dylan

Sentí como varias gotas de sudor bajaban por mi cuello y mi espalda, mis ojos miraban atentos al doctor y mi mano derecha agarraba con fuerza la de mi novio, aflojé un poco el agarre para no cortarle la circulación. Me relamí los labios, los sentía fríos y agrietados de lo secos que estaban. Mi mirada voló a las puertas que se encontraban tras el doctor, tragué duro aguantándome las lágrimas. Dean...

—Bueno... —miré nuevamente al doctor al escuchar su rasposa voz, el hombre soltó un pesado suspiro y miró a mi padre con una mirada cansada. —¿Ustedes son los parientes del chico que llegó hace un rato? Si es así necesito que llenen unos pape...

—¡Hable rápido! ¡¿Qué tiene Dean?! —exclamé desesperado sin siquiera pensarlo, sentí la mirada de todos sobre mí, incluyendo la del ahora molesto doctor.

Sentí a Will apretar suavemente mi mano, sabía que debía tranquilizarme y dejar que el pobre hombre hablara, él solo estaba haciendo su trabajo.

—Dylan... —me llamó mi mamá con cautela, la miré y asentí sintiéndome regañado al ver la seriedad en su mirada.

—Lo siento —susurré devolviendo la mirada al doctor, él negó con desaprobación y miró a mi padre.

—Señor ministro, el paciente está bien en este momento... —al escuchar eso dejé caer mis hombros y solté un suspiro de alivio al igual que mi padre, pegué mi cabeza del hombro de Will al sentir varias lágrimas salir de mis ojos. Dean estaba bien... Eso era lo único que me importaba en este momento.

Respiré hondo y me separé de mi novio, Will hizo a un lado mi cabello, el cual estaba pegado a mi frente por el sudor, le sonreí levemente, él me observó algo preocupado, miré de reojo a mi madre, ella estaba absorta observándome, sentí un fuerte escalofrío, ella pasó la mirada a Will por un segundo hasta que devolvió su atención al doctor. Miré a Will con alarma, él hizo una mueca y miró al frente, aparté la vista de él para no empeorar las cosas. Mi madre notó algo... Estoy muy seguro de eso.

—Le extraímos un poco de sangre para hacerle unos análisis, aquí tengo los resultados... —dijo el doctor sombríamente levantando una hoja blanca que estaba en sus manos. Olvidé a mi madre al ver como el doctor frunció el ceño al bajar la mirada a la hoja. —Encontramos algo... —el doctor hizo una dramática pausa que me heló la sangre, miré de reojo a mi padre, él tenía el ceño fruncido y por su dura mirada sé que está esperando una mala noticia. Mi madre por su parte miraba fijamente la hoja del doctor, podía ver varias gotas de sudor bajar por su cuello y terminar en el pronunciado escote de su vestido.

—¿El qué? —preguntó Will cruzando los brazos, el doctor lo miró y bajó nuevamente la mirada a la hoja.

—El paciente tiene una notable cantidad de dióxido de carbono en su sangre... —fruncí el ceño. ¿Eso qué quiere decir? Miré a los demás, por sus caras sorprendidas y preocupadas supe que eso no era algo bueno.

—Pero, ¿cómo? —se preguntó mi padre en voz baja, se veía más que confundido, Will estaba mirando de reojo a mi madre, la cual no dejaba de ver con preocupación a mi padre. Quizás ella sabe algo...

—Bueno, varios factores podrían haber causado esto, ¿el paciente tiene alguna enfermedad pulmonar? —preguntó el doctor sacando un lapicero del bolsillo de su bata blanca, mi padre negó lentamente, el doctor frunció los labios y escribió en su hoja. —Puede que el paciente sea asmático y no lo supieran hasta ahora, el asma explicaría porqué no podía respirar bien y también porqué tiene tanto dióxido de carbono en su sangre. No obstante, pueden haber más explicaciones... —al escuchar esto último noté como el doctor volvía a tener una oscura mirada, tragué duro. La expresión de mi padre se volvió más sombría que la del doctor, no me imagino qué estará cruzando por su mente...

—¿Cómo cuál? —pregunté ante el silencio de todos, el doctor me miró y sonrió un poco, en su mirada había un poco de lástima, fruncí el ceño. ¿Me perdí de algo?

—También pudo haber sido algo intencionado, una gran cantidad de este compuesto en la sangre puede ser mortal... quién sabe qué pudo haber pasado si no traían al paciente a tiempo...

Abrí mucho los ojos al comprender qué quería decir. En otras palabras, es probable que alguien intentara envenenar a Dean con eso...

Miré a mi madre de una vez, ella estaba mirando al piso con mucha atención, con un nudo en la garganta caminé hacia ella, su comportamiento tan nervioso la delataba. Ella sabe algo o quizás ha sido la culpable todo este tiempo...

Me mordí el labio inferior con rabia cuando Will me agarró de la cintura y mirándome a los ojos, negó.

—No aquí —me susurró, lo miré con súplica para que me soltara, él negó nuevamente y me abrazó cuando comencé a llorar, sin importarme que nos vieran lo abracé de vuelta, el calor de su cuerpo me envolvió y me hizo sentir un poco en paz.

—Lo tendremos aquí hasta que su cuerpo quede completamente limpio, le haremos más estudios para saber si se trata de alguna enfermedad o de otra cosa, le recomiendo que inspeccione el ambiente en el que ha estado el chico estos últimos días... —escuché las palabras del doctor, sabía que estaba hablando con mi padre. Cuando dejé de llorar me alejé Will.

—L-Lo s-siento —me disculpé al ver que su camiseta estaba mojada a causa de mis lágrimas, él se encogió de hombros y acarició una de mis mejillas, sus ojos verdes me miraban con tanto cariño que terminé sonrojándome. ¿Qué hice para que llegara a mirarme de esa forma?

Miré al doctor para distraerme de la mirada de mi novio. El hombre canoso me observó con calma y sonrió, arqueé una ceja.

—Si quieres puedes pasar a ver al chico... —me dijo con ánimo, lo miré boquiabierto y sin pensarlo mucho comencé a caminar hacia las puertas.

Con el corazón acelerado abrí las puertas y entré sin mirar atrás, me sentí decaído cuando vi a varias personas enfermas siendo atendidas por doctores y enfermeros, no me gusta venir a los hospitales por esto mismo, este ambiente tan lúgubre me enferma...

Tragándome mi incomodidad miré alrededor, mis pies se movieron solos hacia una pequeña zona cubierta por cortinas azules en la gran sala de emergencias, ignoré las miradas curiosas que me daban las personas, cuando llegué a donde quería corrí un poco una de las cortinas y mi corazón se apretó, entré y cerré nuevamente la cortina para que los demás no vieran.

Me acerqué con cautela a la cama en la que estaba mi mejor amigo, sus ojos estaban cerrados, dos pequeños tubos entraban por su nariz, su cuerpo estaba conectado a varias máquinas, miré hacia una pantalla en la que se mostraba su ritmo cardíaco, el cual era calmado ahora mismo, quise echarme a llorar al imaginar que en algún momento eso podría detenerse, tal y como sucedía en las películas.

Acerqué una mano al pálido rostro de Dean y acaricié su frente y sus mejillas, seguían suaves como las de un bebé.

—Te quiero mucho Dean, n-no quiero p-perderte... t-tienes que s-ser fuerte... p-por mí y p-por p-papá... n-no me d-dejes... —le susurré con dificultad. Me dolía verlo tal y como está ahora, se veía tan débil... Tan indefenso...

Pegué una de mis mejillas de su rostro y abracé con cuidado su cuerpo, me sentía mejor estando tan cerca de él, pasé la mirada desde su respingada nariz hacia sus ojos cerrados.

—Qué cursi... no me estoy muriendo —lancé un grito de terror cuando Dean abrió los ojos de repente, me alejé de un tirón y lo asesiné con la mirada, él me miró con los ojos muy abiertos y comenzó a reírse con fuerza. —"No quiero perderte... tienes que ser f-fuerte..." —la tos lo interrumpió en su burlesca imitación de mí, fruncí el ceño al ver como su rostro se volvía aún más pálido.

—¡Buscaré a una enfermera! —dije rápidamente, él me miro con los ojos llorosos por tanto toser y asintió incorporándose en la cama, corrí la cortina y salí, miré a los lados, todas las enfermeras parecían estar ocupadas. —¡Necesito una enfermera! —exclamé justo cuando vi a mi padre entrar por las puertas, él me miró de inmediato y frunció el ceño.

—¿Qué sucede, joven? —miré a la derecha, una señora mayor vestida de enfermera me estaba observando con expectación.

—Mi amigo está tosiendo mucho... —le expliqué con preocupación, ella miró hacia las cortinas y comenzó a caminar hacia allá, miré nuevamente a mi padre, él frunció aún más el ceño al ver hacia donde se dirigía la enfermera, me rasqué la nuca cuando comenzó a correr hacia mí...

—¿Dean está ahí? —preguntó mirándome, asentí, él trotó hacia donde estaba Dean sin siquiera detenerse, lo seguí sintiéndome un poco ignorado.

Él corrió las cortinas y se quedó paralizado al ver a Dean, incluso yo me quedé helado al ver que mi mejor amigo tenía un pañuelo delante de su boca mientras tosía, el pequeño pedazo de tela blanca tenía manchas de sangre. La enfermera estaba sobando su espalda suavemente, ella le quitó el pañuelo cuando dejó de toser, con cuidado le limpió los labios y lo ayudó a que se recostara.

—¿Es normal que esté tosiendo sangre? —preguntó mi padre llamando la atención de la enfermera y de Dean, cuando este último lo miró sus mejillas enrojecieron y todos escuchamos como se aceleraba su ritmo cardíaco, quise sonreír al ver eso.

—Sí, solo ha sido un poco... dudo que vuelva a suceder... —dijo la enfermera mirando a mi padre, el cual asintió.

—Preparen una habitación privada para él —ordenó acercándose a Dean, la enfermera arqueó un poco una ceja, negué y me pasé una mano por la cara.

—Por favor —añadí sonriéndole apenado a la mujer, ella me sonrió un poco y asintió, la observé marcharse.

Cuando regresé la mirada a la cama me sorprendí, Dean estaba llorando mientras abrazaba a mi padre con fuerza, vi como sus manos se aferraban a la espalda de mi padre, el cual trataba de calmarlo, ladee la cabeza sin comprender bien qué sucedía.

—¿P-Por qué e-estoy aquí? T-Tengo m-mucho m-miedo, R-Robert... —al escuchar la temblorosa voz de Dean lo comprendí. Estaba aterrado. Ahora que recuerdo, a él nunca le han gustado los hospitales, por alguna razón les tiene mucho miedo.

—Todo estará bien... —le respondió mi padre mientras le acariciaba el cabello, me crucé de brazos y pensé en dejarlos a solas.

—¿E-Estoy e-envenenado? D-Dominik m-me dijo q-que quizás p-pueda ser e-eso... —soltó Dean muy preocupado, mi padre negó rápidamente, me sorprendí.

—¿Por qué no me habías dicho eso? —pregunté cruzándome de brazos, Dean me miró arrepentido y negó. No puedo creer que me haya ocultado algo así.

—N-No quería p-preocuparte... —dijo bajando la voz, bufé y negué sintiéndome un poco desplazado.

—Hace un rato estabas tranquilo, ¿acaso estabas fingiendo para no "preocuparme"? —pregunté arqueado las cejas. Obviamente me sorprendió mucho el cambio que tuvo cuando mi padre se acercó, pasó de estar tranquilo a llorar como un bebé.

—Pensabas que me estaba muriendo... ¿qué querías que hiciera? No quería alterarte... —dijo frunciendo el ceño, rodé los ojos y negué.

—No estaba altera...

—Estabas casi llorando —me interrumpió levantando las manos dramáticamente, inflé las mejillas y lo miré mal.

—¡Perdóname por preocuparme! Adiós, iré a ver qué está haciendo mamá —dije un poco molesto, Dean me miró con dolor y asombro, ¿por qué me mira así?

Miré a mi padre, él pasó su mirada desde Dean hasta mí, en sus ojos había resignación, él soltó un pequeño suspiro.

—¿P-Por q-qué irás con ella? Y, ¿por qué e-está a-aquí? —preguntó Dean temblando notablemente, sus mejillas perdieron el color nuevamente, había miedo en sus ojos, me acerqué con preocupación al escuchar en una de las maquinas como se aceleraba su corazón.

Él no sabe nada de lo que hablamos mi madre y yo...

—Dean... —lo llamó mi padre cautelosamente, Dean lo miró, él comenzó a respirar rápidamente. —Shh... cálmate... —mi padre le acarició las mejillas y le habló con suavidad, Dean respiró hondo y tras tragar duro comenzó a tranquilizarse mientras escuchaba las tiernas palabras de mi padre.

—Dean yo...

—Dylan, ahora no —me cortó mi padre mientras me miraba, con el ánimo por el suelo asentí y me mantuve callado mirando como Dean agarraba la mano de mi padre.

—Quiero s-saber qué s-sucedió —dijo Dean mirándome, negué lentamente, comencé a sudar cuando su ritmo cardíaco se aceleró nuevamente.

—Cuando estés mejor lo sabrás —respondió mi padre, Dean hizo un puchero y negó, los dos se quedaron observándose en silencio. Me hice a un lado cuando entraron tres enfermeros, Dean los miró como si fuesen seres de otro mundo, sus ojos estaban muy abiertos.

—Debes descansar... —le dijo un enfermero con un tono bastante infantil, como si estuviese hablando con un niño pequeño, solté una risita ganándome una mirada fulminante por parte de Dean.

—Vaya a descansar usted —respondió Dean enfadado, todos nos sorprendimos, me cubrí la boca con una mano para no reírme. Algo me dice que aquí se armará una guerra...

—Dean —lo llamó mi padre con regaño, Dean ni siquiera lo miró, sus ojos negros observaban con desconfianza y acidez a los enfermeros.

—Le inyectaremos un calmante para que se duerma —le dijo una de las enfermeras a mi padre, el cual miró indeciso a Dean.

—Atrévete —la incitó Dean con un tono de fastidio, la rubia enfermera se sorprendió y levantó en una mano una jeringa, Dean entrecerró los ojos. Dios, debí traerme unas palomitas.

La joven se acercó a Dean, se veía un poco asustada, y no era para menos, Dean parecía estar preparándose para morderla o algo así, la chica le agarró con fuerza uno de los brazos, me quedé boquiabierto, desde aquí podía ver que se lo agarraba como si quisiera arrancárselo, Dean la asesinó con la mirada, la chica acercó rápidamente la jeringa a su brazo pero Dean le dio un manotazo tan fuerte que la chica terminó soltando la jeringuilla. Justo cuando creí que Dean había quedado libre, otro enfermero se acercó y le agarró el otro brazo, la tercera enfermera tomó una nueva jeringa y la acercó a Dean, el cual comenzó a patalear y a llorar, sentí mucha lástima al ver la mirada de desesperación que le lanzó a mi padre.

—Suéltenlo —ordenó mi padre, se veía un poco impactado por todo lo que había sucedido. Los enfermeros soltaron a Dean sin llegar a inyectarlo.

Dean cambió su expresión de desesperación por una muy burlona, le sacó la lengua a los enfermeros, los cuales lo miraron mal. Me reí y miré a mi padre, no sabía que era tan fácil de manipular.

—Te llevaremos a una habitación —dijo el enfermero, Dean frunció el ceño y volvió a su modo defensa.

—No te haremos nada, ellos también pueden venir —dijo la enfermera con un tono cansino, Dean asintió luciendo todavía muy desconfiado.

Me acerqué a mi padre mientras los enfermeros desconectaban algunas cosas, aproveché que Dean estaba distraído mirándolos.

—Vendré en un momento —le susurré, él me miró por unos segundos de una forma extraña y algo triste, luego me sonrió y asintió.

—Ten cuidado —me dijo antes de acercarse a Dean.

Salí de allí un poco confundido. Mientras caminaba miré cuidadosamente a mi alrededor, salí de la sala de emergencias y caminé alrededor buscando a mi madre o a Will, me sorprendí al ver que dentro y fuera del hospital habían guardaespaldas. Entonces comprendí lo que dijo mi padre.

Debo tener cuidado, si lo que mi madre dijo es cierto, Mick podría intentar secuestrarme o algo así. Me da escalofríos imaginarlo.

Uno de los guardias me señaló un pasillo al ver que andaba perdido, le sonreí y caminé hacia donde había señalado, al llegar casi al final me detuve cuando escuché la voz de Will al doblar por el pasillo, asomé la cabeza.

—... voy a llevármelo a donde nunca puedas encontrarlo... te enviaremos tarjetas de Navidad así que no te preocupes... —quise morirme al escuchar lo que ese idiota estaba diciéndole a mi madre, me golpee la cabeza con la pared y suspiré.

Seguí mirando, mi madre agachó la cabeza y comenzó a llorar, Will la miraba sin inmutarse, su mirada fue hasta mí, me sorprendí y escondí rápidamente la cabeza.

Respiré hondo, tomé valor y caminé hacia ellos, Will me siguió con la mirada mientras que mi madre seguía llorando sin notar que la estaba viendo.

—Me quieren quitar todo lo que tengo...

—Tú misma dejaste que te lo quitaran... no, ni siquiera ha sido tuyo —respondió Will duramente, mi madre se limpió las mejillas y asintió, me detuve al ver la mirada significativa de mi novio.

—¡Tú n-no sabes n-nada! —exclamó mi madre desgarradoramente, miré a Will con súplica para que se detuviera, él se veía enojado.

—Sé lo suficiente, ¿te parece bien que tu hijo llore por lo miserable que lo has hecho sentir? —preguntó con dureza, bajé la mirada y recordé la noche en la que le conté sobre lo mucho que estaba sufriendo por el rechazo de mi madre. —Él está feliz conmigo... ¿aún así quieres separarnos? ¿Tan egoísta eres? —levanté rápidamente la cabeza al escucharlo, mi madre se mantuvo en silencio.

¿Ella quiere separarnos? Mi vida sin Will sería tan vacía y triste que no podría soportarlo...

—N-No p-puedes h-hacer eso... —dije desconcertado y asustado, mi madre se dio la vuelta, ella se veía muy cansada y algo demacrada...

—¿Cómo está Dean? —preguntó arqueando una ceja e ignorando mis palabras. 

—Está bien. Mamá... yo amo a Will —le dije sin vergüenza alguna, ella me miró y lanzó un suspiro que no supe interpretar.

—Hablaremos de eso en la casa, no aquí —dijo manteniendo la calma, miré a Will, él estaba observándome con los ojos entrecerrados, me aclaré la garganta y asentí. Cuando lleguemos a la casa le haré varias preguntas sobre lo que tiene Dean, algo me dice que ella tiene alguna conexión con lo que le sucede a mi mejor amigo. —Dile a Robert que me voy, necesito dormir... —soltó caminando hacia mí, asentí nuevamente un poco asombrado. Creí que estaría llorando y diciéndome que no debo estar con Will. Ella acarició mi cabello y me miró con el ceño fruncido. —De todos los hombres que hay en el mundo, ¿por qué tuviste que escoger a ese? —preguntó mirando despectivamente a Will, el cuál la miró mal, me sonrojé al ver a mi novio. Para mí él es perfecto...

—¿Qué tengo de malo? —preguntó Will sin comprender, mi madre rodó los ojos.

—Estás casado aunque se nota que es algo arreglado, desde lejos se ve que eres un pervertido, eres un mentiroso, un manipulador, un aprovecha...

—Ya, ya entendí —la interrumpió Will con incomodidad, mi madre negó y me miró con lástima. Se nota que conoce un poco a Will... —Dylan no piensa eso de mí, ¿verdad? —miré a Will, él me observaba con amor, me reí un poco nervioso.

—Bueno... —me rasqué la nuca, mi madre se rió y Will me miró fijamente. —Te amo, eso es lo importante —dije rápidamente con timidez, Will sonrió. ¡Eso nunca falla!

—Adiós, hablaremos luego... —se despidió mi madre, ella me dio un beso en la frente y comenzó a alejarse sin mirar a Will.

En cuanto salió de nuestras vistas mi novio se acercó a mí luciendo más perdido que nunca, lo cual era algo poco común en él.

—¿Qué rayos fue eso? —preguntó impresionado, suspiré y comencé a contarle todo lo que había sucedido en esta extraña e inolvidable noche...

Cameron

Me levanté de la cama con cuidado de no hacer mucho ruido, caminé descalzo hacia la puerta. Sabía que no había imaginado el ruido que escuché hace un rato, Dominik me esconde algo... Bueno, él me esconde muchas cosas...

Al llegar a la puerta agarré el pomo y lo giré lentamente, entreabrí un poco la puerta, cuando lo hice me quedé cegado por la luz del pasillo, tuve que cerrar los ojos un momento, sacudí la cabeza y abrí mis ojos con cuidado para acostumbrarme a la luz. En cuanto pude ver bien caminé hacia la sala, a medida que iba acercándome mi ceño se iba frunciendo, escuchaba a Dominik hablar, pero no estaba solo... Está con una chica.

Mis pies se detuvieron en la entrada de la sala al ver una escena que me lastimó, sentí una presión en el pecho al ver como Dominik abrazaba a la chica pelirroja que había visto antes.

—Y-Ya no a-aguanto más —dijo la chica al borde de las lágrimas, Dominik acarició su espalda, cuando levantó la mirada y sus ojos se encontraron conmigo no dije nada.

—Cameron —murmuró a la vez que soltaba a la chica, la cual me miró y abrió exageradamente la boca, me relamí los labios varias veces sin saber qué hacer.

—¿A cuántas más traes aquí? —pregunté sintiéndome muy triste, él negó y caminó hacia mí hasta que la pelirroja se metió en su camino y me miró de arriba abajo horrorizada, abrí mucho los ojos cuando ella se acercó nuevamente a mi novio y le pegó una fuerte cachetada.

—¡Eres un animal! ¡¿Qué le hiciste, bestia?! —vociferó muy alterada y preocupada, Dominik se sobó la mejilla y la miró con ganas de lanzarla de un edificio. 

Bajé la mirada a mi cuerpo y me avergoncé al ver que no traía puesto mi abrigo. Ahora entiendo todo... Ella cree que Dominik me hizo esto...

Me mantuve callado y sonreí diabólicamemte cuando Dominik me miró con súplica, su mirada se volvió exageradamente indignada, me reí entre dientes.

—¡No le hice nada! —exclamó inocentemente, la chica lo miró como si fuese lo peor del mundo, cuando ella me miró tuve que borrar mi sonrisa.

—No creí que llegarías a esto, Dominik... —le dijo la chica con decepción, supe que la situación se estaba tornando seria cuando Dominik la miró fijamente, sus ojos parecían estar helados.

—¿Crees que le haría algo así? —le preguntó con desafío en su tono, la chica le sostuvo la mirada, miré a Dominik cuando sentí su mirada sobre mí, me asusté. Será mejor que huya mientras pueda. En sus ojos se ve que la pasaré muy mal por esto...

—No, perdona, me dejé llevar... —dijo la chica entre risas nerviosas, Dominik se rió falsamente haciendo que la pelirroja se alejara corriendo hacia mí, ella me miró con los ojos como botellas. —¿Por qué te quedaste callado? ¡Nos va a matar! —exclamó apretujándome las mejillas, fruncí el ceño al ver que se había puesto de puntillas para hacer eso.

—Quítale tus diminutas manos de encima a mi novio.

Los dos miramos hacia Dominik, él estaba mirando a la pelirroja con una pequeña sonrisa fría, sentí como la chica alejaba sus heladas manos de mí, la miré, ella hizo un puchero y me miró.

—Eres hermo... —Dominik carraspeo interrumpiendo a la chica, sentí mis mejillas arder cuando miré a mi novio, se veía muy fastidiado. ¿Está celoso? —Si le digo algo lindo a Dylan, ¡te enojas! Y si se lo digo a Cameron, ¡también te enojas! Los celos te van a matar... —la chica se calló cuando Dominik comenzó a acercarse con una mirada poco agradable, no pude evitar reírme, la pelirroja corrió hacia el sofá y se lanzó en el con una expresión burlona.

Le sonreí inocentemente a Dominik cuando se detuvo frente a mí, él me miró a los ojos y me sonrió con encanto. ¡Sabía que eso funcionaría otra vez!

—Te haré pagar por esto —dijo aun sonriendo, mi sonrisa se volvió una mueca de terror, él agarró mi mentón y bajó la mirada a mis labios, me los relamí de los nervios que tenía, me sorprendí cuando se acercó y juntó su boca con la mía, le seguí el beso con suavidad hasta que él aceleró el ritmo y me besó como si no hubiese un mañana, tuve que agarrarme de su cuerpo al sentir mis piernas temblar, Dominik me mordió el labio inferior y se separó de repente de mí, me quedé mirándolo con impacto, sus ojos grises brillaban con pasión. —Pagarás muy caro, ve a ponerte algo —susurró sobre mis palpitantes labios, me alejé de él con el rostro encendido, tragué duro y me di la vuelta sin poder emitir ninguna palabra.

Miré hacia atrás mientras caminaba como venadito recién nacido, Dominik estaba mirándome el trasero con una expresión bastante concentrada, hice un puchero y seguí caminando. 

—¿Puedo ver cuando lo violes? —di un respingo al escuchar la perversa pregunta de la emocionada pelirroja.

—No —me abracé a mí mismo al escuchar la cortante respuesta de Dominik. Entonces sí va a violarme...

Entré rápidamente en la habitación y busqué mi abrigo con la mirada. Al verlo caminé hacia la cama y lo tomé, tras ponérmelo miré hacia la mesita de noche al escuchar un pequeño sonido. Era el vibrante celular de Dominik, la pantalla estaba prendida, al parecer lo están llamando...

Tomé el celular y caminé rápidamente hacia la puerta, miré hacia la pantalla cuando cesó la vibración, me sorprendí al ver que tenía cinco llamadas perdidas, no podía ver de quién ya que el celular estaba bloqueado.

—Te estaban llamando —le dije al verlo sentado en un sillón frente a la pelirroja, él se sorprendió y se levantó, le pasé el celular y miré con atención su rostro, su ceño se iba frunciendo de a poco.

—Gracias, era Dylan, veré qué sucede —dijo caminando hacia el balcón tras echarme una rápida mirada, me senté en el sofá al lado de la chica, ella miraba preocupada a Dominik.

Miré el reloj en la pared y comencé a ponerme nervioso. Algo malo debió pasar, son más de las tres de la mañana. Miré a la chica y traté de recordar su nombre...

¿Mariem? No... ¿Rose? Creo que no era así... ¿Camille? Tampoco...

—Tengo que salir, al parecer tuvieron que llevar a Dean al hospital... —miramos rápidamente hacia el balcón, Dominik lanzó un suspiro y se guardó el celular, me levanté rápidamente.

—¿Qué le pasó? ¿Está bien? —pregunté muy preocupado, Dominik me miró y asintió. Le había cogido mucho cariño a Dean.

—Está bien... —respondió sobándose las sienes, me mantuve en silencio al ver como apretaba la mandíbula y respiraba hondo. —Quédense aquí, vendré en un rato —dijo caminando hacia un estante y tomando unas llaves, miré a la chica, ella lo observaba sin decir nada.

—¿Irás al hospital? —preguntó finalmente la pelirroja, Dominik la miró de una forma extraña, como si estuviese guardándose algo.

—Daniela, cuídalo —dijo pasando la mirada hacia mí e ignorando la pregunta de su amiga, Daniela asintió y no dijo más.

Me acerqué a él y agarré uno de sus brazos antes de que abriera la puerta, él me miró y sonrió de lado.

—Será un momento —dijo con un tono algo tierno, asentí. Si él no irá al hospital entonces, ¿a dónde va?

—¿A dónde vas? —pregunté aunque probablemente sea en vano.

—A mi casa —respondió dejándome sorprendido, parecía estar siendo sincero, él enterró una mano en mi cabello y lo acarició. —Ve a dormir.

—No, te esperaré —dije acercándome más, su mirada se iluminó al escucharme, parecía estar feliz por mis palabras.

—Que buena esposa tengo —soltó divertido, lo miré mal, antes de que me quejara él acercó mi rostro al suyo y me dio un corto y dulce beso, me alejé con timidez cuando nos separamos, él me guiñó un ojo y salió rápidamente al pasillo cerrando la puerta tras de sí.

Me quedé unos segundos observando la puerta blanca, suspiré con una boba sonrisa y me di la vuelta, me sorprendió ver a Daniela en el balcón, caminé hacia allá, cuando salí la vi encendiendo un cigarrillo, ella me sonrió amigablemente, le devolví la sonrisa y miré al cielo ahora cubierto de nubes grises.

—¿Conoces a Dominik desde hace mucho tiempo? —pregunté bajando la mirada a la calle, sonreí un poco al ver a Dominik dándole órdenes a unos hombres antes de subirse a su auto.

—Sí, desde que teníamos diez años... es la primera vez que lo veo siendo tan celoso con alguien que no sea de su familia —miré a Daniela, ella estaba observándome con mucha curiosidad, tuve que apartar la mirada para que no viera mi sonrojado rostro. —No te digo más porque sino te estallará la cara —dijo con burla, la miré sorprendido, ella suspiró y le dio una calada a su cigarrillo.

—Parece que sabes mucho de él... —murmuré con un poco de envidia y celos, ella se encogió de hombros y negó.

—Nadie sabe mucho sobre él —dijo observando como el humo se escapaba de su cigarro, los dos suspiramos a la vez, nos reímos por esto.

—¿Vienes muy seguido aquí? —le pregunté vagamente, ella hizo un gesto de negación pero pareció pensarlo y asintió, pero luego volvió a negar, fruncí el ceño. ¿Qué significa eso?

—Solo vengo a veces, cuando Dominik está en la ciudad —dijo antes de dar otra calada, asentí comprendiendo.

—¿Y siempre tan tarde? —pregunté haciéndome el sorprendido, ella me miró con una ceja arqueada y se rió.

—No... —respondió juguetonamente, me crucé de brazos y fruncí aún más el ceño.

—¿Por qué estaban abrazados? —hice otra pregunta, esta vez con un tono un poco enojado, ella se tensó y se puso seria.

El rostro de la pelirroja frente a mí se había tornado sombrío, ella apagó el cigarrillo y sin decir nada caminó hacia el interior del apartamento, la seguí manteniendo una buena distancia. ¿Qué le sucede a esta chica?

Me detuve cuando ella se dio la vuelta, la observé acostarse nuevamente en el sofá, se veía desganada.

—Dominik es una buena compañía cuando me siento triste... es bueno escuchando, prefiero venir y estar con él, que ir a hacer cosas que no están bien... —dijo con un tono muy sincero, sentí mucha emoción en sus palabras. Se nota que le tiene aprecio a Dominik.

No pasé por alto como se bajó disimuladamente las mangas de su abrigo, probablemente tiene marcas de cortadas y no quiere que las vea...

—No te confundas, no siento nada por él y es obvio que él está enloqueciendo por ti... —soltó mirándome pícaramente, negué resignado y me senté en el sillón con pena. Ella no es una mala chica... —¿Quieres que te diga lo poco que sé sobre Dominik? —preguntó abrazando sus piernas, negué lentamente.

—Ya lo descubriré por mí mismo —dije mirando el pequeño cuadro que había en una de las paredes, ahí estaba Dominik con su familia, mi sonrisa se desvaneció. Parecían una familia perfecta...

—Como quieras, ¡entonces vamos a jugar! —exclamó Daniela llamando mi atención, la vi pararse del sofá e ir hacia un estate, de allí tomó varios juegos de mesa y caminó entusiasmada hacia mí.

Cuando dejó los juegos sobre la elegante mesita que había en el centro pude ver como una de sus mangas se levantaba un poco, alcancé a ver varias rayas blancas. Lo sabía.

Desvié la mirada antes de que notara que la estaba viendo, le sonreí. Supongo que todos tratamos el dolor y afrontamos las dificultades de diferentes maneras...

. . .

Abrí los ojos lentamente mientras me removía un poco, me extrañó sentirme en un lugar tan cómodo y suave, cuando abrí por completo los ojos vi que estaba en la cama de Dominik, ¿cómo y cuándo llegué aquí? Lo último que recuerdo es que me quedé dormido en el sofá con Daniela.

Miré a mi lado esperando encontrar a mi novio, me sorprendió ver que estaba solo, pasé una mano por el lado vacío de la cama, estaba frío.

Me incorporé y bostecé mientras me restregaba los ojos, todo estaba oscuro, miré hacia el baño y mi corazón se aceleró al ver por debajo de la puerta que la luz estaba prendida, apreté con fuerza la sábana en mis manos cuando la puerta se abrió minutos después y un distraído Dominik salió por ella, su impresionante cuerpo estaba mojado, solo una toalla cubría su parte baja, al ver su cabello todo mojado me sorprendió notar que se veía más joven así, cuando sus ojos grises me miraron reaccioné por impulso y me cubrí por completo con la sábana.

—Buenos días Camarón, hoy tengo ganas de comerte de desayuno... —me quité la sábana de encima solo para asesinarlo con la mirada, él se rió y estiró sus brazos dejándome embobado, su cuerpo estaba muy bien formado... Demasiado bien...

Le lancé una almohada con fuerza cuando se quitó la toalla y la lanzó lejos mientras me comía con la mirada, miré su miembro y negué con fuerza. Lo tenía muy grande.

Subí la mirada a su rostro, él sonrió y caminó hacia mí con cautela y sin ningún pudor.

—Te quedaste dormido anoche, ¿no que me ibas a esperar? —soltó sin detenerse, me levanté de la cama y salí corriendo salvajemente hacia el baño.

—¡Aléjate de mí, pervertido! —exclamé antes de cerrar con fuerza la puerta, pude escuchar como soltó una estridente carcajada.

—Puedes usar mi cepillo, dejaré ropa para ti sobre la cama —escuché su voz justo al lado de la puerta, suspiré y traté de borrar de mi mente lo que había pasado. Miré su cepillo verde, me acerqué al lavabo y lo tomé con curiosidad.

Pasé mis dedos por las celdas blancas del cepillo, estaba húmedo todavía... Sin pensarlo demasiado abrí la llave y me lavé los dientes con rapidez, tras hacer eso me saqué la ropa y me metí en la ducha, me decepcionó un poco ver que el jabón de Dominik era líquido, me bañé con cuidado de no tocar mucho los moretones...

Cuando terminé tomé la toalla blanca que colgaba de un gancho, la anudé en mis caderas y salí del baño con temor de encontrarme con el pervertido. Suspiré de alivio al ver que no estaba, me acerqué a la cama y vi la ropa que me había dejado, un bóxer de Bob Esponja, una camiseta blanca y un pantalón negro, pasé mis manos por la suave tela de calidad... Me sequé y me vestí con rapidez, tenía que ir a mi casa a buscar mi uniforme, no podía faltar al instituto.

Me miré al espejo antes de salir, la ropa me quedaba a la medida, lo cual me parece algo un poco sospechoso...

En cuanto salí de la habitación mi estómago gruñó y se me hizo agua la boca al percibir un aroma muy delicioso, caminé hacia la sala, cuando llegué miré hacia la cocina, Dominik estaba sentado en el desayunador mientras Daniela cocinaba.

—¡Cam! ¡Ven a desayunar! —dijo la pelirroja a la vez que rompía unos huevos en la salten, negué apenado sin mirar a Dominik.

—Debo irme —dije con timidez, Daniela me miró con el ceño fruncido y puso sus brazos en sus caderas, me recordó a mi mamá cuando está por comenzar a discutir.

—No te irás sin comer —miré a Dominik, él estaba mirando su taza de café con atención, cuando me miró supe que no serviría de nada refunfuñar, su mirada era muy determinada, suspiré y caminé hacia él, me senté a su lado y comencé a comer en silencio de los panqueques que había frente a mí mientras escuchaba a Daniela tararear.

Después de comer les agradecí y me levanté del banquillo, justo cuando lo hice sentí una de las grandes manos de Dominik cerrarse alrededor de mi muñeca, lo miré con interrogación.

—No vayas a clases, sal conmigo... —dijo con toda la calma del mundo, me reí un poco, debe estar bromeando... —No estoy bromeando —mi risa desapareció, él me miró a los ojos esperando una respuesta, comencé a negar, sentí un cosquilleo cuando él bajó su mano a la mía y entrelazó nuestros dedos. —Por favor, además hoy tenemos una cita... —dijo con un tono de persuasión y una mirada confiada, comencé a considerarlo...

—Podemos salir en la noche —dije con muchas dudas, él negó y se levantó, alcé un poco la cabeza para verlo a los ojos.

—Desde la tarde  —propuso con un poco de súplica en la mirada, asentí con una sonrisa, él me devolvió la sonrisa aunque me pareció un poco melancólica.

—¿Estás bien? —pregunté preocupado, él asintió y miró distraídamente hacia el reloj.

—Te llevaré a tu casa para que te cambies —dijo alejándose de mí, lo observé fijamente. A él le sucede algo.

—Iré a buscar mi ropa —les avisé antes de encaminarme hacia la habitación, miré de reojo a mi reservado novio, él se había tirado despreocupadamente en el sofá.

—Toma una bolsa —miré a Daniela, ella se acercó corriendo a mí, me di la vuelta para tomar la bolsa negra de tela gruesa que tenía en sus manos.

—Gracias —le sonreí levemente, ella se encogió de hombros y regresó a la cocina, caminé nuevamente hacia la habitación.

Después de meter mis cosas en la bolsa caminé de regreso a la sala mientras miraba mi celular. Me parecía un tanto extraño que mi madre no me haya llamado siquiera una sola vez desde que le envié un mensaje anoche. ¿Estará bien?

—¿Se lo dirás hoy? Tienes que ser suave con él... —me detuve con las cejas arqueadas al escuchar a Daniela decir eso.

—¿Decirle qué? —preguntó Dominik con un tono desentendido, Daniela lanzó un bufido.

—Que te vas mañana... seguro eso lo pondrá muy triste...

¿Irse? ¿A dónde? ¿Por qué? ¿Me dejará solo? ¿Por eso quería estar todo el día conmigo?

Me sobé las sienes al sentir que comenzaba a dolerme la cabeza, pero ese dolor no se comparaba con el que tenía en el corazón, sentía que me faltaba el aire. Dominik se irá... Sabía que esto era demasiado bueno para ser cierto o duradero.

Respiré hondo, esperé unos cuantos segundos más por si decían algo más, pero ellos estaban en silencio. me tragué las ganas de llorar que tenía y salí a la sala tratando de lucir calmado, supe que mi actuación no era muy convincente en cuanto vi las expresiones extrañadas de Dominik y Daniela.

—P-Pensándolo mejor... q-quiero quedarme t-todo el d-día contigo... —dije tartamudeando un poco, mi novio se mostró realmente sorprendido, una gran sonrisa apareció en su rostro, lo cual aumentó mis ganas de llorar.

Aprovecharé este día con él antes de regresar a mi miserable y solitaria vida...

Dean

—Abre la boquita... ahí viene el avioncito... —miré a Robert con seriedad, él me estaba tratando como si fuese un bebé, sabía que lo hacía para burlarse de mí, la sonrisota en sus labios lo delataba...

Entreabrí un poco los labios para complacerlo, él se rió haciéndome sonrojar, luego metió la cuchara en mi boca, escupí de inmediato la asquerosidad que me había dado, era una especie de puré de zanahorias, papas y algo de carne, la sonrisa ya no estaba en el rostro de Robert, él me estaba regañando con la mirada mientras se limpiaba un poco de puré que le había caído en la mejilla, le sonreí un poco y miré la bandeja que había frente a mí, allí había caído el resto aquella extraña comida.

—Eso sabe muy malo —me quejé e hice un puchero, él suspiró y limpió la comisura de mis labios con una servilleta.

—Lo sé —respondió mientras negaba y miraba la comida poco apetitosa que me había traído una de las enfermeras. —Por eso te mandé a pedir algo en un restaurante que está cerca, ya debería estar por llegar —añadió sacando su celular, lo miré con adoración.

—Te amo —dije con una sonrisa, él me miró y se acercó a darme un beso, puse mis manos en su nuca y le correspondí, él se alejó en cuanto la máquina que marcaba mi ritmo cardíaco se aceleró.

Inflé las mejillas al ver su sonrisa pícara. Odiaba esa máquina, no dejaba de delatar lo mucho que me afecta estar con Robert.

Miré hacia la puerta al escuchar toques, Robert fue a abrir mientras que yo me quedé mirando mis manos, ya estaban tomando un poco de color, ayer estaban pálidas y frías...

Hace tan solo unas horas Dominik me había repetido muchas veces que debía decirle a Robert sobre mis sospechas de un envenenamiento, pero no le hice caso. Si se lo hubiese dicho antes quizás no estaría aquí.

Sacudí la cabeza para no pensar en Dylan, no entiendo qué sucedió mientras yo dormía. Algo cambió, eso es obvio. Me asusta pensar que se dejó convencer por las mentiras de su madre.

Me distraje de mis pensamientos cuando un enfermero tomó la comida y tras mirarme mal se la llevó, me apené al ver que era uno de los que intentó sedarme.

Robert puso frente a mí otra bandeja, me relamí los labios al ver lo deliciosa que lucía esta comida, la diferencia con la otra era radical. En ésta la ensalada tenía pollo, el puré de papas tenía aderezo, los vegetales estaban cocinados al vapor y el jugo tenía pedacitos de frutas.

Le sonreí a Robert y comencé a comer con ansias, él se pasó una mano por el cabello y tras cerrar la puerta se sentó en el sillón que había junto a la cama.

—Tienes que acabártelo todo —dijo antes de bajar la mirada a su laptop, asentí como niño bueno y seguí comiendo.

Sonreí un poco sin que me mirara, él se ha mantenido a mi lado todo este tiempo, anoche durmió en ese incómodo sillón a pesar de que le dije muchas veces que se acostara conmigo en la cama. Apenas se separó de mí cuando fue a asearse esta mañana. Si él no estuviese aquí yo estaría deprimido y llorando todo el tiempo. Odio los hospitales, aquí pasan muchas cosas malas...

Cuando terminé de comer un enfermero se llevó los platos vacíos, bostecé un poco y cerré los ojos mientras escuchaba como Robert presionaba rápidamente las teclas de su ordenador, al cabo de unos minutos sentí como me quedaba dormido...

. . .

Al despertar vi que todo estaba oscuro, miré hacia las ventanas, las cortinas estaban corridas lo cual contribuía a la oscuridad en la habitación, lo único iluminado eran las máquinas a mi lado.

—Robert... —lo llamé con la voz un poco agotada, me restregué los ojos para ver mejor, al no recibir respuesta comprendí que me encontraba solo, mi pulso se aceleró por un momento al sentir miedo. No quería estar solo en este lugar...

—Sh... —miré hacia la puerta al escuchar un susurro, me sentí aliviado cuando vi la silueta de un hombre moverse.

Mi alivió se fue tan rápido como había llegado al notar que esa silueta era más baja que la de Robert.

—Hola, Dean —mi ritmo cardíaco enloqueció al escuchar esa voz. Ese no era mi Robert...

—Doctor Graham... —susurré aterrado, el hombre prendió la luz dejando ver su fastidioso rostro, él andaba con dos muletas, me fijé en que traía vendada la pierna en la que Celine le había disparado. —¿Qué está haciendo aquí? —pregunté tratando de mantener la calma, él se quitó el enorme sombrero que traía, se aflojó la bufanda y suspiró mirándome con pesar.

—He venido a terminar un trabajo —dijo sacando unos guantes negros de su abrigo, tragué duro. Parecía un asesino preparándose para torturar y matar a alguien.

—¿V-Va a a-asesinarme? —pregunté temeroso, él me miró y se echó a reír. Dios mío, Robert, ¡¿dónde estás?!

—No, lo que haré te causará tanto dolor que vas a terminar suicidándote —explicó con tranquilidad y un tono profesional mientras sacaba una jeringa de su bolsillo, yo me quedé en shock mientras lo miraba. Este hombre es un demente...

—¿Q-Qué te he h-hecho para m-merecer esto? —pregunté sintiendo como el miedo comenzaba a apoderarse de mí, el doctor Graham negó y le dio varios toquecitos a la jeringa que contenía un líquido amarillento, miré hacia la puerta esperando que mágicamente Robert entrara por ella.

—No es nada personal, para destruir a Robert tenemos que ir quitándole cada cosa que le importe... —susurró mirándome fríamente, apreté con fuerza los dientes hasta que me rechinaron, disimuladamente apreté el botón junto a mi cama para que viniera algún enfermero, lo presioné repetidas veces con desesperación.

—Es tu culpa que yo esté aquí, ¿verdad? —pregunté tratando de hacer tiempo hasta que Robert o alguien más viniera, el doctor comenzó a acercarse a mí con pasos lentos.

—Más o menos... —murmuró fastidiado. ¿Eso qué significa? Cerré los ojos por un momento cuando la vista se me nubló. —El sedante que te inyecté mientras dormías ya está haciendo efecto —abrí los ojos para verlo, él se veía más emocionado ahora, intenté levantar un brazo para pegarle un puñetazo pero en cuanto lo alcé mi brazo cayó como si no tuviese fuerza alguna.

—M-Maldito... —dije con los ojos aguados. Tenía mucho miedo, eso no podía negarlo...

El doctor Graham hizo una mueca, lo vi todo dar vueltas pero aún así no cerré los ojos, muy atemorizado logré ver como el rubio desgraciado inyectaba el líquido amarillo en el suero que estaba conectado a mi cuerpo...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro