No le importa
Dylan
Entre Will y yo se había creado un silencio incómodo, su mirada había pasado de ser preocupada a ser una de indiferencia luego de escuchar mis palabras.
—Vaya a la enfermería y arregle su problema —dijo echándome una última mirada y caminando hacia la puerta.
—Will... —lo llamé en voz baja, algo me decía que no podía dejar las cosas así con él, levanté la vista del suelo al escuchar sus pasos detenerse.
Él me miró con impaciencia mientras agarraba el pomo de la puerta.
—¿Qué quieres, Brown? —preguntó arqueando una ceja.
—Oh, volví a ser Brown... —dije con una sorpresa sarcástica, él me observó en silencio y su mirada se endureció.
—Si no es nada entonces me iré —contestó secamente, se dio la vuelta dispuesto a irse, fruncí el ceño.
—¿Acaso estás celoso? —pregunté sin rodeos mirando en su dirección. ¿Por qué actúa de esta manera? A él no debería importarle lo que yo haga con otros o con otras.
No pude ver su expresión ya que estaba dándome la espalda, pero me fastidió bastante escuchar su risa burlona. Él se giró y me miró, en sus labios había una sonrisa.
—¿Por qué debería estarlo? ¿Porque al niño le dio la gana de jugar duro? —preguntó mirándome con burla, lo fulminé con la mirada.
—Entonces, ¿por qué te pones así? —le pregunté con recelo mientras lo miraba, él arqueó una ceja, su mirada bajó desde mis ojos hacia mi pecho descubierto, él estaba viendo mis pezones.
Me sonrojé y me cubrí con la camisa, él me miró a los ojos, ya no tenía una sonrisa burlona. No entiendo por qué, pero una parte de mi deseaba que él estuviese celoso...
—No es apropiado que un alumno ande por los alrededores con una camisa llena de sangre, solo eso. No te creas tanto...
Sentí mucha rabia y algo más al escucharlo, él me miró lentamente de arriba abajo y luego salió por la puerta sin decir nada más.
Se sintió desagradable verlo actuar así conmigo, es como si fuésemos extraños. Me sentí asqueroso. Lo último que dijo me hizo sentir muy mal.
Suspiré pesadamente, ignorando el nudo en mi garganta me quité la camisa otra vez, solo tenía unas tres enormes manchas de sangre; me iré a casa. Aún quedan tres horas de clases, pero no tengo otra camisa limpia aquí.
Saqué mi celular del bolsillo y le envié un mensaje a Dean. Luego me quedé mirando mi reflejo en el espejo.
Caminé hacia la puerta y la abrí al escuchar toques. Dean entró de inmediato.
—Déjame ver... —dijo mirándome con preocupación.
Le dije en el mensaje que me trajera mi chaqueta, no puedo dejar que otros vean la sangre en mi camisa.
Lo mire y le di la espalda mientras me abrazaba a mí mismo, hacía frío.
—No está tan mal, imaginé que esto podría pasar así que traje vendas de la casa —dijo girándome y mirándome con tranquilidad a la vez que sacaba un rollo de vendaje de su bolsillo, lo mire con sorpresa y le sonreí levemente.
—Gracias —susurré mirándolo, él frunció el ceño y se cruzó de brazos.
—¿Qué pasó? —preguntó mientras me hacía levantar los brazos para comenzar a vendarme.
—Tú... ¿tú piensas que soy un puto por acostarme con Rossie? —pregunté aguantándome con fuerza las ganas de llorar, él me miró con sorpresa y frunció el ceño.
—Eso no es nada en comparación con otras cosas que te he visto hacer, pero nunca he pensado eso de ti. Dylan tu eres libre de hacer lo que quieras, tuviste tus razones para hacer lo que hiciste... ¿te sientes mal? —preguntó esto último mirándome atentamente, lo miré y suspiré.
—Me siento enojado pero también triste —dije confundido, ni yo mismo sé bien como me siento.
Dean me miró y sonrió un poco, luego me abrazó de la nada, yo le correspondí; necesitaba un abrazo.
Cuando nos separamos miré con alivio que mi chaqueta no estaba manchada, me la puse y luego de echarme agua en la cara, salí del baño junto a Dean.
Él ha insistido en que no me fuera, yo acepté aunque siento mis ánimos por los suelos.
Me mordí el labio inferior con frustración. ¿Acaso soy idiota? ¿Por qué rayos se me pasó por la mente que Will estaba celoso? Además, él me había dicho anoche que solo sería un alumno para él, su trato hacia mí no debería sorprenderme.
—¡Ay! Recordé que dejé a Harry en el otro baño, se comió unos tacos y le cayeron mal, se me olvidó que debía llevarle papel ¡me va a matar! —gritó Dean de repente con una mirada de terror, sin darme tiempo a reaccionar salió corriendo fuera de este edificio. Me reí y caminé hacia el comedor, donde deberían estar los demás. Me dieron ganas de hablar con Abigail.
Mientras caminaba por un pasillo, vi la enorme puerta que daba hacia el invernadero, dudando un poco me acerque a ella.
En cuanto entré descubrí a Mathew en pleno concierto, él le cantaba a las flores mientras de fondo sonaba Worth It. Cerré silenciosamente la puerta detrás de mí y lo observé mordiéndome el labio inferior para no reírme. Él no había reparado en mi presencia, él bailaba y cantaba mientras le echaba agua a las plantas.
-Naaaaaaah baby I'm worth it... Ah ah I'm worth it...
Me recosté de la pared y me quedé mirándolo con una sonrisa, en mitad de su baile dio una vuelta y me miró, sus ojos se abrieron mucho, luego sonrió apenado y se acercó a mí.
—Dylan, ¿cuánto tiempo llevas ahí? —preguntó mirándome con curiosidad.
—Acabo de llegar —dije rascándome la nuca, él asintió y desvió la mirada hacia sus manos, se quitó la bata y se pasó una mano por el cabello mientras apagaba la música.
—Ya va tocar el timbre, vamos... —dijo sonriéndome, yo asentí y lo seguí hacia la puerta.
Ambos salimos y caminamos por los pasillos mientras hablábamos, estos comenzaron a llenarse de estudiantes.
—Luces como un cachorrito abandonado, ¿te sientes bien? —preguntó él parándose frente a mí, yo me sorprendí. ¿Soy tan transparente?
—No es nada —contesté sonriéndole con tranquilidad, él me miró con los ojos entrecerrados y sorprendiéndome se puso a hacerme cosquillas mientras se reía.
Traté de resistirme pero terminé riéndome junto a él, me causaba más gracia su risa que las cosquillas que me hacía, le sonreí cuando finalmente decidió dejarme tranquilo, escuchamos el timbre.
—Me gustaría quedarme contigo pero tengo cosas que hacer con el director, nos vemos luego Dylan —se despidió mirándome a los ojos, luego se alejó con una sonrisa calmada.
Abrí mucho los ojos al prestarle atención a lo que él había dicho. ¿Qué clase de cosas va a hacer con el director?
Fruncí el ceño y me quedé mirándolo mientras se alejaba, bufé, eso no es de mi incumbencia, respiré hondo, me di media vuelta y camine hacia el salón de francés...
. . .
No sé cómo pero terminé frente a la oficina de Will, no podía quedarme tranquilo después de lo que había dicho Mathew. Me mordí el labio inferior y miré alrededor, no había nadie por aquí, acerqué mi oído a la puerta pero no se escuchaba nada.
Suspiré exasperado. ¿Qué estarán haciendo?
Giré la cabeza con terror al escuchar el sonido de unos tacones acercándose por la izquierda, mire hacia allá, la secretaria venía mirando unos papeles, busqué un escondite rápidamente, mire las grandes plantas que había en una esquina, sin pensarlo dos veces me escondí detrás de ellas.
Hice un pequeño hueco entre las hojas para ver qué sucedía, la secretaria estaba tocando la puerta de la oficina. Me sentí inquieto al ver lo mucho que tardaban en abrirle.
Mire fijamente a Will en cuanto abrió la puerta, sentía que me subía la bilis al ver que tenía dos botones quitados de la camisa, no escuche nada de lo que hablaban. Me rasque el cuello sin dejar de mirarlos.
La secretaria se fue y Will cerró nuevamente la puerta. Salí de mi escondite de inmediato mientras me rascaba. Me dieron ganas de llorar al ver que me había escondido detrás de unos abedules, soy alérgico a esas plantas. Dejé de rascarme, muy pronto me saldrán ronchas rojas en el cuello y me dará una fiebre de muerte.
¿Por qué me pasa todo esto?
Hice un puchero y me alejé sin mirar atrás. Camine hacia la clase de francés, donde debería estar...
Shelly
Estaba luchando para que mis ojos no se cerraran mientras escuchaba la monótona voz de la Sra. Graham, miré hacia el otro extremo del salón, Abigail estaba allí, mirando al frente, suspiré pesadamente, ella solo se limitaba a mirarme mal cada vez que nuestras miradas se cruzan.
Sé que tengo que pedirle disculpas por lo que le dije pero es muy difícil hacerlo.
—No es difícil, solo tienes que decir "lo siento"-.
Ignoré la voz en mi cabeza y miré a la profesora de historia, ella estaba hablando no sé qué sobre un proyecto del que tampoco sé.
—Abigail y Shelly —dijo ella mirándome a mí y luego a la plástica, fruncí el ceño.
—¿Qué se supo...
—Tienen que entregarlo mañana —me interrumpió la profesora con una mirada desafiante, rodé los ojos y miré a Abigail, ella me estaba mirando de reojo.
Me paré en cuanto tocó el timbre para irnos a casa, todos comenzaron a salir de inmediato, lancé un suspiro al ver a Abigail parada a un costado, esperándome.
—¿Dónde lo haremos? —preguntó secamente mirándome, yo arquee las cejas, ¿a dónde se fue su actuación adorable de ayer? Le sonreí falsamente.
—En tu casa —dije mirándola, ella asintió.
—Hoy a las cinco —respondió y sin despedirse me dió la espalda y comenzó a caminar. Me quedé mirándola, suspiré y caminé tras ella.
Las dos íbamos bajando las escaleras, yo iba distraída mirando los escalones, los idiotas del equipo de básquet bajaron y pasaron corriendo detrás de nosotras, perdí el equilibrio mientras bajaba un escalón y terminé cayendo sobre Abigail quien estaba delante de mí, las dos rodamos por las escaleras.
—Ouch —se quejó, yo estaba encima de ella, sentí mi rostro más caliente que nunca al notar que mi cara estaba entre sus tetas.
Acabo de entender dos cosas. Primero, a pesar de la fina camisa pude sentir que sus tetas son suaves, lo que quiere decir que quizás son reales. Segundo, el aroma dulce y femenino de su cuerpo está por causarme un orgasmo.
Tragué duro y levanté la vista a su rostro, me sorprendí al ver lo roja que estaba mientras me miraba, su cuerpo estaba temblando, me levanté lentamente algo descolocada por lo que acabo de descubrir, la observé desde arriba, casi me da un derrame nasal al ver que su falda se había levantado, llevaba puestas unas bragas de las chicas superpoderosas, me reí un poco, ella se puso más roja aun y se cubrió.
Sin mirarla a los ojos le tendí una mano para ayudarla a levantarse, ella la tomó y se paró, clavó su mirada en el suelo.
—Mmm... entonces, nos vemos esta tarde... —dijo sin mirarme a los ojos, yo asentí y miré con curiosidad nuestras manos que seguían unidas, la de ella estaba sudada, de un tirón la alejó de la mía. —Adiós —gruñó mientras se alejaba rápidamente de mí, ladee la cabeza mientras la miraba, sonreí y me acomodé la mochila, caminé hacia la salida del instituto...
Cuando salí a la calle vi a lo lejos a Dean y a Dylan, este último iba rascándose el cuello mientras Dean sonreía con burla, los miré con curiosidad, hace un tiempo vi una noticia donde hablaban de lo mujeriego y mal educado que era el hijo del primer ministro, pensé que era un niño de papi y mami pero al conocerlo me di cuenta de lo equivocada que estaba...
Dejé de pensar en eso al recordar lo mal que estaba Harry, sin pensarlo dos veces caminé directo hacia su casa...
. . .
—Mmm... ¿me perdí de algo? —preguntó Harry mirándome y haciendo un puchero, lo miré con una ceja arqueada y me tiré a su lado en la cama.
—Casi nada —respondí desviando la mirada de sus ojos, él me miró con sospecha y se llevó una papa frita a la boca. —¿No que te sentías mal? —pregunté mirando el bowl con papas que tenía en sus manos, él se encogió de hombros.
—Se me pasó —dijo con una sonrisa de ángel, me reí y tomé una de sus papas. —Así que... ¿vas para la casa de tu esposa? —preguntó vagamente mirando hacia su celular, yo asentí y lo miré fijamente. —¿Qué tal si te acompaño? Para que no te sientas incómoda...
Enarqué ambas cejas y sonreí con burla al escucharlo decir eso con un tono casual.
—No me digas que le has echado el ojo a Daniel —dije con un tono pícaro y acomodándome en la cama para mirarlo mejor, él sonrió de lado.
—Tal vez —dijo mirándome a los ojos, yo sonreí.
—No sabía que te iban los niños de secundaria. Pero, creo que él no es gay —dije pensativa mientras lo miraba, él suspiró y abrazó su almohada.
—Cualquiera puede llegar a serlo —respondió con una sonrisa malvada, me reí.
—Daniel es muy puro, no lo lleves al lado oscuro —dije golpeándolo con una almohada, él sonrió con suficiencia y se paró en la cama.
—No lo obligaré, será su decisión —respondió él dándome con la almohada, bufé, sé que Harry es muy insistente cuando desea algo.
Me gustaría ser así.
. . .
Harry y yo estábamos frente a la casa de Abigail, toqué el timbre y ambos esperamos a que abrieran.
Abrió el mayordomo y nos dejó pasar. Esta era la primera vez que entrábamos a esta casa, miramos con curiosidad todo a nuestro alrededor.
—La señorita está tomando su siesta de la tarde —dijo el mayordomo, Harry y yo arqueamos las cejas.
¿Acaso se le olvidó nuestro proyecto? Me hizo venir aquí para nada... Sentí como la sangre comenzaba a hervirme.
—¿Y dónde está la habitación de la señorita? —pregunté con un falso tono amable, el mayordomo señaló las escaleras del centro, le sonreí y comencé a caminar hacia allá.
—Shel, ¿la vas a matar? —preguntó Harry un poco temeroso mientras me seguía, yo le dediqué una sonrisa adorable y vi como él fingía tener un escalofrío.
En cuanto llegamos al segundo piso vi una puerta blanca que tenía escrito con rosado el nombre de Abigail.
—Harry, espera aquí —dije sin dejar el tono amable, él tragó duro y miró hacia la izquierda, sonrió al ver la puerta que decía "Daniel" —No le hagas cosas pervertidas —le advertí mirándolo con ojos entrecerrados, él levantó ambas manos y sonrió con inocencia, el mayordomo que nos estaba mirando tenía los ojos desorbitados, seguro piensa que estamos locos.
Más loco está él por dejarnos entrar de esta manera a la casa.
Sin más abrí la puerta frente a mí y entré, la cerré despacio mientras miraba con asombro esta habitación, las paredes eran rosas con blanco y tenían muchos animes dibujados, todo era muy femenino y un poco... ¿Infantil?
Olvidé mi enojo de hace un rato en cuando mi mirada se dirigió a Abigail, ella dormía plácidamente en su cama mientras abrazaba una almohada, no llevaba maquillaje puesto, su cabello estaba desordenado y solo llevaba puesto un diminuto pijama que dejaba mucha piel a la vista, caminé hacia ella y me quedé algo embobada observándola, acerqué mi mano y dudando un poco acaricié su suave mejilla, casi me sentí desfallecer cuando sus ojos azules se abrieron y se posaron en mí.
—¿Shelly? —susurró mirándome y bostezando, yo me alejé unos pasos.
—Olvidaste lo que debemos hacer —dije un poco nerviosa mirándola de reojo, ella se había sentado en la cama, su pijama constaba de una blusa de tiros y un pantalón corto y un poco ancho, ella no llevaba sostén por lo que desde aquí podía ver sus endurecidos pezones a causa del frío.
—Lo siento, me quedé dormida —contestó levantándose y mirándome apenada, yo me encogí de hombros restándole importancia.
—Ah, Harry nos va a ayudar —dije caminando hacia la puerta para buscar a Harry, ella asintió.
En el pasillo no había nadie, regresé a la habitación.
—Harry está con Danie.... ¡¿Qué haces?! —exclamé mirándola, ella me estaba dando la espalda y se había quitado la blusa, giró la cabeza un poco y me miró confundida.
—Me cambio de ropa... —dijo como si nada, mi pulso se aceleró al ver su espalda desnuda, tenía una cintura diminuta y unas curvas...
Miré a otro lado con rapidez, esto es demasiado para mí.
—¿Por qué te pones así? Ambas somos chicas... —respondió en voz baja, me relamí los labios y me quedé en silencio. ¿No le da vergüenza?
La miré, ella me estaba mirando, su rostro estaba rojísimo pero aún así se había dado la vuelta dejando a la vista sus senos, mis ojos estaban muy abiertos mientras se los miraba, sus pezones eran pequeños, rosados y redondeados, casi me caigo al verla acercándose a mí, de repente detuvo sus pasos y tomó una blusa, se rió al verme y se la puso.
—Bueno, hagamos el proyecto —dijo sonriéndome, yo la miraba estupefacta.
¿Qué planeas Abigail?
Me pregunté mientras la miraba sentarse en un puff y sonreírme de una manera extraña...
Harry
Inflé las mejillas y salí de la habitación de Daniel, lo miré de reojo, él estaba haciendo su tarea. Me equivoqué.
Sabía eso de que las apariencias engañan pero ese niño es un caso especial.
—Adiós Harry —dijo sonriéndome maliciosamente, le sonreí de lado y salí de ahí.
Pensé que al ser tan tímido sería un poco difícil acercarme, pero él captó mis intenciones desde que entré a su habitación hace una hora, aparte de tímido es inteligente y algo pícaro cuando agarra confianza. Prácticamente me dejó muy claro que no perdiera mi tiempo tratando de conquistarlo.
Sonreí, eso despertó aún más interés en él. Ya verás Daniel, serás mío.
Toqué la puerta donde estaban Abigail y Shelly, la reina abeja abrió y me sonrió.
—¿Estabas con Daniel? —preguntó con la misma sonrisa maliciosa que tenía Daniel, entrecerré los ojos y asentí.
—Harry, va-vámonos...
Miré a Shelly con sorpresa, su rostro estaba muy rojo. Mmm... ¿Qué hicieron ella y su esposa? Sin darme tiempo a preguntar ella me tomó de la mano y caminó hacia las escaleras.
—Adiós Harry, nos vemos luego Shelly —dijo Abigail con un tono sensual, Shelly frunció el ceño y me arrastró hacia la salida, sonreí mientras la miraba...
Dylan
Una semana. Una puta semana lleva Will ignorándome olímpicamente. Cada vez que nos encontramos por casualidad en los pasillos él ni me mira, más que triste me siento enojado.
Ni siquiera le importó que faltara dos días a clases a causa de la alergia que me dió, él lo sabía. Lo sabía porque para faltar a clases tuve que enviar un certificado médico que pasó por sus manos, pero él ni se dignó a mirarme cuando volví. Yo no le importo.
Algo que me tiene mal es que cada vez que lo veo él está con Mathew, no me atrevo a preguntarle a Mathew que tipo de relación tiene con Will. Tampoco me atrevo a hablarle a mi director, tengo miedo de que me ignore aún más o me hable con indiferencia como la última vez.
Sin piedad alguna golpeé con el pie la pelota de fútbol marcando inmediatamente un gol, todos mis compañeros comenzaron a vitorear y a gritar emocionados.
Dean y yo tomaríamos mañana la prueba para entrar al equipo de fútbol, ahora estábamos jugando un partido de práctica con los de segundo, el entrenador quería ver que tal estábamos los de primero. Estamos en la hora de receso por lo que las gradas están repletas. El silbato sonó, el otro equipo había pedido tiempo fuera.
Me senté en la banca, le sonreí a Dean en cuanto me pasó una botella de agua. Observamos como Will y Mathew miraban hacia acá cuando salieron del edificio principal.
—Será imposible que ignore lo bien que se ve tu trasero en ese pantalón —dijo Dean con malicia mientras se sentaba a mi lado, mi rostro ardió al escucharlo.
—¿Eso crees? —pregunté mientras miraba mi pantalón de jugar futbol, era negro y me quedaba más arriba de las rodillas al igual que a los demás.
—Si no te considerara mi hermano, ya te hubiera violado —dijo Dean mirándome seriamente, me reí mientras lo miraba.
Nos levantamos en cuanto sonó el silbato, el entrenador me levantó ambos pulgares, le sonreí.
—¡Vamos Dylan! —exclamó con emoción Mathew mientras yo caminaba hacia el verde y cuidado césped, lo mire y le sonreí.
Miré a la persona a su lado, sonreí y me mordí el labio inferior al ver cómo me miraba disimuladamente las piernas y el trasero, cuando nuestras miradas se encontraron sentí mi corazón acelerarse, en cambio él dejó de verme, me reí y me centré en el juego.
Dean y yo chocamos los pechos y las gradas enloquecieron cuando anotamos otro gol, estábamos dejando en vergüenza a los de segundo.
—Nada mal... —nos dijo Cameron, el capitán del equipo, a pesar de la paliza que le dábamos, le sonreí con suficiencia. —Pero aun no canten victoria —dijo acercándose y sonriéndome con arrogancia. Todos soltaron un "Uhhh"
Sonreí y lo miré, él es alto, su cabello es rubio platinado y sus ojos verdes, tenía algo de músculos, y es todo un arrogante.
—Muéstranos que tienes —dije y todos los de primero me apoyaron, él sonrió.
Habían pasado unos diez minutos y el marcador estaba congelado, se nos está haciendo difícil tratar con los de segundo. Gruñí con frustración, le pase el balón a Frederick, un grandullón. Sorprendido miré como él, muy nervioso lo pateó con mucha fuerza, tanto así que lo sacó del campo.
Sentí que se me iba el aire al ver como el balón impactaba contra el rostro de Mathew...
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