Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

No aclaró nada...

Dylan

 Yo miraba en silencio el borroso pasar de los autos a nuestro lado, hemos estado así desde que le dije la dirección de mi apartamento. No es un silencio incómodo pero tampoco es muy agradable que digamos.

¿Qué rayos estoy pensando? Este ha sido el silencio más tenso de toda mi vida hasta ahora.

Lo miré, él parecía estar muy calmado mientras miraba al frente y conducía, aparté la mirada antes de que se diera cuenta de que lo estaba viendo.

—¿Desde cuándo eres el director en Crawford?

Ya no soportaba un segundo más en este silencio.

—Desde hace dos años —respondió mirándome de reojo, yo asentí levemente.

—¿Y... tú vas muy seguido a bares gays? —le pregunté mirándolo fijamente.

Yo no me había detenido a pensarlo pero... Will y yo tuvimos sexo prácticamente siendo desconocidos, quizás él hace eso con cualquiera, recuerdo que no se puso condón. Tragué duro, ¿Qué tal si él tiene alguna enfermedad? Aunque no lo parece, pero las apariencias engañan.

—No, aquella vez fui con un amigo que prácticamente me obligó, ¿y tú?

Lo miré con sorpresa en cuanto dijo eso, es parecido a lo que me pasó a mí con Dean. Bueno... ni tanto.

No recuerdo haberlo visto con alguien.

—Igual, Dean y yo jugábamos reto o verdad, me retó a ir con él al bar y a coquetear con un chico —respondí como si nada, me reí un poco al verlo fruncir el ceño y mirarme con cara de "estás de broma, ¿no?"

—¿Entonces solo te acercaste a mí por un reto? —preguntó con incredulidad, yo me mordí el labio inferior para no sonreír y asentí.

—Aunque... fuiste el único que me llamó la atención allí —dije mirando hacia mis manos, lo miré de reojo, él sonrió de lado.

—Bueno, al menos eso es algo —dijo él frenando en una luz roja y mirándome fijamente.

—Y tú qué... ¿te hubieras tirado a cualquiera que se te acercara? —pregunté mientras me apartaba del cabello de la frente.

Yo solo tenía curiosidad, la verdad es que no recuerdo mucho de lo que sucedió aquella noche. Pero lo que sí recuerdo es que Will y yo no duramos ni dos horas de conocernos y, yo ya estaba debajo de él en su cama.

—No lo creo, estaba muy aburrido, hasta que vi a cierto chiquillo entrar al bar...

Mis mejillas ardieron al escuchar aquello, miré con interés a través de la ventana para no toparme con la mirada de Will, sabía que él estaba mirándome.

—Me preguntaba si se había perdido y andaba buscando a su papá...

Fulminé con la mirada a ese imbécil, él me sonrió con burla y miró al frente.

—Idiota. Si pensaste eso, ¿entonces por qué te acostaste conmigo? —pregunté con una ceja arqueada. Al parecer Will jamás dejará eso de que soy un niño.

—Simplemente pasó. Honestamente al principio no tenía esas intenciones contigo...

Después de que dijera eso dejando la frase en el aire los dos nos reímos. ¿Que no tenía esas intenciones? Eso ni él mismo se lo cree.

—Bueno... No es cierto, pero sí me sorprendió ver a alguien como tú en aquel lugar —dijo mirándome sin expresión alguna, yo lo observé con curiosidad.

—¿Alguien como yo? —pregunté ladeando un poco la cabeza mientras lo miraba, él asintió.

—Tú no encajabas en ese ambiente, eso pensé al verte. Con esa apariencia tan delicada que tienes... —yo lo escuché atentamente mientras él hablaba, me miró en silencio y al cabo de un rato sonrió.

Me sentí algo confundido. No estoy seguro de si eso que dijo es algo bueno o malo. Tengo que admitir que aquel bar no era de los mejores. Pero, ¿Yo no encajaba allí? ¿Apariencia delicada? ¿Acaso me está diciendo otra vez que parezco un niño?

—¿Qu...

—¿Es aquí en donde vives? —él me interrumpió cuando estaba por preguntarle qué quiso decir, giré el rostro y miré hacia afuera.

Algo desanimado noté que ya habíamos llegado, asentí lentamente.

Will aparcó frente al edificio. Sé que desde que salga por la puerta todo lo que sucedió esta tarde será solo un bonito recuerdo. Me quedé en silencio unos segundos, luego lo miré.

—... Gracias por traerme —dije sonriéndole levemente, él me miró y sonrió un poco.

—Sabes que solo seremos director y alumno, ¿verdad?

Justo cuando iba a abrir la puerta eso hizo que me detuviera. Él lo preguntó con cautela sin dejar de mirarme, suspiré y solté una pequeña risa sin gracia.

—Eso me quedó muy claro desde esta mañana —dije echando mi cabello hacia atrás con una mano y mirando al frente.

Después del discursito del niño lindo, del desliz y de director, hasta un idiota entendería que él solo me verá y me tratará como a un alumno. 

Supongo que esta es la última vez que estaremos de esta manera, así que... No estaría mal llevarme el recuerdo de un beso...

Su celular comenzó a sonar interrumpiendo mis apenados pensamientos, él miró la pantalla y contestó mirando al frente.

—Si... Si, voy para allá, no te preocupes... adiós...

Suspiré pesadamente y reprimí una mueca de disgusto en cuanto cortó la llamada, seguro hablaba con su esposa. Su esposa. A la única que él debe besar...

Al ver que se había quedado en silencio abrí la puerta y salí lentamente.

—Buenas noches director —dije con una sonrisa forzada, él se quedó mirándome fijamente.

Cerré la puerta en cuanto susurró un "buenas noches"

Le eché una última mirada y caminé hacia la entrada del edificio, saludé a Eric, el portero. Ni siquiera me giré a ver si Will se había ido. Por alguna razón me siento un poco incómodo.

Respiré hondo varias veces y sonreí, no tengo porqué sentirme así.

Empujé la puerta transparente y entré al edificio, caminé hacia el ascensor. Tarareando la cancioncita que pusieron esperé hasta que llegara al último piso.

Las puertas se abrieron en el penúltimo, Rossie, mi vecina, entró y se paró a mi lado, ella me estaba sonriendo con lascivia.

Desde que Dean y yo nos mudamos hace un mes, esta chica no ha dejado de mandarme indirectas de que quiere follar, cuando nos encontramos en el ascensor o afuera curiosamente siempre lleva una banana consigo, eso quizás sea normal, seguro le gustan las bananas. Cualquiera pensaría eso. Pero lo que sí es realmente anormal es la forma en la que se come la banana.

Solo hemos hablado una vez, cuando ella y su mamá fueron a presentarse el segundo día que Dean y yo nos mudamos.

Me mordí el labio inferior y la miré, no he tenido sexo con una chica en meses. Esta es mi oportunidad para dejarme en claro que no soy gay.

Miré a Rossie, ella es italiana y no se veía nada mal. Es un poco india, su cabello es castaño oscuro y es largo, tiene proporciones pequeñas, sus labios son finos y sus ojos negros y afilados, como los de un gato.

—Hola Rossie... —dije con un tono ligeramente coqueto, ella me sonrió de lado.

—Hola Dylan.

Prácticamente acababa de gemir mi nombre, le sonreí y miré como el ascensor estaba por bajar hasta el primer piso.

—¿Te vas? —le pregunté con un tono de falsa desilusión, ella me miró y negó sonriendo.

—Que tal si charlamos un poco en tu apartamento... Ya sabes, para conocernos mejor —dije apresándola contra la esquina, ella comprendió de inmediato lo que quise decir, se relamió los labios sensualmente y asintió.

Presioné el botón del penúltimo piso, no pienso tener sexo con ella en mi apartamento, mi cama es sagrada.

En cuanto el ascensor se detuvo los dos salimos de este, ella algo apresurada abrió la puerta de su apartamento.

—Espérame en mi habitación, olvidé algunas cosas... —dijo ella mirándome de arriba abajo, me señaló una puerta.

—Bueno —dije caminando hacia la puerta, entré.

Su habitación era la típica de una adolescente, le eché un rápido vistazo a todo a mi alrededor, vi un gran ventanal, caminé hacia allá y mire hacia el estacionamiento. Él ya se había ido, miré más allá, admiré como las luces de los edificios iluminaban toda la ciudad. Will vive a unas tres calles de aquí.

Dejé de mirar por ahí al escuchar una puerta abrirse, me giré y arqueé las cejas al ver a Rossie metida en un traje de látex, tragué duro al ver el látigo en sus manos y su sonrisa macabra. ¿Qué rayos planea hacer con eso?

—¡Sácate la ropa esclavo! —exclamó ella azotando el látigo contra la pared. 

Un sudor frío invadió mi cuerpo. ¿En qué diablos me he metido?

. . .

En cuanto desperté noté que no estaba en mi habitación, miré hacia un pequeño reloj que había sobre la mesita de noche de Rossie, eran las 6:24 a.m.

Me pasé una mano por el cabello y me levanté de la cama, temblando del miedo recordé lo que pasó anoche, Rossie es una salvaje, y no lo digo en el buen sentido. Perdí la cuenta de cuantos latigazos me dió mientras se reía como sádica.

Busqué mi ropa con la mirada, me vestí lentamente, sentía mi espalda arder, creo que hasta sangre me está saliendo.

—Adiós esclavo —tragué duro al escucharla ronronear eso. Anoche no dejó de llamarme esclavo y me pegaba si yo no la llamaba "ama"

—Adiós ama —respondí con temor sin mirarla.

Caminé con paso rápido hacia la puerta, salí de aquel apartamento del terror y entré rápidamente al ascensor.

En cuanto llegué al mío recordé que las llaves las tenía Dean, toqué varias veces la puerta.

Un adormilado Dean me abrió y se cruzó de brazos en cuanto vio que era yo.

—¿Dónde estabas anoche? —preguntó mirándome de la cabeza a los pies.

—Tú tenías las llaves así que me quedé afuera, Rossie me dejó dormir en su apartamento —dije mirándolo y sonriendo como niño bueno, él arqueó las cejas y me dejó pasar.

—Como no... ¿Y misteriosamente en mitad de la noche te cayó a latigazos? —preguntó él con un tono de falsa sorpresa, me giré lentamente y lo miré con sospecha.

—¿Cómo lo sabes? —pregunté con los ojos entrecerrados.

—Solo lo supuse al ver las manchas rojas en tu camiseta, tú me lo acabas de confirmar —dijo esta vez verdaderamente sorprendido.

Dejé de mirarlo y me quité la camiseta, por detrás estaba manchada de sangre, fruncí el ceño al escuchar a Dean reírse, me giré y lo miré, él estaba tirado en el piso, riéndose a más no poder.

—¿Cómo es que sigues vivo? —preguntó parándose del piso y riéndose, paso a mi lado secándose las lágrimas de la risa.

Me mordí el labio y decidí ir a verme al espejo.

—¿Tan horrible es? —le pregunté mientras caminaba.

—Buena suerte bañándote, ¿qué diría tu hombre si viera eso? —preguntó él con un tono burlón, le lancé dagas con la mirada y entré en mi habitación.

Tomé mi toalla y caminé hacia el baño, me giré un poco y miré mi espalda en el espejo.

Horrorizado vi todas esas marcas rojas que tenía, me salía sangre de muchas, suspiré pesadamente y me quité el resto de la ropa. Entré a la ducha y con temor le di al botón para que saliera el agua.

Lancé un pequeño grito en cuanto el agua hizo contacto con mi espalda, ardía, ardía mucho. Miré como el agua a mis pies se veía rojiza.

Tuve sexo con Rossie porque quería aclarar mis pensamientos de que no soy gay, pero ahora no sé qué pensar, esa chica me ha dejado traumado. 

Me bañé con cuidado, salí y me sequé de igual forma. Dean entró en mi habitación cuando me secaba, tenía un kit de primeros auxilios en sus manos, acompañado de una sonrisa burlona en su rostro.

—Ven, te vendaré esas heridas —dijo él parándose de rodillas sobre mi cama, yo asentí sin rechistar y me senté en la cama.

—¿No se supone que deberías querer ir a matar a Rossie por esto que me hizo? —le pregunté haciendo un puchero, no me molestaría que el Dean celoso le diera su merecido a esa demente.

—Naah, me da risa, además, tú te lo buscaste así que no te quejes —dijo con un tono suave, yo suspiré resignado, supongo que él tiene razón.

Me removí incómodo cuando pasó alcohol por mi espalda, luego levanté los brazos cuando él comenzó a vendarme.

—Dean, ya es suficiente —dije al ver que planeaba hacer de mí una momia, él asintió apenado y cortó la venda luego de ajustarla.

—Así no mancharás la camisa, aunque no prometo nada, intenta no moverte mucho para que no te duela —dijo mirándome atentamente, yo asentí y me levanté  para terminar de vestirme.

Él salió bostezando por la puerta, sonreí. Me alegro mucho de tenerlo como amigo. Me puse el uniforme con cuidado y luego salí hacia la cocina.

Dean y yo desayunamos y cuando faltaban cinco minutos salimos hacia el instituto.

Cuando llegamos Harry y Shelly se acercaron a nosotros.

—Harry, ¿cómo te sientes? —pregunté al recordar que ayer se había caído por las escaleras eléctricas. Él sonrió apenado.

—No me pasó nada malo, yo solo quería pollo frito pero Dean y Daniel insistieron en llevarme al hospital —respondió él con cara de confundido, yo asentí y miré alrededor, Dean sonrió nervioso, lo miré con sospecha.

—¿Daniel no estudia aquí? —pregunté mirándolo, él negó.

—Él aun está en la secundaria —respondió esta vez Shelly, Harry le sonrió y movió las cejas de arriba abajo.

—Sabes... —Harry se calló al ver la mirada asesina de Shelly puesta en él, sonrió inocentemente y se alejó haciendo señales de paz.

El timbre tocó así que todos luego de cantar el himno nos fuimos a nuestras clases, miré mi horario. Me tocaba biología, luego de buscar los libros de las dos primeras horas en mi casillero, me dirigí a la clase de biología.

Entré junto a un grupo de estudiantes en el salón, vi a Matthew sentado en el fondo, al verme agitó la mano, llamándome, le sonreí y camine hacia él.

—Hola —dije mientras me sentaba, él me saludó, hablamos un poco hasta que llegó el profesor.

No pasé por alto las miradas curiosas que nos estaban lanzando algunos.

—¿Es mi imaginación o nos están mirando? —le pregunté a Matthew en voz baja, él se sorprendió y miró alrededor, luego me miró.

—Debe ser tu imaginación... —dijo sonriéndome, asentí no muy convencido, me parece que se está haciendo el desentendido. Pensé al ver la mirada de diversión y algo más en sus ojos.

Lo miré, ya no llevaba la bata blanca puesta, solo el uniforme. Miré al frente.

. . .

En cuanto tocaron nos levantamos de nuestras sillas.

—Ahora tengo informática, ¿y tú? —preguntó él mirándome, caminamos hacia la puerta.

—Sociedad —dije mirando mi horario, él asintió.

—Ok, nos vemos luego —se despidió sonriendo, se acomodó los lentes y se alejó por el pasillo. Observé como todos se quedaban mirándolo.

No le di mucha importancia y fui a mi segunda clase.

. . .

En cuanto terminó la segunda hora fui a dejar mi mochila en mi casillero, ahora me tocaba deporte, salí hacia una de las canchas exteriores junto a Dean.

La clase de deporte es una de las pocas que tenemos como curso, Dean y yo estamos en 1-B, pero aún así tenemos muchas clases aparte.

Nos sentamos en las gradas como los demás. Llegó el profesor y comenzó a hablarnos sobre los clubs de deporte. Para buena suerte mía él se pasó la hora hablando, si nos ponía a hacer algún deporte las vendas podrían desatarse.

—¿A qué equipo entraras? —preguntó Dean acostándose con su cabeza en mis piernas y mirando al cielo.

Lo pensé por unos segundos. ¿A qué equipo entraré? Tengo que entrar sí o sí en alguno. O mi madre me hará la vida imposible.

—Fútbol  —respondí con cansancio, ese es el que mejor se me da, será más fácil entrar a este equipo, él asintió y sonrió.

—Lo que mejor sabemos hacer —dijo cerrando los ojos, yo asentí de acuerdo.

—También pueden ingresar al de básquet, fútbol americano, atletismo, boxeo... —decía el profesor mirándonos a todos. Los demás comenzaron a hablar entre ellos.

En cuanto tocaron para el receso todos nos levantamos y nos fuimos, Dean y yo fuimos a la cafetería más alejada, ya que las otras estaban repletas y el comedor por igual. Compramos nuestro desayuno y nos sentamos en una de las mesas de adentro, afuera el cielo estaba nublado y hacía mucho viento.

—Quítate la chaqueta. ¿Te duelen las heridas? —preguntó Dean luego de beber de su soda, yo negué y me quité el saco del uniforme, solo me dolían un poco.

—Cuéntame qué pasó —dijo con un tono de berrinche, yo lo miré con duda.

Suspiré y le conté lo que pasó...

Observé con fastidio como le salía refresco por la nariz a Dean, él estaba rojo de la risa, cuando le conté sobre Rossie en un traje de látex más un látigo, él casi se cae de la silla por estarse riendo.

Lo miré fijamente a ver hasta cuándo planea reírse, al cabo de unos minutos se calmó aunque todavía tenía una sonrisa insoportablemente burlona en el rostro. Bebió de su refresco y me miró.

—Lo siento, no quise reírme —dijo tratando de que esa sonrisa se fuera de su rostro. Lo miré mal y él sonrió sin pena alguna.

—Claro... —dije con sarcasmo mientras me paraba.

—¿A dónde vas? —preguntó mirándome y jugando con la pajilla de su refresco.

—Al baño —respondí mirándolo, él asintió y dejó de mirarme.

Caminé fuera de la cafetería y entré a uno de los edificios, buscando el baño. No había muchos estudiantes, la mayoría estaban afuera.

Mientras caminaba por un pasillo vi a Will salir de un salón, iba con otras dos personas más, estaban riendo y hablando entre ellos.

No quería que él me viera así que bajé la vista al suelo y entré disimuladamente al baño que estaba a solo unos pasos.

Entré a uno de los cubículos y suspiré aliviado mientras orinaba, en cuanto terminé me limpié y salí para lavarme las manos.

Casi me caigo de espaldas por la sorpresa al ver a Will recostado de la pared observándome con una expresión impasible. ¿En qué momento entró?

—Comenzaré a creer que quieres matarme del susto... —dije mirándolo mal, caminé hasta los lavabos y me lavé las manos sin mirarlo.

—Dylan, ¿puedes decirme por qué rayos hay manchas de sangre en tu camisa? —en cuanto preguntó eso sentí todo mi cuerpo enfriarse.

 ¡Rayos! Olvidé que solo llevaba la camisa. ¡Maldita Rossie! Debí haber dejado a Dean ponerme más vendas.

Lo miré de reojo y me hice el sorprendido.

—Sr. Director, ¿tengo sangre en la camisa? Ahora mismo iré a la enfermería, ¡adiós! —dije con un tono de seguridad y comencé a caminar rápidamente hacia la puerta.

Will me agarró de la parte trasera de la camisa haciéndome detener mi escape.

—No te hagas el sorprendido conmigo, quítate la camisa —dijo él mirándome con los ojos entrecerrados.

Me mordí el labio con nerviosismo y negué. No quiero que Will vea mi espalda. No quiero que sepa lo que hice anoche.

—A-Alguien podría venir y mal pensar... —dije mirándolo, comencé a temblar como una hoja cuando él negó, caminó hacia la puerta y la cerró con seguro.

—Quítatela. ¿O tengo que hacerlo yo mismo?

Negué frenéticamente al escuchar sus últimas palabras.

Miré al piso y le di la espalda, con lentitud comencé a quitar cada botón. Podía sentir su mirada clavada en mí. Moriré de la vergüenza.

Cuando quité todos los botones comencé a bajarme la camisa, mi corazón se aceleró cuando lo sentí acercarse a mí por detrás.

—¿Qué te pasó en la espalda? —preguntó suavizando su tono, me mordí el labio inferior. Él no podía ver las marcas de los latigazos porque estos estaban ocultados por las vendas.

—Me caí... —mentí sin girarme a verlo, lo escuché resoplar. —¡No! ¡¿Qué haces?! —me alarmé cuando él comenzó a quitarme las vendas, me giré y lo miré mal. Su expresión era de pura sorpresa.

Con horror vi como las vendas estaban en el piso.

—Dylan... ¿quién te hizo esto?

Me quedé callado, me alejé y aparté la vista de él cuando preguntó eso con cautela, me apenaba decirle la verdad.

—¿Fue tu novio? —preguntó acercándose lentamente, yo negué. Con eso de "novio" se refiere a Dean, pero él nunca me haría algo como esto.

—¿Entonces quién? ¿Abusan de ti?

Su tono se había suavizado esta vez, yo negué nuevamente.

Nunca han abusado de mí. Bueno, creo que lo de anoche si cuenta como abuso. —No sabía que ella tenía esos gustos —susurré para mí mismo, miré a Will, él me miraba fijamente. Me pasé una mano por la cara, seguro que me escuchó.

Tuve una sensación amarga al ver como su mirada se oscurecía a la vez que comprendía mis palabras.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro